lunes, 11 de abril de 2016

Acompañar, discernir e integrar la fragilidad: los 3 conceptos clave de la exhortación del Papa Un buenísimo análisis de “Amoris laetitia”


WEB-VATICAN-Amoris laetitia-RS23308_WEB - Press Conference - Amoris Laetitia © Antoine Mekary - ALETEIA-

El 8 de abril de 2016 se publicó la exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia. Entrevistamos al filósofo mexicano Rodrigo Guerra, colaborador de Aleteia y miembro del equipo de expertos en el Sínodo Extraordinario de la Familia, celebrado en octubre de 2014, sobre algunos de los temas “candentes” de este nuevo documento pontificio.
¿Qué importancia tiene Amoris laetitia para la Iglesia y para la sociedad en el momento actual?
Amoris laetitia es una proclamación gozosa de la verdad sobre la familia revelada en el Evangelio y en la dignidad inalienable de la persona humana.
Este documento es una pieza clave para la reforma que hoy requiere la Iglesia y para renovar nuestra sociedad. Reforma eclesial que es más conversión y caridad que reingeniería.
Francisco dice: “ponemos tantas condiciones a la misericordia que la vaciamos de sentido concreto” (…) “esa es la peor manera de licuar el Evangelio”.
Es “inadecuada cualquier concepción teológica que en último término ponga en duda la omnipotencia de Dios y, en especial, su misericordia”.
Para responder al drama de los matrimonios y las familias reales es necesario superar una “fría moral de escritorio al hablar sobre los temas más delicados” y situarnos más bien en el contexto del muy urgente y necesario “discernimiento pastoral”.
¿Existe ruptura entre la enseñanza de Francisco en Amoris laetitia y el Magisterio precedente?
No existe ruptura alguna. Al contrario, aprovechando la maduración de la enseñanza de la Iglesia realizada por el Concilio Vaticano II, por Juan Pablo II y por Benedicto XVI, el papa Francisco desarrolla un importante esfuerzo de renovación pastoral que implica un cambio de mentalidaden todos. Tanto en el pueblo de Dios como en los pastores.
Este cambio de mentalidad es en cierto sentido el criterio hermenéutico para interpretar todo el documento: la lógica de la misericordia pastoral.
¿No hay una merma de la verdad en nombre de la importancia de la conciencia y el fuero interno en la exhortación Amoris laetitia?
Con Amoris laetitia Francisco nos educa para que entendamos que ni las posturas liberales ni las conservadoras atinan a expresar la verdad que hoy se requiere anunciar a la familia.
El Papa nos está regalando un impresionante himno a la verdad en la conciencia y a la verdad sobre la conciencia que requerimos asimilar personal y comunitariamente para poder así mostrar el rostro misericordioso de la Iglesia a las personas y las familias que sufren.
Pura verdad objetiva sin respetar la verdad de la conciencia aplasta a la persona. Pura conciencia sin verdad es relativismo subjetivista.
¿Hay cambio en la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia?
La doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio sigue siendo la misma. Sin embargo, el Papa nos insiste en buscar soluciones más inculturadasque atiendan los desafíos personales y locales.
De esta manera, no se cae en un relativismo sino en una más plena acogida de la verdad integral que es la que libera.
Usted es filósofo y ha escrito un libro sobre los fundamentos personalistas de la ley natural (“Afirmar a la persona por sí misma”, CNDH, México 2003): ¿No se disuelve la ley natural en casuística si se da tanto peso al fuero interno y al contexto? ¿No hay un riesgo de relativismo en esta exhortación?
Este es un documento pontificio plenamente tomista: por una parte se reconoce con gran claridad la objetividad de la ley natural pero siguiendo a santo Tomás también se reconoce el papel que tiene la prudencia del juzgador en el momento de tener que decir algo lleno de misericordia y verdad sobre un caso concreto. 
En el ámbito de la teoría del Derecho a veces hay más conciencia de esto mismo: el Derecho no solo es ciencia sino arte, es ars iuris, es decir, ejercicio prudencial.
Al interior de la Iglesia es necesario que los pastores comprendan más y mejor esta tradicionalísima doctrina para evitar la aplicación unívoca y a “rajatabla” de la norma de manera uniforme en todos los casos.
Francisco habla de “gradualidad pastoral” ¿en qué consiste?
No es gradualidad en la ley. Es paciencia con las personas. La gradualidad pastoral es expresión del respeto exquisito a la obra que Dios hace poco a poco al interior del alma.
Los tiempos de Dios no siempre son los nuestros. Por eso, hay que aprender a apreciar el a veces largo proceso humano que es la conversión del corazón.
nunca apagar la “llama humeante”. Al contrario, alentarla aunque no sea perfecta al principio y requiera de un paciente cuidado, ternura y protección.
¿Existe algún “concepto-clave” que ayude a interpretar adecuadamente Amoris laetitia?
Creo que no es un solo concepto sino tres: acompañar la fragilidad, discernir la fragilidad e integrar la fragilidad.
Todos somos frágiles. Todos estamos heridos de un modo o de otro. Las comunidades eclesiales deben ser comunidades de acompañamiento, discernimiento e integración.
Sólo así es posible vivir de verdad una de las ideas centrales que Francisco nos regala en Amoris laetitiaNadie puede ser condenado para siempre. Esa no es la lógica del evangelio.
Para todo drama humano existe solución en Jesucristo, Persona viva que se hace encuentro, ternura y compasión sin límites, ¡sin límites!

¿Dónde podría ver a Jesús? Quiero sentirme profundamente amado en todo lo que vivo y sufro

Hoy Jesús volvió junto al lago a encontrarse con los suyos. En total son siete los discípulos que estaban en el lago aquel día: “Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos”. 
Vuelve al lago a revivir la historia compartida con ellos. Vuelve a ese lago en el que se habían conocido. Allí los había llamado. Allí habían vivido juntos. Habían soñado. Vuelve a Galilea, a su tierra, donde ellos habían regresado.
Volver al lugar donde fui amado me abre el corazón y me hace volver a ser niño. Volver al lugar donde me encontré con mi vocación por primera vez, mi primer amor. Donde intuí por dónde iba mi camino. Donde ardió mi corazón. Uno siempre vuelve a los lugares donde ha amado y ha sido amado.
El encuentro de hoy con los discípulos ya no es en Jerusalén, donde tenían miedo. Ahora no están escondidos. Vuelven a pescar. Jesús vuelve a la orilla, como la primera vez que los llamó.
Hay dos discípulos cuyo nombre no aparece en la referencia que hace el Evangelio. Cuando lo leí me quedé pensando en ese dato. ¿Por qué no puso todos los nombres el evangelista? Era un encuentro importante. ¿No recordaba sus nombres? ¿No importaban? ¿Por qué no constan sus nombres?
Son dos discípulos anónimos, escondidos, ocultos. No sabemos quiénes eran. Me sorprende que no aparezcan. Pero al pensar en ello me alegra esta ausencia de nombres. Pienso que yo puedo entonces ser uno de esos discípulos sin nombre.
Hay un hueco para mí esa mañana junto al lago. Junto a mi lago. Junto a Jesús. En mi pesca. En mi orilla. Junto a las brasas. Me gusta ser uno de esos discípulos tan amados de Jesús. Saberme amado por Él, buscado por Él. A Él le importan mi vida, mi pesca, mi barca.
Quiero sentirme profundamente amado en todo lo que vivo y sufro. En el fuego de ese primer amor a Jesús. ¿Dónde vuelve Jesús conmigo? ¿A qué lugar regresa? ¿Dónde fui yo el más amado?¿Dónde está mi lago?
Me puedo imaginar perfectamente la añoranza que sentían en Galilea los discípulos. Era volver a un lugar donde habían vivido tantas cosas con Jesús.
Cuando alguien muere, cuando perdemos a alguien, duele mucho volver al lugar donde siempre compartimos. En parte es donde sentimos más su presencia. Y también más su ausencia. Es el hogar. Todo se llena de él y notamos el vacío. Ya no está en su sillón, en su cama.
En parte necesitamos ir y recordar. Allí nos sentimos más seguros. Y es al mismo tiempo donde más lo echamos de menos. La misma vida pero sin Él.
Para los discípulos parecería imposible imaginarse ahora su vida sin Él. Duele más su ausencia junto al lago, en esa barca desde la que calmó la tempestad, desde la que predicó a tantos. En esas aguas que acariciaron sus pies. En esa orilla en la cual tantas veces oraría. En ese paisaje donde siempre estuvieron juntos.
Todo era muy familiar. Todo les hablaba de Jesús, de su ausencia. Recordarían. Y se preguntarían cómo seguir sin Él. Es imposible volver a lo mismo que antes. Jesús los había cambiado por dentro. Había cambiado su corazón y les había abierto el horizonte.
Hoy todo comienza con un deseo del alma“Me voy a pescar”. Pedro quería hacer lo que sabía hacer. No le importaba hacerlo solo. Tal vez le gustaba. Como a mí que muchas veces me gusta hacer las cosas que sé hacer solo, sin nadie más.
Pero luego se le unen todos: “Vamos también nosotros contigo”. Se acompañan. Se protegen, se cuidan. No saben bien qué hacer con sus vidas después de la ausencia de Jesús. Sin su mirada, no lo saben. No saben nada sin sus ojos. Sin sus certezas.
Sólo saben hacer lo de siempre. Lo de tantas veces. Habían pescado muchas noches antes de Jesús. Vuelven a pescar ahora. Es lo que hacen bien. Vuelven a su rutina. Tal vez en ese deseo ingenuo de ser otra vez lo que siempre fueron descansa el deseo de saber lo que Dios quería de ellos.
La letra de una canción me habla de lo que había en el corazón de Pedro esa noche: “Quizás me había olvidado de tu amor. O tal vez no quería recordar. Era tanta la ausencia y el dolor por no ser fiel. Que ya sólo quería navegar. Era lo que siempre supe hacer. Echar largas redes y esperar”.
Yo hubiera hecho lo mismo. Volver a lo que sé hacer. Muchas veces lo hago. En mi rutina. En lo que me gusta. No había nada malo en ello. Ellos hacen lo que les da alegría. Y en la rutina esperan saber lo que tienen que hacer.
Pedro no se había olvidado realmente de su amor. Seguía amando. Pero no sabía qué rumbo tomar. Y mientras tanto esperaba.
Y es allí donde aparece Jesús. Ellos no han pescado nada y vuelven tristes. Toda la noche bregando para nada. Vuelven vacíos. Es lo que saben hacer, pero tampoco tienen fruto.
Me conmueve que estén juntos en la soledad y en el desconcierto. En el fracaso, cuando Jesús ya no está con ellos. Juntos como cuando vivían los éxitos de antes de la muerte de Jesús. Cuando pensaban en el lugar que deseaban en el reino de Dios. Cuando la vida les sonreía y los milagros eran su alimento diario. Cuando las palabras de Jesús tenían vida eterna. Y su misericordia tocaba tantos corazones.
Ahora estaban solos y se apoyan entre ellos, se sostienen, aunque no pesquen nada. Al deseo de Pedro se unieron todos esa noche. Comparten la vida y una pesca fracasada.
Y cuando regresan cansados y con hambre en la orilla un hombre les pregunta: “Muchachos, ¿tenéis pescado? Ellos contestaron: – No”.Alguien al que no reconocen al principio. Alguien que se interesa por ellos.
Ellos contestan con sencillez. No, no han pescado nada. Es lo que saben hacer y lo hacen mal.
En ocasiones en la vida nos sale mal hasta lo que sabemos hacer bien. Y podemos perder la esperanza y desconfiar. Dejamos de creer en lo que Dios puede lograr con nuestra vida. Ni siquiera saben pescar.
Están solos, sin Jesús, ya no hacen milagros, ya no liberan los corazones atormentados. ¡Cómo no desanimarse si ni siquiera pescan esa noche! Surge la desesperanza.
Hoy les pide Jesús que echen las redes a la derecha: “Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis”. Y sucede. Ellos se fían de alguien en quien no ven necesariamente a Jesús.
A mí me pasa muchas veces. Cuando me desanimo, cuando no veo una puerta abierta en medio de mis problemas, desconfío. Y a veces, cuando me dicen que haga algo nuevo, no siempre hago caso.
Tal vez quieren que cambie la manera de hacer las cosas, mis hábitos, mis deseos, mis aficiones. Quieren que las haga de otra manera. Alguien en la orilla en quien no siempre veo a Dios. Y no siempre hago caso. Voy a lo mío.
Pero cuando obedezco, y hago lo que me dicen, resulta que hay peces. Me impresiona esa fecundidad que yo no controlo.
Si tengo fe hay peces en abundancia donde antes sólo había un vacío inmenso. Y yo no hago caso a menudo del hombre en la orilla. No escucho sus voces. ¡Es tan difícil descifrar la voluntad de Dios! 
Sobre todo cuando me centro en mi yo y me olvido de Dios. Cuando me quedo en la muerte y no vivo la resurrección. Cuando calculo mis fuerzas y capacidades sin darle importancia a la fuerza de Dios en mí.
Y al ver la cantidad de peces en las redes, resulta que sólo pienso en los peces como si estuvieran ahí gracias a mi esfuerzo. Como si todo fuera gracias a mis habilidades, a mi destreza. A veces es así. Menos mal que de repente alguien cerca de mí grita al alba: “Es el Señor”.
Y entonces yo me vuelvo y salto hacia Él. Creo. Igual que Pedro. Me parece impresionante ese acto casi reflejo de Pedro. Cree y corre. Todo va unido. Yo también quiero creer y correr hacia Jesús cuando escuche que es Él el que me llama, el que me invita a echar de nuevo las redes, aunque yo esté cansado y desanimado.
Me invita a creer contra toda esperanza. Me invita a soñar con los imposibles. Sé que soy limitado. Conozco mi pecado y mi pobreza. Pero como dice el Papa Francisco: No debemos temer nuestras miserias. Cada uno tiene las suyas. El amor del Crucificado no conoce obstáculos y borra nuestras miserias”. 
Jesús se aparece en mi orilla y me hace confiar en mí mismo. En mi sí tímido y pobre. En mi entrega escasa. Me empuja para que vuelva a intentarlo. Es un desafío. Pero me da su fuerza.
Como una persona rezaba: “Y cuando sola, preocupada o rota mi alma te grita: – Padre, ¿dónde estás? Tu cálida voz susurra en mi oído: – Hija, estoy aquí, a tu lado. Mientras tu mano grande y fuerte acaricia suavemente mi pelo. Yo me apoyo en tu mano y me dejo caer”. 
En medio de mi desánimo Jesús me empuja, me abraza, me sostiene. Su voz me lleva donde no pensaba volver. Me hace volver a creer en aquello en lo que ya no creía. 
Hoy Jesús está con los suyos en torno a un fuego y ya sólo eso vale la pena. Bastan unas brasas, unos peces y un poco de pan partido: “Vamos, almorzad. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado”. Hay silencio en esa hoguera, en esos peces asados. Silencio y emoción al estar con Él. Sentados frente al fuego, comiendo algo. Perdiendo el tiempo.

Papa Francisco: Cuidado con juzgar a los demás usando la Palabra de Dios. Homilía de este lunes en Casa Santa Marta

Los doctores de la letra juzgan a los demás usando la Palabra de Dios contra la Palabra de Dios, cierran el corazón a la profecía, no les importa la vida de las personas sino sólo sus esquemas hechos de leyes y palabras: lo dijo este lunes 11 de abril el Papa en la misa presidida en la capilla de Casa Santa Marta del Vaticano.
En el centro de la homilía del Papa, la primera lectura, tomada de los Hechos de los Apóstoles, cuyos doctores de la ley acusan a Esteban con calumnias porque no logran “resistir a la sabiduría del espíritu” con el que habla. Instigan a falsos testigos a decir que le han escuchado “pronunciar palabras blasfemas contra Moisés, contra Dios”.
“El corazón cerrado a la verdad de Dios –observó el Papa– se agarra sólo a la verdad de la ley”, es más, precisa “más que de la ley, de la letra”, y “no encuentra otra salida que la mentira, el falso testigo y la muerte”.
Jesús les había reprochado esta actitud, porque “sus padres habían asesinado a los profetas”, y ellos, ahora, construyen monumentos a esos profetas. Y la respuesta de los “doctores de la letra” es “cínica” más que “hipócrita”: “Si hubiésemos estado en tiempos de nuestros padres, no lo habríamos hecho”.
Y “así – explicó Francisco– se lavan las manos y ante sí mismos se creen puros. Pero el corazón está cerrado a la Palabra de Dios, está cerrado a la verdad, está cerrado al mensajero de Dios que trae la profecía, para hacer seguir adelante al pueblo de Dios”.
“Me duele cuando leo ese breve pasaje del evangelio de Mateo, cuando Judas arrepentido va a los sacerdotes y dice ‘He pecado’ y quiere devolver… y devuelve las monedas. ‘¡Qué nos importa! –dicen ellos, así- ¡Es asunto tuyo!’. Un corazón cerrado a este pobre hombre arrepentido que no sabía qué hacer. ‘Es asunto tuyo’. Y fue a ahorcarse”.
“¿Y qué hacen ellos, cuando Judas se ahorca? ¿Hablan y dicen “pobre hombre”? ¡No! En seguida las monedas: “Estas monedas son a precio de sangre, no pueden entrar en el templo’ … la regla tal, tal, tal, tal… ¡Los doctores de la letra!”.
Y el Papa Francisco prosiguió:
“No les importa la vida de una persona, no les importa el arrepentimiento de Judas: el Evangelio dice que volvió arrepentido. Sólo les importa su esquema de leyes y muchas palabras y muchas cosas que han construido. Y esta es la dureza de su corazón. Y esta es la dureza del corazón, la necedad del corazón de esta gente, que como no podía resistir a la verdad de Esteban va a buscar testimonios, testigos falsos, para juzgarle”.
Esteban –afirmó el Papa– acaba como todos los profetas, acaba como Jesús. Y esto se repite en la historia de la Iglesia:
“La historia nos habla de mucha gente que es asesinada, juzgada, aunque era inocente: juzgada con la Palabra de Dios, contra la Palabra de Dios. Pensemos en la caza de brujas, o en santa Juana de Arco, en tantos otros que fueron quemados, condenados, porque no se ajustaron, según los jueces, a la Palabra de Dios”, invitó el Papa.
“Es el modelo de Jesús que, por ser fiel y haber obedecido a la Palabra del Padre, acaba en la cruz”, explicó.
“Con cuánta ternura Jesús dice a los discípulos de Emaús: “Oh necios y lentos de corazón”. Pidamos hoy al Señor que con la misma ternura mire a las pequeñas o grandes necedades de nuestro corazón, nos acaricie y nos diga “Oh necio y lento de corazón” y empiece a explicarnos todo”.

ESTE MARTES 12 DE ABRIL COMIENZA EL XXV CONGRESO FE-CULTURA

Un año más, el Instituto Superior de Teología de Canarias (Sede de Tenerife), en colaboración con la Universidad de La Laguna, organiza el Congreso Diálogo Fe-Cultura. En esta vigésimo quinta edición se ha querido hacer hincapié en el tema de "la ecología", en todos sus ámbitos. Por ello, el tema genérico del congreso es "El cuidado de la casa común. Hacia una ecología integral". El tema elegido permitirá profundizar en la encíclica del papa Francisco Laudato Si (sobre el cuidado de la casa común).
Las jornadas tendrán lugar del 12 al 15 de abril en el edificio del Seminario, salvo la sesión inaugural que se celebrará en el Aulario del Campus de Guajara. Dicha sesión se iniciará a las 18:00 horas, con la presentación del congreso a cargo de la profesora de la Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna, Olga María Alegre de la Rosa. Tras su intervención, la responsable de la Campaña de Soluciones en Greenpeace España, Sara Pizzinato, disertará sobre el “proyecto de sostenibilidad para Canarias”.
Además, sobre las 19:15 horas está previsto que tome la palabra el profesor emérito de la Universidad de La Laguna, Wolfredo Wilpret, para hablar sobre la educación para la sostenibilidad. Seguidamente, habrá una última ponencia para finalizar este primer día de congreso. La misma correrá a cargo del obispo de Ciudad Rodrigo,  Raúl Berzosa y tratará sobre la "Ecología integral en el papa Francisco".
A lo largo de estos días se darán cita en el ISTIC- Seminario otros ponentes de diversos ámbitos relevantes de nuestra sociedad. Así, por ejemplo, el congreso contará con la participación de Cristina González, delegada territorial de Canarias de la Sociedad Española de Ornitología; Javier Goyeneche, presidente y fundador de ECOALF; José Ignacio García, director del Centro Social Jesuita Europeo y Humberto Domínguez, vice-presidente del Club de Montañismo Nivaria, entre otros.
Cabe señalar que, además de las ponencias, los participantes podrán desarrollar talleres,experiencias, presentar comunicaciones libres y pósters.

Oración para liberarte del miedo y de la angustia ¡Confía en el Señor tu Dios! Ya deja atrás esos miedos y atrévete con valentía a luchar contra esos sentimientos que no te dejan avanzar


Una joven rezando


Hoy más que nunca, los cristianos debemos convencernos de que no podemos ser cobardes, ni miedosos. Tenemos que dar la batalla hasta que exhalemos nuestro último aliento. Tenemos que ser personas capaces de enfrentar la prueba y de vencerla, para eso, Dios nos ha dotado a cada uno con talentos y capacidades especiales.
Cada uno de nosotros tiene la fuerza y el poder, dado por Dios, para vencer todas las dificultades. Tenemos que esforzarnos por vencer ese problema y esa situación que nos está dañando. Piensa: si muchos han logrado salir adelante, ¡tú también lo puedes lograr! solo basta creer en lo que Dios puede hacer en tu vida. Toma las riendas de tu vida en este momento, aprovecha las oportunidades que Dios te ha dado. ¡Aférrate a su amor!
Repite ahora en este instante:
Señor, sé luz en mi mente, paz en mi corazón, sabiduría en mis decisiones, amor en mis relaciones. Te necesito, sólo Tú eres capaz de calmar mis penas. Sólo en Ti tengo depositada mi esperanza, sólo en Ti podré encontrar un lugar donde protegerme y así no darle lugar al miedo y a las distintas formas del mal.
Muchos miedos son los que me atacan a diario. Por eso, hoy, reconozco ante Ti que estoy plagado de miserias, y acudo a Ti como mi amigo y mi hermano, para que me llenes de tu alegría y tu gozo, para que renueves esa fuerza esperanzadora que levanta del suelo a todos quienes confiados a Ti buscan ayuda
Señor mío, Tú conoces que todos los vacíos de mi ser, ellos sólo pueden ser llenados por tu gracia y tu presencia. Mis miedos, mis preocupaciones, mis dolores, mis confusiones, sólo pueden encontrar soluciones y sanación en Ti. Sé que con tu ayuda podré superar todos esos miedos que no me dejan avanzar. Muéveme con tu Santo Espíritu. Tú me acompañas y me das valor para enfrentar esas circunstancias que ponen a temblar mis rodillas. Me mantengo fiel a Ti, porque estoy seguro que no me vas a fallar. Toma mi vida Señor, toma mi mente y mi corazón y hazme un fiel discípulo de tu amor.
Tú me das la certeza de una esperanza tranquila y llena de gozo cuando, en muchas ocasiones en tu Evangelio, dices "No teman". Quien cree en Ti jamás quedará defraudado y no habrá temor alguno que haga tambalear su fe.
Quiero dejar que te acerques siempre a mí, vivir en comunión contigo toda mi vida, que mis faltas jamás me separen de tu amor porque siempre busco tu perdón. Todo miedo que hay dentro de mí se desvanece cuando te acepto y mi boca dice confiado: "Creo en Ti, Señor mío". Toca mi corazón, sánalo, libéralo del miedo y de las situaciones adversas que lo hacen poner inquieto. Eres mi fortaleza y estoy seguro de que tu amor y tu misericordia no se apartan de mi espíritu.
Confío en tu promesa fiel, confío en tu Palabra que me conforta. Quiero que también a mí me digas esas palabras de esperanzas que le pronunciaste a Josué "No tengas miedo ni te acobartes, porque Yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas." (v 1,9)
Sopla Señor mío, sopla fuerte, sopla las bendiciones sobre mí que traen consigo tu Espíritu Santo para que me ayudes a creer y a dar un verdadero testimonio de tu amor al mundo, sin temores, sin miedos. Muéveme, Jesús mío, con tu Santo Espíritu, que me acompañe siempre en todos mis retos y en aquellos momentos de desolación y de flaquezas que a veces siento que me tumban al piso y me hacen incapaz de continuar la lucha por ser cada día mejor.


Dame la fuerza y tu poder para vencer los miedos y estar libre de angustias. Guía mi corazón y mi mente con el Espíritu Santo, esa presencia poderosa contenida en tus tres divinas personas que ilumina nuestras vidas y nos hace ser personas decididas y valientes en la fe.
Te amo Jesús, y confío en que en este momento, Tú estás rompiendo con todas esas cadenas que me tienen atado a la desesperanza, y aunque camine por sendas oscuras, ya no vacilare ni temeré, porque tu fuerza y tu poder están conmigo y me infundes confianza. Amén
¡Confía en el Señor tu Dios! Ya deja atrás esos miedos y atrévete con valentía a luchar contra esos sentimientos que quieren echarte por tierra y hacerte sentir que no vales nada. ¡No te dejes! ¡ERES UN HIJO DE DIOS! Todos los esfuerzos que hagas en el poderoso Nombre de Jesús tendrán sus frutos de un momento a otro. Tu Dios es poderoso, grande y lleno de amor. Él puede hacer de lo imposible algo posible. Pídele a Dios en este instante que actúe en tu vida y en tu familia. Pídele que cambie tus amarguras y dificultades en alegrías y oportunidades.
Oración que repetirás el día de hoy: “Señor, cuando estoy cargado de preocupaciones, tus consuelos me llenan de alegría (Salmo 94,19) Yo puedo vencer todos los miedos y angustias del camino, porque Contigo voy, Contigo soy y Contigo vivo. Amén”
El Señor te bendiga y te libere de los miedos y angustias

Qriswell J. Quero, pecador, hijo de Dios | PildorasdeFe.net

Lunes de la tercera semana de Pascua

Libro de los Hechos de los Apóstoles 6,8-15. 
Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y signos en el pueblo.
Algunos miembros de la sinagoga llamada "de los Libertos", como también otros, originarios de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia, se presentaron para discutir con él.
Pero como no encontraban argumentos, frente a la sabiduría y al espíritu que se manifestaba en su palabra,
sobornaron a unos hombres para que dijeran que le habían oído blasfemar contra Moisés y contra Dios.
Así consiguieron excitar al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y llegando de improviso, lo arrestaron y lo llevaron ante el Sanedrín.
Entonces presentaron falsos testigos, que declararon: "Este hombre no hace otra cosa que hablar contra el Lugar santo y contra la Ley.
Nosotros le hemos oído decir que Jesús de Nazaret destruirá este Lugar y cambiará las costumbres que nos ha transmitido Moisés".
En ese momento, los que estaban sentados en el Sanedrín tenían los ojos clavados en él y vieron que el rostro de Esteban parecía el de un ángel.



Salmo 119(118),23-24.26-27.29-30. 
Aunque los poderosos se confabulen contra mí,
yo meditaré tus preceptos.
Porque tus prescripciones son todo mi deleite,
y tus preceptos, mis consejeros.

Te expuse mi conducta y tú me escuchaste:
enséñame tus preceptos.
Instrúyeme en el camino de tus leyes,
y yo meditaré tus maravillas.

Apártame del camino de la mentira,
y dame la gracia de conocer tu ley.
Elegí el camino de la verdad,
puse tus decretos delante de mí.




Evangelio según San Juan 6,22-29. 
Después de que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos.
Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias.
Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.
Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello".
Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?".
Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado".