jueves, 11 de mayo de 2017

Papa Francisco urge cumplir pedido de Virgen de Fátima y rezar Rosario por la Paz

El Papa junto a la Virgen de Fátima. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa

Ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Pontífice invitó a rezar el Rosario durante el mes de mayo para pedir la paz.
Después de la oración del Regina Coeli, Francisco dijo: “Mañana dirigiremos la súplica a la Virgen del Rosario de Pompeya. En este mes de mayo rezamos el Rosario en particular por la paz, como ha pedido la Virgen en Fátima (Portugal) a donde iré en peregrinación dentro de pocos días, en ocasión del centenario de la primera aparición”.
El Papa Francisco visitará por primera vez Fátima el próximo viernes 12 de mayo con motivo del centenario de las apariciones de la Virgen a los tres pastorcitos. Además, el sábado 13 canonizará a dos de ellos, Jacinta y Francisco Marto.
La Virgen del Rosario de Pompeya es una de las advocaciones marianas más queridas de Italia. Su santuario se encuentra en Nápoles.
Por otro lado, el Papa recordó que “ayer, en Gerona, España, fueron proclamados Beatos: Antonio Arribas Hortigüela y seis compañeros, religiosos de la Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón”. "Estos fieles y heroicos discípulos de Jesús –precisó el Pontífice– fueron asesinados por odio a la fe en un tiempo de persecución religiosa". “Que su martirio, aceptado por amor a Dios y por fidelidad a su vocación, suscite en la Iglesia el deseo de testimoniar con fuerza el Evangelio de la Caridad”, añadió.

Hoy Jesús te llama. ¿Qué responderás? (Un bellísimo testimonio)


Me senté a escribir y pensé:
“¿Vivo el Evangelio?”
La respuesta fue:
“No”.
En medio de los conflictos que enfrento a diario no he incluido el Amor. No he amado como Jesús me pide. No he respondido:
“Aquí estoy, para hacer tu voluntad Señor”.

De repente me di cuenta que en algún momento torcí mi camino y lo sigo torciendo por conveniencia.
Soy católico, por tanto, debo vivir en Evangelio. Y, ¿qué me pide Jesús?, ¿qué debo hacer? ¿Cómo pueden reconocerme las personas como discípulo suyo?
La respuesta siempre está allí, frente a ti, a tu alcance.
“En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.” (Juan 13, 35)
Algo tan sencillo y no lo cumplo.
¿Estoy dispuesto a amar?
En julio voy cumplir 60 años. Y miren lo que he descubierto. Lo que Él me ayudó a descubrir.
He decidido amar.
Quiero amar, de verdad, sin juzgar, ni pensar mal de nadie. Un amor que lo perdone todo, que los abrace a todos, que los lleve a Dios.
Quiero amar para que mi ejemplo no aleje a las personas del Camino.
El otro día me dijeron:
“Usted que carga a Cristo Crucificado, mire cómo actúa. De ejemplo, mida sus pasos”.
Y tenía razón.
Conoces a Dios, todos lo conocen, saben de Él, pero vivir su Palabra, esto es otra cosa.
Poner en práctica el Evangelio, ese es el ideal.

He conocido cientos de personas que son felices siguiendo los pasos de Jesús. Me he esforzado por ser uno de ellos, pero me ha faltado la confianza, el amor, la fe, la caridad.

De amar verdaderamente a Dios, todas mis obras serían justas.  
Me acuerdo estas palabras que una vez leí sobre la Madre Teresa de Calcuta:
“No permitas jamás que alguien venga a ti y se aleje sin ser mejor y más feliz”.
Esto no ha ocurrido. No he logrado algo tan simple, sencillo y noble. Me pregunto por qué. Qué debe cambiar en mí, para que esto pueda ser. La respuesta siempre está allí, frente a mí:
“Debes amar Claudio”.
Dios me da la oportunidad de cambiar, ser mejor, acercarme a Él y pienso tomar esa oportunidad, extender mi mano hacia Dios y decirle:
“Aquí estoy Señor, envíame”.
¿Te has dado cuenta? Hoy Jesús te llama también a ti.  Te pide amar, vivir el ideal de un mundo mejor, amando.
¿Qué responderás? 

El Papa en la Audiencia: ‘Voy como peregrino a Fátima donde confiaré a María el futuro de la humanidad’ Al dirigirse a los fieles de idioma portugués el Santo Padre les ha invitado a unirse en oración

Peregrinación en Fátima, septiembre 2016 (Foto © santuario)

“El próximo viernes y sábado –Dios mediante– iré como peregrino a Fátima para confiarle a Nuestra Señora el futuro temporal y eterno de la humanidad, y suplicarle que obtenga las bendiciones del Cielo en su camino”.
Lo dijo el papa Francisco este miércoles durante la audiencia general realizada en la plaza de San Pedro, dirigiéndose a los peregrinos y fieles de idioma portugués, palabras dichas en italiano que fueron traducidas a continuación en dicho idioma.
“Les pido a todos –prosiguió el Pontífice– que me acompañen, como peregrinos de esperanza y de paz: que vuestras manos en oración sigan apoyando a las mias”. Y concluyó deseando “que la mejor de las madres vele por cada uno de ustedes, a lo largo de todos los días hasta la eternidad”.

San Juan Pablo II y la Virgen de Fátima: Una historia que unió el cielo y la tierra

Juan Pablo II y la Virgen de Fátima / Foto: L'Osservatore Romano

Era el 13 de mayo de 1981, San Juan Pablo II en el papamóvil recorría la Plaza de San Pedro saludando y bendiciendo a los fieles; de pronto el turco Alí Agca sacó un arma y disparó contra el Papa peregrino que cayó gravemente herido.
Este atentado no acabó con su vida porque una “mano materna” intervino.
Mientras San Juan Pablo II se recuperaba en el hospital pidió toda la documentación sobre la Virgen de Fátima. Más adelante, el Pontífice empezó a trabajar para cumplir el segundo secreto de la Virgen, en el que la Madre de Dios pedía que se consagrase Rusia a su Inmaculado Corazón.
Una imagen de Nuestra Señora de Fátima le fue llevada al Papa en Castel Gandolfo y el santo pidió que se construyera en Polonia una pequeña iglesia en la frontera con la Unión Soviética, donde fue colocada la imagen mirando hacia Rusia.
Un año después del atentado, el 13 de mayo de 1982, Juan Pablo II viajó por primera vez a Fátima para "agradecer a la Virgen su intervención para la salvación de mi vida y el restablecimiento de mi salud".
Un año más tarde, Juan Pablo II formalizó su devoción y agradecimiento a la Virgen donando al Santuario de Fátima la bala que le extrajeron, la misma que está engarzada en la aureola de la corona de la imagen mariana que preside el santuario.
El 8 de diciembre de 1983 San Juan Pablo II envió una carta a los obispos del mundo, incluyendo ortodoxos, expresándoles sus intenciones de consagrar Rusia al Corazón de María y les añadió la oración especial para que ellos hicieran lo mismo en sus diócesis.
Días después, el Papa visitó en la cárcel a Alí Agca, quien le habló de Fátima: "¿Por qué no murió? Yo sé que apunté el arma como debía y sé que la bala era devastadora y mortal. ¿Por qué entonces no murió? ¿Por qué todos hablan de Fátima?"
El 25 de marzo de 1984, Fiesta de la Anunciación, el Pontífice consagró todos los hombres y pueblos, incluida Rusia, a María Santísima y en unión espiritual con los obispos del mundo. Luego Sor Lucía, la tercera vidente, confirmó que esta consagración “ha sido hecha tal como Nuestra Señora había pedido”.

En el 2000 San Juan Pablo II viajó a Fátima y el 13 de mayo beatificó a los otros dos videntes de la Virgen, Francisco y Jacinta Marto. Luego se anunció la publicación de la “tercera parte” del secreto de Fátima que se efectuó el 26 de junio de ese año.
El entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Joseph Ratzinger, hizo un comentario teológico a este secreto revelado en el que se veía a un Obispo vestido de blanco y que es muerto ante una cruz.
“¿No podía el Santo Padre, cuando después del atentado del 13 de mayo de 1981 se hizo llevar el texto de la tercera parte del ‘secreto’, reconocer en él su propio destino? Había estado muy cerca de las puertas de la muerte y él mismo explicó el haberse salvado, con las siguientes palabras: ‘...fue una mano materna a guiar la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se paró en el umbral de la muerte’ (13 de mayo de 1994)”, destacó el Cardenal.
“Que una ‘mano materna’ haya desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones”, enfatizó.
Más información en el especial de la Virgen de Fátima.

CELEBRACIONES EN EL MONUMENTO A LA VIRGEN DE FÁTIMA. CENTENARIO DE LAS APARICIONES 2017.


“No me dejen solo en los sagrarios”, sigue clamando Jesús (Un bello Testimonio de amor)


Hace poco me invitaron a un programa católico de televisión. Ya puedes imaginar el tema. Suelen decirme:
“¿Algún libro nuevo para hablar de él?”

“Hablaremos del sagrario. ¿Les parece bien?”
“Nos parece estupendo”, me responden.

Lo que sería una entrevista para conversar sobre mis libros terminó siendo un momento para compartir experiencias vividas a la luz del sagrario. Y es que allí está Jesús. No tengo ni una pizca de duda. Él está vivo en cada hostia consagrada.
Suelo recordar a esta dulce ancianita que me llamó para pedirme que escribiera un libro titulado “El Sagrario”. Cuando le pregunté por qué tanta insistencia en ese libro me respondió algo que me dolió y me sigue doliendo aún hoy:
“Está muy solo, señor Claudio. Cuando voy lo encuentro solo. Y es porque las personas no saben lo que es el sagrario y tampoco saben quién está allí. Y quiero que en su libro usted se los diga a todos, para que Jesús no vuelva a estar tan solo en los sagrarios del mundo”.
Esta noche conversaba con mi hija Ana Belén y timbró el teléfono. Era esa dulce ancianita para agradecerme porque hablé del sagrario en ese programa de televisión. Me dijo algo más.
“En mi pueblo pusieron la adoración perpetua. Tuvieron que suspenderla porque las personas no acompañaban a Jesús Sacramentado”.
Me repitió las palabras que me dijo la primera vez que conversamos:
“Lo dejan solo señor Claudio. Dejan solo a Jesús en el sagrario”.
Me he prometido visitarlo con más frecuencia.  Amarlo más. Hablar donde pueda sobre su presencia real en todos los sagrarios del mundo. Tratar que haya un despertar en los corazones de la humanidad en el amor a Jesús Sacramentado.
¿Cómo callar?  Nos espera el Amor de los amores.
Muchos no lo visitan porque no lo conocen. Y por esto no lo aman. Pero esto tiene solución. Pidanles a sus sacerdotes que en las homilías hablen de la presencia verdadera de Jesús Sacramentado en el sagrario.
Hablen con sus párrocos. Organicen vigilias de oración, Horas santas, grupos de desagravio a Jesús Sacramentado.
Jesús quiere ser conocido y amado por la humanidad. ¿Te animas a hacer algo al respecto?




La oración que todo católico debe conocer y rezar «El Alma de Cristo»

origen autor oracion anima christi alma de cristo
 

Popularmente se asumió que había sido escrita por San Ignacio de Loyola dado que aparece en su famoso libro de Ejercicios Espirituales

 

Como católicos, tenemos la bendición de compartir una herencia de oración rica y vibrante, acumulada literalmente a través de miles de años. Con el tiempo, muchas de estas oraciones que en algún momento constituyeron pilares de nuestra fe han sido tristemente descuidadas o simplemente no enseñadas – y por ende no pronunciadas- tan frecuentemente como antes
Una de ellas tiene sus orígenes en el siglo XIV – El Alma de Cristo. Esta oración hace remembranza de la Pasión de Jesús y es frecuentemente pronunciada por las personas luego de recibir la Sagrada Comunión.
En algún momento fue tan conocida que, autores como San Ignacio de Loyola, ni siquiera se preocuparon en reproducirla; suponían que todos la sabían de memoria.
Origen de la oración
El autor de "El alma de Cristo" es desconocido, pero muchos han especulado que fue el Papa Juan XXII. Popularmente se asumió que había sido escrita por San Ignacio de Loyola dado que aparece en su famoso libro "Ejercicios Espirituales". De cualquier forma, las primeras versiones impresas de la oración pueden ser encontradas en libros publicados más de 100 años antes de su nacimiento. Una redacción similar puede ser encontrada en una inscripción en las puertas del Alcázar de Sevilla, un palacio real en Sevilla España, que data de fechas incluso previas entre 1350-1369.
¿Quién fue San Ignacio de Loyola?
Ignacio fue uno de 13 hermanos nacido de una familia de la aristocracia vasca en 1491. Como muchos de los jóvenes de su tiempo, sus sueños estaban llenos con historias de caballeros y soñaba con triunfos en el campo de batalla. Sin embargo, fue gravemente herido en batalla con los franceses y comenzó un largo periodo de recuperación. Fue durante este tiempo que enfoco toda la energía propia de su juventud en la lectura de la vida de Jesús y los santos para mantenerse ocupado. Comenzó a darse cuenta de su llamado hacia grandes hazañas de naturaleza espiritual y finalmente fue fundador de la Congregación Jesuita.
San Ignacio escribió "Los Ejercicios Espirituales", que es ampliamente reconocido como uno de los libros con mayor influencia para la vida espiritual. Su espiritualidad Ignaciana es llamada muy a menudo, espiritualidad para todos los días. Como lo describe la espiritualidad Ignaciana “Insistimos en que Dios está presente en nuestro mundo y actúa en nuestras vidas. Este es un camino a una oración más profunda, buenas decisiones guiadas por un agudo discernimiento y una vida activa en el servicio a los demás”.
El Alma de Cristo
Es fácil entender porque San Ignacio amaba el "Alma de Cristo". Tiene imágenes vívidas que permite a quien la reza, meditar en la Pasión de Cristo y su relación con El Señor, mientras que referirse al Cuerpo y la Sangre de Cristo, la convierte en una reflexión ideal después de recibir la comunión. El nombre "Anima Christi", como se le conoce en muchas partes, es en latín la primera frase de la oración "Alma de Cristo…"
Aquí encontramos la traducción al español que se conoce tradicionalmente:
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.

Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos.
Amén.

Octavo Día de la Novena a la Virgen de Fátima


Ofrecimiento para todos los días
¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.
Oración preparatoria
Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.
Oración de este día
¡Oh santísima Virgen María!, que en vuestra última aparición te diste a conocer como la Reina del Santísimo Rosario, y en todas ellas recomendaste el rezo de esta devoción como el remedio más seguro y eficaz para todos los males y calamidades que nos afligen, tanto del alma como del cuerpo, así públicas como privadas. Infundid en nuestras almas una profunda estima de los misterios de nuestra Redención que se conmemoran en el rezo del Rosario, para así vivir siempre de sus frutos. Concédenos la gracia de ser siempre fieles a la práctica de rezarlo diariamente para honraros a Vos, acompañando vuestros gozos, dolores y glorias, y así merecer vuestra maternal protección y asistencia en todos los momentos de la vida, pero especialmente en la hora de la muerte.
Oración final
¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Jueves de la cuarta semana de Pascua


Libro de los Hechos de los Apóstoles 13,13-25. 

Desde Pafos, donde se embarcaron, Pablo y sus compañeros llegaron a Perge de Panfilia. Juan se separó y volvió a Jerusalén,
pero ellos continuaron su viaje, y de Perge fueron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron.
Después de la lectura de la Ley y de los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: "Hermanos, si tienen que dirigir al pueblo alguna exhortación, pueden hablar".
Entonces Pablo se levantó y, pidiendo silencio con un gesto, dijo: "Escúchenme, israelitas y todos los que temen a Dios.
El Dios de este Pueblo, el Dios de Israel, eligió a nuestros padres y los convirtió en un gran Pueblo, cuando todavía vivían como extranjeros en Egipto. Luego, con el poder de su brazo, los hizo salir de allí
y los cuidó durante cuarenta años en el desierto.
Después, en el país de Canaán, destruyó a siete naciones y les dio en posesión sus tierras,
al cabo de unos cuatrocientos cincuenta años. A continuación, les dio Jueces hasta el profeta Samuel.
Pero ellos pidieron un rey y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, por espacio de cuarenta años.
Y cuando Dios desechó a Saúl, les suscitó como rey a David, de quien dio este testimonio: He encontrado en David, el hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón que cumplirá siempre mi voluntad.
De la descendencia de David, como lo había prometido, Dios hizo surgir para Israel un Salvador, que es Jesús.
Como preparación a su venida, Juan había predicado un bautismo de penitencia a todo el pueblo de Israel.
Y al final de su carrera, Juan decía: 'Yo no soy el que ustedes creen, pero sepan que después de mí viene aquel a quien yo no soy digno de desatar las sandalias'.

Salmo 89(88),2-3.21-22.25.27. 
Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.
Porque tú has dicho:
«Mi amor se mantendrá eternamente,

mi fidelidad está afianzada en el cielo.»
«Encontré a David, mi servidor,
y lo ungí con el óleo sagrado,
para que mi mano esté siempre con él

y mi brazo lo haga poderoso.»
Mi fidelidad y mi amor lo acompañarán,
su poder crecerá a causa de mi Nombre:
El me dirá: «Tú eres mi padre,

mi Dios, mi Roca salvadora.»

Evangelio según San Juan 13,16-20. 
Después de haber lavado los pies a los discípulos, Jesús les dijo:
"Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía.
Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican.
No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: El que comparte mi pan se volvió contra mí.
Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy.
Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió".