jueves, 7 de junio de 2018

¿Sabes lo que es el sagrario donde Jesús está VIVO?



Pido ser enterrado junto a un sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejen abandonado! (San Manuel González García)
Domingo 9:25 AM El sacerdote ha terminado de distribuir la santa comunión en Misa. Han sobrado hostias consagradas, que no fueron consumidas.
Observa ahora detenidamente lo que hace el sacerdote con el copón que contiene las hostias. Lo lleva con profunda devoción a un pequeño oratorio al lado del altar. Allí está el tabernáculo o Sagrario.
Es un pequeño recinto, como un cofre que tiene una puerta con llave, en el que se custodian las santas Hostias, hasta que se requieran para llevar a los enfermos o distribuir a los fieles. A su lado hay una lamparita roja que te indica la presencia de Jesús.
También queda allí para nuestra adoración y contemplación.

¿Qué es el sagrario?
El Sagrario o tabernáculo es el recinto en las Iglesias católicas destinado a la reserva de la Eucaristía. En ese Tabernáculo o sagrario, habita Jesús. ¿Por qué? Porque las formas sagradas son el cuerpo de Jesucristo VIVO.
“Es preciso adorar devotamente a este Dios escondido: es el mismo Jesucristo que nació de María Virgen; el mismo que padeció, que fue inmolado en la Cruz; el mismo de cuyo costado traspasado manó agua y sangre”. (San Josemaría Escrivá de Balaguer).
El sagrario solía estar sobre el altar mayor pero ahora se encuentra en capillas u oratorios cerca del altar. El lugar tiene un ambiente muy particular que invita a la oración, el recogimiento y la meditación.
Pronto te das cuenta que estás ante Jesús. Que desde el Sagrario anhela abrazarte, llenarte con su infinito amor.
Me encanta llegar, tocar la puerta del oratorio y saludarlo:
“Llegué Jesús”.
Lo imagino sonriendo, cuando responde:
“Llegaste Claudio”.
Lo he visto infinidad de veces. Personas que entran desoladas a un oratorio para estar con Jesús ante el sagrario. Lo visitan con perseverancia y fe. Y terminan transformando sus vidas.
Desde el sagrario Él te ve, te escucha y llena de gracias. Te da la fortaleza que necesitas para superar las adversidades de la vida y no caer en la viejas tentaciones.
Este sacerdote santo, Manuel González García, fue recordado como el Obispo de los sagrarios abandonados. A todos les pedía que no dejaran solo a Jesús.
“Yo no os pido ahora dinero para niños pobres, ni auxilio para los enfermos, ni trabajo para los cesantes, ni consuelo para los afligidos; yo os pido una limosna de cariño para Jesucristo Sacramentado; un poco de calor para esos Sagrarios tan abandonados; yo os pido por el amor de María Inmaculada, Madre de ese Hijo tan despreciado, y por el amor a ese Corazón tan mal correspondido, que os hagáis las Marías de los Sagrarios abandonados”.
Ahora ya lo sabes. Jesús está en cada sagrario del mundo. Ve y reza con Él, póstrate en su presencia amorosa y pídele las gracias que necesitas para seguir adelante y fortalecer tu fe.  Te aseguro que no te dejará sin respuesta. Él es así un gran amigo. Y cuando vayas, por favor dile: “Claudio te manda saludos”.

¿Qué hacer si sientes la llamada de Dios? Responde Juan Pablo

Un emocionante vídeo del papa polaco dedicado a la vocación

“Si sientes la llamada de Dios que te dice “sígueme”, no la acalles, sé generoso, responde como María ofreciendo a Dios el sí gozoso de tu persona y de tu vida”; es el consejo de san Juan Pablo II recogido en un nuevo vídeo de la serie del papa polaco de la productora Fulton Sheen con motivo de su canonización.
Juan Pablo II revela en este vídeo dedicado a la vocación que el objetivo de su misión es decir a todos en nombre de Cristo: “Ven y sígueme”.
Y lanza una invitación: “Os invito ahora a cada uno personalmente a que dirijáis una confiada y sincera petición a Dios como aquel ciego de Jericó que dijo a Jesús: Señor, que vea, que vea, yo, Señor, cuál es tu voluntad para mí en cada momento, sobre todo que vea en qué consiste ese designio de amor para toda mi vida que es mi vocación y dame generosidad para decirte que sí, serte fiel, sí, quiero, en el camino que quieras indicarme”.

Jueves de la novena semana del tiempo ordinario


Segunda Carta de San Pablo a Timoteo 2,8-15. 

Acuérdate de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos y es descendiente de David. Esta es la Buena Noticia que yo predico,
por la cual sufro y estoy encadenado como un malhechor. Pero la palabra de Dios no está encadenada.
Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos también alcancen la salvación que está en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna.
Esta doctrina es digna de fe: Si hemos muerto con él, viviremos con él.
Si somos constantes, reinaremos con él. Si renegamos de él, él también renegará de nosotros.
Si somos infieles, él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo.
No dejes de enseñar estas cosas, ni de exhortar delante de Dios a que se eviten las discusiones inútiles, que sólo sirven para perdición de quienes las escuchan.
Esfuérzate en ser digno de la aprobación de Dios, presentándote ante él como un obrero que no tienen de qué avergonzarse y como un fiel dispensador de la Palabra de verdad.

Salmo 25(24),4-5.8-9.10.14. 
Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador,

Yo espero en ti todo el día,
El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente

y enseña su camino a los pobres.
Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad,
para los que observan los preceptos de su alianza.
El Señor da su amistad a los que lo temen

y les hace conocer su alianza.

Evangelio según San Marcos 12,28-34. 
Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: "¿Cuál es el primero de los mandamientos?".
Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor;
y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.
El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos".
El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él,
y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios".
Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.