jueves, 22 de agosto de 2019

Reza esta poderosa oración para la sanación del cáncer

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La intercesión celestial de san Peregrino le ha dado reputación de obrar maravillas

Cuando el cáncer golpea, puede ser un golpe demoledor no solo físicamente, sino también espiritualmente. Es una cruz difícil de cargar, una que Dios permite misteriosamente en nuestro mundo caído.
Sin embargo, durante Su corta vida en la tierra, Jesús sanó a muchas personas que acudieron a Él con fe sincera. Aunque siempre debemos buscar una atención médica adecuada para todo lo que nos aflija a nosotros o a nuestros seres queridos, Dios también quiere que nos acerquemos a Él. Una forma de hacerlo es a través de la intercesión de los santos.
En particular, hay un santo famoso por su poderosa intercesión y por curar a quienes sufren de cáncer: san Peregrino. Santo italiano del siglo XIV, Peregrino sufría de una infección cancerosa en su pierna, que fue milagrosamente curada en vida. Después de su muerte, Peregrino fue conocido como el santo patrón de los enfermos de cáncer y se le han atribuido innumerables milagros a su intercesión.
Pamla J. Eisenberg CC BY-SA 2.0
A continuación se encuentra una oración a san Peregrino para pedir su intercesión para uno mismo o para un ser querido que padezca cáncer.
Oh, san Peregrino, a quien llaman “El hacedor de maravillas”, por los numerosos milagros que obtienes de Dios para todos los que recurren a ti. Tú que por muchos años padeciste una cancerosa enfermedad que carcomió tus tejidos y destruyó las fibras de tu ser, que tuviste alivio cuando todos los recursos humanos no te daban esperanza. Tú que fuiste favorecido viendo a Jesús bajar de la cruz para sanar tu enfermedad, pide a Dios y a la Santísima Virgen la cura para estas personas a quienes ahora te encomiendo:
(Pausa para evocar silenciosamente los nombres de las personas por quienes se reza)
Ayudados así por tu poderosa intercesión, cantaremos a Dios, ahora y por toda la eternidad, una canción de gratitud por su bondad y misericordia.
Amén.

Lecturas del Santa María Virgen, reina

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (9,1-3.5-6):

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, y el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre: «Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre perpetuo, Príncipe de la paz.» Para dilatar el principado, con una paz sin límites, sobre el trono de David y sobre su reino. Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre. El celo del Señor de los ejércitos lo realizará.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 112,1-2.3-4.5-6.7-8

R/. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre

Alabad, siervos del Señor, 
alabad el nombre del Señor. 
Bendito sea el nombre del Señor, 
ahora y por siempre. R/.

De la salida del sol hasta su ocaso, 
alabado sea el nombre del Señor. 
El Señor se eleva sobre todos los pueblos, 
su gloria sobre los cielos. R/.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro, 
que se eleva en su trono 
y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? R/.

Levanta del polvo al desvalido, 
alza de la basura al pobre, 
para sentarlo con los príncipes, 
los príncipes de su pueblo. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,26-38):

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. 
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. 
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» 
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» 
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» 
María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor