viernes, 5 de octubre de 2018

¿Por qué el Papa pide rezar Rosario y antigua oración a san Miguel contra Satán?



Conoce la historia detrás de la oración y descarga la versión en español aprobada y difundida por la Santa Sede

El papa Francisco ha invitado a los fieles del mundo a rezar el rosario cada día durante todo el mes mariano de octubre ante los ataques del demonio en el contexto de crisis y división de la Iglesia relacionada con los abusos de conciencia, de poder y sexuales. 
Se trata de un acto de comunión y de penitencia para que el pueblo de Dios pida a la Madre de Dios y a san Miguel Arcángel que protejan a “la Iglesia del diablo”, que “siempre busca separarnos de Dios y entre nosotros”, informó la Santa Sede. 
¿Por qué Francisco pide esta oración? El padre Frédéric Fornos SJ, director de la Red Mundial de Oración del Papa, explicó en Vatican News que “esta petición llega” tras estos “últimos meses donde la Iglesia vive situaciones difíciles entre ellas, han aparecido con mucha más fuerza que antes, abusos sexuales, abusos de poder y de conciencia por parte de clérigos, personas consagradas y también laicos; sumando así divisiones internas”. 
Y “ciertamente, -continuó- muchos católicos piensan que es un momento difícil de confusión donde se escuchan cosas que pueden sorprender, incluso horrorizar…”. 
La Red Mundial de Oración del Papa está difundiendo en todo el mundo este llamado a los fieles, invitándolos al terminar de rezar el Rosario  a proseguir con una antigua invocación a san Miguel Arcángel para que proteja y ayude a todos en la lucha contra el mal. 

León XIII autorizó rito de exorcismo contra Satanás y los ángeles rebeldes 

Esa lucha que está presente en el Apocalipsis (12, 7-12), ubicada en línea con la invocación escrita por Papa León XIII  Sub tuum praesídium” que se presenta como un arma en tiempos de división, falsas noticias, calumnia, dolor de las víctimas de los abusos y tribulación para la Iglesia
León XIII (1878-1903) compuso la oración el 13 de octubre de 1884, después de la santa misa en la capilla vaticana. Tras la celebración, el Papa se quedó por diez minutos al pie del altar, en éxtasis. Luego escribió la oración a San Miguel considerada por la tradición popular un potente exorcismo contra Satán. 
Así, el Papa ordenó que la oración fuera recitada después de cada misa y redactó sucesivamente el ritual del exorcismo contra Satán y los Ángeles Rebeldes, una tercera versión del rito antiguo (Rituale Romanum de 1614), que entró en función en 1890, según escribe el sacerdote exorcista, Cesare Truqui (Professione esorcista, Pimme 2017).

¿Qué visión mística tuvo León XIII?

Según la tradición entre leyenda y hechos, pues al final el Papa León XIII escribió de su puño la oración debido a una visión horrible que le impacto en ese momento. Los cardenales en la capilla privada del Vaticano vieron al Papa que mientras hablaban se quedó en silencio de repente y se detuvo al pie del altar. 
Argumentó: ”Vi demonios y oí sus crujidos, sus blasfemias, sus burlas. Oí la espeluznante voz de Satanás desafiando a Dios, diciendo que él podía destruir la Iglesia y llevar todo el mundo al infierno si se le daba suficiente tiempo y poder. Satanás pidió permiso a Dios de tener 100 años para poder influenciar al mundo como nunca antes había podido hacerlo.” 
Asimismo León XIII pudo comprender que si el demonio no lograba cumplir su propósito en el tiempo permitido, sufriría una derrota humillante. Vio a San Miguel Arcángel aparecer y lanzar a Satanás con sus legiones en el abismo del infierno.

El gran acusador 

En la misa de Santa Marta del pasado 11 de septiembre 2018, el papa Francisco denunció al “Gran Acusador” que se pasea por el mundo para dividir y exhortó a rezar cómo única arma para derrotarlo. En especial señaló el ensañamiento del diablo hacia los obispos para crear escándalo.
Además, recordó la fuerza de la oración: “Los místicos rusos y los grandes santos de todas las tradiciones aconsejaban, en los momentos de tribulación espiritual, de protegerse bajo el manto de la Santa Madre de Dios pronunciando la invocación: Sub tuum praesídium”. 

Oración: 

Y así, el Papa invita al final del Rosario, a concluir recitando una de las invocaciones más antiguas a la Santa Madre de Dios; el “Sub Tuum Praesidium”.
“Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!”
Junto con la oración tradicional a San Miguel escrita por León XIII:
“ San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén. ”
Oración a la Virgen Madre de Dios y a San Miguel contra el Demonio ©SantaSede 

El mensaje de la Virgen de Fátima sobre el poder del Santo Rosario

El mensaje de la Virgen de Fátima sobre el poder del Santo Rosario

El mensaje de la Virgen de Fátima sobre el poder del Santo Rosario se reveló desde la primera de sus apariciones, el 13 de mayo de 1917.
En aquella ocasión Lucía preguntó si ella y Jacinta irían al cielo. La Virgen les dijo que sí, pero cuando preguntó por Francisco, la Madre de Dios contestó: “También irá, pero tiene que rezar antes muchos rosarios”.
La Virgen de Fátima abrió sus manos y les comunicó a los tres una luz divina muy intensa. Los niños cayeron de rodillas y alabaron a la Santísima Trinidad y al Santísimo Sacramento. Luego María señaló: “Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra”.
En la segunda aparición la Virgen María se les presentó después que ellos rezaron el Santo Rosario, y en la tercera ocasión Nuestra Señora les dijo: “Cuando recéis el Rosario, decid después de cada misterio: ‘Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, especialmente las más necesitadas’”.
Para la cuarta aparición ya muchos sabían de las apariciones de la Virgen a los pastorcitos. Entonces Jacinta le preguntó a la Madre de Dios lo que quería que se hiciera con el dinero que la gente dejaba en Cova de Iría. María les indicó que el dinero era para la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario y que lo que quedaba era para una capilla que se debía construir.
Más adelante, tomando un aspecto muy triste, la Virgen les manifestó: “Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al infierno por no tener quién se sacrifique y rece por ellas".
En el día de la quinta aparición, los niños llegaron a Cova de Iría con dificultad, pues muchas personas se les acercaban para pedirles que presentaran sus necesidades a Nuestra Señora. Los pastorcitos se pusieron a rezar el Rosario con la gente y la Virgen, al aparecérseles, animó nuevamente a los niños a seguir rezando esta oración para lograr el fin de la guerra.
En la última aparición, antes de producirse el famoso milagro del sol, en el que el astro pareció desprenderse del firmamento y caer sobre la muchedumbre, la Madre de Dios pidió que hicieran en ese lugar una capilla en su honor y se presentó como la “Señora del Rosario”.
Posteriormente, tomando un aspecto más triste dijo: “Que no se ofenda más a Dios Nuestro Señor, que ya es muy ofendido”. Esto sucedió el 13 de octubre de 1917.

Los 15 beneficios prometidos por la Virgen a quien reza el Rosario


Este es el contenido de las revelaciones al monje dominico Alan de la Roche

Las quince promesas de la Virgen a quien reza el Rosario, las recoge el padre Livio Fanzaga con Saverio Gaeta en “Il Santo Rosario. La preghiera che Maria desidera” (El Santo Rosario. La oración que María desea, Sugarco edizioni)
El codificador más importante del Rosario fue el monje dominico Alan de la Roche, que murió en 1475 y está considerado el apóstol de la devoción por el Rosario en varios países de Europa.
En sus memorias, Alan narra que recibió directamente de la Virgen quince promesas válidas para todos los devotos del santo Rosario, aún hoy de gran actualidad y que manifiestan la intensidad del amor que la Virgen siente por todos nosotros.

Primera promesa

“A todos los que recen devotamente mi Rosario, prometo mi especial protección”.
Es una garantía que la Virgen ha repetido muchas veces, y que recuerda la antigua oración Sub tuum praesidium (Bajo tu amparo nos acogemos).

Segunda promesa

“El que persevere en el rezo de mi Rosario recibirá gracias poderosísimas”.

Tercera promesa

“El Rosario es un arma poderosa contra el infierno: destruirá los vicios, librará del pecado y abatirá las herejías”.
Se trata de una promesa muy particular: aunque no se nombra a Satanás, se habla de la lucha contra el infierno.

Cuarta promesa

“El Rosario hará florecer de nuevo las virtudes y las obras buenas, y obtendrá a las almas la más abundante misericordia de Dios”.
Esto nos impulsa a comprender que el Rosario rezado con María hace florecer en nosotros la vida y la imagen de la Virgen.

Quinta promesa

“El que confíe en mí rezando el Rosario no será oprimido por las adversidades”.
Satanás por una parte nos persigue y por la otra nos seduce, utilizando siempre su arma más insidiosa que es el desánimo. María se pone a nuestro lado y nos asegura que el que reza el Rosario encontrará siempre cerca su corazón maternal, dispuesto a sostenernos y a ayudarnos.

Sexta promesa

“Quien rece el Rosario meditando sus misterios no será castigado por la justicia de Dios: se convertirá si es pecador, crecerá en gracia si es justo y será hecho digno de la vida eterna”.
Con estas palabras se subraya que el Rosario traza una vía de santidad porque, rezado con María, hace que seamos guiados por ella. La Virgen ilumina el camino.

Séptima promesa

“Los devotos de mi Rosario, en la hora de la muerte, no morirán sin sacramentos”.
Viene a la mente una página de san Alfonso María de Ligorio, en su obra de arte “Las glorias de María“, donde se dice que en el momento de la muerte, cuando los demonios se coaligan en el intento de llevar el alma a la desesperación, la Virgen debe ser invocada en la oración.

Octava promesa

“Los que rezan mi Rosario encontrarán, durante la vida y en la hora de la muerte, la luz de Dios y la plenitud de sus gracias, y participarán de los méritos de los bienaventurados en el paraíso”.

Novena promesa

“Cada día libraré del purgatorio a las almas devotas de mi  Rosario”.
Por varias revelaciones privadas, en las que la Virgen se presenta como Reina del purgatorio y Reina de las almas purgantes, sabemos que la Virgen ha obtenido de Dios gracias especiales al respecto.

Décima promesa

“Los verdaderos hijos de mi Rosario gozarán de una gran gloria en el cielo”.
¿De qué gloria está hablando María? De la gloria de la que está revestida ella misma, haciendo reflejar en ellos su propia imagen, su propio fulgor.

Undécima promesa

“Todo lo que se pida mediante el Rosario será obtenido”.
Es la promesa de la intercesión más plena, que comprende en particular la gracia de la conversión.

Duodécima promesa

“Los que propaguen mi Rosario serán socorridos por mí en cada una de sus necesidades”.
Una referencia que podría referirse por ejemplo a los misioneros y misioneras que se empeñan de varias formas para difundir esta devoción, creando confraternidades, animando grupos de oración, difundiendo los rosarios.

Décimo tercera promesa

“He obtenido de mi Hijo que todos los devotos del Rosario tengan como hermanos en la vida y en la hora de la muerte a los santos del cielo”.
María, lo sabemos, es la Reina de todos los santos, y en el momento de la muerte, ella misma viene con todos los santos para hacernos partícipes de su comunión.

Décimo cuarta promesa

“Los que reciten mi Rosario fielmente serán todos hijos míos amadísimos, hermanos y hermanas de Jesús”.
Rezando el santo Rosario nos profesamos hijos de María. Por ello ella se manifestará a nosotros como Madre y así tendremos un lugar especial en su corazón maternal y bajo su manto.

Décimo quinta promesa

“La devoción a mi Rosario es un gran signo de predestinación”.
Ninguno de nosotros está seguro de ir al paraíso o al purgatorio, aunque obviamente todos esperamos no ir al infierno.

Viernes de la vigésima sexta semana del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 10,13-16.

¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza.
Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno.
El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió".