martes, 31 de marzo de 2020

La oración del Padre Pío para expulsar el miedo, incluso el miedo a la muerte

PADRE PIO,MASS

Quédate conmigo esta noche, Jesús; con todos los peligros de esta vida, Te necesito

Quédate conmigo, oh Jesús,
porque el día empieza a morir y la vida pasa;
se acercan la muerte, el juicio y la Eternidad.
Es necesario que renueve mis fuerzas para no detenerme en el camino, y para eso Te necesito a Ti.
Se hace tarde y se acerca la muerte,
y yo tengo miedo a la oscuridad.
Temo a las tentaciones, la sequedad, la cruz, los sufrimientos.
¡Oh, cuánto Te necesito, Jesús mío, en esta noche de exilio!
Quédate conmigo esta noche, Jesús; con todos los peligros de esta vida, Te necesito.
Permíteme reconocerte como lo hicieron Tus discípulos al partir el pan, para que la Comunión sea luz que disperse las tinieblas,
la fuerza que me sostenga y el gozo de mi corazón.
Quédate conmigo, oh, Jesús, para que a la hora de mi muerte desee permanecer unido a Ti,
si no en la Comunión, al menos en gracia y amor.
Quédate conmigo, oh, Jesús; no Te pido consuelo divino, pues no lo merezco,
pero la gracia de Tu Presencia, oh, esa sí Te la pido.
Quédate conmigo, Jesús, porque solo a Ti, Te busco.
Tu Amor, Tu Gracia, Tu Corazón, Tu Espíritu,
porque Te amo y no pido más recompensa que la de amarte más y más.
Con un Amor firme Te amaré con todo mi corazón mientras viva
y seguiré amándote por toda la Eternidad.

¿Qué importancia tienen las Misas privadas en tiempos de una pandemia?

Imagen referencial / Crédito: Unsplash


Con las Misas públicas suspendidas en varios países, los obispos han pedido a los fieles vivir la Misa por Internet y la comunión espiritual, mientras que a los sacerdotes se les pide celebrar Eucaristías en privado, lo cual es de suma importancia y vale la pena ser explicado.
El P. Bonnin dijo que “aunque los fieles no puedan estar presentes físicamente en el templo en torno al altar, cuando un sacerdote celebra la Eucaristía en privado todas sus vidas también se unen al sacrificio de Cristo y es entregada a Dios como hostia, víctima y ofrenda”.
Además, recordó que el primer beneficio es “que sus vidas, a través del sacrificio eucarístico, se unen al sacrificio de Cristo y llegan a la presencia del Padre”.
“La Iglesia no cesa de alabar al Padre, no cesa de ofrecerle al Padre lo más agradable que tiene, que es la entrega, amor, obediencia de Jesucristo, su hijo eterno hecho hombre. Pero la Eucaristía es también el sacrificio de la Iglesia, la cual es la esposa que ofrece al Hijo al Padre y se ofrece a sí misma junto con Cristo”, indicó.
Asimismo, dijo que de algún modo “se puede decir que en el altar, junto con el sacrificio de Cristo, va toda la vida de los fieles que se eleva hacia lo alto”.
Un segundo beneficio es que “en cada Eucaristía, además de adorar y pedir perdón, se intercede”, dijo el P. Bonnin, y agregó que es entonces “cuando el sacerdote, sabiendo que está en presencia misma de nuestro Señor Jesús en la forma del pan y el vino, le pide al Padre que por los méritos de Cristo escuche las oraciones de toda la Iglesia”.
“En todas las Misas se pide por el Papa, por los obispos, por todos los hombres de buena voluntad, por todos los fieles y los difuntos. Entonces, cada celebración tiene en sí misma un poder de intercesión más elevada que cualquiera de las demás formas devocionales que existe en la Iglesia”, aseguró el P. Bonnin.
“La Eucaristía tiene una doble realidad, por un lado es la presencia y la actualización del sacrificio de Cristo, y en segundo lugar es un banquete con dos mesas: La mesa de la Palabra de Dios, y la mesa del Cuerpo y de la Sangre del Señor”, recordó el sacerdote argentino.  
En una entrevista realizada por CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– el P. James Bradley, profesor de derecho canónico en la Universidad Católica de América, también explicó que los católicos participan en la comunión de Dios con la Iglesia cada vez que se celebra la Misa, ya sea que estén físicamente presentes o no.
“La Misa no es algo que el sacerdote hace como individuo privado. Lo hace como ministro de la Iglesia, involucrándola. Cada Misa que se celebra, en cualquier lugar y en cualquier momento, es para todos los que forman parte de la Iglesia”, comentó. 
El P. Bradley recordó “que los ángeles y los santos están siempre presentes en cada celebración de la Misa” y que “toda la Iglesia está presente en la tierra y presente en el Cielo”.
“Entonces, en cierto sentido, el sacerdote nunca está solo cuando está parado en el altar. Siempre está rodeado por las nubes de testigos”, acotó.
Frente al problema que enfrenta el mundo ante el brote del coronavirus, el P. Bradley recuerda que “en primer lugar, la Iglesia siempre quiere cuidar a su rebaño”, y “eso significa que a veces tiene que hacer cosas que no querría hacer, pero que son necesarias”.
Aseguró que la suspensión de la Misa celebrada públicamente es “en última instancia, un acto de preocupación” y “bondad por parte del obispo”. 
“Está tratando de proteger a su rebaño, y es una circunstancia extraordinaria. No es ceder, no es una concesión a la sociedad civil. Es el obispo actuando responsablemente siguiendo el consejo de la sociedad civil cuando se ofrece, cuando presenta una ley razonable”, concluyó.

Lecturas del Martes de la 5ª semana de Cuaresma

Primera lectura

Lectura del libro de los Números (21,4-9):

EN aquellos días, desde el monte Hor se encaminaron los hebreos hacia el mar Rojo, rodeando el territorio de Edón.
El pueblo se cansó de caminar y habló contra Dios y contra Moisés:
«¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náuseas ese pan sin sustancia».
El Señor envió contra el pueblo serpientes abrasadoras, que los mordían, y murieron muchos de Israel.
Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo:
«Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes».
Moisés rezó al Señor por el pueblo y el Señor le respondió:
«Haz una serpiente abrasadora y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla».
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y salvaba la vida.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 101,2-3.16-18.19-21

R/. Señor, escucha mi oración, 
que mi grito llegue hasta ti

V/. Señor, escucha mi oración,
que mi grito llegue hasta ti;
no me escondas tu rostro
el día de la desgracia.
Inclina tu oído hacia mí;
cuando te invoco,
escúchame enseguida. R/.

V/. Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R/.

V/. Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (8,21-30):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
«Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros».
Y los judíos comentaban:
«¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: “Donde yo voy no podéis venir vosotros”?».
Y él les dijo:
«Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis en vuestros pecados: pues, si no creéis que Yo soy, moriréis en vuestros pecados».
Ellos le decían:
«¿Quién eres tú?».
Jesús les contestó:
«Lo que os estoy diciendo desde el principio. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me ha enviado es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él».
Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre.
Y entonces dijo Jesús:
«Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que “Yo soy”, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada».
Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él.

Palabra del Señor