miércoles, 20 de julio de 2016

Obispos de Francia piden unidad ante “barbarie intolerable” de atentado terrorista en Niza


Obispos de Francia piden unidad ante “barbarie intolerable” de atentado terrorista en Niza

Los obispos de Francia hicieron un llamado a la unidad y solidaridad tras el atentado terrorista que ayer dejó 84 muertos y 100 heridos en el balneario de Niza, ubicado al sur del país, y aseguraron que esta barbarie es intolerable.
El autor del atentado ha sido identificado como Mohamed Lahouaiej Bouhlel, un franco-tunecino de 31 años abatido por la policía francesa tras arrollar a decenas de personas que asistían a un espectáculo de fuegos artificiales por el Día Nacional de Francia. 
“Nuestro país fue golpeado mientras vivía un momento de unidad nacional. Ahora más que nunca la solidaridad nacional debe ser más fuerte que el terrorismo. En medio del dolor debemos tener la certeza de que la unión es superior a la división”, expresaron los obispos en un comunicado publicado hoy.
Los obispos convocaron a los franceses a unirse en oración por las víctimas este 17 de julio en todas las Misas. “Esta tragedia se añade a la triste lista de actos terroristas que entristecen nuestro país y a otros países del mundo luego de varios meses. Sea cual fuere el motivo, esta barbarie es inaceptable, intolerable”, señalaron.
Por su parte, el Obispo de Niza, Mons. André Marceau, dirigió un mensaje de consuelo a los ciudadanos y les recordó que “no están solos”.
“Es necesario guardar el mensaje de paz y de consuelo en nuestro corazón. Les digo a los nizardos que no están solos”, dijo a través de RCF(Radio Chrétienne Francophone).
Mons. Marceau indicó que “muchas personas han quedado profundamente afectadas, traumatizadas” y en la ciudad “es el horror el que prevalece, lo irracional, la violencia. Es terrible”.
El Obispo de Niza también pidió “ser solidarios entre nosotros” y que “más allá de lo que nos hace sufrir hoy, no nos dejemos afectar”.
Por su parte, el vicario general de la diócesis de Niza, el P. Jean-Louis Gazzaniga, comentó que “frente a tal drama, nosotros nos sentimos totalmente impotentes. Nuestro Dios es un Dios que llora y que sufre con nosotros. En medio de la pobreza de las palabras, el Amor, a pesar de todo, es más fuerte”.
En algunas iglesias de Niza se realizará hoy una vigilia de oración por todos los afectados. 

Miércoles de la decimosexta semana del tiempo ordinario

Libro de Jeremías 1,1.4-10. 
Palabras de Jeremías, hijo de Jilquías, uno de los sacerdotes de Anatot, en territorio de Benjamín.
La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
"Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones".
Yo respondí: "¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven".
El Señor me dijo: "No digas: 'Soy demasiado joven', porque tú irás adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene.
No temas delante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-".
El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: "Yo pongo mis palabras en tu boca.
Yo te establezco en este día sobre las naciones y sobre los reinos, para arrancar y derribar, para perder y demoler, para edificar y plantar".



Salmo 71(70),1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17. 
Yo me refugio en Ti, Señor,
¡que nunca tenga que avergonzarme!
Por tu justicia, líbrame y rescátame,
inclina tu oído hacia mí, y sálvame.

Sé para mí una roca protectora,
tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío!

Porque tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el seno materno fuiste mi protector.

Mi boca anunciará incesantemente
tus actos de justicia y salvación,
Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas.




Evangelio según San Mateo 13,1-9. 
Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar.
Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa.
Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: "El sembrador salió a sembrar.
Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron.
Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda;
pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron.
Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron.
Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
¡El que tenga oídos, que oiga!".



Leer el comentario del Evangelio por : San Juan Crisóstomo  
«En tierra buena, dieron fruto»