viernes, 23 de junio de 2017

Viaje relámpago del Papa para destacar el ejemplo de dos sacerdotes incomprendidos

El Papa ha viajado hasta el norte de Italia para rezar en la iglesia que custodia la tumba del sacerdote Primo Mazzolari. En las calles le esperaban muchas personas, que hacían fila desde la madrugada. 

"Estamos aquí desde las 4 de la mañana”. 

El Papa primero rezó ante la capilla del Santísimo. 

Luego se detuvo unos minutos de pie y en silencio ante la tumba de Primo Mazzolari. Este sacerdote fue incomprendido en su tiempo por oponerse a la guerra, defender la autonomía de los laicos y confrontarse con quienes estaban lejos de la fe. 

FRANCISCO
"Cuando predicaba a los seminaristas de Cremona, les recordaba: 'Nuestra forza es ser 'repetidores'. Pero entre un repetidor muerto, como un altavoz, y un repetidor vivo, hay mucha diferencia”.  

Desde allí el Papa ha viajado a Barbiana, cerca de Florencia, para rezar ante la tumba de Lorenzo Milani. 

Este sacerdote italiano del siglo pasado se desmarcó de la posición dominante en la Iglesia italiana, demasiado concentrada en organizar instituciones confesionales para ocupar espacios en la sociedad. Lorenzo Milani criticaba de un modo un poco rudo a algunos sacerdotes y les pedía que se dedicaran a los sacramentos. 

Uno de sus libros fue censurado y prohibido por el "Santo Uffizio”. 

El Papa visitó su tumba, la iglesia del pueblo en la que trabajó, saludó a algunos de los que aprendieron de él, y lo propuso como ejemplo a los sacerdotes. 

FRANCISCO
"Sin esta sed de Absoluto, se puede ser buenos funcionarios de lo sagrado, pero no se puede ser sacerdotes, verdaderos sacerdotes, capaces de hacerse siervos de Cristo en los hermanos. Queridos hermanos, con la gracia de Dios, intentemos ser hombres de fe, una fe franca, no aguada; y hombres de caridad, caridad pastoral con todos los que el Señor nos confía como hermanos e hijos”. 

Aunque la visita del Papa fue privada, con este breve viaje propuso a todos el ejemplo valiente de estos dos sacerdotes hasta ahora poco conocidos fuera de Italia. 

Texto de la espiritualidad cartujana para el día del Sagrado Corazón

Mosaico del Sagrado Corazón de Jesús

Como un alimento para la oración personal en este día que la Iglesia ha consagrado a la celebración del misterio del Sagrado Corazón de Jesús, hemos traducido para nuestros lectores un texto del cartujo Dom Jean Anadon, quien fue Prior de la Cartuja de Zaragoza, fallecido en 1682.
He aquí el texto. 

In me, omni spes vitae (Eccl. XXIV, 25, traducido : en mí, toda esperanza de vida)
Longinus apparuit mihi latus Christi lancea (dit saint Augustin) et ego intravi et requiesco securusLongino (el centurión) me ha abierto, con su lanza el costado de Jesús y yo he entrado, habito ahí con toda seguridad, reposo dulcemente, me reconforto con delicias y me nutro con deleite. Sí, el costado de Jesús ha sido traspasado justamente cerca de su corazón, para abrirnos el camino y la puerta que da el acceso a él. Es la apertura del arca por la cual entran todos aquellos que escapan al naufragio.
Examinad esta herida del Sagrado Corazón, ¡es ahí el origen de nuestra vida! Ahí, efectivamente, nuestro Padre celestial nos ha regenerado para la vida del Cielo; ahí, se puede contemplar, abiertamente, el incomprensible amor de Jesús por nosotros, cuando se le ve entregarse entero por nosotros. Él no se ha reservado nada para Él mismo en el fondo de su Corazón, sino que lo ha dado todo por nosotros. ¿Qué más podía hacer? Todo lo que podía hacer, lo ha hecho. Nos ha abierto su Corazón, este santuario escondido donde Él nos introduce como unos íntimos amigos, porque Él pone toda su felicidad en estar con nosotros, en una tranquilidad silenciosa, y en reposar cerca de nosotros en un tranquilo silencio.
Él nos ha dado su Corazón, todo cubierto de crueles heridas, a fin de que nosotros permanezcamos ahí hasta que, completamente purificados y conformes a su Corazón, seamos dignos de ser lanzados con Él en el seno del Padre Celestial. Jesús nos dona su Corazón a fin de que él sea nuestra morada, y nos pide también el nuestro para hacerlo su morada. Él nos dona su corazón como un lecho cubierto de rosas enrojecidas con su sangre, y nos pide nuestro corazón que debemos ofrecerle adornado de los blancos lirios de la pureza. ¿Quién osaría negarle aquello que Él nos ha dado con tanta liberalidad y profusión?
He aquí que Él nos invita a entrar en sus heridas más dulces que la miel, en su amable costado abierto, el cual es la bodega mística lleno de todas las delicias del Cielo. Venid, dice El, mi hermana, mi paloma, entrad en el hueco de la Peña, es decir en mis sagradas heridas. 

Dom Jean Anadon, prior de la Cartuja de Zaragoza

LITURGIA DE LAS HORAS

Liturgia de las horas, Clicando en el enlace podrás tener contigo en todo momento la Liturgia de Las HORAS.

Cómo pedir a María una gracia en momentos de desesperación


La oración que aconseja el papa Francisco


En momentos de oscuridad o de desesperación, el creyente puede contar con la ayuda de su Madre, la Virgen María. Esta es la oración que aconseja en estas situaciones el papa Francisco:
Santa María, llena de la Presencia de Dios, durante los días de tu vida
aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre,
y el Maligno nunca fue capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y,
con toda sencillez y paciencia,
nos diste ejemplo de como desenredar la madeja de nuestras vidas.

Y al quedarte para siempre como Madre Nuestra,
pones en orden y haces más claros los lazos que nos unen al Señor.

Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra,
Tú que con corazón materno desatas los nudos
que entorpecen nuestra vida,
te pedimos que recibas en tus manos
a… (diga su nombre completo)
y que me libres de las ataduras
y confusiones con que hostiga el que es nuestro enemigo.

Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo,
líbranos de todo mal, Señora Nuestra,
y desata los nudos que impiden nos unamos
a Dios, para que, libres de toda confusión y error,
lo hallemos en todas las cosas,
tengamos en El puestos nuestros corazones
y podamos servirle siempre en nuestros hermanos. Amén.

El corazón de Jesús

La imagen de un Jesús repeinado, triunfante y frío ha vaciado una devoción que es síntesis de nuestra fe: la encarnación de un Dios implicado de tú a tú con la humanidad, que no observa pasivamente sino que se “remanga”, camina a nuestro lado, haciendo su corazón carne a la vera del sufriente. En ese horizonte nace el encuentro y brota una oración bellísima de liturgia cotidiana, que habla de un amor infinito, gratuito, sincero y de diario.
Nos dicen de Dios que “ve con ojos de misericordia”, que tiene un corazón como el nuestro. ¿Qué tiene eso que ver con la misericordia? Hija del latín, es la unión de miser (viene a significar desdicha) y cor-cordis (corazón), y traduce la imagen del corazón cercano al sufrimiento, a la debilidad. Proyecta la capacidad para poner el corazón en medio de la desgracia ajena. Esto es mirar el sufrimiento cara a cara,  con el centro dónde guardamos lo que amamos, lo que nos cautiva. Con el corazón.
Entregarse por alguien; sostener al que llora; vivir con gratuidad; perdonar; comprometerse, construir... son formas de poner el corazón en juego, de practicar misericordia, de AMAR. Quizás esto nos ayude a dar sentido a la fiesta del Sagrado Corazón.
Esta devoción invita a dejarse acompañar por Él; no buscar su lógica sino dejarnos descansar en ella, expresión de la plegaria que nuestras abuelas recogían en un murmullo:"Corazón de Jesús, en Vos confío"; supone confiarse a sus manos. Vivir día a día la Contemplación para alcanzar amor de San Ignacio. Ser conscientes de que somos infinitamente queridos, esperados, acompañados… y entonces, entender que el amor de verdad no supone conquista, sino entrega a los demás, supone lanzarse, apostar, abrazar, acoger… como el corazón de Jesús.

Estas son las 12 promesas del Sagrado Corazón de Jesús

“Al Corazón de Jesús le agradan mucho los servicios de los pequeños y humildes de corazón, y paga con bendiciones sus trabajos”, decía Santa Margarita María de Alacoque, a quien Jesús le reveló las promesas que realizará en los devotos de su Sagrado Corazón.
Las 12 promesas del Sagrado Corazón de Jesús son:
  1. A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
  2. Daré la paz a las familias.
  3. Las consolaré en todas sus aflicciones.
  4. Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte.
  5. Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
  6. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
  7. Las almas tibias se harán fervorosas.
  8. Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
  9. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
  10. Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos.
  11. Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
  12. A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.
Condiciones para obtener las gracias prometidas por el Sagrado Corazón de Jesús:
  1. Recibir sin interrupción la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes consecutivos.
  2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
  3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
Oración al Sagrado Corazón de Jesús
Oh Dios, que en el corazón de tu Hijo,
herido por nuestros pecados,
has depositado infinitos tesoros de caridad;
te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestro amor,
le ofrezcamos una cumplida reparación.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío!

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús


Deuteronomio 7,6-11. 

Moisés habló al pueblo diciendo: «Tú eres un pueblo consagrado al Señor, tu Dios: él te eligió para que fueras su pueblo y su propiedad exclusiva entre todos los pueblos de la tierra.
El Señor se prendó de ustedes y los eligió, no porque sean el más numeroso de todos los pueblos. Al contrario, tú eres el más insignificante de todos.
Pero por el amor que les tiene, y para cumplir el juramento que hizo a tus padres, el Señor los hizo salir de Egipto con mano poderosa, y los libró de la esclavitud y del poder del Faraón, rey de Egipto.
Reconoce, entonces, que el Señor, tu Dios, es el verdadero Dios, el Dios fiel, que a lo largo de mil generaciones, mantiene su alianza y su fidelidad con aquellos que lo aman y observan sus mandamientos;
pero que no tarda en dar su merecido a aquel que lo aborrece, a él mismo en persona, haciéndolo desaparecer.
Por eso, observa los mandamientos, los preceptos y las leyes que hoy te ordeno poner en práctica.»

Salmo 103(102),1-2.3-4.6-7.8.10. 
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios.

El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura.

El Señor hace obras de justicia
y otorga el derecho a los oprimidos;
él mostró sus caminos a Moisés
y sus proezas al pueblo de Israel.

El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas.



Epístola I de San Juan 4,7-16. 
Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él.
Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.
Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros.
Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros.
La señal de que permanecemos en él y él permanece en nosotros, es que nos ha comunicado su Espíritu.
Y nosotros hemos visto y atestiguamos que el Padre envió al Hijo como Salvador del mundo.
El que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios, y Dios permanece en él.
Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él.

Evangelio según San Mateo 11,25-30. 
Jesús dijo:
"Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños.
Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar."
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.
Porque mi yugo es suave y mi carga liviana."