viernes, 26 de agosto de 2016

Oración para los que trabajan en asistencia humanitaria "Señor, te doy gracias por esta oportunidad que me das de poder ayudar a mis semejantes"


6370807801_42daeea0f5_o



“Señor dame la habilidad para dar cuidados de emergencia con manos compasivas, sabiduría y ternura. Ayúdame a discernir cuando una vida está en peligro. A brindar auxilio y a calmar ánimos perturbados. Ayúdame hoy a aceptar lo que traiga el destino. Toca mis manos, usa mi mente, entra en mi corazón.” AMEN…
Señor, te doy gracias por esta oportunidad que me das de poder ayudar a mis semejantes.
Permíteme Señor, que los auxilie con sentimiento de ayuda nacido del corazón; que en mis labios esté una palabra tuya que lleve el consuelo al lastimado del cuerpo y alma.

Dame fuerza para no flaquear en momentos difíciles; ayúdame a encontrarme conmigo mismo y darme cuenta si verdaderamente tengo vocación de servicio. No permitas que me mareen las palabras de elogio o agradecimiento, al contrario, que éstas sean un estímulo para seguir adelante.
Haz que respete la institución como si fuera mi hogar.
Ayúdame a ser honesto para ganar cada día la confianza de los demás. Cuida de mis compañeros y de mí, pues queremos seguir tu camino de ayuda a los demás.
En mi camino, no pongas todas las comodidades, al contrario, que esté lleno de dificultades para saber valorar mi esfuerzo.
Si llego a caer en el cumplimiento de esta labor que por propia voluntad acepté, dale resignación y entereza a los míos.
Yo te ofrezco humildemente luchar por mis semejantes, sin esperar nada a cambio.
“Señor, Protegelos, guíalos con bien, cuídalos, van a salvar una vida, permite que lo hagan y que retornen a su base sanos y salvos… en su hogar… alguien los espera”.

Artículo originalmente publicado por Oraciones Cristianas

Viernes de la vigésima primera semana del tiempo ordinario


Carta I de San Pablo a los Corintios 1,17-25. 

Porque Cristo no me envió a bautizar, sino a anunciar la Buena Noticia, y esto sin recurrir a la elocuencia humana, para que la cruz de Cristo no pierda su eficacia.
El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden, pero para los que se salvan -para nosotros- es fuerza de Dios.
Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios y rechazaré la ciencia de los inteligentes.
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el hombre culto? ¿Dónde el razonador sutil de este mundo? ¿Acaso Dios no ha demostrado que la sabiduría del mundo es una necedad?
En efecto, ya que el mundo, con su sabiduría, no reconoció a Dios en las obras que manifiestan su sabiduría, Dios quiso salvar a los que creen por la locura de la predicación.
Mientras los judíos piden milagros y los griegos van en busca de sabiduría,
nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos,
pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados, tanto judíos como griegos.
Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres.



Salmo 33(32),1-2.4-5.10ab.11. 
Aclamen, justos, al Señor:
es propio de los buenos alabarlo.
Alaben al Señor con la cítara,
toquen en su honor el arpa de diez cuerdas.

Porque la palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor.

El Señor frustra el designio de las naciones
y deshace los planes de los pueblos,
El designio del Señor
permanece para siempre,

y sus planes, a lo largo de las generaciones.



Evangelio según San Mateo 25,1-13. 
Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.
Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite,
mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.
Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas.
Pero a medianoche se oyó un grito: 'Ya viene el esposo, salgan a su encuentro'.
Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas.
Las necias dijeron a las prudentes: '¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?'.
Pero estas les respondieron: 'No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado'.
Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.
Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: 'Señor, señor, ábrenos',
pero él respondió: 'Les aseguro que no las conozco'.
Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.




Leer el comentario del Evangelio por : San Teodoro el Estudita