viernes, 6 de enero de 2017

Bendecir con tiza la puerta de casa en la fiesta de la Epifanía Conoce esta tradición cristiana propia del Día de Reyes


Bendecir con tiza la puerta de casa en la fiesta de la Epifanía




Esta mañana continuará una hermosa tradición de Epifanía en mi parroquia, cuando un sacerdote la bendiga escribiendo con tiza por encima de la puerta de la iglesia al comienzo de la misa de las 10 de la mañana. Es una antigua tradición que se practica en muchos hogares de todo el mundo.
Os lo explico para que lo hagáis en casa:
La familia se reúne para pedir a Dios la bendición de su hogar y la de aquellos que lo habitan o lo visiten. Es una invitación a que Jesús sea un invitado diario en nuestro hogar, en nuestros quehaceres, ires y venires, nuestras conversaciones, nuestros trabajos y juegos, nuestras penas y alegrías.
Una forma tradicional de hacerlo es usar una tiza para escribir sobre la entrada del hogar 20 + C + M + B + 16. Las letras C, M, B tienen dos significados. Son las iniciales de los nombres tradicionales de los tres reyes magos: Gaspar (Caspar en latín), Melchor y Baltasar. También son la abreviatura de las palabras en latín Christus mansionem benedicat, es decir, «Que Cristo bendiga esta casa». El símbolo «+» representa la cruz y 2016 es el año.
Para bendecir la tiza:
  1. Nuestro Auxilio es el Nombre del Señor.
  2. Que hizo el cielo y la tierra.
  3. El Señor esté con vosotros.
  4. Y con tu espíritu.
Oremos.
Que el amor de Dios bendiga esta tiza que ha creado, que sea de ayuda a nuestra gente; y que por su Santo Nombre, por los santos nombres Gaspar, Melchor y Baltasar que escribiremos sobre la puerta de nuestro hogar, que el Señor interceda para que esta casa reciba la salud del cuerpo y la protección del alma de aquellos que la habitan y aquellos que la visiten; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Instrucciones para bendecir el hogar
Usando la tiza bendecida, escribe en el dintel de tu puerta principal lo siguiente:
20 + C + M + B + 17
…a medida que recitas:
Los tres Reyes Magos, Gaspar, Melchor y Baltasar siguieron la estrella del Hijo de Dios que se hizo hombre dos mil quince años atrás. Que el Señor bendiga este hogar y nos acompañe durante este nuevo año. Amén.
Luego ofrece la siguiente oración: Te pedimos, Señor, que bendigas esta casa y a cuantos viven en ella: que haya siempre en este hogar amor, paz y perdón; concede a sus moradores suficiencia de bienes materiales y abundancia de virtudes; que sean acogedores y sensibles a las necesidades de los demás; que en la alegría te alaben, Señor, y en la tristeza te busquen; en el trabajo encuentren el gozo de tu ayuda, y en la necesidad sientan cercano tu consuelo; cuando salgan, gocen de tu compañía, y cuando regresen, experimenten la alegría de tenerte como huésped; que esta casa sea en verdad una iglesia doméstica donde la Palabra de Dios sea luz y alimento, y que la paz de Cristo reine en sus corazones hasta llegar un día a tu casa celestial. Por Cristo, nuestro Señor.
Marcar con tiza la puerta del hogar es una forma de celebrar y, literalmente, dejar marca en ocasión de la Epifanía y por la bendición de Dios en nuestras vidas y hogares. Con el tiempo, la tiza se irá borrando. A medida que lo haga, nosotros dejaremos que el significado de las palabras latinas profundice en nuestros corazones y se manifieste en nuestras palabras y acciones: Christus mansionem benedictat, «Que Cristo bendiga esta casa».

6 de enero: La Iglesia celebra la Epifanía del Señor

6 de enero: La Iglesia celebra la Epifanía del Señor

Cada 6 de enero en Roma y en muchas iglesias del mundo se celebra la Epifanía (manifestación) del Señor y en el Evangelio se nos presenta el pasaje de los tres Reyes Magos que llegan a ofrecer regalos al Niño Dios. 
Evangelio: Mateo 2, 1-12
“Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: ‘¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo’. Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: ‘En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel’. Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: ‘Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo’. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino”.
Los Magos buscaban a Dios en las estrellas o en el palacio, pero lo encontraron en un humilde pesebre con María, su Madre. Le llevaron regalos: Oro por su realeza, incienso por su divinidad y mirra por su humanidad. Sin embargo, fueron ellos los que salieron premiados porque vieron al Salvador del mundo.

¿Qué ocurrió con los Magos después de visitar a Jesús? Esta es su historia



Los magos tienen un pequeño pero memorable papel en la historia del nacimiento de nuestro Señor. Después de que Jesús nació, unos magos siguieron la estrella de Belén para ofrecerle al pequeño Rey tres regalos, y luego volvieron sin revelar a Herodes dónde habían encontrado a Jesús (Mateo 2).
Y eso es todo. Desaparecieron de la historia. La Escritura ni siquiera nos revela cuántos eran.
Pero donde la historia del Evangelio termina, la Tradición de la Iglesia continúa.
Muchas tradiciones mencionan que en efecto eran tres magos y que sus nombres eran Melchor, Gaspar y Baltazar.
Una tradición dice que ellos vinieron representando a los tres continentes del Viejo Mundo: Europa, Asia y África, respectivamente.
Aparentemente, ellos quedaron muy conmovidos por su encuentro con Jesús e incluso se convirtieron inmediatamente al cristianismo. Otros cuentan que su conversión se dio luego de conocer a los apóstoles cuando los vieron predicar el Evangelio. Ellos tuvieron una fe tan fuerte que con todo gusto aceptaron el martirio. Por eso son considerados santos.
¡Pero ese no es el final de la historia!
Cuando Santa Helena visitó Tierra Santa en el siglo IV, entre las muchas reliquias que recuperó estaban los huesos de los tres magos, los cuales ella llevó hasta la Basílica de Santa Sofía en Constantinopla.
Estos restos fueron luego llevados a Milán, y finalmente a Colonia, Alemania por el emperador romano Frederik I en 1164, donde se encuentran hasta hoy.
Su visita al niño Jesús es recordada cada año en la fiesta de la Epifanía.

Esta es el Santuario de los Tres Reyes en Colonia en el cual se encuentran algunos de sus huesos.

Arminia, Wikipedia, CC BY-SA 3.0
Arminia, WikipediaCC BY-SA 3.0

El monasterio ortodoxo del Monte Athos el cual asegura custodiar los tres regalos de los Magos

George Malkov, Wikimedia Commons, CC BY-SA 3.0