martes, 19 de marzo de 2019

8 consejos para sacar más provecho de la Santa Misa

 
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Algunos consejos: Lee y estudia las lecturas antes de ir a Misa, y escucha con atención cuando se proclama la Palabra.


Muchos van a Misa con la expectativa de sacar mucho provecho de ella, pero lo que se obtiene en la Misa depende de qué tipo de cambio se está dispuesto a hacer antes, durante y después de la celebración, porque lo que se pone en la Misa determina lo que se obtiene de ella.

Permíteme que te de algunas sugerencias que me ha ayudado a sacar más provecho de la Misa.

Aquí hay ocho rápidas indicaciones:

1. Prepárate adecuadamente para la Misa

  • Lee y estudia las lecturas antes de ir a Misa, y escucha con atención cuando se proclama la Palabra.
  • Estudia las enseñanzas de la Iglesia. Cuanto más conozcas a Jesús y su Iglesia, más la amarás. No se puede amar lo que no se conoce.
  • Confiésate regularmente. Esto te ayudará a prepararte espiritualmente.
  • Reza cada día. ¡Sin oración no tienes poder espiritual!
  • Vístete de manera apropiada. Vas a encontrar al Rey de los Reyes. No te vistas como si fueras a una cita a comer, a la calle o a clase. Es una ocasión especial.
  • Llega a tiempo y siéntate delante. Menos distracciones y más tiempo para la oración antes de la Misa.
  • Una vez en la Iglesia, no hables y no mires a las personas. Reza.

2. Ten una actitud adecuada

  • No esperes algo entretenido. Estás allí para ofrecer a Dios adoración y recibir la gracia.
  • Busca a Dios en cada momento de la Misa.
  • No permitas que las distracciones externas turben tu paz interior.
  • Encuentra en la predicación una información preciosa para llevarte a casa.

3. Participa plenamente de la Santa Misa

  • Canta, aunque desafines.
  • Responde a las plegarias y reza con ganas. Da todo a Dios y no te preocupes de los demás.
  • Recuerda que la Misa no es momento para las relaciones sociales.
  • Ofrece a Dios tu dolor y tu sufrimiento, tu alegría y tus oraciones.

4. Escucha la Palabra de Dios, y déjale que te cambie

  • ¿Estás abierto a la posibilidad de que Dios te cambie? Si no lo estás, no cambiará.
  • Escucha la Palabra que se proclama y déjala que te desafíe.
  • Encuentra un elemento de la homilía que aplicar durante la semana.

5. Conoce, comprende y proclama tu fe

  • No te limites a recitar el Credo – proclámalo comprendiendo lo que dices.

6. Dar las ofrendas

  • Si cada católico diera una ofrenda generosa, piensa en todo lo que se podría hacer.
  • Sí, es nuestro deber sostener a la Iglesia, pero más por nuestra fe que por la Iglesia.
  • La mayor parte de la gente da una “propina”, no verdadera ofrenda. Sugerencia: da una ofrenda generosa y no aquellas monedas que te sobren
  • Dar una ofrenda generosa nos ayuda a ordenar correctamente los dones que Dios nos ha dado.

7. Cuando recibes a Jesús en la Eucaristía, entiende lo que estás haciendo

  • Estás asumiendo el Cuerpo, la Sangre, el alma y la divinidad de DIOS.
  • Te estás uniendo al cielo en la tierra.
  • Te estás haciendo una cosa sola con el Cuerpo de Cristo.
  • Ten reverencia.
  • Comprende que Él está en todos los que le hayan recibido.

8. Habla a los demás de Él

  • Ahora tienes el poder de evangelizar (compartir la Buena Noticia de Cristo), que es el motivo por el que existe la Iglesia.
“Si comprendiéramos de verdad la Misa, moriríamos de alegría” (San Juan María Vianney)

Día del padre: Celebra a papá con esta bella oración

Imagen referencial / Crédito: Pixabay

Aquí los pasos para recitar la oración.  
1. Iniciar con la señal de la cruz
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
2. Agradecer a Dios
Padre Celestial, nos hemos reunido aquí para alabarte y agradecerte habernos concedido ser hijos Tuyos, Tu amor y todo lo que nos das.
Quien lo desee puede decir en voz alta de qué le da gracias a Dios Padre y todos respondemos: ‘Te alabamos y agradecemos, Padre nuestro’.
(Pueden agradecer al Padre por la vida, la Creación, cualidades de papá, bendiciones recibidas...).

3. Leer un pasaje bíblico
A continuación alguno proclama el texto de Ef 3, 14-21; al terminar dice: ‘Palabra de Dios’, y guardan un breve momento de silencio para reflexionar lo escuchado.
4. Presentar intenciones
Quien dirige la sesión invita a los presentes a encomendar sus intenciones al Padre:
Padre Providente, te encomendamos nuestras necesidades. (Quien lo desee puede hacer su petición al Padre y todos decimos: ‘Padre Bueno, escúchanos’)
(Pueden pedir por papá -vivo o difunto-; por la unidad en las familias; por la Iglesia; por la paz en México y en el mundo…).

5. Continuar con esta oración
Oremos: Padre celestial, que con amor eterno y gratuito nos creaste y nos tienes en la palma de Tu mano, ayúdanos a corresponderte viviendo como hijos Tuyos, confiados en Tu amorosa Providencia, amando como nos amas, perdonando como nos perdonas, orientando y reorientando nuestros pasos, para encaminarnos a Tu encuentro a gozar para siempre de Tu abrazo. Te lo pedimos por Tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
6. Invitar a rezar el Padrenuestro
Con gozo y gratitud por sabernos hijos del Padre, nos dirigimos a Él con la oración que Jesús nos enseñó (si gustan pueden rezarlo tomados de la mano). Padrenuestro…
7. Invitar a rezar el Avemaría
También nos encomendamos a nuestra Madre del Cielo, hija de Dios Padre, para que interceda por nosotros ante Él. Dios te salve María…
8. El Gloria 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo…
9. La señal de la cruz
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Lecturas del San José

Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel (7,4-5a.12-14a.16):

En aquellos días, recibió Natán la siguiente palabra del Señor:
- «Ve y dile a mi siervo David: "Esto dice el Señor: Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. El cons¬truirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre." ».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 88,2-3.4-5.27.29

R/. Su linaje será perpetuo

Cantaré eternamente las misericordias del Señor, 
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno, 
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R.

Sellé una alianza con mi elegido, 
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades.» R.

El me invocará: «Tú eres mi padre, mi Dios, 
mi Roca salvadora.»
Le mantendré eternamente mi favor, 
y mi alianza con él será estable. R.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (4,13.16-18):

Hermanos:
No fue la observancia de la Ley, sino la justificación obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su
descendencia la promesa de heredar el mundo.
Por eso, como todo depende de la fe, todo es gracia; así, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la descendencia legal, sino también para la que nace de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros. Así, dice la Escritura: «Te hago padre de muchos pueblos.»
Al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que, no existe, Abrahán
creyó.
Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: «Así será tu descendencia.»

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,16.18-21.24a):

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
- «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.

Palabra del Señor