lunes, 18 de abril de 2016

3 lecciones medievales para adquirir sabiduría De la situación más insignificante que nos pase en el día de hoy, podemos aprender


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En el año 1128 Hugo de San Víctor escribió la obra Didascalicon, título que proviene de la palabra griega didascalia y que podría traducirse como “asuntos relacionados con la instrucción”. En este texto del siglo XII se otorga una especial importancia a la lectura.
Destaco tres lecciones que Hugo da al lector en relación a la humildad y al hecho de aprender: la primera, que no se debe despreciar ningún conocimiento o escrito, cualquiera que este sea. La segunda, que no se avergonzará de aprender de ningún hombre. La tercera, que cuando él mismo haya alcanzado el conocimiento, no mirará a nadie por encima del hombro.
¡Qué contemporáneas nos resultan estas sugerencias o lecciones, que son válidas no sólo para la lectura o para el quehacer académico, sino para la vida misma!
“No despreciar ningún conocimiento o escrito”, nos sugiere primeramente nuestro maestro medieval. Esto puede trasladarse a valorar todo lo existente. Todo es susceptible de enseñarnos, de aportarnos, de enriquecer nuestro acervo.
Escuché en una entrevista a una madre de familia que decía que quienes más la han enseñado son sus hijos. Ellos le han mostrado el valor del límite. Todo el tiempo la han estimulado a aprender más, tanto de sí misma, como de todo aquello necesario para ayudarlos a crecer.
De la situación más insignificante que nos pase en el día de hoy, podemos aprender.
Y no digamos ya de los grandes acontecimientos de la vida, esos que nos dejan hondas huellas, como la enfermedad, la muerte, el conocer a personas que nos acompañan por el resto de nuestras vidas, el descubrimiento de la propia vocación, los errores…
“No avergonzarnos de aprender de ningún hombre” o mujer, continúa instruyéndonos Hugo de San Víctor.
Recordemos que estas lecciones estaban destinadas a personas que se adentraban en el mundo de las letras, cosa que en la edad media no podía hacer toda la población.
Esta recomendación rompe con la distancia que impone la academia, otorgando o reconociendo el saber a cualquier persona y por lo tanto, desjerarquizando.
El hecho de que otra persona no sea versada en lo mismo que yo pretendo conocer, no quiere decir que no pueda yo aprender algo o mucho de ella.
El tema de la vergüenza surge aquí justo cuando estamos abordando valores como la humildad o el conocimiento. Y no es gratuito. Una de las definiciones de humildad nos la da Teresa de Ávila: “andar en verdad”.
“Humildad”, como “humanidad”, parten de la palabra humus: “tierra”. Aquello de andar, que nos sugiere Teresa, nos remite a la tierra, a estar plantados en un mismo nivel de realidad.
Quien anda en verdad, no tiene porqué avergonzarse de sí mismo ni del otro. Todos podemos aprender de todos, todos podemos, asimismo, enseñar.
Nos situamos, pues, en el plano del compartir, del poner en común, en este caso, el conocimiento.
La última sugerencia de Hugo de San Víctor viene a concluir este recorrido: “cuando hayamos alcanzado el conocimiento, no hemos de mirar a nadie por encima del hombro”.
¡Qué humano es el envanecerse de lo que uno tiene y los demás no! Es el principio del uso y abuso del poder.
Cuando transformo una situación de “diferencia” en condición de “desigualdad” y me sitúo en el punto de ventaja, entonces puedo ser capaz de cometer actos de inhumanidad.
Mirar por encima del hombro es querer elevar mi estatura artificialmente. De esta manera, desprecio al otro y dejo de querer compartir el mismo suelo con él.
También instrumentalizo el conocimiento mismo y todo el proceso de enseñanza-aprendizaje que he recorrido, ya que lo convierto en una herramienta de prestigio y no en un bien común.
Qué nos deja Hugo de San Víctor en estos breves consejos: apreciar todo, porque todo nos hace presente que estamos vivos y en relación con otros seres. Compartir no empobrece ni tendría que ser motivo de vergüenza, todo el tiempo estamos dando y recibiendo, consciente e inconscientemente. Aunque aparentemente poseamos alguna cosa más que los demás, esto no nos hace superiores ni inferiores, en todo caso, nos hace responsables de aquello que tenemos y ojalá, dispuestos a transformar en servicio, esa capacidad o potencialidad.
Es importante saber, pero quizás es más importante “saber saber”. Esta sabiduría es más cordial que intelectual.

Artículo originalmente publicado por Familia Cristiana

Visita de Papa Francisco al campo de refugiados de Moria en Lesbos, Grecia 16 de abril de 2016


Papa Francisco: Quien sigue a Jesús no falla, dejemos a los videntes y adivinos Homilía hoy en Casa Santa Marta


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Si escuchamos la voz de Jesús y lo seguimos, no nos equivocaremos. Este ha sido el corazón de la homilía que Papa Francisco ha pronunciado esta mañana en la Misa celebrada en Santa Marta. Papa Francisco ha destacado que Jesús, Buen Pastor, es la única puerta que nos puede hacer entrar en el recinto de la vida eterna. De aquí la advertencia de no fiarnos de videntes y adivinos que nos llevan por caminos equivocados.
La puerta, el camino, la voz. Papa Francisco ha comenzado desde el Evangelio de hoy, un análisis de la cita sobre el Buen Pastor, para detenerse en tres realidades determinantes para la vida del cristiano. Antes que nada, observó, Jesús advierte que “quien no entra en el recinto de las ovejas por la puerta” sino que lo hace desde otra parte “es un ladrón y un malhechor”. Él es la puerta, advirtió, no hay otra.
Preguntémonos siempre si tomamos las decisiones en nombre de Jesús
“Jesús, dijo de nuevo, siempre hablaba a la gente con imágenes sencillas: toda la gente sabía cómo vivía un pastor, porque lo veía todos los días”. Entendieron perfectamente “ que sólo se entra por la puerta en el recinto de las ovejas”. Los que quieren entrar por otro lado, por la ventana o por otro sitio, son, efectivamente, delincuentes”.
“Así de claro habla el Señor. No se puede entrar en la vida eterna por otro sitio que no sea la puerta, o sea Jesús. Es la puerta de nuestra vida y no sólo, sino que también de nuestra vida cotidiana. Esta decisión, por ejemplo, ¿yo la tomo en nombre de Jesús, por la puerta de Jesús, o la tomo, digámoslo así, de contrabando? Sólo se entra en el recinto por la puerta, que es Jesús”.
Seguir a Jesús, no a los adivinos y presuntos videntes
Jesús, prosiguió, habla también del camino. El pastor conoce a sus ovejas y las lleva fuera: “Camina delante de ellas y las ovejas lo siguen”. El camino es así, dijo el Papa, “seguir a Jesús”, en el “camino de la vida, de la vida de todos los días”. No es necesario equivocarse, dijo, “Él va delante y nos indica el camino”.
“¡Quién sigue a Jesús no se equivoca! ‘Eh, padre, sí, pero las cosas son difíciles… Muchas veces no veo claro lo que tengo que hacer…. Me han dicho que ahí hay un vidente y he ido, o he ido al tarot , que me ha leído las cartas…’. ‘Si haces esto, no sigues a Jesús. Sigues a otro de un camino muy distinto’. Jesús nos ha avisado: ‘Vendrán otros que dirán: el camino del Mesías es este… ¡No los escuchéis! ¡El camino soy yo!’. Jesús es Puerta y camino. Si lo seguimos a Él no fallaremos”.
La voz de Jesús la podemos escuchar en las Bienaventuranzas
Francisco finalmente se ha detenido en la voz del Buen Pastor. “Las ovejas, destacó, lo siguen, porque conocen su voz”. Pero cómo podemos conocer la voz de Jesús, se pregunta Francisco, y también defendernos “de las muchas voces que no son Jesús, que entran por la ventana, que son malhechores, que destruyen, que engañan?”.
“Te diré la receta, es sencilla. Encontrarás la voz de Jesús en las Bienaventuranzas. El que te enseñe un camino distinto a las Bienaventuranzas, es uno que ha entrado por la ventana: ¡No es Jesús!. Segundo: ¿Tú conoces la voz de Jesús? Puedes conocerla cuando nos habla de la sobras de misericordia. Por ejemplo en el capítulo 25 de San Mateo: ‘Si algún te dice lo que Jesús dice allí, entonces es la voz de Jesús’. Y tercero: ‘Puedes conocer la voz de Jesús cuando te enseña a decir ‘Padre’, es decir cuando te enseña a rezar el Padrenuestro’.
“Así de fácil es la vida cristiana, comentó el Papa, Jesús es la puerta, Él nos guía en el camino y nosotros conocemos su voz en las Bienaventuranzas, en las obras de misericordia, y cuando nos enseña a decir Padre. Recordad, concluyó, ‘la puerta, el camino y la voz’. Que el Señor nos haga entender esta imagen de Jesús, este icono: el pastor: que es puerta, indica el camino y nos enseña a escuchar su voz”.

Los 12 refugiados que el Papa trajo de Lesbos pasan su primera noche en el Vaticano

Tres familias, doce personas, todos sirios y musulmanes. De la acogida se ocupará la comunidad de San Egidio. De los gastos el Vaticano

Los doce refugiados que han acompañado al Papa Francisco de Lesbos ya han pasado su primera noche en el Vaticano.

Francisco permaneció varias horas en la isla griega, donde reclamó al mundo que asuma la responsabilidad y ayude a millones de refugiados que huyen de sus países y, en un "signo de acogida", como lo calificó la Santa Sede, volvió a Roma con doce de ellos.

Se trata de tres familias de refugiados sirios, entre los cuales hay seis menores edad, que estaban en los campos de acogida de Lesbos antes del acuerdo que alcanzó la Unión Europea (UE) con Turquía.

"La iniciativa del Papa se ha realizado a través de los contactos de la Secretaría de Estado con las autoridades competentes griegas e italianas", según explicó en un comunicado el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.

Los miembros de las tres familias son musulmanes. Dos de ellas proceden de Damasco y una de Deir Azzor, en la zona ocupada por el Dáesh y sus hogares habían sido bombardeados, precisó Lombardi.

"La acogida y la manutención de las tres familias correrá a cargo del Vaticano. La hospitalidad inicial estará garantizada por la Comunidad de San Egidio", agregó el portavoz. 
En su viaje de regreso de Lesbos, el Papa Francisco admitió que "era para llorar" la experiencia que  vivió en la isla.

"Después de lo que he visto, de lo que habéis visto, en aquel campo de refugiados, era para llorar", dijo el pontífice a los medios de comunicación que viajaron con él en el avión que le devolvió a Roma de regreso de Lesbos entre los que había dos medios de comunicación españoles, uno de ellos la Cadena COPE.

El Papa, que ya durante el viaje de ida esta mañana reconoció que emprendía un viaje "triste", contó que se ha traído dibujos hechos por niños del campamento de refugiados de Moria.

"He traído dibujos para enseñarlos. ¿Qué quieren los niños? Paz. Es cierto que en el campamento tienen cursos de educación, pero ¡qué cosas han visto esos niños!", comentó el pontífice.

"Aquí se ve un dibujo donde se ve a un niño que se ahoga. Esto lo llevan en el corazón, hoy de verdad era de llorar. Tienen esto en la memoria", dijo el papa.

"Uno dibujó un sol que llora. Pero si el sol es capaz de llorar también a nosotros una lágrima nos hará bien", agregó el pontífice.

El pontífice confesó a los medios que le acompañaban en el vuelo papal que para él "esta jornada de trabajo", como la calificó, "ha sido muy fuerte, muy fuerte".

Y agregó sobre la oportunidad de este viaje y la visita al campamento de refugiados en Lesbos: "no hay ninguna especulación política porque los acuerdos entre Grecia y Turquía yo no los conocía bien, los he visto en los periódicos. Mi viaje ha sido humanitario", completó el Papa.

Francisco llegó a Roma de regreso de la isla griega tras pasar allí unas horas y volvió acompañado de doce refugiados procedentes de Siria que serán acogidos por la comunidad de Sant'Egidio en la capital italiana pero con la responsabilidad del Vaticano en los costes de su estancia y manutención, explicó la Santa Sede

Devastador terremoto en Ecuador: Cómo ayudar De momento hay más de 230 muertos y más de 1.500 heridos


Rescue workers search the rubble after a 7.8-magnitude quake in Gauyaquil, Ecuador on April 17, 2016. 
At least 235 people were killed when a powerful earthquake struck Ecuador, destroying buildings and a bridge and sending terrified residents scrambling from their homes, authorities said Sunday. / AFP PHOTO / LUIS ACOSTA


Ecuador ha decretado el estado de excepción tras un terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter registrado este sábado por la noche en gran parte del país. Más de 235 personas han muerto y más de 1.500 han resultado heridas.
Los equipos de rescate siguen trabajando y se han producido casi 200 réplicas.
Numerosas iniciativas están en marcha para ayudar, entre ellas la colecta nacional organizada por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana en favor de los damnificados con el fin de socorrerles en sus necesidades más inmediatas.
Se pueden realizar aportaciones económicas en la cuenta corriente de Banco del Pichincha número 3085358804, a nombre de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (RUC 1790100219001).
También se han solicitado oraciones por todos los afectados. “Oremos por esos pueblos; y también por los de Japón, donde también se han sucedido algunos terremotos estos días. Que la ayuda de Dios y de los hermanos les de fuerza y sostén”, pidió el papa Francisco desde el Vaticano tras rezar la oración del Regina Coeli con los peregrinos.
El epicentro del terremoto, uno de los peores sufridos en América Latina en los últimos años, se produjo en el océano Pacífico a 20 kilómetros de profundidad, a 28 de la costa ecuatoriana y a 173 de la capital, Quito.

A continuación proponemos una oración para rezar por las víctimas:

Padre de amor y de ternura
que, con la muerte y la resurrección de tu Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
nos has otorgado el perdón de nuestras culpas;
te pedimos humildemente que nos libres
de todo mal y de cualquier calamidad.
Calma la fuerza de la naturaleza
y recuerda que nuestro país
está consagrado al Corazón amantísimo de tu Hijo,
a quien, nosotros, una vez más,
nos entregamos con profunda fe y confianza;
danos un corazón solidario
para que podamos responder con generosidad
a las necesidades de nuestros hermanos
que han sido afectados por este suceso natural;
y, acoge en tu bondad a quienes han perdido la vida,
otorgándoles el don de la luz y de la paz.
Todo esto lo ponemos en tus manos
por medio de tu Hijo santísimo y de nuestra Madre,
la Santísima Virgen María, nuestra Señora de la Merced,
y de Santa Marianita de Jesús quien consagró
y entregó su vida por todos los ecuatorianos.
Amén.

Reintegrar Por Carmelo J. Pérez Hernández*

Carlos Osoro es el arzobispo de Madrid. Tengo la suerte de conocerlo personalmente y de haber compartido con él varios viajes en su coche: siempre aceptó cualquier entrevista que quisiera hacerle con la condición de realizarla durante sus traslados, porque no tenía tiempo para más. Es un gran tipo. Un creyente sincero. Es un hombre bueno. Don Carlos ha elegido la palabra “reintegrar” para resumir el contenido de ‘Amoris laetitia’, la Exhortación Pastoral del Papa Francisco sobre el amor en la familia.
Reintegrar es un término perfecto en ese contexto. Significa “restituir”, “reconstruir”, “recobrar”. Y dice el Papa que eso es lo prioritario cuando un creyente habla de la familia, tanto de los hogares bien estructurados como de aquellos otros que sufren las consecuencias de las mil plagas que amenazan hoy a quienes se quieren. O creen quererse. O quieren quererse.
La Iglesia tiene el encargo de parte de Jesucristo de restituir la dignidad a quienes viven como si la hubieran perdido por culpa de sus fracasos matrimoniales. Está llamada a reconstruir la vida de los que se han derrumbado bajo el peso de las relaciones tóxicas, esas que sellan el amor a golpes en la cara o en el alma. Y ha de empeñarse en recobrar para la comunidad a quienes se sintieron expulsados –o lo fueron literalmente- por aquellos que aún no han aprendido a ver por dentro a las personas, como hace Dios.
El texto de la Exhortación pasará a la historia de la Iglesia porque está pensada y escrita desde la verdad, con una simplicidad que es sólo aparente. Antes de redactarla, el Papa oyó las opiniones de los padres sinodales, obispos de todo el mundo, y se percibe que luego se sentó a escuchar a Dios. Y que también hizo memoria de todos los dolores viejos y nuevos que conoce: los de miles de parejas y de hombres y mujeres que no han encontrado la alegría en el amor, sino que lo han experimentado como un íntimo calvario.
Lo fácil habría sido condenar por sistema a todos y en todos los casos. Hubo quienes lo pidieron cuando se cocinaba el texto. A menudo, aquellos y aquellas que nunca han amado se han erigido en jueces con potestad para encerrar en una jaula de castigo de por vida a quienes se les rompió el amor. Pero el camino que ha elegido la Iglesia es otro. La Iglesia ha escogido levantar al que se tambalea y al que ya ha caído, ofrecer misericordia.
No hay divorciados ni divorciados vueltos a casar ni comunión o no para los divorciados que estrenan pareja. Lo que hay son personas, con historias concretas, con circunstancias singulares sobre las que hay que dialogar con cada una. Personas, la mayor parte de ellas, víctimas a las que se ha tratado como culpables. Personas, no temas. Hijos de Dios, no cuestiones a resolver.
El Papa dice que la Iglesia elige amar, como Dios. Un cristiano, o elige “reintegrar”, devolver lo que es justo a quien ha sufrido, o no es de Cristo.

Carmelo Jesús Pérez Hernández es sacerdote y periodista en activo en el periódico "El Mundo" y "Diario de Avisos". 
Este es su artículo publicado ayer, domingo 17 de abril de 2016, en Diario de Avisos.

¿El diablo en el gobierno mundial? El profético libro recomendado por los papas Francisco y Benedicto XVI “El Amo del Mundo” fue escrito en 1907, pero describe una sociedad global perturbadoramente semejante a la nuestra

Se trata de una especie de novela apocalíptica sombría, que no recibió mucha atención desde su publicación en 1907. Pero ahora cuenta con dos recomendaciones que cualquier autor de best-sellerdesearía: no sólo la del papa actual, Francisco, sino también la del papa emérito Benedicto XVI.
El papa Francisco sorprendía en 2013 y nuevamente en 2015, cuando recomendó la lectura de El Amo del Mundo (Lord of the World), de Robert Hugh Benson.
Él lo resumió diciendo que el libro presenta una “globalización de la uniformidad hegemónica”. 
El entonces cardenal Joseph Ratzinger, futuro papa Benedicto XVI, también había llamado la atención, durante un discurso en Milán en el año 1992, sobre el universalismo descrito en El Amo del Mundo.
¿Pero qué es lo que hace este libro tan notable?
El mundo descrito por Benson es extrañamente semejante al nuestro: sistemas de locomoción y de comunicación rápidos, armas de destrucción en masa y una visión materialista que niega lo sobrenatural y cultiva la pretensión de elevar a la humanidad al más alto nivel.
De alguna forma, El Amo del Mundo es más actual hoy que cuando Benson lo escribió, al principio del siglo XX.
En su visita a Filipinas, el papa Francisco habló del libro como demostración de los peligros de la globalización y de lo que llama de “colonización ideológica”.
La “colonización” a la que él se refiere es el proceso en que culturas económicas y políticas poderosas, como las de América del Norte y Europa Occidental, imponen una visión materialista y laica del mundo a los países en desarrollo.
La lectura de El Amo del Mundo revela el carácter profético del libro, con previsiones tecnológicas e incluso políticas que después se han hecho realidad.
Hay ensayos que argumentan que Robert Hugh Benson inspiró el género de la ficçión distópica, más tarde consagrado en clásicos como 1984 y Un mundo feliz.
La historia del libro es la de la ascensión del Anticristo al poder mundial, primero en la persona del enigmático Julian Felsenburgh, un misterioso senador norte-americano que asume importancia mundial al negociar una paz global largamente deseada.
Toda oposición a Felsenburgh y al orden mundial que él guía desaparece: las naciones piden que Felsenburgh sea su líder; recibe aclamaciones en masa.
Los únicos que se mantienen en la oposición son pocos miembros de la Iglesia guiada por el padre Percy Franklin, que acaba siendo elegido papa Silvestre III y que parece muy semejante a Felsenburgh.
En medio de esa historia de materialismo, progreso tecnológico y gobierno mundial que lucha contra una Iglesia aparentemente derrotada, es fácil descuidar una sutil realidad espiritual: un mundo que niega lo sobrenatural no deja de ser influido por fuerza sobrenaturales, sino que está simplemente ciego a esas influencias.
Los ministros, los ciudadanos, los sacerdotes apóstatas que se unen al movimiento humanitario se “apasionan” por Felsenburgh basados en falsas esperanzas; no sólo pierden los valores que ahora consideran supersticiones y obstáculos morales impuestos por la fe cristiana, sino también la capacidad de reconocer el espíritu del Anticristo presente en el mundo.
El Amo del Mundo, así, recuerda otra obra que narra la entrada de Satanás en un mundo ateo que niega su existencia: El Maestro y Margarita, de Mikhail Bulgákov.
Un mundo que no consigue reconocer lo sobrenatural, un mundo que intenta elevar a la humanidad al más alto nivel sin Dios es un mundo en el que el Anticristo puede entrar y actuar con más facilidad.
El hombre no pierde su necesidad de esperanza; la descripción de Benson del movimiento masivo que deposita sus esperanzas en Felsenburgh presagia los movimientos de masa que influyeron en las cuestiones mundiales del siglo XX y que siguen influyendo en las de hoy.
A esta luz podemos considerar el personaje de Mabel Brand, que vive una profunda alienación del movimiento humanitario masivo, como una especie de historia de conversión: ella empieza a ver la realidad del mal en el mundo y huye de él, mientras que Felsenburgh y el papa Silvestre se encuentran en una batalla apocalíptica entre el bien y el mal.
Quizás por esta razón, los papas hayan sugerido la lectura de este libro. Es preciso estar atentos para que la globalización no se dirija a apoyar políticas perjudiciales contra las poblaciones de los países en desarrollo, pero también es necesario tener en la mente la realidad sobrenatural del bien y del mal: negar la existencia del diablo es abrir espacio para que él actúe.
En cuanto al autor del libro, Robert Hugh Benson, fue un clérigo anglicano que se convirtió en sacerdote católico.

Siete curiosidades sobre Amoris Laetitia, el documento del Papa sobre la familia.

Siete curiosidades sobre Amoris Laetitia, el documento del Papa sobre la familia

Lunes de la cuarta semana de Pascua

Libro de los Hechos de los Apóstoles 11,1-18. 
En aquellos días:
Los Apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los paganos habían recibido la Palabra de Dios. 
Y cuando Pedro regresó a Jerusalén, los creyentes de origen judío lo interpelaron, 
diciéndole: "¿Cómo entraste en la casa de gente no judía y comiste con ellos?". 
Pedro comenzó a contarles detalladamente lo que había sucedido: 
"Yo estaba orando en la ciudad de Jope, cuando caí en éxtasis y tuve una visión. Vi que bajaba del cielo algo parecido a un gran mantel, sostenido de sus cuatro puntas, que vino hasta mí. 
Lo miré atentamente y vi que había en él cuadrúpedos, animales salvajes, reptiles y aves. 
Y oí una voz que me dijo: 'Vamos, Pedro, mata y come'. 
'De ninguna manera, Señor, respondí, yo nunca he comido nada manchado ni impuro'. 
Por segunda voz, oí la voz del cielo que me dijo: "No consideres manchado lo que Dios purificó". 
Esto se repitió tres veces, y luego, todo fue llevado otra vez al cielo. 
En ese momento, se presentaron en la casa donde estábamos tres hombres que habían sido enviados desde Cesarea para buscarme. 
El Espíritu Santo me ordenó que fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron también los seis hermanos aquí presentes y llegamos a la casa de aquel hombre. 
Este nos contó en qué forma se le había aparecido un ángel, diciéndole: 'Envía a alguien a Jope, a buscar a Simón, llamado Pedro. 
El te anunciará un mensaje de salvación para ti y para toda tu familia'. 
Apenas comencé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, como lo hizo al principio sobre nosotros. 
Me acordé entonces de la palabra del Señor: 'Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo'. 
Por lo tanto, si Dios les dio a ellos la misma gracia que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿cómo podía yo oponerme a Dios?". 
Después de escuchar estas palabras se tranquilizaron y alabaron a Dios, diciendo: "También a los paganos Dios les ha concedido el don de la conversión que conduce a la Vida". 



Salmo 42(41),2-3.43(42),3.4. 
Como la cierva sedienta
busca las corrientes de agua,
así mi alma suspira
por ti, mi Dios.
Mi alma tiene sed de Dios,
del Dios viviente:
¿Cuándo iré a contemplar

el rostro de Dios?
Envíame tu luz y tu verdad:
que ellas me encaminen
y me guíen a tu santa Montaña,

hasta el lugar donde habitas.
Y llegaré al altar de Dios,
el Dios que es la alegría de mi vida;
y te daré gracias con la cítara,

Señor, Dios mío.





Evangelio según San Juan 10,1-10. 
Jesús dijo a los fariseos: "Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante. 
El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. 
El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. El llama a cada una por su nombre y las hace salir. 
Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. 
Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz". 
Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. 
Entonces Jesús prosiguió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. 
Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. 
Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. 
El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia." 



Leer el comentario del Evangelio por : San Clemente de Alejandría  
“He venido para que los hombres tengan vida, y la tengan en abundancia”