domingo, 26 de marzo de 2017

Papa Francisco bromea: Los diáconos con suegra son una riqueza en la Iglesia


El Pontífice en el Duomo de Milán encuentra al clero y advierte del peligro de percibir a los diáconos "como medio sacerdotes o medio laicos"

Los diáconos “que viven en la vida familiar” son un valor para la Iglesia y el discernimiento. “¡Ustedes tienen una suegra, eh!”, dijo el papa Francisco arrancando las risas de los presentes en su encuentro con el clero de Milán que tuvo lugar en el imponente templo, el Duomo, este sábado 25 de marzo de 2017.
“Ustedes diáconos tiene mucho por dar”, aseguró el Obispo de Roma , quien respondió a una pregunta de un diácono, Roberto Crespi, sobre esta especial misión en la Iglesia que inició en esa diócesis en 1990 y que actualmente cuenta con 143 diáconos permanentes (casados o célibes) al activo.
“Pensemos al valor del discernimiento al interno del presbiterio” como voz autorizada para “mostrar las tensiones que hay entre el deber y querer”.
Debemos tener cuidado de no ver a los diáconos como medio sacerdotes o medio laicos. ¡Esto es un peligro! Al final no están ni allá, ni acá. No se debe hacer, es un peligro, hace daño a nosotros y a ellos”, afirmó.
En esta línea, el Papa ha pedido de no quitar fuerza al “carisma del diaconado”. “Tampoco está bien pensar al diácono como un intermediario entre los fieles y los pastores, ni a mitad de camino entre sacerdotes y laicos, ni a mitad de camino entre pastores y fieles”.
El peligro del clericalismo. El diácono demasiado clerical. “¡Esto no! Parecería en algunas liturgias que casi parecería tomar el lugar del sacerdote. Cuídense del clericalismo”.
El funcionalismo. “Es otro pecado en el que puede caer el diácono, como uno que es funcional al sacerdote: un joven para hacer mandados y no para esta cosa”.
El Papa dijo a los diáconos que ellos tienen un carisma especifico en la Iglesia y “deben custodiarlo”. Se trata de una misión-vocación familiarque “llama al servicio”.
“Me gusta tanto cuando los primeros cristianos helénicos fueron ante los apóstoles a lamentarse porque sus viudas y sus huérfanos no recibían buena asistencia…ellos hicieron esta reunión, este sínodo entre los apóstoles y discípulos, y han inventado los diáconos para servir”.
Así, Francisco rememoró que los apóstoles como obispos decidieron el servicio de los diáconos. En este caso, ellos “servían a las viudas, a los huérfanos”. Y nosotros “obispos a la oración y el anuncio de la palabra”.
Así, “el carisma más grande de un obispo es rezar”.  El segundo – prosiguió – es el de “anunciar la palabra”. Se ve bien la diferencia y, a veces el servicio, esta palabra es clave,  para entender el servicio como don característico”.
El diácono es el custodio del servicio de la Iglesia, pero cada palabra debe ser bien pesada; el servicio a la palabra, el servicio en el altar, el servicio a los pobres”, sostuvo.
“Servicio que consiste en recordar a todos nosotros que la fe en su diversas expresiones -en la liturgia comunitaria, la oración personal, las diversas formas de caridad- en sus varios estados de la vida – laical, la vida clerical y la vida familiar-, posee una esencial dimensión de servicio”.
El servicio a Dios y a los hermanos…y cuánto camino hay que hacer en este sentido”, expresó Francisco. Una “ayuda para no perder la prospectiva y la riqueza de la acción de Dios”.
“Ustedes no son medios sacerdotes o medios laicos”, dijo el papa Francisco a los diáconos. “esto sería funcionalizar el diaconado, ustedes son sacramento del servicio de Dios a los hermanos”.
“Una vocación, que como todas, no es solamente individual, vivida al interno de la familia y con la familia, al interno del pueblo de Dios y con el pueblo de Dios”.
En suma, “no hay servicio al altar, no hay liturgia que no se abra el servicio de los pobres y no  hay servicio de los pobres que no lleve a la liturgia. No hay vocación eclesial que no sea familiar, esto nos ayuda a revaluar el diaconado como vocación eclesial”.

Ponerse al servicio, no servirse de…

En fin, “cada cosa hoy parecería debería servirnos. ‘La oración me sirve, la comunidad me sirve, la caridad me sirve’. esto un hecho de nuestra cultura. Ustedes son un dono que el Espíritu Santo nos hace para indicar que el camino correcto va al contrario; ‘en la oración sirvo, en la comunidad sirvo, con la solidad sirvo a Dios y al prójimo”, respondió en el Duomo de Milán a un diácono.

Diócesis de Milán pone a disposición de los pobres: 50 apartamentos 

El papa Francisco exhortó a los sacerdotes, diáconos y consagrados a rezar por él.  El cardenal Scola preparó un dono para el Papa: La diócesis a través de la Caritas ha comprado 50 apartamentos para donar a quien no tiene un hogar.
Tras el encuentro con el clero de Milán en el Duomo, Francisco recitó el ángelus y bendijo a los fieles presentes.
El cardenal Scola acompañó al Papa a su visita a la Casa Circondariale de San Vittore, una cárcel. Allí, almorzará con cien presos. El Pontífice saludará a cada detenido personalmente. En la tarde, 13:45 pm, se trasladará en auto al Parque de Monza para celebrar la Santa Misa.

El Papa: Que san José nos dé la capacidad de soñar cosas bellas y grandes


Bellísimas palabras de Francisco sobre "el custodio de las debilidades"

Que san José dé a los jóvenes “la capacidad de soñar, de arriesgar y asumir deberes difíciles que han visto en sus sueños”. Lo pidió el papa Francisco en la misa matutina celebrada en este lunes en la Casa Santa Marta del Vaticano.
La solemnidad de san José, custodio de las debilidades y del “sueño de Dios”, se ha cambiado al día de hoy porque el 19 de marzo coincidía con un domingo de Cuaresma.
San José obedece al ángel que se le aparece en un sueño y toma consigo a María, embarazada por obra del Espíritu Santo, como narra el Evangelio de Mateo. Un hombre silencioso, obediente, que lleva a sus espaldas promesas de “descendencia, de paternidad, de filiación, de estabilidad”: este deber gravoso que hoy tiene mucho que decirnos a nosotros, en este tiempo de un fuerte sentimiento de orfandad.
Y este hombre toma la promesa de Dios y la lleva adelante con fortaleza, en silencio, constató Francisco. La cumple porque es lo que Dios quiere”.
San José es un hombre que “nos puede decir muchas cosas, pero que no habla”, “el hombre escondido”, el hombre del silencio, “que tiene la más grande autoridad en ese momento pero no la muestra”.
El Papa destacó que las cosas que Dios confía al corazón de José son “cosas débiles”, “promesas”, y una promesa es débil. Después también con el nacimiento del niño, la fuga a Egipto: situaciones de debilidad. José toma en el corazón todas las debilidades con mucha ternura. Con la misma ternura con la que se toma un niño en brazos.
“Es el hombre que no habla pero que obedece, el hombre de la ternura, el hombre capaz de llevar adelante las promesas para que se hagan firmes, seguras. El hombre que garantiza la estabilidad del Reino de Dios, la paternidad de Dios, nuestra filiación como Hijos de Dios. Me gusta imaginar a José como el custodio de las debilidades, de nuestras debilidades también. Es capaz de hacer nacer cosas bellas de nuestras debilidades, incluso de nuestros pecados”.
José es guardián de las debilidades para que se hagan firmes en la fe. Pero este deber lo recibió en un sueño: es “un hombre capaz de soñar”,destacó Francisco. Por tanto, es también guardián “del sueño de Dios”. Del “sueño de Dios de salvarnos a todos”, de la redención.
“¡Qué grande este carpintero!”, exclamó el Papa. “Silencioso, trabaja, custodia, lleva adelante las debilidades y es capaz de soñar. Una figura, por tanto, que tiene un mensaje para todos nosotros”.
“Yo quisiera pedirle que nos dé a todos la capacidad de soñar, porque cuando soñamos las cosas grandes, bellas, nos acercamos al sueño de Dios, las cosas que Dios sueña sobre nosotros”, dijo Francisco.
Y pidió: “Que a los jóvenes de hoy, porque él era joven, les dé la capacidad de soñar, de arriesgarse y de asumir deberes difíciles que han visto en sus sueños. Y que nos dé a todos nosotros la fidelidad que generalmente crece en un comportamiento justo, él era justo, crece en el silencio, pocas palabras. Crece en la ternura que es capaz de guardar las propias debilidades y las de los demás”.

¿María de Nazaret fue virgen?


Esto es lo que dice la Iglesia católica

Los católicos profesan en el Credo: “Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen”. Esto significa que la Madre de Jesús permaneció intacta y fue fecundada milagrosamente, sin unas relaciones sexuales previas.
Se trata de una afirmación que la Iglesia mantiene firmemente desde sus orígenes, a pesar de la perplejidad que suscita desde hace siglos, como ha recordado recientemente el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME) tras las declaraciones públicas de una religiosa que la ponía en duda.
En el año 431, el Concilio de Éfeso definió como verdad de fe que María es madre de Dios por obra del Espíritu Santo y después, partiendo de la tradición patrística y de la literatura apócrifa, su virginidad perpetua, es decir mantenida siempre (antes, durante y después del parto).
En el Concilio de Calcedonia, el año 451, se habló del nacimiento del salvador mencionando explícitamente la virginidad de María y el Segundo Concilio de Constantinopla, en 553, añade que Dios se encarnó “de la Santa y gloriosa Madre de Dios y siempre virgen María”.
La Iglesia fue tajante con la cuestión de la virginidad de María. En el año 649, el Canon tercero del Primer Concilio de Letrán afirmó: “Si alguno no confiesa de acuerdo con los Santos Padres, propiamente y según verdad, por Madre de Dios a la santa y siempre virgen María, como quiera que concibió en los últimos tiempos sin semen, por obra del Espíritu Santo, al mismo Dios Verbo, propia y verdaderamente, que antes de todos los siglos nació de Dios Padre, e incorruptiblemente le engendró, permaneciendo ella, aún después del parto, en su virginidad indisoluble, sea anatema” (Dz 256).
Esta fórmula es considerada como verdadera definición dogmática ex cátedradel Papa Martín I, quien propuso la doctrina de la Virginidad perpetua de María como condición para estar en comunión de fe con la Sede Romana. Y esta doctrina no sólo nunca ha cambiado, sino que ha sido confirmada y profundizada posteriormente.
El Catecismo de la Iglesia Católica con mucha precisión dice en el Número 499: “La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María (Cf. DS 427) incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre (Cf. DS 291; 294; 442; 503; 571; 1880). En efecto, el nacimiento de Cristo “lejos de disminuir consagró la integridad virginal” de su madre (LG 57). La liturgia de la Iglesia celebra a María como la “Aeiparthenos”, la “siempre-virgen” (Cf. LG 52)”.
Y en los números del 502 al 507 explica: “La mirada de la fe, unida al conjunto de la Revelación, puede descubrir las razones misteriosas por las que Dios, en su designio salvífico, quiso que su Hijo naciera de una virgen. Estas razones se refieren tanto a la persona y a la misión redentora de Cristo como a la aceptación por María de esta misión para con los hombres”.
“La virginidad de María manifiesta la iniciativa absoluta de Dios en la Encarnación. Jesús no tiene como Padre más que a Dios (Cf. Lc 2, 48-49)” (CEC 503). “Jesús, el nuevo Adán, inaugura por su concepción virginal el nuevo nacimiento de los hijos de adopción en el Espíritu Santo por la fe” (CEC 505).
Hay un texto del Evangelio de Mateo (1,25) que podría prestarse a confusión, José “tomó consigo a su mujer y no la conoció hasta que ella dio a luz un hijo y le puso por nombre Jesús”.
Expliquemos: La palabra hasta en español indica el término de una acción o un tiempo, suponiendo que después se hará lo contrario (ejemplo: “yo no como hasta las 2 de la tarde”, se entiende que después de las 2 empiezo a comer); en hebreo y griego no es así, el término hasta significa una acción que no se ha realizado hasta ese momento, sin importar lo que se hará después.
Veamos otros dos ejemplos en la Escritura que nos ayudan a entender este hasta; en 2Sm 6,23 se cuenta que Mikal, mujer de David, “no tuvo hijos hasta el día de su muerte” eso no quiere decir que después sí los tuvo. Igualmente Jesús en Mateo 28,20 nos prometió: “yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”, esto no quiere decir que después no va a estar.
Luego entonces, podemos afirmar con toda seguridad que ese “no la conoció”, no termina con el nacimiento del salvador, sino que continúa hasta la muerte.
Así, la virginidad perpetua de María, como dirá el Concilio Vaticano II, es signo de fe  “no adulterada por duda alguna” (LG 63). Virginidad que es también signo de su entrega total a Dios (cf. 1Co 7, 34-35). “Su fe es la que le hace llegar a ser la madre del Salvador: ‘Más bienaventurada es María al recibir a Cristo por la fe que al concebir en su seno la carne de Cristo’ (S. Agustín, virg. 3)” (CEC 506).
También argumentan algunos contra la virginidad de María textos del Evangelio que hablan de hermanos de Jesús. Veamos lo que dice el Catecismo: “A esto se objeta a veces que la Escritura menciona unos hermanos y hermanas de Jesús (Cf. Mc 3, 31-55; 6, 3; 1 Co 9, 5; Ga 1, 19).
La Iglesia siempre ha entendido estos pasajes como no referidos a otros hijos de la Virgen María; en efecto, Santiago y José “hermanos de Jesús” (Mt 13, 55) son los hijos de una María discípula de Cristo (Cf. Mt 27, 56) que se designa de manera significativa como “la otra María” (Mt 28, 1). Se trata de parientes próximos de Jesús, según una expresión conocida del Antiguo Testamento (Cf. Gn 13, 8; 14, 16; 29, 15; etc.)” (CEC 500), pues no existía la palabra primo y se utilizaba en general la palabra hermano para designar todos estos parientes.
Para acabar, tres pequeños fragmentos de la Biblia que pueden acercarnos a un misterio difícil de entender solamente con la razón:
  • María respondió al ángel: “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?”
  • “¿No es éste el carpintero, el hijo de María (…)?”
  • “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”.

Reabren el Santo Sepulcro de Cristo en Jerusalén

El Santo Sepulcro después de la restauración. Foto: Daniel Ibáñez (EWTN katholisches TV)

El Santo Sepulcro, la tumba donde el cuerpo de Jesucristo fue depositado tras la crucifixión, vuelve a brillar en todo su esplendor.
Las obras de restauración ya han finalizado de forma oficial, justo a tiempo para la Semana Santa, y los peregrinos ya pueden acceder al interior del recinto sagrado.
En una sencilla y simbólica ceremonia ecuménica, representantes de las tres iglesias cristianas encargadas de la custodia del Santo Sepulcro –la Iglesia Católica, la Iglesia Ortodoxa Griega y la Iglesia Ortodoxa Armenia– agradecieron por la reapertura del Santo Sepulcro.
Hablaron en esta reapertura Su Beatitud Teófilo III, Patriarca greco-ortodoxo; Francesco Patton, Custodio Franciscano de Tierra Santa; Su Beatitud Nourhan Maougian, Patriarca armenio apostólico; y Mons. Pierbattista Pizzabala, Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén.
El Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, asistió al acto ecuménico en el que también participaron representantes de las demás Iglesias y comunidades cristianas con presencia en la Basílica del Santo Sepulcro: coptos, sirios, etíopes y luteranos.
Mons. Pizzabala afirmó que “la aparente misión imposible de la restauración del Santo Edículo se hizo posible porque permitimos a Dios iluminar nuestros pensamientos, nuestros ojos y nuestros vínculos”.
“Pienso que la mayoría de los habitantes de Jerusalén y todos aquellos que están familiarizados con la vida en el Santo Sepulcro, en general con la vida de los cristianos en Jerusalén, no podían creer que pudiera ser posible que llegara este momento. Muchas veces, cuando los peregrinos, los cristianos locales, también los no cristianos, venían a la Basílica se preguntaban cuándo sería posible la restauración del Edículo, la respuesta inmediata era: ‘Nunca veremos ese día’”. Pero ese día “por fin ha llegado”.
El Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén indicó que “el Santo Sepulcro, donde nuestro Señor fue enterrado y donde resucitó, es el custodio de nuestra fe. Pero también de nuestras respectivas historias, de nuestras identidades. Es el espejo de lo que somos”.
El Santo Sepulcro
La tumba de Cristo se encuentra en el interior de un pequeño edificio, denominado Edículo, construido en el año 1801 –después de que un terremoto destruyera una edificación anterior– que a su vez está dentro de la Basílica del Santo Sepulcro.
De estilo barroco otomano, el Edículo volvió a sufrir los efectos de los temblores de tierra en 1927, lo que ocasionó un paulatino deterior que obligó a instalar, en el año 1947, unas vigas de acero para evitar su derrumbe.
Ahora, las obras de restauración han permitido retirar esas vigas y contemplar el edificio, limpio de suciedad y con todas sus policromías e inscripciones perfectamente visibles, en todo su esplendor debajo de la gran cúpula que cubre el crucero de la Basílica.
Las labores de consolidación y restauración del edificio han tenido un presupuesto de 3 millones 500 mil dólares. La financiación corrió a cargo de las tres denominaciones cristianas sobre las que recae la custodia del sepulcro.
También se recibieron ayudas del gobierno griego y de benefactores privados. Además, el Fondo Mundial para los Monumentos desempeñó un papel importante en la recaudación de fondos.
Las ayudas económicas para las obras también procedieron de países musulmanes. Así, el rey Abdalá II de Jordania ofreció una donación, al igual que las autoridades palestinas, que no quisieron quedarse al margen del proyecto y realizaron una aportación económica para la restauración de la tumba de Cristo.
Ahora, se abre una nueva fase en las obras de restauración del Edículo, que comenzarán tras las celebraciones de Semana Santa y Pascua. Según explican fuentes de la Custodia de Tierra Santa mediante un comunicado de prensa, “habrá que quitar todo el pavimento alrededor del Edículo, rehacer todas las canalizaciones, restaurar todas las piedras del pavimento y sustituirlas por otras del mismo estilo, consolidar los cimientos del edículo garantizando la estabilidad sísmica del conjunto”.
Sin duda, se trata de una fase muy interesante y que deparará sorpresas, pues, señalan en la Custodia, será posible realizar excavaciones arqueológicas que en la anterior fase, ya finalizada, no se pudieron realizar.

¿Por qué el sacerdote usa rosa?


El hermoso significado detrás del color litúrgico más peculiar

En un domingo de Adviento y Cuaresma, los sacerdotes católicos tienen la opción de vestir una casulla rosa.
Es posible que si el sacerdote escoge ese color, haga algún comentario antes de empezar la misa sobre el significado de su atuendo.
Aunque la elección del color y los comentarios del sacerdote podrían intrigar y divertir a algunos parroquianos, lo cierto es que las vestimentas rosadas llevan siglos en la tradición católica. De hecho, es un color precioso con un profundo significado simbólico.
Este color, que se usa solo dos veces en todo el año litúrgico, se asocia tradicionalmente con un sentido de alegría en una estación de penitencia. En ambos domingos (Gaudete en Adviento y Laetare en Cuaresma), se viste rosa para recordarnos que la temporada de preparación llega a su fin y la gran fiesta está a la vuelta de la esquina.
Incluso la antífona de entrada que se canta tradicionalmente al comienzo de la misa de Domingo de Laetare (el cuarto domingo de Cuaresma) habla de la alegría que debería llenarnos.
Lætare Jerusalem: et conventum facite omnes qui diligitis eam: gaudete cum lætitia, qui in tristitia fuistis: ut exsultetis, et satiemini ab uberibus consolationis vestræ.
Psalm: Lætatus sum in his quæ dicta sunt mihi: in domum Domini ibimus.
Que en español quiere decir:
Alégrate, Jerusalén, y regocijaos con ella todos los que la amáis; regocijaos con ella, gozosos, cuantos por ella hacéis duelo; para que os saciéis del pecho de sus consuelos.
Salmo. Me alegré cuando se me dijo: Vamos a la casa del Señor.
Cuando vemos el color rosa en misa se nos está llamando a regocijarnos; ¡la estación de penitencia llega a su fin y se acerca la celebración de la Resurrección de Cristo!
La alegría necesaria
El papa Francisco, a lo largo de su pontificado, ha puesto mucho énfasis en la alegría e incluso le ha dedicado toda una encíclica a la “Alegría del Evangelio”. En el párrafo de introducción escribió sobre qué debería colmar el corazón de todo cristiano.
La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años. 
Sin embargo, la alegría no siempre es un rasgo fácil de adquirir. Incluso los cristianos fieles pueden verse tentados a vivir una vida sin una pizca de alegría. En palabras del papa Francisco, es como vivir siempre en Cuaresma, pero nunca experimentar la dicha de la Pascua.
Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua. Pero reconozco que la alegría no se vive del mismo modo en todas las etapas y circunstancias de la vida, a veces muy duras. Se adapta y se transforma, y siempre permanece al menos como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado, más allá de todo.
Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias.
En definitiva, si ves a tu sacerdote vestido de rosa, recuerda la llamada a vivir con alegría. No se supone que debamos vivir nuestras vidas en una Cuaresma perpetua, sino experimentar la gran dicha de la Pascua y extender esa alegría a todos los que conozcamos.
Que nuestra práctica del cristianismo sea un faro de alegría en este mundo tan frecuentemente abatido por los múltiples sufrimientos de nuestra vida mortal.

Hoy es el Cuarto domingo de Cuaresma

Hoy es el Cuarto domingo de Cuaresma

Este 26 de marzo la Iglesia celebra el cuarto domingo de Cuaresma. El Evangelio del día corresponde a la lectura de Juan 9:1-41, pasaje en el que Jesús narra la historia del ciego de nacimiento.
A continuación puede leer el Evangelio y la homilía del Obispo de Santa María de los Ángeles (Chile), Mons. Felipe Bacarreza Rodríguez:
Evangelio del día Juan 9:1-41
1 Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento.
2 Y le preguntaron sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?»
3 Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios.
4 Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar.
5 Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo.»
6 Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego
7 y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo.
8 Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «¿No es éste el que se sentaba para mendigar?»
9 Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que se le parece.» Pero él decía: «Soy yo.»
10 Le dijeron entonces: «¿Cómo, pues, se te han abierto los ojos?»
11 El respondió: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los ojos y me dijo: "Vete a Siloé y lávate." Yo fui, me lavé y vi.»
12 Ellos le dijeron: «¿Dónde está ése?» El respondió: «No lo sé.»
13 Lo llevan donde los fariseos al que antes era ciego.
14 Pero era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos.
15 Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista. El les dijo: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.»
16 Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.» Otros decían: «Pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes señales?» Y había disensión entre ellos.
17 Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de él, ya que te ha abierto los ojos?» El respondió: «Que es un profeta.»
18 No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta que llamaron a los padres del que había recobrado la vista
19 y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, el que decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?»
20 Sus padres respondieron: «Nosotros sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego.
21 Pero, cómo ve ahora, no lo sabemos; ni quién le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí mismo.»
22 Sus padres decían esto por miedo por los judíos, pues los judíos se habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía como Cristo, quedara excluido de la sinagoga.
23 Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene; preguntádselo a él.»
24 Le llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.»
25 Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que era ciego y ahora veo.»
26 Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los ojos?»
27 El replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. ¿Por qué queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros haceros discípulos suyos?»
28 Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés.
29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es.»
30 El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos.
31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha.
32 Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento.
33 Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada.»
34 Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos da lecciones a nosotros?» Y le echaron fuera.
35 Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?»
36 El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
37 Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es.»
38 El entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.
39 Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos.»
40 Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «Es que también nosotros somos ciegos?»
41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: "Vemos" vuestro pecado permanece.»

Puede revisar las otras lecturas litúrgicas del día AQUÍ