martes, 5 de diciembre de 2017

El Papa: Si Judas en su camino hubiera encontrado a la Virgen…


El Pontífice recuerda un episodio muy humano en la Pasión de Cristo 

El papa Francisco ha reflexionado sobre la oración cristiana del Padre nuestro en una transmisión televisiva homónima del canal católico, TV2000, y ahora sus palabras se convierten en un libro publicado por la editorial italiana Rizzoli. En efecto, el periódico Il Corriere della Sera en su edición de este jueves 23 de noviembre ha publicado una anticipación.
El Papa compartió su contemplación sobre el verdadero sentimiento de la vergüenza. Lo hizo poniendo su atención en los destinos de tres personajes bíblicos de la Pasión de Cristo: Pedro, el apóstol que niega tres veces a Jesús y llora su vergüenza “amargamente”; el buen ladrón que se “avergüenza de estar crucificado al lado de un inocente” y el apóstol que entregó a Jesús.
La tercera vergüenza, “la que me conmueve más, es la vergüenza de Judas”, aseguró al referirse al discípulo que vendió a su maestro a los poderosos de la época por treinta monedas de plata y considerado el más controvertido de los doce.
“Judas es un personaje difícil de entender, ha habido tantas interpretaciones de su personalidad. Al final, sin embargo, cuando veo lo que ha hecho. Él se dirige a los ‘justos’, a los sacerdotes: ‘He pecado: he entregado a la muerte a un inocente’. Ellos le contestaron: ‘¿Qué nos importa eso a nosotros? Es asunto tuyo’ (Mateo 27: 3-10). Entonces él se va con la culpa que lo asfixia”.
El Pontífice sumerge al lector en un destino distinto para Judas: “Quizás si él hubiera encontrado a la Virgenlas cosas hubieran sido otras, pero el pobre se va, no encuentra manera de salir y fue a ahorcarse”.
“Pero, hay una cosa que me hace pensar que la historia de Judas no termina ahí… Tal vez alguien piense, ‘este Papa es un hereje …’ ¡Pero no! Vayan a ver un capitel medieval en la basílica de Santa Maria Magdalena en Vézelay, Borgoña”, expresó.
El Sucesor de Pedro recuerda que los hombres de la Edad Media enseñaban el Evangelio a través de esculturas y pinturas. “En ese capitel, por un lado está ahorcado Judas, pero por el otro está el Buen Pastor que lo carga sobre sus hombros y se lo lleva consigo”.
Reveló que tiene esa fotografía del capitel, concebido en dos partes, detrás de su escritorio porque le ayuda a “meditar”. “En los labios del Buen Pastor hay una sonrisa que no digo sea irónica, sino un poco de complicidad”, describió.
Hay tantas maneras de avergonzarse; la desesperación es una, pero debemos tratar de ayudar a las personas desesperadas a encontrar el verdadero camino de la  vergüenza, y que no recorran la vía que acabó con Judas”.
“Estos tres personajes de la pasión de Jesús me ayudan mucho. La vergüenza es una gracia”, dijo el Papa.
Por ultimo, alertó sobre las seducciones del mal al mencionar en la oración del Padre Nuestro la parte: ‘No nos dejes caer en tentación’.
Y afirmó que el mal es una persona, Satanás, que es también “muy astuto”. “El Señor nos dice que cuando es expulsado, se va, pero después de un tiempo, cuando uno está distraído, tal vez después de unos años, regresa peor que antes”.
Él no invade la casa. No, Satanás es muy cortés, golpea a la puerta, toca, entra con sus típicas seducciones y con sus compañeros”.
De ahí, indicó que los cristianos en la oración al Padrenuestro piden de no caer en lo malo. E invita a buscar la sabiduría divina para tener el buen sentido y discernir para no caer en las mentiras de Satanás. “Estoy convencido que con él no se puede dialogar”.
Aseguró que Jesús jamás permitió un diálogo con Satanás, ni siquiera en el desierto y por el contrario toma distancia. Satanás “es más inteligente que nosotros, y él te da la vuelta, te hace dar vueltas en la cabeza, y finalmente estás perdido”. Así, indicó que con el mal no se hacen pactos. 

Martes de la primera semana de Adviento


Libro de Isaías 11,1-10. 

En aquel día, saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces.
Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor
-y lo inspirará el temor del Señor-. El no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir:
juzgará con justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país; herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.
La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas.
El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá;
la vaca y la osa vivirán en companía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey.
El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora, meterá la mano el niño apenas destetado.
No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la buscarán y la gloria será su morada.

Salmo 72(71),2.7-8.12-13.17. 
Para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud.
Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz, mientras dure la luna;

que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra.
Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.

Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes.
Que perdure su nombre para siempre
y su linaje permanezca como el sol;

que él sea la bendición de todos los pueblos
y todas las naciones lo proclamen feliz.

Evangelio según San Lucas 10,21-24. 
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo:
"Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!
¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".