sábado, 30 de junio de 2018

Iglesia católica española, la gran benefactora del país

POR CADA EURO INGRESADO DE TRAVÉS DEL IRPF, LA IGLESIA INVIERTE 1,38

Iglesia católica española, la gran benefactora del país

Barriocanal no teme que se derogue al actual sistema de financiación, "porque fue pactado y acordado con un Gobierno socialista"

Se llama 'cash flow social' y consiste en calcular la contribución de la Iglesia católica al desarrollo económico y social de un país. En este caso, una auténtica multiplicación evangélica de los panes y lo peces. "La inversión en la sociedad de la Iglesia católica equivale a más del 138% de lo que recibe por la asignación tributaria. Por cada euro ingresado a través del IRPF, la Iglesia invierte 1,38 euros en la sociedad", como explica el gerente del episcopado, Fernando Giménez Barriocanal.
Él mismo calificó de "catarata" el apabullante número de datos con los que ilustró la presentación de la 'Memoria anual de actividades de la Iglesia católica'. Y, por supuesto, todos favorables a la institución, que se retrata como la gran benefactora, la institución que más ayuda a la sociedad con mucha diferencia y sólo superada por el propio Estado.
En todos los campos y ámbitos y, sin exagerar. Según Barriocanal, "con miles de datos revisados y contrastados por diversas auditoras de reconocido prestigio y, por lo tanto, datos de los que nos podemos fiar".
Porque la actividad eclesiástica es, en primer lugar, celebrativa y en este sector, por la institución pasan 8,3 millones de personas que asisten a la misa dominical y demás sacramentos, como bautizos, primeras comuniones, matrimonios o confirmaciones. Barriocanal reconoce que "la cifra de los católicos practicantes ha bajado respecto a los años anteriores, pero aún así sigue siendo muy significativa".
También es importante la actividad pastoral de lo 18.164 sacerdotes en 23.019 parroquias, amén de los frailes, las monjas, los 105.662 catequistas o los 13.000 misioneros con los que sigue contando España. En total, "sacerdotes y voluntarios dedican a la actividad pastoral 46,4 millones de horas al año". Además, "en muchos lugares de España, los sacerdote son los únicos asistentes sociales que quedan", explicó Barriocanal.
Pero sin duda la triada donde luce más la actividad de la Iglesia católica es la educativa, la cultural y la asistencial. En educación, la Iglesia católica sigue siendo una potencia de primer orden. "Los centros concertados han crecido en 7.460 el número de alumnos, alcanzando un total de 1.484.378 estudiantes en 2.591 centros". También creció el número de empleados, para alcanzar la cifra de 112.887. Y con excelente aprovechamiento: "Por cada euro invertido en educación de inspiración católica revierte a la sociedad 4,1 euros".
Por otra parte, la Iglesia, que "no es un multinacional ni un poder fáctico", tiene un enorme patrimonio cultural, que cuida, protege y pone a disposición de la sociedad. "225.000 personas trabajan en España a causa del patrimonio de la Iglesia", explica Barriocanal. Un patrimonio que "genera un impacto total en el PIB de 22.620 millones de euros, lo que supone más del 3% dl PIB español".
Y, por último, la actividad caritativa y asistencial, que la Iglesia ha incrementado, con 244 nuevos centros sociales y asistenciales, acompañando a 4.765.869 personas en los 9.110 centros de los que dispone la institución, para cumplir con el mandato evangélico de la opción preferencial por los pobres.
A esta ingente labor social contribuyen todos los españoles, creyentes o no, que marcan la x de la Iglesia en su declaración de la renta, que supuso, en 2016, una cantidad de 256,66 millones de euros. Una cifra muy importante, pero que sólo supone de media "un 24% del presupuesto ordinario de una diócesis española".
Porque la Iglesia se siguen sustentado mayoritariamente de las aportaciones de sus fieles, que alcanzan la cifra de los 335 millones de euros. Eso sí, las diócesis más pequeñas y rurales (por ejemplo Guadix) dependen en un 80% de los recursos que les llegan a través del reparto de la asignación tributaria.
Preguntado a qué se debe que un gran sector social siga considerando que la Iglesia católica goza de privilegios y se aprovecha del Estado, Fernando Giménez, lo atribuye a que "la Iglesia no se ha explicado suficientemente bien" y que "los cambios sociales y de mentalidad tardan en implantarse".
En cualquier caso, ante la llegada del nuevo Gobierno socialista de Pedro Sánchez, la Iglesia no teme que se derogue el actual sistema de financiación. Entre otras cosas, como dijo Barriocanal, "porque el sistema vigente fue pactado y acordado con un Gobierno socialista".
Por eso, no prevé una especial confrontación con el Ejecutivo socialista, aunque reconoce que "habrá asuntos en los que nos podamos poner rápidamente de acuerdo, como el del barco de los refugiados, y otros en los que será más difícil. Pero nosotros siempre apostamos por el diálogo".

20 consejos de oración para personas “muy ocupadas”


¿Eres de los que piensa que el trabajo no te deja punto de respiro? Lee esto...

Megan Nye, quien escribe desde Nueva Jersey para Our Sunday Visitor, recién publicó un interesante recuento de veinte formas como la gente ocupada puede conversar con Dios a lo largo de una día plagado de citas, trabajo y ocupaciones.
“Mientras pasamos nuestra jornada llena de ocupaciones, es importante tomarse un momento para orar, agradecer y pedirle al Señor que nos proteja”; escribe en el preámbulo de su recuento Megan Nye.
Y en la parte central, las 20 formas de conversar con Dios para las personas que creen que su trabajo no les deja punto de respiro para acordarse de hacerle tiempo al Creador en el trajín que impone la modernidad.
  1. Comienza bien el día. Tu jornada podría comenzar con una estampida y no acabar hasta que caigas, colapsado, en la cama. Pon tú mismo un comienzo en el curso correcto del día comenzándolo con una lectura espiritual al lado del plato de cereal.
  2. Pon una alarma. Usas la alarma del reloj para despertar. Algunos la usan para detenerse a intervalos del día y ponerse de pie o estirar un poco las piernas. ¿Por qué no hacer lo mismo con la salud espiritual que con la salud física? Pon alarmas a lo largo del día para que te recuerden rezar, hablar con Dios, aunque sean pocas palabras.
  3. Utiliza tu viaje. Habla con Dios en el coche. Si puedes platicar con un acompañante mientras conduces, ¿por qué no podrías hacerlo con Dios? Si vas en un transporte público, tienes la oportunidad para establecer una conversación silenciosa con tu salvador.
  4. Toma ventaja del audio. Puedes usar el aparato de audio para escuchar la narración de la Biblia o el devocional cotidiano. Enciéndelo mientras haces ejercicio, lavas los platos o tomas un baño. Llena tus oídos con el sonido de la Palabra de Dios.
  5. Abre tu correo electrónico. Muchos sitios web ofrecen el servicio (gratuito) de enviarte un correo diario que contiene una meditación, la historia de un santo, oraciones o el texto de las lecturas de la Misa de ese día. Aprovecha la tecnología y en lugar de que te distraiga, te ponga en alerta para orar.
  6. Usa la pausa del refrigerio. El tiempo que en algunos trabajos dan para tomar un pequeño refrigerio puede ser tiempo oportuno para comer mientras se leen las lecturas del día, se escucha algún podcast católico o se ve un video online. Ten la Biblia o un libro religioso en tu escritorio y sácalo al principio de cada refrigerio.
  7. Coloca tu Biblia en la mesita de noche. Para alcanzarla como primera acción de la mañana o justo antes de ir a la cama por la noche. No para leerla completa, sino para elegir un capítulo o un versículo en el cual se pueda meditar a lo largo de la jornada (o te acompañe en el sueño).
  8. Crea una asociación mental. Coloca una hojita engomada en el espejo del cuarto de baño para que te recuerde orar cada vez que te laves los dientes. Pon una señal al principio de las escaleras de tu casa animándote a orar mientras subes las escaleras. Muy pronto establecerás el hábito de la oración.
  9. Quédate cinco minutos después de la Misa. Si no tienes el tiempo o la oportunidad de hacer un viaje especial para la adoración eucarística, date el tiempo de adorar al Santísimo Sacramento cuando haya concluido la Eucaristía. Además de evitar el tráfico del estacionamiento, saldrás fortificado antes de volver al mundo.
