miércoles, 16 de marzo de 2016

LA BOA Y EL ELEFANTE Una mirada que va más allá de las apariencias

Detalles para vivir una buena Semana Santa
Se acerca la Semana Santa y no me resisto a comentaros algunos detalles que a mí me ayudan en su vivencia y en su celebración:
  1. Vivir con intensidad toda la semana, desde el Domingo de Ramos hasta la Vigilia Pascual o la misa de Pascua del Domingo de Resurrección. Es una semana que tiene un comienzo y un final y conviene no perderse a mitad de camino y no vivir cada día o cada celebración como un momento estando, separado de los demás.
  2. Comenzar la semana con fuerza el Domingo de Ramos, como antesala de la Pascua de Resurrección. Es domingo de triunfo. Recordar las palabras del Evangelio de Juan: la gente se agolpaba a recibirlo en Jerusalén porque se habían enterado de que había devuelto la vida a Lázaro. Ese es el triunfo de Jesús y por eso le aclamamos: porque es el Señor de la Vida.
  3. Escuchar con atención y, si es posible, ser uno de los lectores de la Pasión, tanto el Domingo de Ramos como el Viernes Santo. El relato trágico de las últimas horas de Jesús condensa todo el Misterio de la Pasión, de la Muerte y de la Resurrección. Contemplar el texto, empatizar con los personajes, llevarlo a nuestra vida y poner nombres y rostros a los apóstoles, al Jesús sufriente, maltratado y agonizante, a Pilato, a la Magdalena, a los ladrones…
  4. Leer o recibir alguna catequesis que nos ayude a centrar el sentido de cada día antes de acudir a las celebraciones. Profundizar desde otras miradas la importancia y la trascendencia de cada día.
  5. Disfrutar de la preciosa celebración de la Última Cena el Jueves Santo. Estar atentos al rito del Lavatorio y, en lo posible, participar del mismo si se puede. Interiorizar las tres palabras claves de esa “cena”: amor, servicio y Eucaristía. Llamar a personas que comparten la fe con nosotros, en comunidad, felicitándoles este día del amor fraterno. Llamar a algún sacerdote conocido y agradecerle su servicio a la comunidad, su ministerio, su vocación.
  6. Getsemaní. Que no se pase desapercibido lo que sucede esa noche en ese Huerto de los Olivos. Leer y meditar sobre ello.
  7. Hacer algún turno de vela delante del “Monumento” con la reserva del Señor. Hablar con Él. Es un momento de máxima compañía e intimidad, donde la preocupación, el sufrimiento de la vida, el dolor… puede tener un papel especial en la conversación.
  8. En estos días, es conveniente ver alguna película religiosa que nos ayude a pasar un rato en familia viendo y meditando la Pasión del Señor también a través del cine.
  9. Participar en algún Via Crucis y contemplar cada estación con ojos nuevos. Llevar a la vida cada instante, cada gesto, cada momento de ese Camino…
  10. Escuchar el silencio de Dios el Viernes Santo, tras un grito desgarrador. Escuchar su silencio también hoy. Contemplar su muerte también hoy.
  11. Abrazar la cruz con una carga importante de significatividad. Pocos gestos llevan en sí tanta carga simbólica como el abrazo a la Cruz el Viernes Santo. ¡Qué locura! ¿Seguro que estás dispuesto?
  12. Mirar un rato el sagrario vacío de la Iglesia y el altar despojado y pensar que están igual todas las iglesias del mundo. Dios calla.
  13. Estar atento en todos estos días a la riqueza que nos ofrece la liturgia, llena de colores, ritos, símbolos… La liturgia nos lleva magistralmente y nos conduce a la profundidad de lo que se celebra.
  14. Pasar un Sábado Santo tranquilo, en ambiente reposado. Participar de alguna procesión u oración.
  15. Celebrar la Vigilia Pascual la noche del sábado al domingo. Admirar la luz del Cirio que ilumina la noche y escuchar la fuerza del grito que clama Luz de Cristo. Participar con alegría del Pregón, del Gloria, del Aleluya y sentir con cada detalle que el Señor vive, que el Señor triunfa, que la Verdad gana, que la Esperanza permanece. Saborear la Liturgia de la Palabra y ver en tu vida tu propia historia de salvación.
  16. Llenar tus redes sociales de alegría, de aroma pascual, de blancura, de luz. Mandar whatsapps de felicitación y no dejar rincón donde no se perciba el encuentro con el Resucitado.

Miércoles de la quinta semana de Cuaresma

Libro de Daniel 3,14-20.91-92.95. 
Nabucodonosor tomó la palabra y les dijo: "¿Es verdad Sadrac, Mesac y Abed Negó, que ustedes no sirven a mis dioses y no adoran la estatua de oro que yo erigí?
¿Están dispuestos ahora, apenas oigan el sonido de la trompeta, el pífano, la cítara, la sambuca, el laúd, la cornamusa y de toda clase de instrumentos, a postrarse y adorar la estatua que yo hice? Porque si ustedes no la adoran, serán arrojados inmediatamente dentro de un horno de fuego ardiente. ¿Y qué Dios podrá salvarlos de mi mano?".
Sadrac, Mesac y Abed Negó respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: "No tenemos necesidad de darte una respuesta acerca de este asunto.
Nuestro Dios, a quien servimos, puede salvarnos del horno de fuego ardiente y nos librará de tus manos.
Y aunque no lo haga, ten por sabido, rey, que nosotros no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que tú has erigido".
Nabucodonosor se llenó de furor y la expresión de su rostro se alteró frente a Sadrac, Mesac y Abed Negó. El rey tomó la palabra y ordenó activar el horno siete veces más de lo habitual.
Luego ordenó a los hombres más fuertes de su ejército que ataran a Sadrac, Mesac y Abed Negó, para arrojarlos en el horno de fuego ardiente.
Entonces el rey Nabucodonosor, estupefacto, se levantó a toda prisa y preguntó a sus consejeros: «¿No hemos echado nosotros al fuego a estos tres hombres atados?» Respondieron ellos: «Indudablemente, oh rey.»
Dijo el rey: «Pero yo estoy viendo cuatro hombres que se pasean libremente por el fuego sin sufrir daño alguno, y el cuarto tiene el aspecto de un hijo de los dioses.»
Nabucodonosor exclamó: «Bendito sea el Dios de Sadrak, Mesak y Abed Negó, que ha enviado a su ángel a librar a sus siervos que, confiando en él, quebrantaron la orden del rey y entregaron su cuerpo antes que servir y adorar a ningún otro fuera de su Dios.



Libro de Daniel 3,52.53.54.55.56. 
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres,
alabado y exaltado eternamente.
Bendito sea tu santo y glorioso Nombre,
alabado y exaltado eternamente.

Bendito seas en el Templo de tu santa gloria,
aclamado y glorificado eternamente por encima de todo.
Bendito seas en el trono de tu reino.
aclamado por encima de todo y exaltado eternamente.

Bendito seas Tú, que sondeas los abismos
y te sientas sobre los querubines,
alabado y exaltado eternamente por encima de todo.
Bendito seas en el firmamento del cielo,
aclamado y glorificado eternamente.





Evangelio según San Juan 8,31-42. 
Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: "Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos:
conocerán la verdad y la verdad los hará libres".
Ellos le respondieron: "Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: 'Ustedes serán libres'?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado.
El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre.
Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres.
Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes.
Yo digo lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre".
Ellos le replicaron: "Nuestro padre es Abraham". Y Jesús les dijo: "Si ustedes fueran hijos de Abraham obrarían como él.
Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso.
Pero ustedes obran como su padre". Ellos le dijeron: "Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios". Jesús prosiguió:
"Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió.