miércoles, 14 de febrero de 2018

Miércoles de Ceniza: ¿Se debe responder cuando el sacerdote impone la ceniza?




En la Misa que se celebra durante el Miércoles de Ceniza, que marca el inicio de la Cuaresma, el sacerdote y los ministros que lo asisten pronuncian una fórmula cuando imponen la ceniza en la frente de los fieles. Tal vez alguien se ha preguntado si debe responder algo. Aquí lo explicamos.
En una reciente publicación en su blog personal, el P. Samuel Bonilla –conocido como el “Padre Sam”– indicó que dentro de la Iglesia Católica “normalmente a una fórmula, le sigue una respuesta”, y como ejemplo señaló que al recibir la comunión, el sacerdote dice “el Cuerpo de Cristo” y el que lo recibe dice “Amén”.
“Pero en el caso de la ceniza, al iniciar la Cuaresma, ¿se responde algo cuando el sacerdote o ministro nos coloca la ceniza?”, inquirió el P. Sam.
El presbítero hondureño explicó que tras revisar las indicaciones del rito de la Misa por Miércoles de Ceniza en el Misal Romano, encontró lo siguiente:
“Seguidamente, todos los fieles se acercan al sacerdote que impone la ceniza sobre ellos; a cada uno le dice: ‘Conviértete y cree en el Evangelio’ (Cfr. Mc 1,15) o ‘Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás’ (Cfr. Gn 3, 19)”.
En ese documento, explicó el P. Sam, “no se indica respuesta alguna. Lo cual nos lleva a concluir que no se responde nada, pues de así ser, se especificaría”.
“Por lo tanto, cuando el sacerdote o ministro te coloquen la ceniza en la frente o en la coronilla de la cabeza, retírate en silencio, meditando la frase/invitación que te han hecho”, concluyó.

Miércoles de Ceniza


Libro de Joel 2,12-18. 

Ahora dice el Señor: Vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos.
Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y rico en fidelidad, y se arrepiente de tus amenazas.
¡Quién sabe si él no se volverá atrás y se arrepentirá, y dejará detrás de sí una bendición: la ofrenda y la libación para el Señor, su Dios!
¡Toquen la trompeta en Sión, prescriban un ayuno, convoquen a una reunión solemne,
reúnan al pueblo, convoquen a la asamblea, congreguen a los ancianos, reúnan a los pequeños y a los niños de pecho! ¡Que el recién casado salga de su alcoba y la recién casada de su lecho nupcial!
Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, los ministros del Señor, y digan: "¡Perdona, Señor, a tu pueblo, no entregues tu herencia al oprobio, y que las naciones no se burlen de ella! ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?".
El Señor se llenó de celos por su tierra y se compadeció de su pueblo.

Salmo 51(50),3-4.5-6a.12-13.14.17. 
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa

y purifícame de mi pecado!
Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.

Contra ti, contra ti sólo pequé
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.

No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,

que tu espíritu generoso me sostenga:
Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu alabanza.


Carta II de San Pablo a los Corintios 5,20-21.6,1-2. 
Hermanos:
Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo: Déjense reconciliar con Dios.
A aquel que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro, a fin de que nosotros seamos justificados por él.
Y porque somos sus colaboradores, los exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios.
Porque él nos dice en la Escritura: En el momento favorable te escuché, y en el día de la salvación te socorrí. Este es el tiempo favorable, este es el día de la salvación.

Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18. 
Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo.
Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha,
para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,
para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.