miércoles, 4 de abril de 2018

Jim Caviezel revela cómo el Rosario lo ayudó a interpretar a San Lucas

El actor Jim Caviezel reveló que el rezo del Rosario lo ayudó a interpretar el personaje de San Lucas en la película “Pablo, Apóstol de Cristo”, que se estrenará el 23 de marzo.
En declaraciones a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI – Caviezel recordó que el evangelista San Lucas “menciona a la Virgen María más que cualquier otro escritor” y que por eso utilizó el Rosario “para enfocarme, para orar”.  
El personaje de Caviezel, San Lucas, arriesgará su vida para atender al apóstol San Pablo, que está encarcelado y en espera de su sentencia de muerte, y a los cristianos en Roma, perseguidos por el emperador Nerón.
Al respecto, Caviezel –que también interpretó a Jesús de Nazaret en la película de Mel Gibson “La Pasión de Cristo” – dijo a CNA que le impresionó la figura de San Pablo en la etapa final de su vida, porque es “un anciano golpeado que está en la cárcel a la espera de su ejecución ¿Cómo puede este hombre ser una luz para el mundo?”.
“Pero es a menudo que a través de nuestras luchas, pruebas y tragedias llega el triunfo”, expresó el actor que se declara católico.
Por otro lado, Jim Caviezel explicó que el largometraje también destaca temas como la conversión y el perdón.
“La gran controversia de este film es perdonar a toda costa y eso no significa debilidad ni aceptación del mal. Significa encontrarse con el mal cara a cara… eso es lo difícil”, indicó.
“Algunos de los diálogos más poderosos se centran alrededor de lo que es la verdadera valentía. La valentía es un amor ardiente. El amor crea un cambio al encender una pasión en cada uno de nosotros”, prosiguió.
El actor relató que va “a Misa todos los días y la Eucaristía es Cristo en mí. Todo lo que hago siempre es con la ayuda del cielo. Eso dirige mi camino. Me guía. Es de donde obtuve mi talento. Lo que le devuelvo a Dios por lo que me ha dado... Él simplemente lo multiplica y lo bendice de una manera que nunca creí posible”.
También afirmó que tiene “una gran devoción por el patrón de los actores, San Ginés”.
El actor que interpreta a San Pablo, James Faulkner –quien apareció en series como “Juego de Tronos” y “Downton Abbey”– dijo a CNA que “estoy feliz de admitir que Jim es más devoto del cristianismo que yo y me he nutrido de su fe siempre que fue posible”.
Faulkner, que fue criado en la Iglesia de Inglaterra, comentó que se produjo un cambio en él tras “leer y releer las cartas de Pablo” cuando se preparaba para encarnar al santo.
“¿Tengo más humildad? Sí ¿Tengo más amor por mi prójimo? Sí ¿Hay una posibilidad de redención para mí? Sí, la hay”, reflexionó.
Señaló que a diferencia de su participación en “Juego de Tronos”, en el rodaje de “Pablo, Apóstol de Cristo” –escrita y dirigida por Andrew Hyatt– vivió “una experiencia extraordinaria al estar en un ambiente más simple, sentirme enteramente respaldado y amado por todos los que están alrededor”.
Una película dedicada a los cristianos perseguidos
Eric Groth, productor ejecutivo del film, afirmó que la película está dedicada a los cristianos perseguidos en el mundo.
“Estábamos escribiendo el guión durante los tiempos intensos del Estado Islámico (ISIS) y los problemas en Siria y Medio Oriente”, dijo a CNA.
Agregó que para guiar a los actores de la película, su equipo de trabajo reflexionó sobre “los mártires que a los largo de los siglos han entregado sus vidas”.




Director de “Pablo, apóstol de Cristo”: Dios puso en mi corazón hacer esta película

Andrew Hyatt (izq) junto a Jim Caviezel durante la grabación de "Pablo, apóstol de Cristo". Foto: Sony Pictures

El viernes 23 de marzo se estrena la película “Pablo, el apóstol de Cristo”; un filme dirigido por Andrew Hyatt, que explicó en una entrevista concedida a ACI Prensa por qué decidió llevar al cine la vida de San Pablo y de las primeras comunidades cristianas que sufrieron persecución.
“Dios puso en mi corazón querer contar la historia de San Pablo, es alguien muy cercano a mí”, aseguró el joven director que en el año 2014 llevó al cine la vida de la Virgen María en la película “Llena de Gracia”.
Después de años separado de la fe y de la Iglesia, Hyatt se convirtió gracias a la que después sería su esposa, la actriz Johanna Repsold
De la admiración por este apóstol y su conversión, surgió esta película que muestra los últimos momentos de la vida de San Pablo, cuando se encuentra encerrado en la cárcel Mamertina de Roma a la espera de ser ejecutado por el emperador Nerón.
La película tiene como protagonistas a James Faulkner como San Pablo, y a Jim Caviezel como el evangelista San Lucas.
Ante la “enorme responsabilidad” de llevar por primera vez la historia de San Pablo a la gran pantalla, Andrew Hyatt aseguró a ACI Prensa que “siempre confié en que Dios me ayudaría”, porque uno de los mayores retos que afrontó fue hacer un guión cinematográfico, fiel al relato bíblico. Para esto realizó una profunda investigación histórica en las Escrituras y los Hechos de los Apóstoles
“Queríamos estar seguros de que era una película que contara una historia verdadera y confiable al mundo”, precisó el director. Indicó a ACI Prensa que pidió consejo a “varios obispos católicos, pastores protestantes y rabinos judíos” para que el relato fuera lo más exacto y fiel a la Biblia posible.
Ya que, según explicó, “en ocasiones el público sale decepcionado de las películas sobre la Biblia que se hacen en Hollywood, porque no consiguen reflejar el sentido de la fe”.
En la película se muestran con crudeza las persecuciones que tuvieron que afrontar las primeras comunidades cristianas durante el mandato de Nerón en Roma.
“Fuimos conscientes de las grandes dificultades que afrontaron los cristianos de los primeros siglos, y en algunas partes del mundo hay quienes viven eso todavía hoy”, aseguró Hyatt. Destacó que fue una decisión del equipo directivo de la película dedicarla a todos los cristianos perseguidos.
“Pablo, apóstol de Cristo”, es la segunda película de temática religiosa que este joven director ha estrenado, después de “Llena de Gracia”, y afirma estar seguro de que “Dios le pondrá la próxima película delante de él”.
“Ahora mismo me sería muy difícil hacer una película que no tuviera un impacto emocional y humano tan grande. Que no tuviera un mensaje que contar”, aseguró Haytt a ACI Prensa, que también precisó que “Pablo, apóstol de Cristo” no es una película sólo para cristianos.
“Espero que quien vaya a verla, encuentre una buena película, que les anime y les inspire. Y a quien no cree, que le ayude a hacerse preguntas profundas que de otra manera quizás nunca se habría planteado”, apuntó el joven director.
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Gloria Fuertes y Dios

FUERTES

La poeta se dirigía a Dios, manifestaba abiertamente su fe y su esperanza en Jesucristo, y se mostraba sensible a los problemas de la Humanidad, sobre todo de los pobres y los que sufren

“Dios no es una paloma. / Dios no es un señor con barba. / Dios es una energía / es una benéfica corriente eléctrica. / Dios es un amor inmensurable… // Y me interrumpió / el frío intelectual de moda. // -Gloria, Dios es un supuesto. / -Mira, no sé si será un supuesto, / lo que sí sé es que está en su puesto”.
Toda una generación de niños aprendimos la rima y los versos en la voz gruesa y rota de Gloria Fuertes. Era una señora de grandes dimensiones, una mujerona, que aparecía en un programa infantil de la Televisión Española (cuando solo había dos canales) de los años 60 y 70, y tenía embobados a los pequeños con sus palabras.
Siempre sorprendía nuestra merienda con alguna historia imposible: “la pata le dijo a la rata ‘no me des la lata’…”. Y nosotros tratábamos luego de emularla encadenando más sílabas. Para muchos, fue el primer contacto con la poesía.
Aquella señora que envolvía los poemas con un manto de niñez y de ingenuidad, transmitía en realidad ideas sobre los grandes temas de la vida: el amor, el dolor, la fraternidad humana… Era muy sensible a los problemas del “otro”. Y también era consciente de que no todos la tomaban en serio:  “Yo soy así como me estáis viendo … / con nariz pinochil, / flequillo y entrecejo/ acusado … / Vestida de soltera,/ mi moda es no ir a la moda,/ mi guerra es no ir a la guerra./ Soy más pacifista que artista/ más humanista que feminista,/ más alta que baja … // Soy tímida y no lo parece,/ soy poeta y sí lo parece,/ soy gorda y sí lo parece … /soy una niña y no lo parece. // Soy así…/ Como me estáis leyendo”.

20 años de su fallecimiento

Ahora que andamos entre el centenario de su nacimiento, en 2017, y el XX aniversario de su muerte, que se celebrará en noviembre de este 2018, vale la pena leer el número especial que le dedicó recientemente la revista literaria “El cobaya”. En él, Jacqueline Alencar, evangélica, propone una lectura de la poesía de Gloria Fuertes en relación con Dios, un tema poco estudiado y sin embargo presente en la autora.
Alencar rescata versos como el siguiente poema, en el que Fuertes trata de la definición de Dios de una forma sencilla pero a la vez aludiendo a la necesidad de estar por encima de las divisiones políticas cuando hablamos de religión (nos encontramos en una España que en aquellos años tiende a encasillar la religión en una sola opción política:
“Dios es humor / y sobre todo Dios (y nunca mejor dicho) / es Amor. //  Dios nos llena la despensa / Dios nos sonríe sin esperar recompensa. / Quiere que hagamos el bien. // Si en vez de un tiro en la sien / damos un beso en la sien / Dios nos guiña un ojo, / lo mismo a un azul que a un rojo. // Dios ama todos los colores: / Blanco, negro, amarillo… / porque Dios fue monaguillo”. 
Lo mismo que en otra ocasión:  “Mi partido es la paz / Mi partido es la Paz. /  Yo soy su líder. /No pido votos, /pido botas para los descalzos /-que todavía hay muchos-“.

“Los poetas son absolutamente imperfectos”

La sencillez en Gloria Fuertes era humildad. Léase cómo se considera a sí misma:
“El poeta es un místico imperfecto porque lo que le caracteriza es la locuacidad. Un buen místico está encantado con el silencio, no tiene motivos para escribir. Los poetas son absolutamente imperfectos, necesitan publicar su obra”.
Y en su obra aparecen momentos de diálogo con Dios:
“Poderoso quien seas: / Por tu Hijo Jesús Hermano nuestro / hágase lo que Tú quieras. // ¡Ojalá lo que Tú quieras / sea lo que yo quiero! / Amén”.
Habla de aspectos sociales y de la naturaleza, con una preocupación ecológica que trata de poner en su justa medida al hombre entre las criaturas: “La tierra no es un regalo de nuestros padres,/ es un préstamo de nuestros hijos./ Curar la tierra sí -está enferma-/ pero antes, curar la pobreza/ curar al hombre.// Ecología sí/ pero antes el niño que el árbol,/ el niño antes que el río,/ el hombre antes que el mar./ Cometemos falta,/ si muere un árbol sin agua./ Cometemos crimen,/ si muere un niño sin pan … “. 
El artículo de Alencar ofrece un camino para descubrir más pistas sobre la autora y su trato con Dios. La mayoría de los versos seleccionados en él pertenecen al libro “Oración” de 1996, pero sin duda es una cuestión que Gloria Fuertes abordaba desde lo más íntimo; de ahí que haya rastros de esta mirada trascendental a lo largo de toda su producción.

Miércoles de la Octava de Pascua


Miércoles de la Octava de Pascua


Libro de los Hechos de los Apóstoles 3,1-10. 
En una ocasión, Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la tarde.
Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del Templo llamada "la Hermosa", para pedir limosna a los que entraban.
Cuando él vio a Pedro y a Juan entrar en el Templo, les pidió una limosna.
Entonces Pedro, fijando la mirada en él, lo mismo que Juan, le dijo: "Míranos".
El hombre los miró fijamente esperando que le dieran algo.
Pedro le dijo: "No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina".
Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; de inmediato, se le fortalecieron los pies y los tobillos.
Dando un salto, se puso de pie y comenzó a caminar; y entró con ellos en el Templo, caminando, saltando y glorificando a Dios.
Toda la gente lo vio camina y alabar a Dios.
Reconocieron que era el mendigo que pedía limosna sentado a la puerta del Templo llamada "la Hermosa", y quedaron asombrados y llenos de admiración por lo que le había sucedido.

Salmo 105(104),1-2.3-4.6-7.8-9. 
¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
hagan conocer entre los pueblos sus proezas;
canten al Señor con instrumentos musicales,
pregonen todas sus maravillas!

¡Gloríense en su santo Nombre,
alégrense los que buscan al Señor!
¡Recurran al Señor y a su poder,
busquen constantemente su rostro!

Descendientes de Abraham, su servidor,
hijos de Jacob, su elegido:
el Señor es nuestro Dios,
en toda la tierra rigen sus decretos.

El se acuerda eternamente de su alianza,
de la palabra que dio por mil generaciones,
del pacto que selló con Abraham,
del juramento que hizo a Isaac.



Evangelio según San Lucas 24,13-35. 
Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén.
En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido.
Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos.
Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran.
El les dijo: "¿Qué comentaban por el camino?". Ellos se detuvieron, con el semblante triste,
y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!".
"¿Qué cosa?", les preguntó. Ellos respondieron: "Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo,
y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron.
Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas.
Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro
y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo.
Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron".
Jesús les dijo: "¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!
¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?"
Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él.
Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante.
Pero ellos le insistieron: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba". El entró y se quedó con ellos.
Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio.
Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista.
Y se decían: "¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?".
En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos,
y estos les dijeron: "Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!".
Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.