lunes, 29 de mayo de 2017

Oye, ¡has recibido una carta importante!


Haz clic y lee, la carta es para ti, hoy

Hijo mío:
Tú podrás no conocerme, pero yo se todo sobre ti… Sal 139,1
Yo se cuándo te sientas y cuándo te levantas… Sal 139,2
Yo conozco bien todos tus caminos… Sal 139, 3
Hasta los cabellos de tu cabeza están todos contados… Mt 10, 30
Pues fuiste hecho a mi imagen… Gn 1,27
En mí vives, te mueves y has existido… Hch 17, 28
Pues eres mi descendencia…Hch 17,28
Yo te conocí incluso antes de que existieras… Ef 1,11-12
No eres un error, pues todos tus días están escritos en mi libro… Sal 139, 15-16
Yo determiné el momento exacto de tu nacimiento y dónde vivirías… Sal 17,26
Fuiste hecho de forma admirable y maravillosa… Sal 139,14
Yo te formé en el vientre de tu madre… Sal 139,13
Yo te saqué del vientre de tu madre el día en que naciste… Sal 71,6
Yo no estoy distante y enojado, pues soy la expresión completa del amor… 1Jn 4,16
Y mi deseo es derramar mi amor sobre ti… 1Jn 3,1
Simplemente porque eres mi hijo y Yo soy tu Padre… 1Jn 3,1
Yo te ofrezco más de lo que tu padre terrenal jamás podrá ofrecerte… Mt 7,11
Porque soy el Padre perfecto… Mt 5,48
Cada regalo bueno que recibes viene de mi mano… Stg 1,17
Pues Yo soy tu proveedor y suplo tus necesidades… Mt 6,31-33
Mi plan para tu futuro ha estado siempre lleno de esperanza… Jer 29,11
Porque Yo te amo con un amor eterno… Jer 31,3
Mis pensamientos sobre ti son incontables como la arena en la playa… Sal 139,17-18
Y Yo me regocijo sobre ti con cánticos… Sof 3,17
Yo nunca pararé de hacer el bien para ti… Jer 32,40
Porque tú eres mi tesoro más precioso… Ex 19,5
Yo deseo establecerte con todo mi corazón y toda mi alma… Jer 32,41
Y quiero mostrarte cosas grandes y maravillosas… Jer 33,3
Si me buscas de todo corazón, me encontrarás… Dt 4,29
Si te regocijas en mí yo te daré los deseos de tu corazón Sal 37,4
Pues fui Yo quien puso esos deseos en ti.. Flp 2,13
Yo soy capaz de hacer más por ti de lo que puedes imaginar… Ef 3,20
Pues Yo soy tu mayor animador… 2 Ts 2,16-17
Yo soy también el Padre que te consuela en todas tus dificultades… 2Co 1,3-4
Cuando tu corazón está roto, Yo estoy cerca de ti… Sal 34,18
Como un pastor carga un cordero, Yo te cargo cerca de mi corazón… Is 40,11
Un día Yo enjugué todas tus lágrimas de tus ojos… Ap 21,3-4
Yo soy tu Padre, y Yo te amo así como amo a mi hijo, Jesús… Jn 17,23
Pues en Jesús, mi amor por ti es revelado… Jn 17,26
Él es la representación exacta de lo que soy… Hb 1,3
Él vino para demostrar que yo estoy contigo, y no contra ti… Rm 8,31
Y también para decirte que Yo no estoy contando tus pecados… 2Co 5,18-19
Jesús murió para que tú y yo pudiéramos reconciliarnos… 2Co 5,18-19
Su muerte fue la expresión suprema de mi amor por ti… 1Jn 4,10
Yo renuncié a todo lo que amaba para ganar tu amor… Rm 8,31-32
Si recibes el regalo de mi hijo Jesús, lo recibes de mí… 1Jn 2,23
Y nada podrá separarte de mi amor otra vez… Rm 8,38-39
Ven a mi casa y Yo te haré la mayor fiesta que el cielo ha visto… Lc 15,7
Yo siempre he sido Padre, y siempre seré Padre… Ef 3,14-15
Mi pregunta es… ¿Quieres ser mi hijo?… Jn 1,12-13
Te estoy esperando… Lc 15, 11-32
Fuente: La Sagrada Biblia

El estrés le estaba hundiendo… el Rosario le cambió la vida


Toma el Santo Rosario entre tus manos y rézalo, en cada Avemaría pídele que te enseñe a mantenerte de pie y con esperanza ante cualquier dificultad...

El otro día estaba desayunando en mi casa, cuando de pronto tocaron desesperadamente la puerta, corrí para ver quién era y me encontré con el señor Jorge llorando:
– ¿Padre, cómo puedo quitarme todo el estrés que tengo? Ya no aguanto más, mi papá está en el hospital, mi mamá ya casi no puede caminar, mi esposa está enojada porque cuido a mis papás y en el trabajo quieren despedirme, siento que me estoy volviendo loco no sé qué hacer.
– Me alegra que hayas venido, vamos a la capilla, alguien te está esperando… contempla un momento el rostro de la Virgen María, ve cuánta paz y tranquilidad tiene.
– Sí padre, lo sé y a mí me hace tanta falta, siento que ya no puedo.
– Hijo, ella es quien te puede dar la paz que tanto anhelas, porque ella tampoco tuvo una vida fácil, siempre hubo problemas, imagina lo difícil que fue decirle a José que estaba esperando al Hijo de Dios, piensa en lo que sintió que llamaran a su Hijo borracho, blasfemo, recuerda cuando la pobre tuvo que ir a buscarlo porque decían que se había vuelto loco… lo triste de saber que Jesús estaba siendo enjuiciado y después condenado a muerte, trata de verla siguiendo a su amado Hijo a cuestas con la cruz, sangrando y siendo humillado, intenta sentir su dolor al verlo crucificado y después muerto en sus brazos… ¿verdad que su vida no fue fácil?.
– Es cierto, padre Sergio, su vida no fue fácil.
– Y a pesar de todo ese dolor y sufrimiento nunca perdió la esperanza, jamás dejó de confiar, durante toda su vida su fe le recordó que los planes de Dios eran perfectos y que por más oscuro y difícil todo saldría bien… Y con la gracia de Dios sacó fuerza para mantenerse firme y con paz, y además nos ha acompañado por muchos años a todos sus hijos que acudimos en su auxilio como una buena madre…
En ese momento nos hincamos los dos ante la Virgen de Fátima, le entregué mi Rosario y le dije:
– Jorge: María, tu Madre, tuvo mucha confianza y por eso aun en medio de las peores tormentas siempre salió adelante, te invito a que no te preocupes tanto, mejor ocúpate y pregúntale cómo lo hizo. Toma el Santo Rosario entre tus manos y rézalo, en cada Avemaría pídele que te enseñe a mantenerte de pie y con esperanza ante cualquier dificultad, ora a la Virgen y luego ven a contarme cómo vas con ese estrés… verás que todo será diferente.”
Jorge se puso a llorar y me dijo: 
– Padre, le prometo a la Santísima Virgen delante de usted que rezaré el Rosario todos los días, le pediré que me sostenga y que me llene de esperanza para saber que todo saldrá bien con la ayuda de su Hijo Jesús.
… unos días más tarde me lo encontré en la Librería San Pablo: 
– Padre, cuánto le agradezco a Dios que lo pusiera en mi camino, ahora le rezo a la Virgencita todos los días y me siento tan bien… Ya no estoy solo, ahora la Virgen me ayuda. Aquel día venía buscando cómo desestresarme, y usted me dio algo mejor, me enseñó el poder de la oración a la Virgen María con el Santo Rosario.”
Qué contento quedé, una vez más mi Madrecita del Cielo sigue ayudándonos y acompañándonos a todos sus hijos. ¡Por favor nunca dejen de rezar el Santo Rosario!

Papa Francisco explica a un niño cómo se dio cuenta de que tenía vocación


"Sentí en mi corazón cuál era mi lugar en la vida"... Divertidas anécdotas de la infancia de Bergoglio

El Pontífice antes de explicar cómo le llegó la vocación sacerdotal compartió el momento en cual entendió que era negado para una pasión más terrenal: El fútbol…
“En mi tierra a  los que no se nos da bien el fútbol nos llaman “pata dura”. ¿Entendido? Yo era un pata dura, y por lo general era portero, para no moverme: era mi papel … No es una palabrota, se puede decir pata dura, no es una palabrota”.
Así respondió el papa Francisco a la pregunta de un niño en su visita a la parroquia de San Pier Damiani ai Monti di San Paolo, en Casal Bernocchi (Acilia) en la periferia sur de Roma este domingo 21 de mayo de 2017.
¿Cómo entendí la vocación? “Cada uno de nosotros tiene un lugar en la vida. Jesús quiere que uno se case, que forme una familia; quiere que otro sea sacerdote, otra monja … Pero cada uno  de nosotros tiene un camino en la vida. Y para la mayoría es que sean como vosotros, como todos los demás, como vuestros  padres: fieles laicos que forman una hermosa familia, que hacen que crezcan sus hijos, que hacen que crezca la  … Y yo estaba en una familia: éramos cinco hermanos, éramos felices.”, indicó.
El Papa encontró en el Centro Deportivo de Casal Bernocchi a los niños y niñas del catecismo. Durante el encuentro, ha respondido a algunas preguntas de los niños.
“Papá trabajaba, venía del trabajo … – en aquella época había   trabajo – y jugábamos … Una vez – os voy a contar algo que os hará reír, pero no hagáis lo que  os digo – hicimos  concurso para jugar a los paracaidistas, tomamos el paraguas y fuimos a la terraza y uno de mis hermanos se tiró el primero desde la terraza.
“¡Se salvó la vida por un pelo! Son juegos peligrosos… Pero éramos felices. ¿Por qué? Porque mamá y papá nos ayudaban a seguir adelante, en la escuela, y también se  preocupaban por nosotros. Es muy bonito, muy bonito … Escuchadme: en la vida es muy bonito estar casados, es muy bonito. Es muy bonito tener una familia, un padre y una madre, tener abuelos, tíos … ¿Lo habéis entendido? Es muy bonito, es una gracia. Y cada uno de vosotros tiene padres, abuelos, tíos,  tiene una familia”, abundó.
El Papa invitó a los jóvenes a ver a la familia como una “hermosa vocación”.
Además, habló de la vocación de los religiosas, las religiosas y los sacerdotes. “Pero también hay otra vocación: ser monja, ser sacerdote. Y un día sentí – pero de repente – tenía 16 años y sentí que el Señor quería que yo fuera un sacerdote. ¡Aquí estoy! Soy un sacerdote. Esta es la respuesta”.
El Pontífice dijo a los más pequeños que es una vocación que se siente en el corazón: “cuando un chico  siente en su corazón simpatía y luego la simpatía continúa, y siente amor por una chica y luego se hacen novios y luego se casan, así se siente en el corazón cuando el Señor dice: ‘Tienes que seguir  el camino para ser sacerdote’. Y así lo sentí yo. Cómo se sienten las cosas buenas de la vida. Porque es bueno”.

El Rosario es la oración para nuestros tiempos

Rezo del Rosario / Foto: José Castro (ACI Prensa)

Recientemente, el Wall Street Journal publicó un artículo interesante acerca de una investigación del cerebro.
Los investigadores están descubriendo que las personas que usan una “mantra personal” —es decir, que repiten mentalmente una y otra vez una palabra o frase positiva que refuerza sus valores— tienden a ser más tranquilas, a sentirse más en control y a tener menos probabilidades de estresarse.
Este hábito de repetición, al parecer, crea nuevos caminos entre las neuronas que producen cambios en las áreas del cerebro que regulan nuestros sentimientos acerca de nosotros mismos.
Parece que el “pensamiento positivo” tiene un poder real.
No hace falta decir que no soy un investigador del cerebro. Pero me parece fascinante que los científicos estén confirmando algo que los cristianos han sabido desde el principio.
Pienso en la antigua práctica de repetir el nombre del Señor: Jesús. Desde hace mucho, los católicos orientales y los ortodoxos han usado la oración de Jesús: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, que soy un pecador”, recitando con frecuencia estas palabras mentalmente acoplándolas a los ritmos de su respiración.
Muchos cristianos prefieren simplemente invocar al Nombre divino, pronunciando suavemente la palabra “Jesús” o pensándola en silencio. Al repetir a menudo el santo nombre en nuestros corazones, oramos siempre y sin cesar, como Jesús y San Pablo nos enseñaron a hacer.
Pero no podemos confundir la invocación del nombre de Jesús con el uso de “mantras” como las que están siendo estudiadas por los científicos.
Una cosa es usar una palabra o una frase para darse uno valor; por ejemplo, los investigadores estudiaron a personas que usaron palabras como “respira” o “brilla” o “ama” o “esto pasará” o “nunca te des por vencido”. Pero el nombre de Jesús, como lo enseñan los apóstoles, es el nombre que está por encima de todo nombre y no hay otro nombre bajo el cielo por el cual podamos ser salvados.
Como lo dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “El nombre de ‘Jesús’ lo contiene todo: Dios y el hombre y toda la economía de la creación y de la salvación. Orar diciendo ‘Jesús’ es invocarlo y llamarlo dentro de nosotros mismos. Su nombre es el único que contiene la presencia que significa”.
Lo que esto significa es que cuando decimos el Santo Nombre de Jesús, Él está con nosotros. No puede haber un nombre más poderoso que ése.
Y aunque a veces podemos dar por hecho esto, el nombre de Jesús es lo que está en el corazón del rosario: “Bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”.
Estuve pensando en eso durante la peregrinación que el Papa hizo a Fátima el fin de semana pasado, con el fin de celebrar el 100 aniversario de las apariciones de nuestra Santísima Madre, el 13 de mayo de 1917. En sus apariciones de Fátima, la Santísima Virgen se presentó como “Nuestra Señora del Rosario” y allí, ella dio instrucciones para que se construyera una capilla en ese sitio.
El Papa Francisco oró en esa capilla el pasado fin de semana. También canonizó a dos de los tres niños que recibieron las visiones de Nuestra Señora de Fátima.
A Santa Jacinta, una de los dos nuevos santos, se le preguntó en una ocasión cuál fue para ellos el mensaje más importante de nuestra Santísima Madre. Ella respondió: “Que debemos rezar el rosario todos los días”.
Esa no era una enseñanza nueva. Los santos e innumerables cristianos ordinarios han estado rezando el rosario diariamente durante siglos. Pero el rosario parece ser justo la oración que necesitamos para nuestros tiempos tan llenos de distracción y turbulencia.
En Fátima, María dijo que debíamos rezar el rosario todos los días por la paz, por la paz de nuestro mundo violento, pero también por la paz de nuestros corazones. Cuando rezamos el rosario, nos unimos a María y, con ella, volvemos los ojos a Jesús, recordando los misterios de su vida. Misterios en los que vemos cómo se va desplegando ante nuestros ojos la obra de nuestra salvación.
El rosario es una oración de quietud y de contemplación. Y necesitamos esto en nuestra cultura, que es tan inquieta y ruidosa, en esta cultura que siempre parece estar “en movimiento” y que parece entrometerse en cada uno de nuestros momentos de vigilia, sin dejarnos jamás estar solos con nuestros pensamientos.
El rosario nos pide que nos “desconectemos” y “permanezcamos quietos” para pasar tiempo con María, tan sólo pensando en Jesús. Aprendiendo a amarlo, como ella lo ama.
El corazón del Rosario es Jesús, hecho presente en su santo Nombre, mientras oramos, diciendo, “Bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”.
Conforme vamos meditando en la sucesión de misterios, es esos momentos alegres, luminosos, dolorosos y gloriosos de su vida, vamos entrando más profundamente en ésta. Los misterios de su vida se convierten en nuestros propios misterios.
“Cada vez que recitamos el rosario, en este lugar sagrado o en cualquier otro lugar, el Evangelio entra nuevamente en la vida de los individuos, de las familias, de los pueblos y del mundo entero”, dijo el Papa en Fátima.
Oren por mí esta semana; yo estaré orando por ustedes. Y renovemos nuestra devoción a María y al rosario, para tratar de rezar el rosario todos los días.
Y pidámosle a Nuestra Santa Madre, a Nuestra Señora de Fátima, que abra nuestros corazones y que nos lleve a Jesús, en cuyo nombre encontramos la esperanza y la redención.