  10. Haz una cita con Dios. A veces estamos tan ocupados que necesitamos hacer cita con nuestra esposa o nuestro esposo, o reunirnos con nuestros seres queridos. Nuestra relación con Dios es preciosa, también. Si no hay algo parecido al “tiempo libre” en tu vida, haz una nueva cita, ahora con Dios. Haz un hueco para la oración diaria, la adoración semanal, el estudio mensual de la Biblia…, cualquier acción que tú puedas hacer.
  11. Reza antes de las comidas. Siempre hay tiempo para agradecer. Antes de comenzar a comer, en casa o fuera, haz una pausa para agradecerle a Dios sus muchas bendiciones y ofrecerle una oración por aquellos que pasan necesidad.
  12. Hazlo un asunto de familia. Sienta a tu familia alrededor de una mesa y lee un pequeño fragmento devocional después de cada cena o de la comida del domingo. Arrodíllate junto con los demás para las oraciones de la noche. Establece una rotación diaria para que cada miembro de familia diga una intención de la oración.
  13. Crea tradiciones alrededor de la vida de oración. Celebra el día del santo patrono de la familia o de los miembros de la familia con una oración de intercesión. Enciende velas de adviento con una pequeña oración. Pon un recipiente con agua bendita en la puerta de entrada, para que los miembros de la familia la tomen cuando entren o salgan de casa.
  14. Reza en el camino. Por ejemplo, reza por las benditas ánimas del Purgatorio cuando pases frente a un cementerio. Considera el bien que puedes hacer a tus hermanos y hermanas que están esperando entrar al Cielo. O recuerda orar tú mismo cuando pases junto a una iglesia.
  15. Di una oración matutina de ofrecimiento. Pliega tus actividades diarias a la Voluntad de Dios, en tus propias palabras. O memoriza una oración de ofrecimiento del día para dedicarle a Jesús tus intenciones, la salvación de las almas, la reunificación de los cristianos o cualquier otro propósito de acuerdo a tu experiencia.
  16. Ofrécelo a lo alto. A veces, la vida nos toma en sus manos y nos lleva por caminos que debemos andar. Ofrecerlos a lo alto, incluso las pequeñas frustraciones, hacen una oración.
  17. Escoge una estampa de oración. Las estampas de oración no solamente se necesitan en el funeral de un amigo o de un ser querido. Tener en la cartera algunas de estas cartulinas pequeñas de santos a los que te sientas cercano, o que son patronos de alguna causa, o queridos por tu familia, te da la oportunidad de rezar mientras hacen la cola para pagar en el supermercado o cuando te detienes en la luz roja del semáforo.
  18. Ten cercanas oraciones ya hechas. Muchas veces nuestra mente no es capaz de elaborar pensamientos dirigidos a Dios. Usa, entonces, un libro de oraciones y elige la que esté de acuerdo a tu humor o a tu necesidad espiritual. Ora por el estrés, el miedo, la angustia, el dolor que parecería estar atrapando tu mente. Aprovecha las palabras que otros han elaborado para guiar tu conversación con Dios.
  19. Toma un paseo. Aun cuando estés dando una vuelta al perímetro de tu casa, con el monitor de llanto del bebé en la mano, crea algo de silencio para darle tiempo a Dios y ponerte en su presencia; en la presencia de su creación. Deja que Él te hable al corazón y comparte tus pensamientos con Él.
  20. Cambia tu tono. ¿Cantas en la bañera o cuando lavas platos en la cocina? En lugar de tararear los últimos éxitos, canta un himno o una canción religiosa. Si no sabes ninguna, prueba las canciones navideñas, sin importar si es verano. Cantar la gloria de la Navidad, nunca esta fuera de temporada.

Sábado de la duodécima semana del tiempo ordinario


Sábado de la duodécima semana del tiempo ordinario


Libro de las Lamentaciones 2,2.10-14.18-19. 
El Señor devoró sin piedad todas las moradas de Jacob; derribó en su indignación las fortalezas de la hija de Judá; echó por tierra y profanó el reino y sus príncipes. Guímel
Están sentados en el suelo, silenciosos, los ancianos de la hija de Sión; se han cubierto la cabeza de polvo, se han vestido con un sayal. Dejan caer su cabeza hasta el suelo las vírgenes de Jerusalén. Caf
Mis ojos se deshacen en llanto, me hierven las entrañas; mi bilis se derrama en la tierra por el desastre de la hija de mi pueblo, mientras desfallecen sus niños y pequeños en las plazas de la ciudad. Lámed
Ellos preguntan a sus madres: "¿Dónde hay pan y vino?", mientras caen desfallecidos como heridos de muerte en las plazas de la ciudad, exhalando su espíritu en el regazo de sus madres. Mem
¿A quién podré compararte? ¿A quién te asemejaré, hija de Jerusalén? ¿A quién te igualaré, para poder consolarte, virgen hija de Jerusalén? Porque tu desastre es inmenso como el mar: ¿quién te sanará? Nun
Tus profetas te transmitieron visiones falsas e ilusorias. No revelaron tu culpa a fin de cambiar tu suerte, sino que te hicieron vaticinios falsos y engañosos. Sámec
¡Invoca al Señor de corazón, gime, hija de Sión! ¡Deja correr tus lágrimas a raudales, de día y de noche: no te concedas descanso, que no repose la pupila de tus ojos! Cof
¡Levántate, y grita durante la noche, cuando comienza la ronda! ¡Derrama tu corazón como agua ante el rostro del Señor ! ¡Eleva tus manos hacia él, por la vida de tus niños pequeños, que desfallecen de hambre en todas las esquinas! Res

Salmo 74(73),1-2.3-5a.5b-7.20-21. 
¿Por qué, Señor, nos rechazaste para siempre
y arde tu indignación
contra las ovejas de tu rebaño?
Acuérdate del pueblo que adquiriste

en otro tiempo,
de la tribu que rescataste
para convertirla en tu herencia;
acuérdate de Sión, donde pusiste tu Morada.

Vuelve tus pasos hacia esta ruina completa:
todo lo destruyó el enemigo en el Santuario.
Rugieron tus adversarios
en el lugar de tu asamblea,

pusieron como señales sus propios estandartes.
Alzaron sus hachas
como en la espesura de la selva;
destrozaron de un golpe todos los adornos,

los deshicieron con martillos y machetes;
prendieron fuego a tu Santuario,
profanaron, hasta arrasarla,
la Morada de tu Nombre.

Ten presente tu alianza,
porque todos los rincones del país
están repletos de violencia.
Que el débil no retroceda lleno de confusión,

que el pobre y el oprimido alaben tu Nombre.

Evangelio según San Mateo 8,5-17. 
Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole":
"Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente".
Jesús le dijo: "Yo mismo iré a curarlo".
Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.
Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: 'Ve', él va, y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: 'Tienes que hacer esto', él lo hace".
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe.
Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos".
en cambio, los herederos del Reino serán arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar de dientes".
Y Jesús dijo al centurión: "Ve, y que suceda como has creído". Y el sirviente se curó en ese mismo momento.
Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, encontró a la suegra de este en cama con fiebre.
Le tocó la mano y se le pasó la fiebre. Ella se levantó y se puso a servirlo.
Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y él, con su palabra, expulsó a los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos,
para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: El tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades.