viernes, 9 de marzo de 2018

Papa Francisco: El amor de Dios es más grande de lo que podamos imaginar

POPE FRANCIS GENERAL AUDIENCE



Celebración penitencial en el Vaticano. Comienza 24 horas con el Señor

Papa Francisco presidió esta tarde la celebración penitencial que dio comienzo a las 24 horas por el Señor. En su homilía el Pontífice recordó que “es tal el amor que Dios nos tiene que nos hizo sus hijos”. 
“Cuando podamos verlo cara a cara descubriremos la grandeza de su amor”, afirmó Francisco recordando que “El amor de Dios es siempre más grande que lo que podamos imaginar”.
Según explicó el obispo de Roma, el amor de Dios es “un amor que no conoce límites ni fronteras”. No tiene obstáculos, “esos obstáculos que nosotros solemos poner a una persona por temor a que nos quite la libertad”.
En su homilía, reflexionó sobre el pecado que “tiene como consecuencia el alejarse de Dios”, pero, explicó el Papa, “esto no significa que se aleje de nosotros”.
“En caso de que nos condene nuestro corazón, Dios es mayor que nuestro corazón. Nunca seremos privados de su amor a pesar de cualquier pecado que hayamos cometido”, afirmó el Pontífice.
Y recordó cómo Pedro quería morir por Jesús y sin embargo lo que ocurrió fue al contrario: “Pedro quería enseñar a su maestro, en cambio es Jesús quien va a morir por Pedro. Pedro no lo había querido entender”.
Finalmente explicó papa Francisco: “Pedro se encuentra con la caridad del Señor y se da cuenta de que se había negado a dejarse amar, a salvarse por Jesús. Qué difícil es dejarse amar verdaderamente. Dios es el primero y nos salva completamente con amor”. 

Papa Francisco pide “estar más atentos a la voz de Dios”


El Papa Francisco invita a vivir la Cuaresma como un tiempo “para disfrutar de la familiaridad con Dios”, y reanudar así “el camino extenuante de la cruz, que conduce a la resurrección”

En el segundo domingo del tiempo de Cuaresma, el Santo Padre recordó, desde el balcón del Palacio Pontificio, la invitación que nos hace el Evangelio de hoy de “contemplar la transfiguración de Jesús”. Un pasaje del Evangelio según San Marcos que está íntimamente relacionado con la revelación que hizo Jesús a sus discípulos cuando a éstos les dijo que tendría que “sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días” (Mc 8,31). Este anuncio, explica el Papa Francisco, puso en crisis a Pedro y a todos los discípulos, pues no contemplaban la idea de que Jesús fuese rechazado por los líderes del pueblo y asesinado.

La transfiguración de Jesús: amor infinito

El Papa hace una pausa para lanzar una pregunta a los fieles presentes: ¿Cómo poder seguir a un Maestro y Mesías cuya vida terrenal terminaría de esa manera? La respuesta – asegura – viene precisamente de la transfiguración: “una aparición pascual anticipada”.
La transfiguración permite a los discípulos afrontar “la pasión de Jesús” de un modo positivo, sin sentirse abrumados, también les ayudó y nos ayuda hoy a nosotros, “a comprender que la pasión de Cristo es un misterio de sufrimiento”, pero sobre todo, “un don de amor infinito por parte de Jesús” que dona su vida en sacrificio, atravesando el camino de la persecución, el sufrimiento y la muerte.
Francisco también explica que si antes de la pasión no hubiese estado la “Transfiguración de Jesús”, la resurrección y el misterio pascual de Jesús “no se hubieran comprendido fácilmente en toda su profundidad”. Para comprenderlas, – afirma el Papa – “es necesario saber de antemano que Aquel que sufre y que es glorificado no es sólo un hombre, sino el Hijo de Dios” que nos ha salvado con su amor fiel hasta la muerte.

La divinidad de Jesús debe manifestarse precisamente en la cruz

La revelación de la “divinidad de Jesús” tuvo lugar en la montaña, relata Francisco, y es por ello que invita a “subir con Jesús a la montaña” y permanecer con Él, “estar más atentos a la voz de Dios y dejarse envolver y transformar por el Espíritu”, especialmente durante la Cuaresma. Una experiencia de contemplación y oración, en la que el Papa también nos pide que la vivamos “no para escapar de la dureza de lo cotidiano, sino para disfrutar de la familiaridad con Dios”, y reanudar así con vigor renovado “el camino extenuante de la cruz, que conduce a la resurrección”.
Por último, pidió confiar en la maternal ayuda de la Virgen María para proseguir con fe y generosidad “el camino de la Cuaresma”.

¿Qué es y cómo se reza la novena a María desatanudos?


Es precisamente el Papa Francisco quien promueve la imagen de la “desatanudos” en América

Son cada vez más numerosos los testimonios de fieles que, habiendo pedido ayuda a la Virgen María a través del título de “María desatanudos” han recibido beneficios y gracias espirituales.
Muchas personas han experimentado concretamente el “desatarse” de esos nudos que provocan dolor y sufrimiento y por los cuales se han dirigido a María pidiendo humildemente ayuda como quien se dirige a una madre amorosa y solícita hacia los propios hijos en dificultad.
Desde que fue elegido el Papa Francisco, esta devoción se ha vuelto inmediatamente muy popular y querida por los fieles de todo el mundo (aquí puedes encontrar la novena  la oración).
¿Qué es una novena?
La novena es una especie de oración que el fiel dirige a Dios durante nueve días consecutivos pidiendo la intercesión particular de la Virgen María, de un santo patrón, de los arcángeles o de los ángeles custodios. Es también usual rezar las novenas en preparación para las grandes fiestas litúrgicas como Navidad, Pascua, Pentecostés, la Inmaculada o cerca de otras solemnidades importantes.
El origen de esta práctica devota hace referencia a los nueve días que transcurrieron entre la Ascensión y Pentecostés, mientras los discípulos – según la indicación de Jesús – permanecieron en oración en espera del Espíritu Santo. (Cfr. Lc 24,49; Hch 1,4).
El fiel que se presta para iniciar una novena lo hace para pedir ayuda a Dios en una situación particular de sufrimiento suyo o de sus seres queridos.
Una novena muy difundida es aquella de sufragio de los difuntos y a favor de las almas del purgatorio según una usanza que encontramos en el Antiguo Testamento cuando Judas Macabeo ofreció con sus hombres un “sacrificio expiatorio” en reparación de los pecados de los soldados caídos en batalla (Cfr. 2Mac 12,38-45).
¿Por qué una novena a María desatanudos?
Cuando el entonces cardenal Bergoglio inició la difusión de la imagen de María desatanudos en su diócesis, fue el sacerdote argentino Juan Ramón Celeiro (párroco de San Juan Bautista en la periferia de Buenos Aires) quien en 1998 escribió la primera novena a María desatadora de nudos para sus parroquianos obteniendo el imprimatur del arzobispado de París en 2008.
La novena se difundió lentamente en diversos países del mundo y hoy está traducida en muchas lenguas y en diferentes versiones.
A través de esta novena particular, se pide la intercesión de María para que se pueda desatar un nudo particular que provoca grandes sufrimientos.
Los nudos son las pequeñas o grandes “cruces” de la vida, son los pecados, las enfermedades del cuerpo y del espíritu, las situaciones de división, la dificultad de aceptar la voluntad de Dios, las dificultades de la vida cotidiana (familia, trabajo, relaciones personales, inquietudes económicas y sociales, injusticias y humillaciones sufridas, incapacidad para perdonar y amar, etc.). Durante toda la novena se rezará para que un nudo en concreto sea desatado.
¿Qué significado tiene rezar una novena?
Rezar la novena es un modo de seguir el consejo de Jesús, que invitaba a los discípulos a “rezar siempre sin cansarse” (Lc 18,1) como la viuda del Evangelio que, con gran insistencia, le imploraba al juez que le hiciera justicia frente a su adversario (cfr. Lc 18, 1-8).
Para hacer esto, para que una oración sea verdaderamente eficaz, son necesarias la humildad, la constancia y la perseverancia junto a la conciencia de que Dios escucha las oraciones de su pueblo. Con la parábola del fariseo y del publicano (Lc 18 9-14), Jesús señala la humildad como característica esencial de la oración cristiana.
¿Cómo se reza la novena?
La oración de la novena está estrechamente unida a la oración del Santo Rosario, “compendio de todo el Evangelio” (Pablo VI, 
Marialis Cultus, 42): durante nueve días consecutivos el fiel rezará el Rosario junto a las oraciones de la novena a María desatadora de nudos.
Se inicia con el Signo de la Cruz y el Acto de contrición para pedir perdón a Dios por los pecados y disponer el alma a la oración. Luego se reza la “Súplica a María desatanudos” (se puede también rezar al final) y se inicia el Rosario con los misterios correspondientes al día de la semana.
Después de las primeras tres docenas (los primeros tres misterios) del Rosario se reza la oración “Meditación del primer día” (después del segundo, del tercero y así sucesivamente…) y se continúa con las últimas dos decenas del Rosario. Al final del quinto misterio se reza el “Salve Regina” y se concluye con una de las oraciones a María desatanudos presente en el librito.
Este esquema es una “guía” para ayudar a la oración y no una forma férrea e inmutable; la práctica exterior, de hecho, no es importante como la disposición interior del fiel que puede libremente moldear la oración sin miedo a invalidar la eficacia de la devoción.
¿Cuál es la actitud justa para una oración eficaz?
En la oración de una novena es importante asumir la actitud justa evitando dos extremos opuestos: la superstición y la desconfianza.
La actitud supersticiosa es la que lleva a considerar el rezo de una oración o un rito religioso como una práctica de tipo “mágico” para ganarse la divinidad y someterla a la propia voluntad; la devoción se vuelve, de este modo, un instrumento para intentar convencer a Dios y secundar las propias peticiones.
Es fácil caer en esta actitud y – desgraciadamente – algunos libritos de oración y de novenas corren el riesgo de caer, también éstos, en este peligro proponiendo al fiel llevar a cabo una cantidad exorbitante de oraciones, de fórmulas, de gestos o de ritos para el buen fin de la novena (una publicación francesa llega a sugerir el uso del incienso durante el rezo personal de la novena).
El supersticioso es también escrupuloso y no quedará satisfecho plenamente si no logra rezar todas las oraciones en el tiempo y modalidad preestablecidos: ni experimentará el éxito de la novena, es decir, la petición de la gracia podría ser desatendida por Dios.
Contra esta actitud se dispusieron los profetas del Antiguo Testamento que condenaron el culto exterior al que no correspondía una adhesión de corazón a los preceptos de Dios. También Jesús invitó a la mujer samaritana (Jn 4, 1-42) a una oración “en espíritu y en verdad” más allá del lugar geográfico escogido para el culto exterior (Cfr Jn 4, 23).
El supersticioso intercambia el medio (la devoción) con el fin (la petición de gracia divina) corriendo el riesgo de concentrarse más en la observancia externa que en el verdadero significado de la oración.
El filósofo francés J. Guitton afirma sobre esto: “Nuestras acciones religiosas más auténticas son amenazas de superstición apenas subordinamos su fin a aquello que es sólo un medio” (J. Guitton, La medalla milagrosa, p.88). Cuando la “letra” prevalece sobre el “espíritu” la oración se vuelve mecánica, técnica y pierde el amplio respiro de la súplica confiada.
La segunda actitud que hay que evitar es la desconfianza, la sospecha en relación a la utilidad de una novena, de la devoción y el rezo del Rosario. Puede suceder que se rece la novena con un corazón desconfiado, rezando las oraciones sin darles la justa importancia y pensando que, en el fondo, no sean tan eficaces. Dudar de la eficacia de la oración significa dudar de la fuerza del Espíritu Santo y – en última instancia – del amor misericordioso de Dios.
En los Evangelios Jesús no realiza milagros donde falta la fe (Mt 13, 58), sino que a quien cree le revoluciona la vida, transformando las situaciones de sufrimiento y de muerte en realidades nuevas, radicalmente renovadas, como dijo a la hermana de Lázaro: “¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?” (Jn 11, 40).
La intercesión de la Virgen María 
San Bernardo se refería a María como “Estrella del Mar” que guía e ilumina el camino de quien está en peligro y en las tinieblas. Las palabras del santo abad de Claraval nos ayudan a comprender cuán necesario es” mirar la estrella, pensar e invocar María en los momentos “de tempestad".
¡Oh tú, quienquiera que seas, que te sientes lejos de la tierra firme, arrastrado por las olas de este mundo, en medio de borrascas y tempestades, si no quieres zozobrar, no quites los ojos de la luz de esta estrella!
Si el viento de las tentaciones se levanta, si el escollo de las tribulaciones se interpone en tu camino, mira a la estrella, invoca a María.
Si eres balanceado por los oleajes del orgullo, de la ambición, de la maledicencia, de la envidia, mira la estrella, invoca a María.
Si la cólera, la avaricia, los deseos impuros, sacuden la frágil embarcación de tu alma, levanta los ojos a María.
Si perturbado por el recuerdo de la enormidad de tus crímenes, confuso a la vista de las torpezas de tu conciencia, aterrorizado por el miedo del juicio, comienzas a dejarte arrastrar por el torbellino de la tristeza, a despeñarte en el abismo del desespero, piensa en María.

Que su nombre nunca se aparte de tus labios, jamás abandone tu corazón; y para alcanzar el socorro de la intercesión de Ella, no tomes con negligencia los ejemplos de su vida.
 
Siguiéndola, no te extraviarás; rezándole no desesperarás; pensando en Ella evitarás todo error.

Si Ella te sustenta, no caerás; si Ella te protege, nada tendrás que temer; si Ella te conduce, no te cansarás; si Ella te es favorable, alcanzarás el fin.
Y así verificarás por tu propia experiencia con cuánta razón fue dicho: “Y el nombre de la Virgen era María”.
Esquema sugerido para la novena:
Signo de la Cruz
Acto de contrición
Súplica a María que desata nudos
Rosario: primeros tres misterios
Oración del día correspondiente “Meditación del primer (…) día”
Rosario: últimos dos misterios
Salve Regina

Oración final

5 poderosas cosas que Jesús dijo sobre el diablo


No se mordía la lengua

A lo largo de todo el ministerio de Jesús, Su mayor enemigo era, en gran parte, invisible. Aun así, cuando el mismo Satán se reveló ante Jesús, Él le reprendió con dureza y dedicó graves palabras al ángel rebelde.
Aquí pueden leer un breve recopilatorio de cinco citas poderosas de la Biblia que destacan los sentimientos de Jesús hacia el Embustero definitivo y demuestran que Satán no es rival para el Rey de toda la creación.
Retírate, Satanás, porque está escrito: “Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto”. Entonces el demonio lo dejó. (Mateo 4,10-11)
Ustedes tienen por padre al demonio y quieren cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo él fue homicida y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, habla conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira (Juan 8,44).
Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: “Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre”. Él les dijo: “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder de caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos” (Lucas 10,17-19).
Gritando con fuerza: “¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo? ¡Te conjuro por Dios, no me atormentes!”. Porque Jesús le había dicho: “¡Sal de este hombre, espíritu impuro!” (Marcos 5,7-8).
Y los espíritus impuros, apenas Lo veían, se tiraban a Sus pies, gritando [a Jesús]: “¡Tú eres el Hijo de Dios!” (Marcos 3,11).

Cuaresma, tiempo de dar

En cuaresma hablamos de limosna... Pero a veces lo pensamos como algo demasiado monetario, muy material, cuando es en realidad mucho mayor. Este es un tiempo para mirar hacia fuera y percibir las necesidades de tantas personas que, alrededor mío, tienen hambre o sed de tiempo, de vida, de bienes o de historias. Y es tiempo para responder como pueda, para compartir aquello que tengo y que soy. Es este un tiempo para conjugar el verbo dar. ...

Legos explican la Cuaresma en 1 minuto

¿Cuándo acaba? ¿Cómo ayunar? 

Este divertido y corto video de 60 segundos explicado con Legos me alegró el día. Nos permite refrescar la memoria de manera increíble en esta época de Cuaresma que empezamos hace unos días con la imposición de la ceniza.
Algunas veces con el frenético ritmo que llevamos en nuestras vidas o simplemente con el pasar de los años se nos olvida el verdadero significado que tienen las cosas y como verdaderos creyentes nunca es tarde para hacer un “recorderis” de nuestros deberes y evaluar en qué estamos fallando y en que podríamos mejorar. No vaya a ser que alguien nos coja desprevenidos, llenos de dudas o inseguros y pasemos por “creyentes tibios”.
Aquí una lista de interrogantes frecuentes en esta época:
1. ¿Qué es la Cuaresma? Es un tiempo de 40 días en el que todos los cristianos nos preparamos para la Pascua mediante el sacrificio ofrendado a Dios.
2. ¿Cuándo inicia la cuaresma? El Miércoles de Ceniza con la imposición de la cruz en nuestra frente acompañada de la frase “conviértete y cree en el Evangelio” o “polvo eres y en polvo te convertirás”. Este día también es dedicado a la abstinencia en todos aquellos cristianos que estén entre los 18 y los 59 años de edad.
3. ¿Con que finalidad vamos a ponernos la ceniza? Para recordarnos que somos pecadores pero al mismo tiempo rectificar el deseo de cambiar mediante la limosna, la oración y el ayuno.
4. ¿Cómo debemos ayunar? No se trata de suprimir todos los alimentos y andar gritando a los cuatro vientos que morimos de hambre porque estamos ayunando. El ayuno debe ser siempre ofrecido con amor y humildad, en el silencio del corazón y ¡ojo! Ayunar no se trata solo de suprimir alguna comida o alimento porque el tengamos especial preferencia. Podemos ayunar de palabra y acción, tratar de no criticar tanto, de no decir malas palabras, de hablar con más amor y bondad, de no mirar mal a ese vecino al que ya nadie se aguanta, de hablarle a ese compañero de oficina al que todos ignoran, de ofrecerte a hacer algún favor o de invitar a almorzar a ese familiar con el que hace tanto no te hablas. Todo ofrecido como sacrificio amoroso al Padre.
5. ¿Por qué es llamado tiempo de conversión? Para los católicos significa una oportunidad de acercarse íntimamente a Dios, de recordar todo el dolor y sacrificio que hizo para salvarnos de la muerte y de aprovechar uno de los regalos más inmensos que nos ha dado Dios, el sacramento de la confesión. La cuaresma es una época perfecta para acercarnos arrepentidos de nuestros pecados y salir renovados de corazón.
6. ¿Qué día termina la Cuaresma? El Jueves Santo, día en que asistimos a misa y se da inicio al Triduo Pascual de la Pasión y Resurrección de Jesucristo. La Pascua tiene una duración de siete semanas y culmina con el día de Pentecostés.

¿Carne o pescado?

Estamos en tiempo de Cuaresma y en la calle la gente debate si los viernes hemos de comer carne o pescado, o ambas cosas… Algunas como mi madre, no tienen duda. Los viernes en Cuaresma, ¡niño, siempre pescado! Y es que la Cuaresma es tiempo de ayuno, ya lo sabemos… ¿pero qué tiene que ver con comer carne o no? Empecemos diciendo que se trata de un tiempo y de unos gestos que nos ayudan a recordar que no podemos tener de todo. Aquí está la clave: soñar con que puedo y debo tener de todo no tiene sentido. Sólo los ingenuos se afanan en controlar todo lo que se cruza por delante.
Parece que en este tiempo, cuando tenemos más sed que nunca, es interesante recordar la fuente de la que mana agua para la que estamos hechos. Deberíamos aprender a vivir agradecidos, porque no hacerlo es ser inconscientes e injustos con una realidad que se nos regala y pide ser compartida con tanta gente sedienta. Por esto merece la pena el ayuno, invitarnos a ser ayunadores en toda regla.
Pero siempre hay quien piensa que ayunamos para sufrir. ¡Como si el vivir la Cuaresma tuviera que ser pasando incomodidades, malestar o dolor para tener a Dios contento! ¡Como si todo dependiera de la carne o el pescado un día a la semana! ¡NO! Ayunamos para creer, ayunamos para recordar que las cosas no son el fin, sino el medio. Ayunar ayuda a mirar alrededor de una forma diferente, y recordar que la realidad es mucho más grande que lo que nos rodea de forma inmediata... Es aceptar de manera consciente que mis deseos, mis necesidades, mis intereses, mis preocupaciones no son el centro del mundo.
Hay intimidad, gratuidad, desinterés, búsqueda... en este tiempo de Dios. Se trata de aprender a mirar mi fragilidad llena de posibilidades, mi debilidad fuerte, mi pequeñez grande... En tiempo de Cuaresma, tiempo de ayuno «no pongáis cara triste... perfuma tu cabeza y lava tu rostro» (Mt 6, 16-18), que Dios sepa que usamos las cosas no con la avaricia de los hipócritas, sino con la realidad de quienes tienen puesto el corazón en su sitio, en Dios.

¿Qué son los sacramentales en la vida cristiana? Conoce algunos de ellos

Medalla Milagrosa (sacramental) / Foto: Flickr de Dome Poon (CC-BY-NC-ND-2.0)

La bloguera católica Jenny Uebbing escribió un reciente artículo en el que explica el sentido y el uso de los llamados sacramentales en la vida cotidiana del cristiano.
En el blog “Mama needs coffee” de CNA -agencia en inglés del Grupo ACI- Uebbing explica que la palabra “sacramental” es “utilizada por la teología para designar aquellos artículos aparentemente normales a los que tenemos acceso durante nuestra batalla contra el mal a lo largo de nuestra vida”.
Según el Catecismo, los sacramentales “son signos sagrados creados según el modelo de los sacramentos, por medio de los cuales se significan efectos, sobre todo de carácter espiritual, obtenidos por la intercesión de la Iglesia”.
“Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida”.
Uebbing explicó que “si bien la fe de la Iglesia impregna en estos elementos comunes (agua, sal, cruces, iconos, medallas, etc.) una bendición que es eficaz en sí misma, esta solo se concreta plenamente cuando se combina con la fe personal y una vida recta y ordenada”.
Haciendo referencia al Evangelio de San Juan sobre el pasaje de Jesús en el que aplica barro en los ojos a un hombre para que recupere la vista, Uebbing indicó que este milagro “no ocurrió por una superstición o por cualidades inherentes de la materia, sino por una reacción primordial entre la gracia de Cristo y la fe del hombre”.
Aquí algunos ejemplos de sacramentales propuestos por la bloguera católica:
1. Crucifijos
Uebbing aseguró que “con un crucifijo en cada habitación, se tiene un poderoso recordatorio para todos los que viven, trabajan y duermen bajo el mismo techo, de que es a Cristo a quien le pertenece el hogar”.
“No, el crucifijo no es Jesús, sino que es su imagen, representada con amor y destacada prominentemente”, precisó.  
2. Agua bendita
La bloguera detalló que “cada parroquia debe tener (la mayoría lo hacen) una fuente de agua bendita por cada puerta y una fuente principal para el bautismo”.
“Mantenemos agua bendita en nuestra casa en todo momento, y lo usamos todos los días para bendecir a nuestros hijos, sus habitaciones y nuestra casa, sobre todo si alguien está enfermo o tuvo un mal sueño, o después de una gran fiesta o cuando muchas personas han estado entrado y salido”.
Jenny aseguró que “vivimos en una falsa dicotomía entre lo espiritual y el mundo material en este siglo, sin embargo, el Dios que viene a nosotros en una oblea de pan no duda en conferir la gracia sacramental a través del agua”.
3. Sal bendita
La autora manifestó que la sal es buena “para bendecir las puertas y rociar a lo largo del perímetro de la casa como una barrera entre la familia y el mundo”.
Señaló que esto también es “un acto de fe el reclamar la tierra, la habitación y todo espacio” para Cristo.
4. Medallas
“Tanto la Medalla Milagrosa o el escapulario son poderosos devocionales a la Virgen, y la Iglesia enseña que, usado con fe y en concordancia con una vida de virtud, llevará promesas poderosas unidos a ellos”, detalló.
Finalmente, Jenny Uebbing aseguró que “María intercederá por nosotros particularmente en el momento de la muerte. Puesto que Jesús no negará su querida madre todo lo que ella pide”.

Viernes de la tercera semana de Cuaresma


Libro de Oseas 14,2-10. 

Así habla el Señor:
Vuelve, Israel, al Señor tu Dios, porque tu falta te ha hecho caer.
Preparen lo que van decir y vuelvan al Señor. Díganle: "Borra todas las faltas, acepta lo que hay de bueno, y te ofreceremos el fruto de nuestros labios.
Asiria no nos salvará, ya no montaremos a caballo, ni diremos más "¡Dios nuestro!" a la obra de nuestras manos, porque sólo en ti el huérfano encuentra compasión".
Yo los curaré de su apostasía, los amaré generosamente, porque mi ira se ha apartado de ellos.
Seré como rocío para Israel: él florecerá como el lirio, hundirá sus raíces como el bosque del Líbano;
sus retoños se extenderán, su esplendor será como el del olivo y su fragancia como la del Líbano.
Volverán a sentarse a mi sombra, harán revivir el trigo, florecerán como la viña, y su renombre será como el del vino del Líbano.
Efraím, ¿qué tengo aún que ver con los ídolos? Yo le respondo y velo por él. Soy como un ciprés siempre verde, y de mí procede tu fruto.
¡Que el sabio comprenda estas cosas! ¡Que el hombre inteligente las entienda! Los caminos del Señor son rectos: por ellos caminarán los justos, pero los rebeldes tropezarán en ellos.

Salmo 81(80),6c-8a.8bc-9.10-11ab.14.17. 
Oigo una voz desconocida que dice:
Yo quité el peso de tus espaldas
y tus manos quedaron libres de la carga.
Clamaste en la aflicción, y te salvé.

Te respondí oculto entre los truenos,
aunque me provocaste junto a las aguas de Meribá.
Oye, pueblo mío, yo atestiguo contra ti,
¡ojalá me escucharas, Israel!

No tendrás ningún Dios extraño,
no adorarás a ningún dios extranjero:
yo, el Señor, soy tu Dios,
que te hice subir de la tierra de Egipto.

¡Ojalá mi pueblo me escuchara,
e Israel siguiera mis caminos!
Yo alimentaría a mi pueblo con lo mejor del trigo
y lo saciaría con miel silvestre.



Evangelio según San Marcos 12,28b-34. 
Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?».
Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor;
y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.
El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos".
El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él,
y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios".
Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.