A ti que te vas a confirmar... la marca de Jesús


A un amigo que hiciera la confirmación yo le diría: ¿Te has parado a pensar todo lo que expresas con lo que llevas puesto? La ropa, por su estilo o por la marca, la sudadera del colegio o de la universidad, la camiseta de tu equipo o de la cuadrilla o incluso la cruz al cuello.
Esto es algo muy normal. En las ciudades, los edificios están llenos de escudos de armas, las órdenes religiosas blasonan sus templos y los ayuntamientos imprimen su insignia en cada nueva construcción. Parece que el ser humano necesita dejar bien claro quién es y para ello recurre a símbolos o escudos que le identifiquen por sus gustos, ideología, procedencia, poder o fe.
Ninguna edad se libra de esta necesidad, pero en la juventud se manifiesta con fuerza. Es un tiempo de búsqueda de uno mismo, de demostrarle al mundo quién soy y de qué soy capaz, de madurar las primeras decisiones importantes y, especialmente, de hacerse muchas preguntas. Y si alguna logras responder, seguramente se notará por lo que hagas o lo que digas. 
Si estás a las puertas de la confirmación, será porque te has hecho la pregunta por Dios y quieres responder afirmativamente. Y quizás, también quieras que se note. Pero ojo, en estos tiempos de tanta publicidad y culto a la imagen, corremos el riesgo de que la fe se convierta en una marca más. Algo para mostrar y nada más. Símbolos o palabrería que no anuncian más que a uno mismo. 
La confirmación es una marca muy distinta. 
La unción con aceite, signo casi invisible, simboliza tu elección y pertenencia a un cuerpo mucho mayor, la Iglesia. Es un signo irrepetible, se da una vez en la vida, y con él recibirás el don del Espíritu Santo que recibiste en el bautismo, como el mismo Jesús en el Jordán. Esta marca, por tanto, no es una marca de quita y pon. Te convierte en miembro y no en socio, en alguien único y no un producto de serie, en testigo y no en un maniquí. Compromete tu vida y no sólo tu apariencia.Con este sacramento expresas el deseo de que el Espíritu de Dios sea también el tuyo y de que tus pasos sigan, cada vez más cerca, los pasos de Jesús.

Lunes de la séptima semana de Pascua


Libro de los Hechos de los Apóstoles 19,1-8. 

Mientras Apolo permanecía en Corinto, Pablo, atravesando la región interior, llegó a Efeso. Allí encontró a algunos discípulos
y les preguntó: "Cuando ustedes abrazaron la fe, ¿recibieron el Espíritu Santo?". Ellos le dijeron: "Ni siquiera hemos oído decir que hay un Espíritu Santo".
"Entonces, ¿qué bautismo recibieron?", les preguntó Pablo. "El de Juan", respondieron.
Pablo les dijo: "Juan bautizaba con un bautismo de penitencia, diciendo al pueblo que creyera en el que vendría después de él, es decir, en Jesús".
Al oír estas palabras, ellos se hicieron bautizar en el nombre del Señor Jesús.
Pablo les impuso las manos, y descendió sobre ellos el Espíritu Santo. Entonces comenzaron a hablar en distintas lenguas y a profetizar.
Eran en total unos doce hombres.
Pablo fue luego a la sinagoga y durante tres meses predicó abiertamente, hablando sobre el Reino de Dios y tratando de persuadir a sus oyentes.

Salmo 68(67),2-3.4-5ac.6-7ab. 
¡Se alza Dios!
Sus enemigos se dispersan
y sus adversarios huyen delante de él.

Tú los disipas como se disipa el humo;
como se derrite la cera ante el fuego,
así desaparecen los impíos ante Dios.

Pero los justos se regocijan,
gritan de gozo delante de Dios
y se llenan de alegría.

¡Canten a Dios,
¡Abranle paso al que cabalga sobre las nubes!
Dios en su santa Morada

es padre de los huérfanos y defensor de las viudas:
él instala en un hogar a los solitarios
y hace salir con felicidad a los cautivos.


Evangelio según San Juan 16,29-33. 
Los discípulos le dijeron a Jesús: "Por fin hablas claro y sin parábolas.
Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios".
Jesús les respondió: "¿Ahora creen?
Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo".