lunes, 4 de marzo de 2019

¿Cuándo empieza y cuándo acaba la Cuaresma este 2019?


¿Y qué es el Triduo Pascual?

La Cuaresma, camino hacia la Pascua de Resurrección, comienza el Miércoles de ceniza y termina el Jueves Santo con la hora menor de la liturgia de las horas llamada Nona (tres de la tarde).
El periodo cuaresmal de 40 días anteriores a la Pascua, por tanto, dura, este año 2019, del 6 de marzo, Miércoles de Ceniza, hasta el 18 de abril, Jueves Santo.
Esa tarde del jueves de la Semana Santa, con la Misa de la Cena del Señor, comienza el Triduo Pascual: el corazón del Año Litúrgico.
La costumbre judeo-cristiana considera el inicio del día desde sus vísperas; por esta razón el Viernes Santo comienza la víspera del Jueves Santo.
En la misa de la Cena del Señor, el jueves, Él anticipa su pasión, por esto en la misa se hace el memorial de la muerte y la resurrección de Jesús.
“El Triduo pascual de la Pasión y de la Resurrección del Señor comienza con la Misa vespertina de la Cena del Señor, tiene su centro en la Vigilia pascual y acaba con las Vísperas del domingo de Resurrección” (Carta apostólica Mysterii Paschalis, 19).
La palabra triduo sugiere la idea de preparación. A veces nos preparamos para la fiesta de un santo con tres días de oración en su honor, o bien pedimos una gracia especial mediante un triduo de plegarias de intercesión.
La Cuaresma es preparación y el triduo pascual se presenta no como un tiempo de preparación, sino como una sola cosa con la pascua.
Es el triduo una unidad y como tal debe ser considerado en que se abarca la totalidad del misterio pascual. La unidad del triduo está en el mismo Cristo que cuando Él aludía a su pasión y muerte, nunca las disociaba de su resurrección.
El Evangelio habla de ellas en su conjunto: “Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen, y al tercer día resucitará” (Mt 20, 17-28).
La unidad del misterio pascual tiene algo importante que enseñarnos: nos dice que el dolor no solamente es seguido por el gozo, sino que ya lo contiene en sí mismo.
El triduo se refiere también a los tres días a los que se refirió Jesús cuando dijo: “Destruid este templo y en tres días lo reedificaré” (Jn 2,19).
Las diferentes fases del misterio pascual se extienden a lo largo de los tres días como en un tríptico: cada uno de los tres cuadros ilustra una parte de la misma escena; juntos forman un todo. Cada cuadro es en sí completo, pero debe ser visto en relación con los otros dos.

Lecturas del Lunes de la 8ª semana del Tiempo Ordinario

Primera lectura

Lectura del libro del Eclesiástico (17,20-28):

A los que se arrepienten Dios les permite volver,
y consuela a los que han perdido la esperanza,
y los hace partícipes de la suerte de los justos.
Retorna al Señor y abandona el pecado,
reza ante su rostro y elimina los obstáculos.
Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia
y detesta con toda el alma la abominación.
Reconoce los justos juicios de Dios,
permanece en la suerte que te ha asignado
y en la oración al Dios altísimo.
En el abismo ¿quién alabará al Altísimo
como lo hacen los vivos y quienes le dan gracias?
Para el muerto, como quien no existe, desaparece la alabanza,
solo el que está vivo y sano alaba al Señor.
¡Qué grande es la misericordia del Señor
y su perdón para los que retornan a él!

Palabra de Dios

Salmo

Sal 31,1-2.5.6.7

R/. Alegraos, justos, y gozad con el Señor

V/. Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito
y en cuyo espíritu no hay engaño. R/.

V/. Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.

V/. Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará. R/.

V/. Tú eres mi refugio,
me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,17-27):

EN aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:
«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».
Jesús le contestó:
«Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».
Él replicó:
«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud».
Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:
«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
«¿Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».
Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:
«Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».
Ellos se espantaron y comentaban:
«Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».

Palabra del Señor