martes, 4 de octubre de 2016

Celebración de la Eucaristía y sus partes


Para saber aprovechar los grandes frutos espirituales que se nos dan a través
de la Celebración Eucarística, hay que conocerla, entender sus gestos y símbolos y participar en ella con reverencia. 
Aquí te ofrecemos una serie de recursos que pueden ayudarte...


RITOS INICIALES
Son ritos introductorios a la celebración y nos preparan para escuchar la palabra y celebrar la eucaristía.
Comprende:
Entrada - Señal de la cruz - Saludo - Acto penitencial - Gloria - Oración colecta.

Procesión de entrada
Llegamos al templo y nos disponemos para celebrar el misterio más grande de nuestra fe. Acompañamos la procesión de entrada cantando con alegría.  
Saludo inicial
Después de besar el altar y hacer la señal de la cruz, el sacerdote saluda a la asamblea.  
Acto penitenfcial
Pedimos humildemente perdón al Señor por todas nuestras faltas.  
Gloria
Alabamos a Dios, reconociendo su santidad, al mismo tiempo que nuestra necesidad de Él.
Oración / Colecta
Es la oración que el sacerdote, en nombre de toda la asamblea, hace al Padre. En ella recoge todas las intenciones de la comunidad.
LITURGIA DE LA PALABRA
Escuchamos a Dios, que se nos da como alimento en su Palabra, y respondemos cantando, meditando y rezando. 
comprende
Primera Lectura - Salmo Responsorial - Segunda Lectura - Aleluya - Evangelio - Homilía - Credo - Oración universal.
Primera lectura
En el Antiguo Testamento, Dios nos habla a través de la historia del pueblo de Israel y de sus profetas.
Salmo
Meditamos rezando o cantando un salmo.
Segunda lectura
En el Nuevo Testamento, Dios nos habla a través de los apóstoles.
Evangelio
El canto del Aleluya nos dispone a escuchar la proclamación del misterio de Cristo. Al finalizar aclamamos diciendo: "Gloria a ti, Señor Jesús".
Homilía
El celebrante nos explica la Palabra de Dios.
Credo
Después de escuchar la Palabra de Dios, confesamos nuestra fe.
Oración de los fieles
Rezamos unos por otros pidiendo por las necesidades de todos.

LITURGIA DE LA EUCARISTÍA I

.Tiene tres partes: Rito de las ofrendas, Gran Plegaria Eucarística (es el núcleo de toda la celebración, es una plegaria de acción de gracias en la que actualizamos la muerte y resurrección de Jesús) y Rito de comunión. 
Presentación de dones
Presentamos el pan y el vino que se transformarán en el cuerpo y la sangre de Cristo. Realizamos la colecta en favor de toda la Iglesia. Oramos sobre las ofrendas.
Prefacio
Es una oración de acción de gracias y alabanza a Dios, al tres veces santo.
Epíclesis
El celebrante extiende sus manos sobre el pan y el vino e invoca al Espíritu Santo, para que por su acción los transforme en el cuerpo y la sangre de Jesús.
Consagración
El sacerdote hace "memoria" de la última cena, pronunciando las mismas palabras de Jesús. El pan y el vino se transforman en el cuerpo y en la sangre de Jesús.
Aclamación
Aclamamos el misterio central de nuestra fe.
Intercesión
Ofrecemos este sacrificio de Jesús en comunión con toda la Iglesia. Pedimos por el Papa, por los obispos, por todos los difuntos y por todos nosotros.
Doxología
El sacerdote ofrece al Padre el cuerpo y la sangre de Jesús, por Cristo, con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo. Todos respondemos: "Amén".
Padre nuestro
Preparándonos para comulgar, rezamos al Padre como Jesús nos enseñó.
Comunión
Llenos de alegría nos acercamos a recibir a Jesús, pan de vida. Antes de comulgar hacemos un acto de humildad y de fe.
Oración
Damos gracias a Jesús por haberlo recibido, y le pedimos que nos ayude a vivir en comunión.

RITOS DE DESPEDIDA

Son ritos que concluyen la celebración.
Bendición
Recibimos la bendición del sacerdote.
Despedida y envío
Alimentados con el pan de la Palabra y de la Eucaristía, volvemos a nuestras actividades, a vivir lo que celebramos, llevando a Jesús en nuestros corazones.

4 de octubre: San Francisco de Asís, ejemplo de pobreza, armonía y paz.


4 de octubre: San Francisco de Asís, ejemplo de pobreza, armonía y paz

“Conozco a Cristo pobre y crucificado, y eso me basta", decía San Francisco de Asís, cuya fiesta se celebra cada 04 de octubre y a quien el Papa, que lleva el nombre de Francisco por este Santo, lo definió como hombre de armonía y de paz.
San Francisco nació en Asís (Italia) del 1182, en una familia acomodada. Tenía mucho dinero y lo gastaba con ostentación. Sólo se interesaba por “gozar la vida”.
En su juventud se fue a la guerra y es tomado prisionero. Luego de ser liberado cae constantemente enfermo hasta que escucha una voz que le exhortó a “servir al amo y no al siervo”.  Retorna a casa y con la oración fue entendiendo que Dios quería algo más de él.
Comenzó a visitar y servir a los enfermos y hasta regalar sus ropas o el dinero. De esta manera desarrollaba su espíritu de pobreza, humildad y compasión.
Cierto día, mientras oraba en la Iglesia de San Damián, le pareció que el crucifijo le repitió tres veces: “Francisco, repara mi casa, pues ya ves que está en ruinas”. Entonces, creyendo que se le pedía que reparase el templo físico, fue, vendió los vestidos de la tienda de su padre, llevó el dinero al sacerdote del templo y le pidió vivir ahí.
El presbítero le aceptó que se quedara, pero no el dinero. Su padre lo buscó, lo golpeó furiosamente y, al ver que su hijo no quería regresar a casa, le exigió el dinero. Francisco, ante el consejo del Obispo, le devolvió hasta la ropa que llevaba encima.
Más adelante ayuda a reconstruir la Iglesia de San Damián y de San Pedro. Con el tiempo se traslada una capillita llamada Porciúncula, la cual reparó y se quedó allí a vivir. Por la caminos solía saludar diciendo: La paz del Señor sea contigo”.
Su radicalidad de vida fue atrayendo a algunos que querían hacerse sus discípulos. Es así que en 1210 Francisco redactó una breve regla y junto a sus amigos se fue a Roma, donde obtienen la aprobación.
El Santo hizo de la pobreza el fundamento de su orden y el amor a la pobreza se manifestaba en la manera de vestirse, los utensilios que empelaban y los actos. A pesar de todo, siempre se les veía alegres y contentos.
Su humildad no era un desprecio sentimental de sí mismo, sino en la convicción de que “ante los ojos de Dios el hombre vale por lo que es y no más”.
"Hay muchos que tienen por costumbre multiplicar plegarias y prácticas devotas, afligiendo sus cuerpos con numerosos ayunos y abstinencias; pero con una sola palabrita que les suena injuriosa a su persona o por cualquier cosa que se les quita, enseguida se ofenden e irritan. Estos no son pobres de espíritu, porque el que es verdaderamente pobre de espíritu, se aborrece a sí mismo y ama a los que le golpean en la mejilla", decía.
Considerándose indigno, llegó sólo a recibir el diaconado y dio a su Orden el nombre de frailes menores porque quería que sus hermanos fueran los siervos de todos y buscasen siempre los sitios más humildes.
Se le atribuye haber comenzado la tradición del “belén” o “nacimiento” que se mantiene hasta nuestros días. Dios le mandó el milagro de los estigmas. Murió el 3 de octubre de 1226.
El 4 de octubre de 2013 el Papa Francisco visitó Asís y en su homilía dijo que “San Francisco es testigo del respeto por todo, de que el hombre está llamado a custodiar al hombre, de que el hombre está en el centro de la creación, en el puesto en el que Dios – el Creador – lo ha querido, sin ser instrumento de los ídolos que nos creamos… Francisco fue hombre de armonía, un hombre de paz”.
Más información:

8 sugerencias para sacar más provecho de la Misa Cómo hacer algo más que calentar el banco


WEB-Teen-Girl-T-Shirt-Prayer-Jeffrey-Bruno - es




Muchos van a Misa con la expectativa de sacar mucho provecho de ella, pero lo que se obtiene en la Misa depende de qué tipo de cambio se está dispuesto a hacer antes, durante y después de la celebración, porque lo que se pone en la Misa determina lo que se obtiene de ella.
 
Permitidme que os de alguna sugerencia que me ha ayudado a sacar más provecho de la Misa. Aquí hay ocho rápidas indicaciones:
 
 
1. Prepárate adecuadamente para la Misa
 
• Lee y estudia las lecturas antes de ir a Misa, y escucha con atención cuando se proclama la Palabra.
 
• Estudia las enseñanzas de la Iglesia. Cuanto más conozcas a Jesús y su Iglesia, más la amarás. No se puede amar lo que no se conoce.
 
• Confiésate regularmente. Esto te ayudará a prepararte espiritualmente.
 
• Reza cada día. ¡Sin oración no tienes poder espiritual!
 
• Vístete de manera apropiada. Vas a encontrar al Rey de los Reyes. No te vistas como si fueras a una cita a comer, a la calle o a clase. Es una ocasión especial.
 
• Llega a tiempo y siéntate delante. Menos distracciones y más tiempo para la oración antes de la Misa.
´
• Una vez en la Iglesia, no hables y no mires a las personas. Reza.
 
2. Ten una actitud adecuada
 
• No esperes algo entretenido. Estás allí para ofrecer a Dios adoración y recibir la gracia.
 
• Busca a Dios en cada momento de la Misa.
 
• No permitas que las distracciones externas turben tu paz interior.
 
• Encuentra en la predicación una información preciosa para llevarte a casa.
 
3. Participa plenamente
 
• Canta, aunque desafines.
 
•Responde a las plegarias y reza con ganas. Da todo a Dios y no te preocupes de los demás.
 
• Recuerda que la Misa no es momento para las relaciones sociales.
 
• Ofrece a Dios tu dolor y tu sufrimiento, tu alegría y tus oraciones.
 
4. Escucha la Palabra de Dios, y déjale que te cambie
 
• ¿Estás abierto a la posibilidad de que Dios te cambie? Si no lo estás, no cambiará.
 
• Escucha la Palabra que se proclama y déjala que te desafíe.
 
• Encuentra un elemento de la homilía que aplicar durante la semana.
 
5. Conoce, comprende y proclama tu fe
 
• No te limites a recitar el Credo – proclámalo comprendiendo lo que dices.
 
6. Da el diezmo. Si cada católico diera el diezmo, piensa en todo lo que se podría hacer.
 
• Sí, es nuestro deber sostener a la Iglesia, pero más por nuestra fe que por la Iglesia.
 
• La mayor parte de la gente da una “propina”, no el “diezmo” – da el diezmo y no una propina.
 
• Ofrecer el diezmo nos ayuda a ordenar correctamente los dones que Dios nos ha dado.
 
7. Cuando recibes a Jesús en la Eucaristía, entiende lo que estás haciendo
 
• Estás asumiendo el Cuerpo, la Sangre, el alma y la divinidad de DIOS.
 
• Te estás uniendo al cielo en la tierra.
 
• Te estás haciendo una cosa sola con el Cuerpo de Cristo.
 
• Ten reverencia.
 
• Comprende que Él está en todos los que le hayan recibido.
 
8. Habla a los demás de Él
 
• Ahora tienes el poder de evangelizar (compartir la Buena Noticia de Cristo), que es el motivo por el que existe la Iglesia.
 
 
“Si comprendiéramos de verdad la Misa, moriríamos de alegría” – San Juan María Vianney
 
 
Marcel LeJeune es director asistente del St. Mary’s Catholic Center en la Texas A&M University. Este artículo apareció originalmente en inglés en el blog Aggie Catholic. La traducción al español es de Aleteia 

Martes de la vigésima séptima semana del tiempo ordinario


Carta de San Pablo a los Gálatas 1,13-24. 

Hermanos:
Seguramente ustedes oyeron hablar de mi conducta anterior en el Judaísmo: cómo perseguía con furor a la Iglesia de Dios y la arrasaba,
y cómo aventajaba en el Judaísmo a muchos compatriotas de mi edad, en mi exceso de celo por las tradiciones paternas.
Pero cuando Dios, que me eligió desde el seno de mi madre y me llamó por medio de su gracia, se complació
en revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos, de inmediato, sin consultar a ningún hombre
y sin subir a Jerusalén para ver a los que eran Apóstoles antes que yo, me fui a Arabia y después regresé a Damasco.
Tres años más tarde, fui desde allí a Jerusalén para visitar a Pedro, y estuve con él quince días.
No vi a ningún otro Apóstol, sino solamente a Santiago, el hermano del Señor.
En esto que les escribo, Dios es testigo de que no miento.
Después pasé a las regiones de Siria y Cilicia.
Las Iglesias de Judea que creen en Cristo no me conocían personalmente,
sino sólo por lo que habían oído decir de mí: "El que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que antes quería destruir".
Y glorificaban a Dios a causa de mí.

Salmo 139(138),1-3.13-14ab.14c-15. 
Señor, tú me sondeas y me conoces,
tú sabes si me siento o me levanto;
de lejos percibes lo que pienso,
te das cuenta si camino o si descanso,

y todos mis pasos te son familiares.
Tú creaste mis entrañas,
me plasmaste en el seno de mi madre:
te doy gracias porque fui formado

de manera tan admirable.
¡Qué maravillosas son tus obras!
y nada de mi ser se te ocultaba,
cuando yo era formado en lo secreto,

cuando era tejido en lo profundo de la tierra.

Evangelio según San Lucas 10,38-42. 
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa.
Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude".
Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas,
y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.







Leer el comentario del Evangelio por : San Elredo de Rieval