jueves, 21 de diciembre de 2017

Esta es la santa patrona de los migrantes que el Papa Francisco pide no olvidar

El Papa Francisco y Santa Francesca Cabrini. Fotos: Daniel Ibáñez / ACI Prensa - Dominio público

Se cumplen 100 años de la muerte de Santa Francesca Cabrini, una italiana que dedicó su vida a ayudar a pobres e inmigrantes y cuya fiesta se celebra cada 22 de diciembre.
El Papa Francisco ha escrito el prólogo de una nueva edición del libro “Entre el cielo y la tierra” sobre la vida de esta santa, a la que pone de modelo para saber cómo afrontar el fenómeno migratorio.
“Sin detenerse nunca en un lugar, sin regresar nunca definitivamente a Italia, pero siempre dispuesta a resolver problemas, a ir en ayuda de los más necesitados y los que estaban más solos”, escribe el Papa en el prólogo.
Francisco destaca que hacía esto “con inmensa caridad, transmitiéndoles el amor de Dios, pero también con gran inteligencia”.
En el libro, recuerda cómo el Papa León XIII pidió a Santa Francesca renunciar a su “sueño misionero para ocuparse de los emigrantes italianos en América”.
“Francesca obedeció y se le abrió todo un mundo: el de centenares de miles de seres humanos que buscaban trabajo y pan lejos de su propia tierra, arriesgándose en largos viajes peligrosos, en tierras desconocidas y hostiles”.
“Había entendido que no se trataba de un fenómeno temporal, sino del emerger de una nueva época histórica en la cual, la facilidad de modernos medios de transporte, permitían movimientos masivos de gente, remodelando así partes del globo”, escribe el Santo Padre.
“La construcción de obras de acogida y de asistencia grandes, hermosas y duraderas fue su respuesta al nuevo curso de la historia: las hermanas han continuado la obra también incluso cuando ha cambiado la proveniencia de los migrantes, también cuando otros rostros, otros colores y otros pueblos la siguieron en sus institutos”.
El Papa señala que “todo esto hace entender por qué una mujer se convirtió en patrona de los migrantes, una mujer que supo poner en práctica las cualidades femeninas: calor, acogida, ser concreto al acoger a los necesitados” y “estar disponible para ayudar a los débiles”.
Por todo ello, “hoy es de gran actualidad y nos continúa enseñando la vía a recorrer para afrontar el fenómeno epocal de las migraciones conjugando la caridad y la justicia”.

Feria de Adviento: Semana antes de Navidad (21 dic.)


Libro de Isaías 54,1-10. 

¡Grita de alegría, estéril, tú que no has dado a luz; prorrumpe en gritos de alegría, aclama, tú que no has conocido los dolores del parto! Porque los hijos de la mujer desamparada, son más numerosos que los de la desposada, dice el Señor.
¡Ensancha el espacio de tu carpa, despliega tus lonas sin mezquinar, alarga tus cuerdas, afirma tus estacas!
Porque te expandirás a derecha y a izquierda, tu descendencia poseerá naciones enteras y poblará ciudades desoladas.
No temas, porque no te avergonzarás: no te sonrojes, porque no serás confundida: olvidarás la ignominia de tu adolescencia y no te acordarás del oprobio de tu viudez.
Porque tu esposo es aquel que te hizo: su nombre es Señor de los ejércitos; tu redentor es el Santo de Israel: él se llama "Dios de toda la tierra".
Sí, como a una esposa abandonada y afligida te ha llamado el Señor: "¿Acaso se puede despreciar a la esposa de la juventud?". dice el Señor.
Por un breve instante te dejé abandonada, pero con gran ternura te uniré conmigo;
en un arrebato de indignación, te oculté mi rostro por un instante, pero me compadecí de ti con amor eterno, dice tu redentor, el Señor.
Me sucederá como en los días de Noé, cuando juré que las aguas de Noé ni inundarían de nuevo la tierra: así he jurado no irritarme más contra ti ni amenazarte nunca más.
Aunque se aparten las montañas y vacilen las colinas, mi amor no se apartará de ti, mi alianza de paz no vacilará, dice el Señor, que se compadeció de ti.

Salmo 30(29),2.4.5-6.11-12a.13b. 
Yo te glorifico, Señor, porque tú me libraste
y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí.
Tú, Señor, me levantaste del Abismo
y me hiciste revivir,
cuando estaba entre los que bajan al sepulcro.

Canten al Señor, sus fieles;
den gracias a su santo Nombre,
porque su enojo dura un instante,
y su bondad, toda la vida:
si por la noche se derraman lágrimas,
por la mañana renace la alegría.

«Escucha, Señor, ten piedad de mí;
ven a ayudarme, Señor.»
Tú convertiste mi lamento en júbilo,
¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente!



Evangelio según San Lucas 7,24-30. 
Cuando los enviados de Juan partieron, Jesús comenzó a hablar de él a la multitud, diciendo: "¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento?
¿Qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que llevan suntuosas vestiduras y viven en la opulencia, están en los palacios de los reyes.
¿Qué salieron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta.
El es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino.
Les aseguro que no hay ningún hombre más grande que Juan, y sin embargo, el más pequeño en el Reino de Dios es más grande que él.
Todo el pueblo que lo escuchaba, incluso los publicanos, reconocieron la justicia de Dios, recibiendo el bautismo de Juan.
Pero los fariseos y los doctores de la Ley, al no hacerse bautizar por él, frustraron el designio de Dios para con ellos.