jueves, 30 de marzo de 2017

¿Por qué suele haber un gato en las pinturas de la Última Cena?


¿Quizás representa al mal o al mismo demonio?

En muchas pinturas, también medievales y renacentistas, el gato aparece sencillamente como un animal doméstico y tiene una función decorativa. En algún caso, sin embargo, puede asumir un significado simbólico, en particular en las representaciones de la Última Cena, y entonces representa el mal o el mismo demonio.
Esto se deduce del hecho de que se le coloca cerca de Judas, convirtiéndose así en imagen del diablo, que “Durante la Cena, el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo” (cfr. Juan 13,2).

Esto se ve, por ejemplo, en el fresco del Ghirlandaio en el museo de San Marcos (Florencia) o en la pintura de Jacopo Bassano en la Galleria Borghese de Roma. Judas es reconocible porque tiene en la mano el saquito con los treinta denarios.

En otras pinturas, el gato está representado mientras se enfrenta a un perro, por ejemplo en el fresco de Cosimo Rosselli en la Capilla Sixtina, o en la pintura del Romanino en el refectorio de Santa Justina en Padua. El perro se había convertido en la Edad Media en símbolo de fidelidad, y por tanto es probable que el enfrentamiento con el gato aluda a la lucha entre el bien y el mal.


En efecto, en la Última Cena Jesús anticipa su pasión y muerte, descrita como la victoria de Cristo sobre el príncipe de este mundo, el diablo, la victoria del amor sobre el mal y el odio.
Con todo, más allá del significado simbólico negativo que quizás asume, el gato no tiene nada de diabólico, es una criatura de Dios que hay que amar y que sabe devolver el afecto que recibe.

El Papa Francisco y las madres solteras: Ellas respetan vida y Dios las premia



A propósito de la discriminación de las madres solteras y sus hijos en diversos tiempos y sociedades

Hay un festín informativo alrededor del descubrimiento de los restos humanos en St Mary’s mother-and-baby home de Tuam, Irlanda. Se trata del hallazgo de los restos de algunos de los 796 infantes fallecidos (no nacidos o hasta de tres años) citados en las actas de defunción oficial y mencionados por una investigación gobernativa (iniciada en 2015) sobre los hechos ocurridos durante tres décadas en los terrenos bajo los cuales estaba un hogar gestionado por religiosas católicas donde se asistían madres solteras y bebés.
La mortalidad infantil en toda Irlanda era alta hasta los años setenta, y al parecer en ese instituto era dos veces más que en el promedio nacional. Esto está en investigación: no obstante, ha sido motivo para atacar a las religiosas y a la Iglesia Católica. Contrario a lo que reproducen los medios en general, la comisión estatal encontró que el 1% murieron de malnutrición y otros más padecieron de enfermedades (comunes en esa época) como sarampión, tuberculosis, gastroenteritis o neumonía. El promedio anual de muertes en 36 años era de 22 infantes por año. No entraremos en los detalles de la investigación en el caso de la ex casa de madres solteras.
Sin embargo, más allá de la crónica, es real que tener un hijo fuera del matrimonio se consideró por mucho tiempo algo ‘pecaminoso’ o ‘vergonzoso’ y las madres solteras y sus hijos a menudo sufrieron o sufren discriminación y abuso en varios tiempos, lamentablemente también en el hoy y ahora, en varios países.
¿Pero qué dice el papa Francisco sobre las madres adolescentes, las mujeres solas cabeza de hogar, aquellas que tuvieron el coraje de decir sí a la vida y no abortar y enfrentar la injusticia dos veces: abandono y recriminación social?
“Sé que no es fácil ser una madre soltera, sé que la gente a veces las puede mirar mal”, dijo el papa Francisco durante una audiencia vía satélite con estudiantes, fieles y voluntarios en Estados Unidos antes de su viaje a ese país (Washington, Nueva York y Filadelfia del 22 al 27 de septiembre), grabada desde el Vaticano, y transmitida el 4 de septiembre de 2015 por la cadena estadounidense ABC News, también en ocasión del VIII Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia.
El Papa escuchó con gran atención y recogimiento el testimonio de una mujer, madre de dos hijas que han vivido en un refugio para las personas sin hogar. Ahora les han concedido una casa.
“No ha sido fácil para mí. He cometido muchos errores como persona y como madre. Varias veces me he sentido culpable y avergonzada… Pero sigo intentándolo todos los días, siempre espero y rezo”, sostuvo Rosemary Farfán, en ese entonces de 31 años, madre de Alyssa, de 11 años y de Celeste, de 8 años.
Francisco aludió al coraje de la mujer en respetar la vida y no optar por abortar. “Gracias, Rosemary por tu testimonio. Quiero decirte una cosa.. Sé que no es fácil ser una madre soltera, sé que la gente a veces las puede mirar mal, pero te digo una cosa, sos una mujer valiente porque fuiste capaz de traer éstas dos hijas al mundo”.
“Vos podrías haberlas matado en tu vientre, y respetaste la vida, respetaste la vida que tenías dentro tuyo, y eso Dios te lo va a premiar, y te lo premia. No tengas vergüenza, andá con la frente alta: ‘Yo no maté a mis hijas, las traje al mundo’. Te felicito, te felicito, y que Dios te bendiga”, añadió.
Los datos son villanos con madres y pequeñines dejados a la deriva. En América Latina y el Caribe (ALC), por ejemplo, en diversas sociedades, por muchas décadas persistió una diferencia discriminante entre el hijo ‘natural’ y el concebido en el ‘matrimonio’. Y a nivel económico, político y social, la CEPAL denuncia que en el Continente, la pobreza tiene aún rostro de mujer. Por cada 100 hombres en esa condición, hay 118 mujeres. Ni hablar de las madres cabeza de hogar y de sus hijos menores.
Amoris Laetitia, la Exortación Apostólica Postsinodal, firmada por el Papa Francisco sobre el Amor en la familia, reconoce el valor inestimable de la mujer y de la maternidad para forjar un mundo nuevo. “Las madres son el antídoto más fuerte ante la difusión del individualismo” (A.L – 174).
El Pontífice dirige un apelo especial para dar amor y acompañar “a las madres adolescentes, a los niños sin padres, a las mujeres solas a los niños sin padres, a las mujeres solas que deben llevar adelante la educación de sus hijos”. Habla de una comunidad-familia que deber dar mucho afecto a estas madres e hijos.
Una red de solidaridad. Francisco admite que estas situaciones hacen vulnerables, entonces se necesita apoyo de varios frentes para “compensar las fragilidades de los padres, o detectar y denunciar a tiempo posibles situaciones de violencia o incluso de abuso sufridas por los niños, dándoles un amor sano y una tutela familiar cuando sus padres no pueden asegurarla”.
Francisco tiene muy presente las familias monoparentales. La madre o el padre que huyen con sus hijos para escapar de la violencia del otro progenitor, la mamá o el papá que crece a los hijos solo debido a muerte o abandono y otras situaciones.
El Papa pide que cualquiera que sea la causa, el progenitor que vive con el niño “debe encontrar apoyo y consuelo entre las familias que conforman la comunidad cristiana, así como en los órganos pastorales de las parroquias”.
Además, asiente que “estas familias soportan a menudo otras problemáticas, como las dificultades económicas, la incertidumbre del trabajo precario, la dificultad para la manutención de los hijos, la falta de una vivienda” (AL 252).
En fin, Francisco exhorta a toda la comunidad cristiana a querer y apoyar a las madres porque son ellas transmisoras de la fe (AL 287) y amarlas porque son ellas las que nos aman (AL 102).
Hacer el bien acarrea riesgos. El que no quiere equivocarse nunca, pues no arriesgará jamás por los demás. Y esto es un sin sentido en una vida plena aun entre baches, obstáculos e incomprensiones. ¿Qué es mejor equivocarse arriesgando por los demás, o morir cada día y atrincherarse en sí mismo sin donarse al otro?

Visitar a Jesús Sacramentado los jueves, te cambia la vida (Un Testimonio sorprendente)


Hoy es jueves Eucarístico. Por algún motivo los grandes eventos en mi vida ocurren los Jueves Eucarísticos. Cuando espero algo importante, sé que ocurrirá un día como hoy.
He venido a ver a Jesús en un pequeño oratorio que para mí es la antesala del cielo. Me recuerda las palabras que le atribuyen a santa Teresa de Jesús:
“Donde está Dios es el cielo”.
Qué belleza. Y aquí está Dios. Estoy con Él ante su presencia amorosa.
Le he dado tus saludos. (Me acordé).
Muchos de los que leen mis escritos con generosidad y bondad le mandan mis saludos a Jesús cuando lo visitan en el sagrario. Y es que me encanta sorprenderlo. Hoy por ejemplo en Tierra santa hay una joven que le está dando mis saludos en una capilla hermosa.
A veces me dicen: “No deje usted de darle mis saludos”.
Y aquí estoy con Jesús, saludándolo de parte de tantos lectores.
Los jueves Eucarísticos son días maravillosos porque lo exponen a Jesús Sacramentado y los fieles que desean pueden venir a saludarlo.
Me gusta mucho esta oración:
Vengo, Jesús mío, a visitarte.
Te adoro en el sacramento de tu amor.
Te adoro en todos los Sagrarios del mundo.
Te adoro, sobre todo, en donde estás más abandonado y eres más ofendido.

Para mí verlo en el sagrario es tener una puerta de por medio. Pero los Jueves Eucarísticos tengo el privilegio de verlo y saber que Él me ve.
En esta capilla el santísimo tiene una puerta pequeña, redonda, al frente. La abren y puedes disfrutar su presencia.
Hoy he venido a buscar paz.
Necesito paz en mi vida. Tengo tantos problemas por resolver y en ocasiones no tengo idea qué hacer.
Vengo aquí con Jesús y el panorama se aclara. Todo es más sencillo. Me doy cuenta que todo pasa. Estamos llamados a vivir una maravillosa eternidad. Los problemas terrenales suelen ser pruebas para fortalecer tu fe.
Suelo decir esta bella jaculatoria: “Jesús en vos confío”.
En ese momento ocurre algo inesperado.
Es como si Él te preguntara: “¿Confías realmente?”

Me parece una pregunta justa. La forma como he actuado ante las dificultades deja mucho que desear. Muestra mi poca confianza. 
Si verdaderamente confiara andaría sereno, tranquilo, en paz. Sería plenamente feliz.
Él es el hijo de Dios. No hay nada que le sea imposible.
¿Por qué me preocupo? Porque confío poco.
En ese momento, cuando llego a esta triste conclusión, sólo me resta clamar:
“Señor, auméntanos la fe”.

Jueves de la cuarta semana de Cuaresma


Libro del Exodo 32,7-14. 

El Señor dijo a Moisés: "Baja en seguida, porque tu pueblo, ese que hiciste salir de Egipto, se ha pervertido.
Ellos se han apartado rápidamente del camino que yo les había señalado, y se han fabricado un ternero de metal fundido. Después se postraron delante de él, le ofrecieron sacrificios y exclamaron: "Este es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto".
Luego le siguió diciendo: "Ya veo que este es un pueblo obstinado.
Por eso, déjame obrar: mi ira arderá contra ellos y los exterminaré. De ti, en cambio, suscitaré una gran nación".
Pero Moisés trató de aplacar al Señor con estas palabras: "¿Por qué, Señor, arderá tu ira contra tu pueblo, ese pueblo que tú mismo hiciste salir de Egipto con gran firmeza y mano poderosa?
¿Por qué tendrán que decir los egipcios: "El los sacó con la perversa intención de hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra?". Deja de lado tu indignación y arrepiéntete del mal que quieres infligir a tu pueblo.
Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores, a quienes juraste por ti mismo diciendo: "Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y les daré toda esta tierra de la que hablé, para que la tengan siempre como herencia".
Y el Señor se arrepintió del mal con que había amenazado a su pueblo.

Salmo 106(105),19-20.21-22.23. 
En Horeb se fabricaron un ternero,
adoraron una estatua de metal fundido:
así cambiaron su Gloria
por la imagen de un toro que come pasto.

Olvidaron a Dios, que los había salvado
y había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en la tierra de Cam
y portentos junto al Mar Rojo.

El Señor amenazó con destruirlos,
pero Moisés, su elegido,
se mantuvo firme en la brecha
para aplacar su enojo destructor.


Evangelio según San Juan 5,31-47. 
Jesús dijo a los judíos:
Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no valdría.
Pero hay otro que da testimonio de mí, y yo sé que ese testimonio es verdadero.
Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad.
No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes.
Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado.
Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro,
y su palabra no permanece en ustedes, porque no creen al que él envió.
Ustedes examinan las Escrituras, porque en ellas piensan encontrar Vida eterna: ellas dan testimonio de mí,
y sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener Vida.
Mi gloria no viene de los hombres.
Además, yo los conozco: el amor de Dios no está en ustedes.
He venido en nombre de mi Padre y ustedes no me reciben, pero si otro viene en su propio nombre, a ese sí lo van a recibir.
¿Cómo es posible que crean, ustedes que se glorifican unos a otros y no se preocupan por la gloria que sólo viene de Dios?
No piensen que soy yo el que los acusaré ante el Padre; el que los acusará será Moisés, en el que ustedes han puesto su esperanza.
Si creyeran en Moisés, también creerían en mí, porque él ha escrito acerca de mí.
Pero si no creen lo que él ha escrito, ¿cómo creerán lo que yo les digo?".