jueves, 12 de mayo de 2016

VIDEO EN DIRECTO: Reza en el Santuario de la Virgen de Fátima, Portugal


Imagen: Santuario de Fátima / Captura de Video

FATIMA, 12 May. 16 / 05:07 pm (ACI).- Miles de personas visitan en la fiesta de la Virgen de Fátima el lugar donde María se apareció a tres humildes pastorcitos en 1917.
Gracias a la tecnología desde cualquier lugar del mundo es posible participar en las celebraciones por el aniversario de la primera aparición ocurrida el 13 de mayo de 1917 en la famosa Cova de Iría.

El video en directo es cortesía del Santuario de Fátima http://www.fatima.pt/es/pages/transmision-online
“No tengáis miedo. No os hago daño”, dijo la Virgen María en aquella ocasión a los tres pastorcitos, Lucía, Jacinta y Francisco, quienes contemplaban a una señora vestida de blanco, más brillante que el sol.
Después les pidió que volvieran a ese lugar seis meses seguidos el día 13 a la misma hora.

Celebración de San Juan de Ávila en Icod de Los Vinos 2016





Los sacerdotes de la Diócesis celebraron el miércoles 11 de mayo, en el Arciprestazgo de Icod de Los Vinos, el día del patrono del clero español, San Juan de Ávila. Aunque la festividad de este día propiamente es el 10 de mayo, se trasladó en nuestra diócesis al miércoles por ser el día habitual de reuniones de los equipos presbiterales.

Durante la jornada se rindió homenaje a los curas que cumplen en 2016, 50 o 25 años en el ministerio presbiteral. Concretamente, Pablo Fermín Batista, Domingo Guerra y Juan Manuel Batista están celebrando sus bodas de oro sacerdotales y Félix Manuel Santana, Jesús Manuel Gil Agüín, Juan Pedro Rivero, Áureo Matesanz y Roque Rodríguez de la Guardia, sus bodas de plata. A los homenajeados se les entregó una escultura del artista local, Moisés Afonso, una reproducción de la torre de San Marcos, tras la cual y -a modo de plegaria- se elevan dos manos, sobre las cuales aparece flambeado el pino de Buen Paso, lugar donde se celebró la primera misa en Icod de los Vinos.

Papa Francisco: Atención a los que hablan mal de los demás, a los cizañeros Homilía en Casa Santa Marta


Pope Francis General Audience March 30, 2016
© Antoine Mekary / ALETEIA




Jesús reza por la unidad de los cristianos, pero en la Iglesia hay “cizañeros”, los que dividen y destruyen las comunidades con la lengua: lo dijo el Papa Francisco en la homilía en Casa Santa Marta.
La unidad, una de las cosas más difíciles
Jesús, antes de la Pasión, reza por la “unidad de los creyentes, de las comunidades cristianas”, para que sean una cosa sola como Él y el Padre y así el mundo crea. La homilía del Papa toma  punto de este pasaje evangelico:
“La unidad de las comunidades cristianas, de las familias cristianas, son testimonio: son el testimonio del hecho de que el Padre ha enviado a Jesús. Y quizás, llegar a la unidad – en una comunidad cristiana, en una parroquia, en un obispado, en una institución  cristiana, en una familia cristiana – es una de las cosas más difíciles. Nuestra historia, la historia de la Iglesia, nos hace avergonzarnos muchas veces: ¡hemos hecho guerras entre nosotros contra los hermanos cristianos! Pensemos en una, en la Guerra de los treinta años”.
Pedir perdón por las divisiones
Donde los cristianos “se hacen la guerra entre ellos, no hay testimonio”, afirma el Papa Francisco.
“¡Debemos pedir mucho perdón al Señor por esta historia! Una historia muchas veces de divisiones, pero no solo en el pasado… ¡También hoy! ¡También hoy! Y el mundo ve que estamos divididos y dice: ‘Que se pongan de acuerdo y luego veremos… Como, Jesús está Resucitado y está vivo, ¿y estos – sus discípulos – no se ponen de acuerdo?’. Una vez, un cristiano católico preguntaba a otro cristiano de Oriente – católico también: ‘Mi Cristo resucita pasado mañana. ¿El tuyo cuando resucita?’. ¡Ni siquiera en la Pascua estamos unidos! Y esto en el mundo entero. Y el mundo no cree”.
Los “cizañeros” manchan y destruyen
“Fue la envidia del diablo  – explica el Papa – la que hizo entrar el pecado en el mundo”: así, también en las comunidades cristianas “es casi habitual” que haya egoísmo, celos, envidias, divisiones, “y esto lleva a hablar mal unos de otros. ¡Se habla mal tanto!”.
En Argentina – observa – “estas personas se llaman ‘cizañeras’: siembran cizaña, dividen. Y allí las divisiones empiezan con la lengua. Por envidia, celos y también cerrazón. ‘¡No! ¡La doctrina es esta!”. La lengua – observa el Papa – “es capaz de destruir a una familia, una comunidad, una sociedad, de sembrar odios y guerras”. En lugar de buscar una clarificación, “es más cómodo hablar mal” y destruir “la fama del otro”. El Papa cita la conocida anécdota de San Felipe Neri que a una mujer que había hablado mal, como penitencia, le dice que desplume una gallina, que esparza las plumas por el barrio y que luego vaya a recogerlas. “¡No es posible!” – exclama la mujer. “Así es hablar mal”.
“Hablar mal es así: manchar al otro. ¡El que habla mal, ensucia! ¡Destruye! Destruye la fama, destruye la vida y muchas veces  – ¡muchas veces! – sin motivo, contra la verdad. Jesús rezó por nosotros, por todos los que estamos aquí y por nuestras comunidades, por nuestras parroquias, por nuestras diócesis: ‘Que sean uno’. Recemos al Señor para que nos de la gracia, porque es mucha, mucha la fuerza del diablo, del pecado que nos lleva a la desunión. ¡Siempre! Que nos de la gracia , que nos de el don: ¿cuál es el don que crea la unidad? ¡El Espíritu Santo! Que nos de este don que hace la armonía, porque Él es la armonía, la gloria en nuestras comunidades. Y nos de la paz, pero con la unidad. Pidamos la gracia de la unidad para todos los cristianos, la gran gracia y la pequeña gracia de cada día para nuestras comunidades, nuestras familias; ¡y la gracia de mordernos la lengua!”.

Papa Francisco nos recuerda que el chisme destruye a las familias

Papa Francisco en la Misa de la Casa Santa Marta / Foto: L'Osservatore Romano


VATICANO, 12 May. 16 / 07:23 am (ACI).- El Papa Francisco celebró esta mañana su habitual Misa en la capilla de la Casa Santa Marta, donde nos recordó que las divisiones comienzan con la lengua de los que siembran cizaña, y que con sus chismes destruyen las familias y comunidades, ocasionando odio y guerras.
En su homilía reflexionó sobre las palabras y la oración que Jesús realiza por “la unidad de las comunidades cristianas, de las familias cristianas”, y recordó que estás deben testimoniar que el Padre ha enviado a Jesús. “Quizá llegar a la unidad es una de las cosas más difíciles”, agregó.
El Santo Padre, recordó la historia de la Iglesia y dijo que ésta “nos hace avergonzar tantas veces: ¡hicimos guerras contra nuestros hermanos cristianos! Pensemos en una, la Guerra de los Treinta Años”.
“¡Tenemos que pedir perdón al Señor por esta historia! Una historia, tantas veces de divisiones y no sólo en el pasado… ¡Aún hoy! ¡Aún hoy! Y el mundo ve que estamos divididos”, dijo el Papa. Señaló que muchos se preguntan: “Cómo, Jesús ha resucitado y está vivo ¿y sus discípulos no se ponen de acuerdo?”, “que se pongan de acuerdo, después veremos”.
“Una vez, un cristiano católico le preguntó a otro cristiano de Oriente, también católico: ‘Mi Cristo resucita pasado mañana. El tuyo ¿cuándo resucita? ¡Ni siquiera en la Pascua estamos unidos! Y el mundo no cree” dijo Francisco.
El Papa nos recordó que también en las comunidades cristianas hay egoísmo, celos, envidias, divisiones, y todo ello lleva al chisme, a chismear unos de otros. Además señaló que “fue la envidia del diablo la que hizo entrar el pecado en el mundo”.
“¡Cuántos chismes!”, exclamó el Papa. Recordó que “las divisiones comienzan con la lengua de los que siembran cizaña” y esto se da “¡por envidia, celos y también por cerrazón!”. Además afirmó que “La lengua es capaz de destruir una familia, una comunidad, una sociedad, de sembrar odio y guerras”.
El Papa dijo que en vez de buscar una clarificación, es más cómodo chismear y destruir la fama del otro. En ese sentido recordó un episodio de la vida de San Felipe Neri, que le dijo a una mujer chismosa, como penitencia, que desplumara una gallina y desparramara las plumas, para luego intentar recogerlas, a lo que ella respondió que es imposible. El santo le señaló que así es con los chismes.
El Papa dijo que “el chismear es así: embarrar al otro”. Dijo además que “¡El que chismea embarra! ¡Destruye! Destruye la fama, destruye la vida y tantas veces sin motivo, contra la verdad”.
El Papa pidió que “roguemos al Señor que nos dé la gracia, porque es tanta, tanta la fuerza del diablo, del pecado que nos empuja a la desunión”. “Que nos dé la gracia, que nos dé el don: y ¿cuál es el don que hace la unidad? ¡El Espíritu Santo!”. Concluyó pidiendo “que nos dé este don que hace la armonía, porque Él es la armonía, la gloria en nuestras comunidades. Y que nos dé la paz, pero con la unidad. Pidamos la gracia de la unidad para todos los cristianos, la gracia grande y la gracia pequeña de cada día para nuestras comunidades, nuestras familias. ¡Y la gracia de poner un freno a la lengua!”.

El Rosario, una devoción católica

¿QUÉ ES "EL ROSARIO"?
Una de las devociones más queridas por los católicos


La palabra Rosario significa "Corona de Rosas". Nuestra Señora ha revelado a varias personas que cada vez que dicen el Ave María le están dando a Ella una hermosa rosa y que cada Rosario completo le hace una corona de rosas.
La rosa es la reina de las flores, y así el Rosario es la rosa de todas las devociones, y por ello la mas importante de todas.
El Rosario esta compuesto de dos elementos: oración mental y oración verbal. En el Santo Rosario la oración mental no es otra cosa que la meditación sobre los principales misterios o hechos de la vida, muerte y gloria de Jesucristo y de su Santísima Madre.

Para conocer más y mejor el Rosario le recomendamos los siguientes materiales:
- El Rosario 


Vea también:
- Devociones ¿Qué es una devoción?
- Devociones y Liturgia
- Formación mariológica
- Liturgia de las Horas, la oración de la Iglesia
- Oraciones: Pienso en ti, oh Dios
- Orar, rezar, ¿vale la pena?
- Formación espiritual
 

¿Has pensado acoger a una familia siria musulmana? No tengas miedo Si te frena la diferencia religiosa, aquí te ofrezco estas reflexiones. Quizás te ayuden a disipar tus temores


refugee-Franz Ferdinand Photography-cc



La tragedia continúa. Miles de personas a las puertas de Europa, claman asilo, protección. Huyen de su tierra, inmersa en la guerra, el hambre y el terror. No tienen elección. Llamarán a la puerta, saltarán verjas, se instalarán en cualquier espacio a esperar un horizonte. De día o de noche. El Papa Francisco clama por ellos: “el Evangelio nos llama a estar próximos a los más pequeños y a aquellos que han sido abandonados para darles una esperanza tangible”. “Que toda parroquia, que toda comunidad religiosa, que todo monasterio, que todo santuario de Europa acoja a una familia”.
Ayudarlos es un imperativo moral. La esperanza cristiana no es resignada. Es combativa. Con la convicción de quien cree en lo que hace. Francisco ya ha comenzado por su propia casa. Ha abierto sus puertas y no ha pronunciado, ni una sola vez, la palabra “musulmán” para referirse a ellos. Porque eso no es lo importante ¿Y tú? ¿De qué tienes miedo? Si puedes hacerlo, si estás pensando en acoger y tienes ciertos temores por tratarse, en su gran mayoría, de musulmanes, aquí te ofrezco estas reflexiones. Quizás te ayuden a disiparlos.
Pero recuerda ante todo una cosa: cuando en el Evangelio Jesús propone la figura del Buen Samaritano, lo hace con un propósito muy concreto, y es mostrar cómo Dios llama a sus hijos a la caridad por encima de la diferencia religiosa: Pues los samaritanos, en su tiempo, eran considerados idólatras e impíos, una religión blasfema para los judíos, y el contacto con ellos estaba prohibido. ¿Te imaginas cuán revolucionario fue en su época el mensaje de tu Maestro? Un samaritano ayudando a un judío…
  1. Libérate de prejuicios. En primer lugar, hay que tratar de pensar en los musulmanes como una realidad que también padece el terror infligido por el Estado Islámico. Son ante todo seres humanos que huyen de la guerra, la injusticia y el hambre, instalados en los países que los vieron nacer. Que buscan una salida, una esperanza.
  2. Se consecuente y no temas. Si en tus manos está acoger y eres creyente, no temas. El Papa nos ha dado ejemplo de ello. Con esta circunstancia en tu vida, se te da la oportunidad de dar razón de tu fe. De ser consecuente y ser el rostro de Cristo ante quienes sufren. Esa es la radicalidad del Evangelio que todos estamos llamados a vivir.
  3. Ponte en su lugar. Una vez que sientes la llamada de la acogida, míralos a los ojos, abre tus brazos. Porque podrías ser tú. Lo único que te diferencia de ellos es que tú tienes la suerte de haber nacido donde lo hiciste. Piensa que ellos nacieron en un entorno cultural distinto al tuyo. Tú eres fiel a la fe que has recibido. Ellos, también.
  4. Ser musulmán es ser creyente, no violento. Los refugiados huyen del terror implantado por el extremismo islámico. Más que nadie conocen sus mecanismos y sus consecuencias. Practicar la fe musulmana no lleva implícita una actitud violenta.
  5. No temas la diferencia. Efectivamente, los musulmanes tienen su propia cultura y estilo de vida. Desde la alimentación a la educación de los hijos. Diferencias que, en principio pueden causarnos inquietud. Sin embargo, la diferencia puede y debe ser enriquecedora. Convivir, en el diálogo de la vida, es la clave del diálogo interreligioso. Nos acerca a realidades que es necesario que conozcamos sin mediar prejuicios. Convivir con el otro sin caer en el relativismo sino desde el respeto, esa es la clave.
  6. Compartir el pan. Acoger es abrir las puertas de tu casa, de tu vida a quienes lo necesitan. Piensa que ofreces lo que eres, no sólo lo que tienes. Y lo haces con personas concretas, con una historia, con un dolor. No son estereotipos, creyentes de tal o cual credo. Ellos verán en ti el rostro de Cristo vivo hoy. No pierdas de vista lo esencial del gesto. El motivo por el que lo haces.
  7. Convivir es querer entenderse. Compartir un espacio no es tarea fácil. Requiere consensos siempre. La acogida comporta una alta dosis de entendimiento mutuo. Y para ello es necesaria una apertura al otro de manera sincera, tranquila. Cuanto más te acercas y conoces una realidad, menor es tu temor.
  8. Sentido común. Cuando nos asalten las dudas sobre cómo vivirán, cómo tratan a sus hijos, cómo comerán, etc., debemos pensar que en lo esencial, todos los seres humanos tenemos las mismas necesidades. Cada familia es un mundo y la hospitalidad debe ser correspondida con una actitud de respeto. No sólo del que abre la puerta. Sino también del que entra por ella. No debemos temer manifestar nuestras dudas y preguntas. Plantear unos cauces de modo que la vida en un espacio compartido no nos supongan un problema.
  9. No es inconsciencia, es acogida. Los medios insisten en el peligro de que los terroristas están aprovechando este movimiento de refugiados para entrar impunemente a Europa. Estas noticias producen inquietud y nos paralizan. Se trata de un temor lógico. Por tanto, si acoges a una familia en tu casa, probablemente lo hagas a través de redes de solidaridad que tengan cierto control de quien estás acogiendo.
  10. La acogida nace de la libertad. En estas circunstancias excepcionales, acoger a refugiados debe ser una decisión consciente y libre. No todos están en disposición de poder hacerlo. Bien por no disponer de los medios o por no sentirse preparados para afrontar ese reto. Para que llegue a buen puerto, ha de meditarse y valorarse. Si estás en tierra firme, dispuesto y seguro, podrás dar la mano a quien solicita tu ayuda.
Estos puntos, no pretenden ser ni mucho menos un decálogo exhaustivo. Quieren ser reflexiones sencillas ante la propuesta de la acogida. Las dolorosas circunstancias que venimos presenciando, el drama que viven miles de personas no puede, no debe dejarnos impasibles. Como nos recuerdan las palabras del papa, el Evangelio ofrece actitudes, respuestas ante el sufrimiento. Depende de nosotros hacerlas vida. Y sólo podremos hacerlo si somos capaces de mirar más allá del miedo.

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San Juan Pablo II y la Virgen de Fátima: Una historia que unió el cielo y la tierra Por Abel Camasca



REDACCIÓN CENTRAL,  (ACI).- Era el 13 de mayo de 1981, San Juan Pablo II en el papamóvil recorría la Plaza de San Pedro saludando y bendiciendo a los fieles; de pronto el turco Alí Agca sacó un arma y disparó contra el Papa peregrino que cayó gravemente herido. Este atentado no acabó con su vida porque una “mano materna” intervino.
Mientras San Juan Pablo II se recuperaba en el hospital pidió toda la documentación sobre la Virgen de Fátima. Más adelante el Pontífice empezó a trabajar para cumplir el segundo secreto de la Virgen, en el que la Madre de Dios pedía que se consagrase Rusia a su Inmaculado Corazón.
Una imagen de Nuestra Señora de Fátima le fue llevada al Papa en Castel Gandolfo y el Santo pidió que se construyera en Polonia una pequeña iglesia en la frontera con la Unión Soviética, donde fue colocada la imagen mirando hacia Rusia.
Un año después del atentado, el 13 de mayo de 1982, Juan Pablo II viajó por primera vez a Fátima para "agradecer a la Virgen su intervención para la salvación de mi vida y el restablecimiento de mi salud".
Un año más tarde, Juan Pablo II formalizó su devoción y agradecimiento a la Virgen donando al Santuario de Fátima la bala que le extrajeron, la misma que está engarzada en la aureola de la corona de la imagen mariana que preside el santuario.
El 8 de diciembre de 1983 San Juan Pablo II envió una carta a los obispos del mundo, incluyendo ortodoxos, expresándoles sus intenciones de consagrar Rusia al Corazón de María y les añadió la oración especial para que ellos hicieran lo mismo en sus diócesis.
Días después, el Papa visitó en la cárcel a Alí Agca, quien le habló de Fátima: "¿Por qué no murió? Yo sé que apunté el arma como debía y sé que la bala era devastadora y mortal. ¿Por qué entonces no murió? ¿Por qué todos hablan de Fátima?"
El 25 de marzo de 1984, Fiesta de la Anunciación, el Pontífice consagró todos los hombres y pueblos, incluida Rusia, a María Santísima y en unión espiritual con los obispos del mundo. Luego Sor Lucía, la tercera vidente, confirmó que esta consagración “ha sido hecha tal como Nuestra Señora había pedido”.
En el 2000 San Juan Pablo II viajó a Fátima y el 13 de mayo beatificó a los otros dos videntes de la Virgen, Francisco y Jacinta Marto. Luego se anunció la publicación de la “tercera parte” del secreto de Fátima que se efectuó el 26 de junio de ese año.
El entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Joseph Ratzinger, hizo un comentario teológico a este secreto revelado en el que se veía a un Obispo vestido de blanco y que es muerto ante una cruz.
“¿No podía el Santo Padre, cuando después del atentado del 13 de mayo de 1981 se hizo llevar el texto de la tercera parte del ‘secreto’, reconocer en él su propio destino? Había estado muy cerca de las puertas de la muerte y él mismo explicó el haberse salvado, con las siguientes palabras: ‘...fue una mano materna a guiar la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se paró en el umbral de la muerte’ (13 de mayo de 1994)”, destacó el Cardenal.
“Que una ‘mano materna’ haya desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones”, enfatizó.
Más información en el especial de la Virgen de Fátima


Jueves de la séptima semana de Pascua

Libro de los Hechos de los Apóstoles 22,30.23,6-11. 
Queriendo saber con exactitud de qué lo acusaban los judíos, el tribuno le hizo sacar las cadenas, y convocando a los sumos sacerdotes y a todo el Sanedrín, hizo comparecer a Pablo delante de ellos.
Pablo, sabiendo que había dos partidos, el de los saduceos y el de los fariseos, exclamó en medio del Sanedrín: "Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos, y ahora me están juzgando a causa de nuestra esperanza en la resurrección de los muertos".
Apenas pronunció estas palabras, surgió una disputa entre fariseos y saduceos, y la asamblea se dividió.
Porque los saduceos niegan la resurrección y la existencia de los ángeles y de los espíritus; los fariseos, por el contrario, admiten una y otra cosa.
Se produjo un griterío, y algunos escribas del partido de los fariseos se pusieron de pie y protestaron enérgicamente: "Nosotros no encontramos nada de malo en este hombre. ¿Y si le hubiera hablado algún espíritu o un ángel...?".
Como la disputa se hacía cada vez más violenta, el tribuno, temiendo por la integridad de Pablo, mandó descender a los soldados para que lo sacaran de allí y lo llevaran de nuevo a la fortaleza.
A la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: "Animo, así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, también tendrás que darlo en Roma".



Salmo 16(15),1-2a.5.7-8.9-10.11. 
Protégeme, Dios mío,
porque me refugio en ti.
Yo digo al Señor:
«Señor, tú eres mi bien.»

El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz,
¡tú decides mi suerte!
Bendeciré al Señor que me aconseja,
¡hasta de noche me instruye mi conciencia!

Tengo siempre presente al Señor:
él está a mi lado, nunca vacilaré.
Por eso mi corazón se alegra,
se regocijan mis entrañas

y todo mi ser descansa seguro:
porque no me entregarás a la Muerte
ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro.
Me harás conocer el camino de la vida,

saciándome de gozo en tu presencia,

de felicidad eterna a tu derecha.





Evangelio según San Juan 17,20-26. 
Jesús levantó los ojos al cielo y oró diciendo:
"Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí.
Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno
-yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.
Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste.
Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos".



Leer el comentario del Evangelio por : Isaac de Stella  
«Para que el amor que me tenías esté en ellos, como yo también estoy en ellos»