viernes, 1 de febrero de 2019

¿Por qué se celebra la Jornada de la Vida consagrada en la fiesta de la Presentación?

¿Por qué se celebra la Jornada de la Vida consagrada en la fiesta de la Presentación?


Con motivo de la fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo y la Jornada de la Vida Consagrada que celebra el próximo sábado 2 de febrero, el Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, explicó el significado de esta fiesta litúrgica y la importancia que tienen los religiosos en la vida de la Iglesia.
La fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo en brazos de su madre María acompañada por José es, según afirma el Prelado, “una estampa preciosa y llena de ternura”. “Con este ritual judío, María cumple el precepto de presentar a su hijo ante Dios y llena de contenido nuevo esta presentación”, afirma.
Porque “Jesús se ofrece, en las manos de María, al Padre” y de esta manera “hace visible el contenido de su vida, para ser ofrecido como ofrenda agradable, llenando de alegría el Templo, colmando las esperanzas del anciano Simeón y repartiendo alegría a todos por medio de la ancianita Ana”.
Mons. Fernández asegura que esta fiesta litúrgica nos recuerda que “todos somos invitados a ofrecernos con Jesús en los brazos de María” y por eso “la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada”.
Una jornada que se celebra este año con el lema “Padre nuestro. La vida consagrada, presencia del amor de Dios” y que tiene como objetivo “dar gracias a Dios por el don de la vida, y más concretamente de la vida consagrada en el seno de la Iglesia y para el servicio de todos” y con la que se anima a toda la Iglesia a que “agradezca a Dios este magnífico don, que hace presente la ofrenda y la entrega de Cristo” y por eso “presenta a todos los fieles la grandeza de esta vocación, que tanto enriquece a la Iglesia con sus abundantes carismas”.
“La vida consagrada reviste múltiples formas de consagración: desde las vírgenes consagradas, que ya están presentes en las primeras comunidades cristianas y tienen hoy su papel, hasta las monjas contemplativas que hacen de su vida una ofrenda en el claustro, manteniendo viva y encendida la lámpara de la fe y del amor en medio de nuestro mundo de hoy”, precisa el Obispo de Córdoba.
Además asegura que “los religiosos y religiosas han brotado en el jardín de la Iglesia como flores y frutos abundantes del Espíritu para la edificación del Cuerpo de Cristo y para el servicio de los más pobres en todas las naciones de la tierra”.
Según afirma el Prelado, son “hombres y mujeres santos, gigantes en el amor a Cristo y en la entrega de sus vidas por amor, han sembrado el campo de la Iglesia de múltiples carismas para proclamar el Evangelio a toda la tierra en la catequesis, en la vida misionera, en la predicación con su vida y su trabajo permanente”.
Mons. Fernández precisa que los “santos y santas fundadores” se han “adelantado a su tiempo “porque se han dejado mover por los ojos del corazón y han sido pioneros en todos los campos de la pobreza”.
“No han vivido sometidos a la lógica de la historia, sino a la lógica del amor, del amor de Cristo en sus corazones. Y han encontrado muchedumbres de seguidores, de vocaciones consagradas, que constituyen los mejores hijos de la Iglesia”, aseguró.
Por eso el Obispo de Córdoba recordó que también hoy existe la necesidad de que “estos corazones que anteponen el amor de Cristo a cualquier otro interés” y pidió rezar por las vocaciones a la vida consagrada, “hoy más necesarias, porque escasean en nuestros ambientes”.
“Hombres y mujeres, humildes y desconocidos en la mayoría de los casos, pero necesarios para prolongar el más fino espíritu evangélico en nuestra sociedad”, afirman.
Que viven los preceptos evangélicos viviendo “en virginidad y castidad perfecta, para amar sin fronteras a aquellos a los que son destinados”, “en pobreza y humildad, para mostrar al mundo el gran tesoro que es Dios” y “en actitud de obediencia y humildad, en actitud de misión para ir donde haga falta, para gastar la vida por los demás en el nombre de Cristo”.
Por eso Mons. Fernández afirmó: “Benditos sean los pies y las manos de todos estos hombres y mujeres que configuran la vida de la Iglesia con su vida consagrada”.

Lo que tienes que saber sobre la fiesta de la Candelaria




Aunque no se celebra en todas partes, mantiene una rica tradición de la Iglesia

Si cuentas 40 días después de la celebración de la Navidad, llegas al 2 de febrero. Antiguamente, la Iglesia marcaba este día con una fiesta especial, como el día final del “niño Jesús” en el calendario litúrgico, antes de la celebración de la Cuaresma.
La fiesta tiene muchos nombres diferentes en la Iglesia católica romana. Se ha llamado fiesta de la Presentación del Señor, fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen María y, como es más conocida, Candelaria. Cada nombre destaca un aspecto diferente de esta fiesta celebrada por la Iglesia.
Primero, se llama fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen María por motivo de una antigua ley mosaica explicada en Levítico:
[Cuando una mujer quede embarazada y dé a luz, será impura] Al concluir el período de su purificación, tanto por el hijo como por la hija, la madre presentará al sacerdote, a la entrada de la Carpa del Encuentro, un cordero de un año para ofrecer un holocausto, y un pichón de paloma o una torcaza, para ofrecerlos como sacrificio por el pecado. El sacerdote lo presentará delante del Señor y practicará el rito de expiación en favor de ella. Así quedará purificada. (Levítico 12,6-7)
María, como judía devota, cumplió la ley e hizo lo que se esperaba de ella. Después de 40 días, se presentó al sacerdote con la ofrenda apropiada para ser declarada “pura”.
La celebración litúrgica también se conoce como fiesta de la Presentación del Señor, en referencia de nuevo a la antigua práctica judía de presentar al primogénito ante Dios.
También lo serán los primogénitos, tanto de hombres como de animales, ofrecidos al Señor. Pero harás rescatar los primogénitos de los hombres y los primogénitos de los animales impuros. (Números 18,15)
Así pues, María y José llevaron consigo a Jesús, como narra san Lucas: “Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño [Jesús] a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: ‘Todo varón primogénito será consagrado al Señor’”.  (Lucas 2,22-23)
San Lucas cuenta que, estando en el templo, la Sagrada Familia se encontró con un anciano llamado Simeón y lo que dijo después constituye la esencia de por qué la fiesta se llama Candelaria.
Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera
en paz, como lo has prometido,
porque mis ojos han visto la salvación
que preparaste delante de todos los pueblos:
luz para iluminar a las naciones paganas
y gloria de tu pueblo Israel.
(Lucas 2,29-32)

Simeón declaró que Jesús sería una “luz”, de modo que la Iglesia desarrolló la costumbre de encender y bendecir velas, candelas, en este día.
Históricamente, el sacerdote bendecía todas las velas empleadas durante la misa para todo el año. La congregación también recibía candelas y se repetían las palabras de Simeón en una canción.
El Misal romano actual incluye la siguiente oración que resume este simbolismo.
Oh Dios, fuente y origen de toda luz, 
que has mostrado hoy a Cristo, luz de las naciones, 
al justo Simeón: 
dígnate santificar con tu bendición estos cirios; 
acepta los deseos de tu pueblo 
que, llevándolos encendidos en las manos, 
se ha reunido para cantar tus alabanzas,
y concédenos caminar por la senda del bien, 
para que podamos llegar a la luz eterna. 
Aunque no es un día santo de precepto, sigue siendo un día hermoso en el calendario de la Iglesia, uno que señala el final del “ciclo navideño” y mira con esperanza a la luz que quebrará las tinieblas en la vigilia pascual, cuando se realiza otro servicio a la luz de las velas en reconocimiento de que “el pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz” (Mateo 4,16).

Lecturas del Viernes de la 3ª semana del Tiempo Ordinario

Primera lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (10,32-39):

HERMANOS:
Recordad aquellos días primeros, en los que, recién iluminados, soportasteis múltiples combates y sufrimientos: unos, expuestos públicamente a oprobios y malos tratos; otros, solidarios de los que eran tratados así. Compartisteis el sufrimiento de los encarcelados, aceptasteis con alegría que os confiscaran los bienes, sabiendo que teníais bienes mejores y permanentes.
No renunciéis, pues, a vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa.
Os hace falta paciencia para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa.
«Un poquito de tiempo todavía
y el que viene llegará sin retraso;
mi justo vivirá por la fe,
pero si se arredra le retiraré mi favor».
Pero nosotros no somos gente que se arredra para su perdición, sino hombres de fe para salvar el alma.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 36,3-4.5-6.23-24.39-40

R/. El Señor es quien salva a los justos

V/. Confía en el Señor y haz el bien:
habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R/.

V/. Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía. R/.

V/. El Señor asegura los pasos del hombre,
se complace en sus caminos;
si tropieza, no caerá,
porque el Señor lo tiene de la mano. R/.

V/. El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra, los libra de los malvados
y los salva porque se acogen a él. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,26-34):

EN aquel tiempo, Jesús decía al gentío:
«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
Dijo también:
«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

Palabra del Señor