sábado, 1 de octubre de 2016

Obra de Misericordia de Octubre.

“En las relaciones humanas una de las cosas que más cuesta es soportar o sobrellevar los defectos de nuestros prójimos (…) tener paciencia cuando tenemos “atravesados” a aquellos que nos “caen mal”, o a quienes vemos con muchos defectos. La paciencia es la virtud que nos lleva a soportar sin tristeza de espíritu ni abatimiento de corazón los padecimientos físicos y morales. Ella nos ayuda a mirar a los demás con corazón amplio... Sufrir con paciencia los defectos de los demás es un camino seguro hacia la paz. Este modo de proceder es la de aquellos que apuestan por la santidad. (…) La respuesta siempre es la misma: amar y perdonar. (Revista Misioneros Tercer Milenio, junio de 2010)

Vigésimo séptimo domingo del tiempo ordinario


Libro de Habacuc 1,2-3.2,2-4. 

¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que tú escuches, clamaré hacia ti: "¡Violencia", sin que tú salves?
¿Por qué me haces ver la iniquidad y te quedas mirando la opresión? No veo más que saqueo y violencia, hay contiendas y aumenta la discordia.
El Señor me respondió y dijo: Escribe la visión, grábala sobre unas tablas para que se la pueda leer de corrido.
Porque la visión aguarda el momento fijado, ansía llegar a término y no fallará; si parece que se demora, espérala, porque vendrá seguramente, y no tardará.
El que no tiene el alma recta, sucumbirá, pero el justo vivirá por su fidelidad.

Salmo 95(94),1-2.6-7.8-9. 
¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor,
aclamemos a la Roca que nos salva!
¡Lleguemos hasta él dándole gracias,
aclamemos con música al Señor!

¡Entren, inclinémonos para adorarlo!
¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros, el pueblo que él apacienta,
las ovejas conducidas por su mano.

Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:
«No endurezcan su corazón como en Meribá,
como en el día de Masá, en el desierto,
cuando sus padres me tentaron y provocaron,
aunque habían visto mis obras.»



Segunda Carta de San Pablo a Timoteo 1,6-8.13-14. 
Por eso te recomiendo que reavives el don de Dios que has recibido por la imposición de mis manos.
Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad.
No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que soy su prisionero. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por el Evangelio, animado con la fortaleza de Dios.
Toma como norma las saludables lecciones de fe y de amor a Cristo Jesús que has escuchado de mí.
Conserva lo que se te ha confiado, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.

Evangelio según San Lucas 17,5-10. 
Los Apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe".
El respondió: "Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', ella les obedecería."
Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: 'Ven pronto y siéntate a la mesa'?
¿No le dirá más bien: 'Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después'?
¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: 'Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber'.»


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.







Leer el comentario del Evangelio por : Beata Teresa de Calcuta  

¿Por qué te agobias tanto? Mensaje de Jesús para ti


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¿Por que te confundes y te agitas ante los problemas de la vida? Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor. Cuando te abandones en mí todo se resolverá con tranquilidad según mis designios. No te desesperes, no me dirijas una oración agitada, como si quisieras exigirme el cumplimiento de tu deseos. Cierra tus ojos del alma y dime con calma: “Jesús yo en ti confío”.
Evita las preocupaciones y angustias y los pensamientos sobre lo que pueda suceder después. No estropees mis planes, queriéndome imponer tus ideas. Déjame ser Dios y actuar con libertad. Abandónate confiadamente en mí. Reposa en mí y deja en mis manos tu futuro.
Dime frecuentemente: “Jesús, yo confío en ti”. Lo que más daño te hace es tu razonamiento y tus propias ideas y querer resolver las cosas a tu manera. Cuando me dices: Jesús, yo confío en ti, no seas como el paciente que le pide al médico que lo cure, pero le sugiere el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos divinos, no tengas miedo, YO TE AMO. Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando. Cierra los ojos del alma y confía.
Continúa diciéndome a toda hora: “Jesús yo confío en ti”. Necesito las manos libres para poder obrar. No me ates con tus preocupaciones inútiles. Las fuerzas de la oscuridad quieren eso: agitarte, angustiarte, quitarte la paz. Confía solo en Mí, abandónate en Mí. Así que no te preocupes, echa en Mí todas tus angustias y duerme tranquilamente. Dime siempre: Jesús yo confío en Ti y verás grandes milagros…

15 poderosas oraciones para rezar en 15 segundos No diras que no tienes tiempo para rezar...

Me sucedió que en las vacaciones escolares, estuve al punto de perder la razón entre escuchar las incansables historias de mis hijos, limpiar las manchas de barro de mi hermoso piso de madera y salvar al pequeño que gritaba mientras era torturado por sus hermanos. Durante esos momentos me encontraba de pronto murmurando una simple oración. «Ven, Espíritu Santo». Esta era la única oración que podía decir para encontrar un poco de paz y poder corregir a mis hijos sin gritarles.
Existen ciertos momentos en la vida en los que una oración corta es lo que necesitamos para volver a mirar a Dios y recuperar ese sentido de calma. Puede ser en una situación en la que estamos sobrepasados por el dolor, el miedo, la ansiedad o la preocupación; o  momentos en los que estamos apurados, ya sea saliendo de casa camino hacia el trabajo o mientras el profesor va entregando el examen: siempre hay unos segundos para ofrecerle una pequeña oración. Cualquiera sea la razón, Dios nos dice que importa más la intención del corazón que lo largo o extenso de nuestra oración.
«Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados» (Mateo 6, 7).
Es por eso que hemos preparado para ti 15 Oraciones que puedes decir en 15 segundos:




EL ROSARIO, CON LOS MISTERIOS COMENTADOS E ILUSTRADOS

Para una información más amplia y profunda sobre el Rosario, véase la Carta Apostólica de Juan Pablo II: «Rosarium Virginis Mariae» (16 de octubre del año 2002).
El Rosario, una de las devociones marianas más extendidas en el pueblo cristiano y que arranca del celo apostólico de Santo Domingo, es para el Diccionario de la Real Academia Española: «Rezo de la Iglesia, en que se conmemoran los veinte misterios principales de la vida de Jesucristo y de la Virgen, recitando después de cada uno un padrenuestro, diez avemarías y un gloriapatri.» En verdad ahí están enunciados los elementos esenciales que lo constituyen, a los que se añaden, según las regiones y devociones, otros también importantes. Si se nos permite, podríamos decir que el Rosario está formado por materiales evangélicos de primera calidad: la selección de los misterios, ordenados en cuatro grupos, gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos, que son pasos decisivos de Jesús y de María que nos llevan de la Anunciación y Encarnación hasta la venida del Espíritu y la coronación de la Virgen; la oración que Jesús nos enseñó para dirigirnos al Padre, y la que la tradición de la Iglesia ha elaborado para saludar a María, empleando en parte las palabras que le dirigieron el Ángel y su prima Isabel; y, como broche de cada decena de avemarías, la fórmula de alabanza trinitaria. Hay que añadir que son partes esenciales del Rosario la meditación y contemplación de los misterios, sin la que su rezo quedaría como un cuerpo sin alma, y las oraciones vocales impregnadas de ese clima de oración y devoción. La Iglesia celebra el 7 de octubre la fiesta de Nuestra Señora, la Virgen del Rosario.
En cuanto a la forma de rezar el Rosario, digamos que lo más habitual es contemplar cada día cinco misterios: los lunes y sábados, los Misterios Gozosos, los jueves, los Luiminosos, los martes y viernes, los Dolorosos, y los miércoles y domingos, los Gloriosos, a no ser que la celebración de las fiestas o tiempos litúrgicos aconseje otra opción. Suele formar parte del Rosario la letanía, "deprecación a la Virgen con sus elogios y atributos colocados por orden", de la que hay varias fórmulas. Ofrecemos también algunos otros elementos de uso particular, que pueden libremente omitirse.
Para favorecer la contemplación y meditación de los misterios, enlazamos su enunciado con imágenes artísticas y redacciones evangélicas.
Rezo del Santo Rosario

V. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. 
R. Amén. 


V. Dios mío, ven en mi auxilio. 
R. Señor, date prisa en socorrerme. 


V. Gloria al Padre... 
R. Como era en el principio...

Los misterios que hemos de contemplar son




Lunes y Sábados:
LOS MISTERIOS GOZOSOS

[Al final de cada misterio suele decirse:]
Dios te salve, María, Hija de Dios Padre; Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo; Dios te salve María, Esposa del Espíritu Santo. Templo y sagrario de la santísima Trinidad, no permitáis, Señora, que ningún cristiano viva ni muera en pecado mortal ni venial. Amén.
Segundo misterio: La Visitación de María Santísima a su prima Santa Isabel
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Tercer misterio: El nacimiento del Niño Jesús en el pobre y humilde portal de Belén.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Cuarto misterio: La Purificación de la Virgen María y Presentación del Niño Jesús en el Templo.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Quinto misterio: El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Jueves:
LOS MISTERIOS LUMINOSOS

Primer misterio: El bautismo de Jesús en el río Jordán.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Segundo misterio: Jesús y María en las bodas de Caná.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Tercer misterio: Jesús anuncia el Reino de Dios e invita a la conversión.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Cuarto misterio: La transfiguración de Jesús en el monte Tabor.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Quinto misterio: La institución de la Eucaristía.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Martes y Viernes:
LOS MISTERIOS DOLOROSOS

Primer misterio: La oración de Jesús en el huerto de Getsemaní.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Segundo misterio: La flagelación de Jesús, atado a la columna.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Tercer misterio: Jesús es coronado de espinas.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Cuarto misterio: Jesús con la cruz a cuestas, camino del Calvario.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Quinto misterio: La crucifixión y muerte de Jesús.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Miércoles y Domingos:
LOS MISTERIOS GLORIOSOS

Primer misterio: La Resurrección del Señor.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Segundo misterio: La Ascensión del Señor al cielo.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Tercer misterio: La venida del Espíritu Santo sobre el Colegio apostólico.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Cuarto misterio: La Asunción de Nuestra Señora al cielo.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
Quinto misterio: La coronación de la Virgen María como Reina del universo.
Un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.
[Terminado el rezo de los misterios correspondientes, suele saludarse a la Virgen en sus "tres purezas" y recitarle la Salve:]
V. Virgen purísima antes del parto.
R. Purifica nuestros pensamientos.
Avemaría
V. Virgen purísima en el parto.
R. Purifica nuestras palabras.
Avemaría
V. Virgen purísima después del parto.
R. Purifica nuestras obras y deseos.
Avemaría
Para más obligar a la Virgen santísima, saludémosla con una "Salve": Dios te salve...
Letanía lauretana
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad 
Cristo, ten piedad 
Cristo, ten piedad 
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad 
Cristo, óyenos 
Cristo, óyenos 
Cristo, escúchanos
Cristo, escúchanos 
Dios Padre celestial 
Ten misericordia de nosotros 
Dios Hijo, Redentor del mundo
Ten misericordia de nosotros 
Dios Espíritu Santo
Ten misericordia de nosotros 
Trinidad Santa, un solo Dios
Ten misericordia de nosotros 
Santa María 
Ruega por nosotros 
Santa Madre de Dios 
Ruega por nosotros 
Santa Virgen de las vírgenes 
Ruega por nosotros 
Madre de Cristo 
Ruega por nosotros 
Madre de la divina gracia
Ruega por nosotros 
Madre purísima 
Ruega por nosotros 
Madre castísima 
Ruega por nosotros 
Madre virginal 
Ruega por nosotros 
Madre sin corrupción
Ruega por nosotros 
Madre Inmaculada 
Ruega por nosotros 
Madre amable 
Ruega por nosotros 
Madre admirable 
Ruega por nosotros 
Madre del buen consejo 
Ruega por nosotros 
Madre del Creador 
Ruega por nosotros 
Madre del Salvador 
Ruega por nosotros 
Madre de la Iglesia 
Ruega por nosotros 
Virgen prudentísima
Ruega por nosotros 
Virgen digna de veneración 
Ruega por nosotros 
Virgen digna de alabanza
Ruega por nosotros 
Virgen poderosa 
Ruega por nosotros 
Virgen clemente 
Ruega por nosotros 
Virgen fiel 
Ruega por nosotros 
Espejo de justicia 
Ruega por nosotros 
Trono de sabiduría
Ruega por nosotros 
Causa de nuestra alegría 
Ruega por nosotros 
Vaso espiritual 
Ruega por nosotros 
Vaso digno de honor 
Ruega por nosotros 
Vaso insigne de devoción 
Ruega por nosotros 
Rosa mística 
Ruega por nosotros 
Torre de David 
Ruega por nosotros 
Torre de marfil 
Ruega por nosotros 
Casa de oro 
Ruega por nosotros 
Arca de la alianza 
Ruega por nosotros 
Puerta del cielo 
Ruega por nosotros 
Estrella de la mañana
Ruega por nosotros 
Salud de los enfermos 
Ruega por nosotros 
Refugio de los pecadores
Ruega por nosotros 
Consuelo de los afligidos
Ruega por nosotros 
Auxilio de los cristianos
Ruega por nosotros 
Reina de los ángeles
Ruega por nosotros 
Reina de los patriarcas
Ruega por nosotros 
Reina de los profetas 
Ruega por nosotros 
Reina de los apóstoles
Ruega por nosotros 
Reina de los mártires
Ruega por nosotros 
Reina de los confesores
Ruega por nosotros 
Reina de las vírgenes
Ruega por nosotros 
Reina de todos los santos
Ruega por nosotros 
Reina concebida sin pecado original 
Ruega por nosotros 
Reina elevada al cielo 
Ruega por nosotros 
Reina del santo rosario
Ruega por nosotros 
Reina de la familia 
Ruega por nosotros 
Reina de la paz 
Ruega por nosotros 
Reina de la Orden Franciscana
Ruega por nosotros 
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo 
Perdónanos, Señor 
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo 
Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
Ten misericordia de nosotros. 
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
Oremos:
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
O bien, cuando se rezan los misterios gozosos:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
O bien, cuando se rezan los misterios luminosos:
Dios todopoderoso y eterno, luz de los que en ti creen, que la tierra se llene de tu gloria y que te reconozcan los pueblos por el esplendor de tu luz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
O bien, cuando se rezan los misterios dolorosos:
Señor, tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
O bien, cuando se rezan los misterios gloriosos:
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
V. Ave María Purísima.
R. Sin pecado concebida.