domingo, 24 de noviembre de 2019

¡Feliz Solemnidad de Cristo Rey!

¡Feliz Solemnidad de Cristo Rey!

La celebración de la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, cierra el Año Litúrgico en el que se ha meditado sobre todo el misterio de su vida, su predicación y el anuncio del Reino de Dios.
La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de diciembre de 1925. El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el mandatario de la Iglesia es Cristo Rey.
Durante el anuncio del Reino, Jesús nos muestra lo que éste significa para nosotros como Salvación, Revelación y Reconciliación ante la mentira mortal del pecado que existe en el mundo. Jesús responde a Pilatos cuando le pregunta si en verdad Él es el Rey de los judíos: "Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí" (Jn 18, 36). Jesús no es el Rey de un mundo de miedo, mentira y pecado, Él es el Rey del Reino de Dios que trae y al que nos conduce.
Recursos sobre Jesucristo, Rey del Universo:

Hoy se inicia la Novena a San Francisco Javier, patrono de las misiones

Hoy se inicia la Novena a San Francisco Javier, patrono de las misiones

“Si en esas islas hubiera minas de oro, los cristianos se precipitarían allá. Pero no hay sino almas para salvar", dijo en una ocasión San Francisco Javier, patrono de las misiones, mostrando así su ardor por evangelizar en las Indias.
Cercanos a la fiesta de este gran jesuita, que se celebra cada 3 de diciembre, les compartimos una novena que según se cuenta se inició por algunos milagros obrados por intercesión del Santo.
Uno de ellos es el siguiente: se dice que mientras se adornaba un altar para la fiesta de la Inmaculada Concepción de 1633 en Nápoles, un martillo cayó desde los andamios e hirió mortalmente en la sien al jesuita P. Marcelo Mastrilli.
La salud del presbítero fue decayendo día a día y sus hermanos se preparaban para darle la extremaunción unción, sin posibilidad de darle el viático porque el enfermo no podía ni siquiera beber una gota de agua. Sin explicación alguna y ante el asombro de todos, el P. Mastrilli de pronto se levantó sano y recuperado. La herida había desaparecido y la cicatriz no se notaba.  
Muy de mañana celebró la Misa y dio la comunión a muchas personas que acudieron a ver lo que había sucedido. El sacerdote subió al púlpito y contó que al verse herido y sin esperanza de vida, hizo una promesa en honor a San Francisco Javier: iría de misiones si se recuperaba.
Cierta noche se le apareció el Santo, lo animó a cumplir su voto y a ser mártir en Japón. Eso efectivamente sucedió varios años después. Tras la aparición, el sacerdote recomendó la especial ayuda de San Francisco Javier a cuantos lo invocaran y exhortaba a rezarle una novena.
Más adelante, el P. Alejandro Filipucci, también curado por la intercesión del Santo en 1658, compuso la “Novena de la Gracias”, una oración muy conocida que presentamos a continuación.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los días
Amabilísimo y amantísimo Santo: adoro contigo humildemente a la Divina Majestad y le doy gracias por los singulares dones de gracia que te concedió en vida y por la gloria de que ya gozas. Te suplico con todo el afecto de mi alma, me consigas por tu poderosa intercesión, la gracia importantísima de vivir y morir santamente. Te pido también me alcances la gracia especial que pido en esta novena... (Aquí se piden las gracias espirituales y temporales que se desean). Y si lo que pido no conviene a mayor gloria de Dios y bien de mi alma, quiero alcanzar lo que para eso fuere más conveniente. Amén.
Un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Oración final
(Se puede terminar con la siguiente oración atribuida a San Francisco Javier)
Eterno Dios, Creador de todas las cosas: acuérdate que tú creaste las almas de los infieles, haciéndolas a tu imagen y semejanza.
Mira, Señor, como en deshonra tuya se llenan de ellas los infiernos. Acuérdate, Padre celestial, de tu Hijo Jesucristo, que derramando tan liberalmente su sangre, padeció por ellas. No permitas que sea tu Hijo por más tiempo menospreciado de los infieles, antes aplacado con los ruegos y oraciones de tus escogidos los Santos y de la Iglesia, Esposa muy bendita de tu mismo Hijo, acuérdate de tu misericordia, y olvidando su idolatría e infidelidad, haz que ellos conozcan también al que enviaste, Jesucristo, Hijo tuyo, que es salud, vida y resurrección nuestra, por el cual somos libres y nos salvamos; a quien sea dada la gloria por infinitos siglos de los siglos. Amén.
Oración. Oh Dios, que quisiste agregar a tu Iglesia las naciones de las Indias por la predicación y por los milagros de San Francisco Javier: concédenos que, venerando la gloria de sus insignes merecimientos, imitemos también los ejemplos de sus heroicas virtudes. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.

Lecturas del Domingo 34º del Tiempo Ordinario. Jesucristo Rey del Universo - Ciclo C

Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel (5,1-3):

En aquellos días, todas las tribus de Israel se presentaron ante David en Hebron y le dijeron:
«Hueso tuyo y carne tuya somos. Desde hace tiempo, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú el que dirigía las salidas y entradas de Israel. Por su parte, el Señor te ha dicho: “Tú pastorearás a mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”».
Los ancianos de Israel vinieron a ver al rey en Hebrón. El rey hizo una alianza con ellos en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos le ungieron como rey de Israel.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 121,1-2.4-5

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.

V/. Qué alegría cuando me dijeron:
¡«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

V/. Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,12-20):

Hermanos:
Demos gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen del Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones,
Principados y Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo,
y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas,
las del cielo y las de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio segúnn san Lucas (23,35-43), del domingo, 24 de noviembre de 2019
Lectura del santo evangelio según san Lucas (23,35-43):

En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo:
«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Había también por encima de él un letrero:
«Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha hecho nada malo».
Y decía:
«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
Jesús le dijo:
«En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

Palabra del Señor