martes, 8 de agosto de 2017

Rezar esta letanía te dará paz por el pasado y por el futuro


Aleja la ansiedad con esta oración

Letanía de la confianza
De creer que debo ganarme Tu amor,
Libérame, Jesús.

Del miedo a no ser digno de amor,
Libérame, Jesús.

De la falsa seguridad de que tengo lo que necesito,
Libérame, Jesús.

Del miedo a que confiar en Ti me dejará más indigente,
Libérame, Jesús.

De toda sospecha respecto a Tus palabras y Tus promesas,
Libérame, Jesús.

De las rebeldías contra el depender de Ti como un niño,
Libérame, Jesús.

Del rechazo y las resistencias a aceptar Tu voluntad,
Libérame, Jesús.

Del ansia por el futuro,
Libérame, Jesús.

Del resentimiento o de la excesiva preocupación por el pasado,
Libérame, Jesús.

De la constante búsqueda de mí mismo/a en el momento actual,
Libérame, Jesús.

De no creer en Tu amor y en Tu presencia.
Libérame, Jesús.

Del miedo a que se me pida dar más de lo que tengo,
Libérame, Jesús.

De creer que mi vida no tiene significado o valor,
Libérame, Jesús.

Del miedo a lo que pide el amor,
Libérame, Jesús.

Del desánimo,
Libérame, Jesús.

Tú siempre estás conmigo, me sostienes y me amas,
Jesús, confío en Ti.

Tu amor es más profundo que mis pecados y mis caídas, y me transforma,
Jesús, confío en Ti.

No saber lo que me espera mañana es una invitación a confiar en Ti,
Jesús, confío en Ti.

Tú estás conmigo en mi sufrimiento,
Jesús, confío en Ti. 

Mi sufrimiento, unido al Tuyo, dará frutos en esta vida y en la próxima,
Jesús, confío en Ti.

No me dejarás huérfano, estás presente en Tu Iglesia,
Jesús, confío en Ti. 

Tu proyecto es mejor que cualquier otra cosa,
Jesús, confío en Ti.

Me escuchas siempre y en Tu bondad me respondes,
Jesús, confío en Ti. 

Me das la gracia de aceptar el perdón y de perdonar a los demás,
Jesús, confío en Ti. 

Me das la fuerza de lo que necesito para hacer lo que se me pide,
Jesús, confío en Ti. 

Mi vida es un don,
Jesús, confío en Ti. 

Me enseñarás a tener confianza en Ti,
Jesús, confío en Ti.

Eres mi Señor y mi Dios,
Jesús, confío en Ti. 

Soy tu predilecto,
Jesús, confío en Ti. 

Martes de la decimoctava semana del tiempo ordinario


Libro de los Números 12,1-13. 

Miriam y Aarón se pusieron a murmurar contra Moisés a causa de la mujer cusita con la que este se había casado. Moisés, en efecto, se había casado con una mujer de Cus.
"¿Acaso el Señor ha hablado únicamente por medio de Moisés?, decían. ¿No habló también por medio de nosotros?". Y el Señor oyó todo esto.
Ahora bien, Moisés era un hombre muy humilde, más humilde que cualquier otro hombre sobre la tierra.
De pronto, el Señor dijo a Moisés, a Aarón y a Miriam: "Vayan los tres a la Carpa del Encuentro". Cuando salieron los tres,
el Señor descendió en la columna de la nube y se detuvo a la entrada de la Carpa. Luego llamó a Aarón y a Miriam. Los dos se adelantaron,
y el Señor les dijo: "Escuchen bien mis palabras: Cuando aparece entre ustedes un profeta, yo me revelo a él en una visión, le hablo en un sueño.
No sucede así con mi servidor Moisés: él es el hombre de confianza en toda mi casa.
Yo hablo con él cara a cara, claramente, no con enigmas, y el contempla la figura del Señor. ¿Por qué entonces ustedes se han atrevido a hablar contra mi servidor Moisés?".
Y lleno de indignación contra ellos, el Señor se alejó.
Apenas la nube se retiró de encima de la Carpa, Miriam se cubrió de lepra, quedando blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella y vio que estaba leprosa,
dijo a Moisés: "Por favor, señor, no hagas pesar sobre nosotros el pecado que hemos cometido por necedad.
No permitas que ella sea como el aborto, que al salir del seno materno ya tiene consumida la mitad de su carne".
Moisés invocó al Señor, diciendo: "¡Te ruego, Dios, que la cures!".

Salmo 51(50),3-4.5-6a.6bc-7.12-13. 
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado!

Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti sólo pequé
e hice lo que es malo a tus ojos.

Por eso, será justa tu sentencia
y tu juicio será irreprochable;
yo soy culpable desde que nací;
pecador me concibió mi madre.

Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.


Evangelio según San Mateo 14,23-26. 
Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.
La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra.
A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar.
Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma", dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.