martes, 3 de mayo de 2016

La Eucaristía y las personas homosexuales Heridas que sanan al tocar el Cuerpo de Cristo


“¿Van a pensar de mí que soy un puritano, un santurrón, por haber encontrado algo realmente significativo en mi vida? Que piensen lo que quieran, yo no puedo controlar eso”: así habla Dan en el video Deseo de los collados eternos (Desire of the Everlasting Hills), de la plataforma Courage, un apostolado con origen en Estados Unidos para ayudar a personas que manifiestan atracción hacia el mismo sexo (AMS). “Todos tenemos una profunda necesidad de amor y la encontramos donde podemos”.
No se trata un video triunfalista de conversión al uso, sino un testimonio que permite a quien lo ve comprender las heridas que arrastran muchas personas, y comprobar cómo estas heridas sanan al contacto con el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia.
La historia de Paul
DeseodeloscolladoseternosPaulPaul fue modelo internacional, y vivió el estilo de vida de sexo, drogas y música disco en los años 70 en Nueva York. Llevaba una vida abiertamente gay y le gustaba practicar cruising: buscar hombres desconocidos en lugares públicos para tener sexo. Un día quiso practicarlo en Roma, donde se encontraba de viaje de negocios, y en su guía gay de Roma le recomendaban los alrededores del Coliseo para poder conocer hombres. “Llegué allí con la intención de pasar una hermosa noche en Roma y me encontré con un montón de gente –dice Paul–. De repente, delante de mí me encontré con una imagen que me cuesta describir: ahí estaba Juan Pablo II con una cruz enorme. Me había olvidado de que era Viernes Santo. Cuando vi a ese hombre llevando la cruz, desapareció mi libido y dejé de intentar hacer lo que estaba buscando. Sin embargo, horas después me puse a buscar a mi italiano perfecto para esa noche…”.
Llegaron los tiempos del sida, y Paul recuerda que “el 90% de las personas con las que me relacionaba en aquellos años contrajeron sida y murieron“. Hasta que un día apareció haciendo zapping en la tele la Madre Angélica, “la monja pirata, me reí, porque tenía un parche en el ojo y la cara distorsionada por un derrame cerebral”. Pero escucharla día tras día le cambió la vida, hasta que un día decidió ir a una iglesia. Y volvió otro día. Y volvió a ir. Hasta que un día decidió entrar en el confesionario: «”Padre he roto los Diez Mandamientos”, le dije al sacerdote, pero ni siquiera recordaba cuáles eran. Me sentía mal no por mi sexualidad o por mi homosexualidad, sino por la cantidad de décadas en las que había estado viviendo para mí, solo para mí, a expensas de los demás. El sacerdote no me dijo nada negativo, sino que me animó y me dijo que solo Dios pudo hacerme volver».
Hoy Paul reconoce que “toda la euforia que sentía en las fiestas en los rascacielos de Nueva York palidece ante la alegría que me da el recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Comunión“.
La historia de Rilene
DeseodeloscolladoseternosRilene“Vengo de una familia católica. Era muy religiosa de pequeña. En mi adolescencia quería ser amada por un hombre, pero con el tiempo me sentía muy frustrada. No podía entenderlo, no sabía lo que estaba mal, pero nadie me invitaba a salir. En una fiesta una chica se me acercó, y al principio la alejé. Pero al cabo de un tiempo empecé a pensar: “Quizá es esto lo que soy. Tal vez ella ve algo en mí que yo no reconozco. A lo mejor es por esto por lo que nadie me invita a salir. Quizá soy lesbiana”. Más tarde conocí a otra mujer y estuvimos juntas 25 años. Ella me deseaba, y yo necesitaba que alguien me deseara”, reconoce Rilene en el video.
Un cambio de trabajo, una mala racha y una conversación con un terapeuta católico le animaron a colarse en una iglesia un domingo. Al ver a la gente ir a comulgar sintió “la urgencia de ir a recibir la Comunión”, lo que fue “el deseo más fuerte que probablemente he tenido en mi vida”. Y poco más tarde, 35 años después de hacerlo por última vez, se confesó.
Hoy dice que “todos tenemos una profunda necesidad de amor y la encontramos donde podemos“. Y tras volver de nuevo a la Iglesia, reconoce: “Hoy estoy a salvo, estoy en casa“.
La historia de Dan
DeseodeloscolladoseternosDanCuando era joven, para Dan la homosexualidad “era un tema intocable, era mejor ser un leproso que sentir atracción por los hombres”. Pero él tenía “una gran necesidad de conectar con alguien”, y debido a esta necesidad pasó “por momentos en los que morir no me parecía tan malo”.
Dan recuerda: “Empecé a rezar con urgencia y sin cesar para que esas atracciones desaparecieran… pero no lo hicieron. Y pensé: “Si este es el amor de Dios por mí, yo no quiero saber nada de Él”. Elegí darle la espalda a Dios. Al cabo de un tiempo, cada vez que pasaba al lado de una iglesia le hacía una “peineta”. Dios era un mentiroso, y quería que muriera. Fui tan lejos como pude: busqué un hombre para tener relaciones con Él, y las tuve. Fue poco memorable, y después solo sentí mucha culpa y vergüenza. Yo solo quería alguien a quien llamar cuando algo iba mal. Alguien a quien cuidar y que cuidara también de mí”.
Tras pasar por varias relaciones y por un camino de vuelta a la Iglesia, Dan dice: “No quiero volver atrás, pero tampoco quiero reescribir mi pasado. Hoy me maravillo de lo bueno que es Dios”.

Por Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Artículo originalmente publicado por Alfa y Omega

10 cosas sorprendentes que te pasan cuando haces adoración con frecuencia Encontrar tiempo para hacer Adoración Eucarística puede ser difícil, pero, si lo consigues, ¡podrás percibir grandes resultados!


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La Eucaristía es descrita en el Catecismo como fuente y culmen de la fe. Encontrar tiempo para hacer Adoración Eucarística puede ser difícil, pero, si lo consigues, ¡podrás percibir resultados sorprendentes!
“Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: Tomen, esto es mi Cuerpo. Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella. Y les dijo: Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos” (Marcos 14, 22-24).
En la cultura actual, la idea de progreso interior es drásticamente desvalorada como “desperdicio de tiempo” o “cosa de los antiguos e ingenuos”. Sólo el progreso exterior parece palpable. Pero el progreso material permanece fuera de nosotros: incluso nos ofrece sentimientos positivos, pero es siempre efímero y sin sustancia. Pero el progreso interior significa que tu te estás transformando y volviéndote mejor.
El tiempo que dedicas a la Adoración puede sorprenderte de muchas maneras. Por ejemplo:
1. Puedes desarrollar un sentimiento de admiración y maravilla
¡No hay nada como la atmósfera de una capilla o iglesia tranquila! El olor del incienso y el esplendor del ostensorio ayudan a comprender la verdad de lo que está sucediendo en la Adoración. ¡Estamos realmente ante Jesucristo! Su Cuerpo, Su Sangre, Su Alma, Su Divinidad. Cuanto más te quedas en silencio ante la Hostia Santa, más comprendes que la única respuesta a la grandeza de Dios es la maravilla, la admiración y el amor.
2. Experimentas la paz en otras áreas de tu vida
Jesús dijo: “Mi paz les dejo, mi paz les doy” (Jn 14, 27). La paz exterior que podemos experimentar en la Adoración (la quietud y el silencio) van mucho más al fondo y nos llevan a una paz interior que abraza todas las áreas de nuestra vida. Esto no significa que todo será perfecto y sin sufrimiento, pero esa paz nos fortalecerá para enfrentarnos con más firmeza y serenidad a las tempestades de la vida.
3. Empieza a mirar más fuera de ti mismo
Jesús dijo: “Como yo les amé, ámense también ustedes unos a otros” (Jn 13, 34). La Adoración nos conecta al prójimo y al mundo – al final, ¡estamos dedicando tiempo al Creador de todo lo que existe! Más tiempo para alabar y adorar a Dios significa más tiempo para ir más allá de nuestras propias preocupaciones y para atender las necesidades de los demás y del mundo en que vivimos.
4. A veces, es pesado …
Habrá momentos en que la Adoración parecerá “insulsa”, “árida”… Te distraerás, tu mente empezará a divagar… La Adoración regular puede estabilizarse y dejar de parecer especial, pero eso no quita valor ni disminuye la verdad de la Adoración. Nuestra fe es mucho más que los sentimientos, y Dios continuará trabajando en ti aunque sientas o pases por momentos más “secos”. Aunque tu mente divague, estás dando a Dios lo mejor que puedes: ¡tu tiempo, tu compromiso y tu compañía!
5. ¡Te emocionas en la Adoración!
Cuanto más tiempo dedicas a adorar a Dios, más descubres que Él te ama y quiere pasar tiempo contigo. ¡Y más empiezas a querer realmente vivir ese tiempo con Él! Si la Adoración antes parecía rutina, ¡en poco tiempo percibes que deseas hacerla! Como decimos en la misa, “es justo y necesario” dar gracias al Señor. La Adoración a Dios está inscrita en nuestro corazón, y “nuestro corazón está inquieto hasta que no descansa en él” (San Agustín).
6. La gracia entra en tu vida
Es increíble como un simple acto de compromiso con Dios, aunque sea un corto periodo de Adoración, haga la diferencia para el resto de tu vida. Puedes tener la certeza de seguir en su presencia aunque hayas salido de la iglesia o capilla. La gracia te poya en todos los momentos, especialmente en los de tentación. Es más fácil resistir a la tentación cuando se dedica más tiempo a la Adoración.
7. Te das cuenta de lo afortunado que eres
Hay personas que quisieran pasar más tiempo con Jesús en Adoración, pero no pueden porque están enfermos o tienen mil tareas necesarias en el día a día. Hay personas, en muchas regiones del mundo, que arriesgan la vida por la Eucaristía y son perseguidas por causa de la fe. ¡Hay personas que enfrentan situaciones extremamente peligrosas para estar con Jesús! Y tu tienes el regalo de poder adorarlo abiertamente, ¡sin hablar de lo que significa tener un sacerdote para administrar los sacramentos!
8. ¡Comprendes que Dios tiene sentido del humor!
Cuanto más dejas que Dios te hable, en vez de gastar todo tu tiempo hablándole, ¡más notas que Dios tiene un gran sentido del humor! ¡Hay incluso momentos en que quisieras reir en voz alta! Quizás parezca sorprendente, pero los mejores padres ¿no demuestran su amor con buen humor?
9. Vas a querer confesarte más veces
Puede parecer intimidador, pero no lo es. ¡La confesión nos permite experimentar el océano ilimitado de la misericordia de Dios! Su misericordia engulle todos nuestros pecados y nos da una libertad real, una libertad sin miedo, que nos permite entrar en su Amor y en su Bondad! La confesión fortalece la conciencia de que estamos en los brazos de un Padre que nos ama mucho y que “nunca se cansa de perdonar” (Papa Francisco).
10. ¡Te apasionas!
Cuando dedicas tiempo de corazón abierto a adorar a Dios y permitir que Cristo te muestre Su Amor, ¡también te apasionas! ¡Y su amor te revela a ti mismo y permite que seas tu mismo! “Yo he venido para que todos tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10).
Entonces, ¿a qué estás esperando? Dedica un tiempo a la Adoración Eucarística, ¡y deja a Dios transformar tu vida!

¿Quisieras vivir en la misericordia? Reza esta oración "Ayúdanos a descubrir la gratuidad de tu amor, entrega generosa, don de vida que se regala"

Jesús, Buen Pastor,
queremos seguir tus pasos.
Danos tu Espíritu,
para aprender a vivir en la misericordia.
Ayúdanos a descubrir la gratuidad de tu amor,
entrega generosa, don de vida que se regala.
Queremos compartir tu sueño
de construir un mundo justo,
donde exista igualdad
y una fraternidad real,
donde haya pan para todos
y la libertad sea una luz
que ilumine a todas las personas.
Danos tu Espíritu, Jesús, Buen Pastor,
para perseverar
en nuestra búsqueda,
para seguir en camino,
para animarnos a la esperanza activa
de hacer un Reino de paz
y de bondad para todos.
Jesús, Buen Pastor,
que pasaste haciendo el bien,
viviendo la misericordia
en la atención a los enfermos,
en la búsqueda de los marginados,
en la denuncia de las injusticias,
en la apertura al Dios de la vida,
en la enseñanza paciente de los discípulos,
en el anuncio del Reino para todos.
Danos tu Espíritu, Jesús,
para seguirte,
para imitar tu entrega,
para hacer el bien en nuestros días,
en el camino de cada uno,
para vivir en la bondad,
caminando hacia tu Reino.
Amén
Grupo de Oración Santo Cura de Ars
Artículo originalmente publicado por Oleada Joven

Fiesta de san Felipe y Santiago, apóstoles

Carta I de San Pablo a los Corintios 15,1-8. 
Hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han recibido y a la cual permanecen fieles.
Por ella son salvados, si la conservan tal como yo se la anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano.
Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura.
Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura.
Se apareció a Pedro y después a los Doce.
Luego se apareció a más de quinientos hermanos al mismo tiempo, la mayor parte de los cuales vive aún, y algunos han muerto.
Además, se apareció a Santiago y de nuevo a todos los Apóstoles.
Por último, se me apareció también a mí, que soy como el fruto de un aborto.



Salmo 19(18),2-3.4-5. 
El cielo proclama la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje

y las noches se van dando la noticia.
Sin hablar, sin pronunciar palabras,
sin que se escuche su voz,

resuena su eco por toda la tierra
y su lenguaje, hasta los confines del mundo.
Allí puso una carpa para el sol




Evangelio según San Juan 14,6-14. 
Jesús dijo a Tomás: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.
Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".
Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".
Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: 'Muéstranos al Padre'?
¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras.
Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre."
Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré."



Leer el comentario del Evangelio por : San Hilario  
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta»