jueves, 26 de abril de 2018

Para Jesús no existe novena mejor que esta (y sólo tiene 9 palabras)

CHRIST,CRUCIFIXION

Descubre el poder del acto de abandono

Pido a Dios todo lo que necesito. Mucho. A veces, parece que esto es constante, y que vivo diciendo de la mañana a la noche: “Señor, por favor, dame eso” o “necesito eso”. A menudo, mis necesidades también se extienden a las conversaciones con mis amigos. Siempre pido que oren por mí por varias intenciones.
Aunque intente no dejar que mis necesidades estén en el centro de mi oración, eso es casi inevitable. Tanto que a veces me pregunto si no está siento muy pobre.
Y llego a la siguiente conclusión: todos somos pobres; esto forma parte de la condición humana. Sin embargo, aunque nuestra necesidad nos vuelva un poco vulnerables, Dios lo ve de forma diferente. Él conoce nuestras necesidades. Y ellas le glorifican, dándole la oportunidad de respondernos con su bondad y piedad.
Dolindo Ruotolo, un fraile capuchino que vivió de 1882 a 1970, comprendió profundamente la relación entre nuestra necesidad y la bondad de Dios.
Ordenado a los 23 años, Dolindo pasó la vida en oración, sacrificio y servicio. Él escuchó confesiones, dio orientación espiritual y cuidó a los necesitados. Por un tiempo, sirvió como director espiritual de Padre Pío. Incluso, cuando algunos peregrinos de Nápoles, donde residía Dolindo, iban a Pietrelcina, Padre Pío acostumbraba a decir: “¿Por qué vienen aquí teniendo a  Dolindo en Nápoles? ¡Vayan a él, es un santo!”
El fraile se dio a conocer por su espiritualidad de rendición. Muy consciente de la flaqueza y de la necesidad humanas, Dolindo vio esto como una forma de promover una unión continua con Dios.
Al invitarnos a llevar continuamente nuestras preocupaciones y preocupaciones al Señor, él nos enseña que el foco de nuestras oraciones no debe permanecer en nuestras necesidades. Nos anima a llevar nuestras necesidades a Dios, dejándole libre para cuidar de nosotros con su sabiduría. Dolindo nos dice que el Senhor prometió asumir plenamente todas las necesidades que le confiamos. En las palabras de Jesús a Dolindo:
“¿Por qué te confundes con tu preocupación? Déjame a mí el cuidado de tus asuntos y todo estará en paz. Te digo, en verdad, que todos los actos de entrega verdadera, ciega y completa producen el efecto que deseas y resuelven todas las situaciones difíciles. (…)
Mil oraciones no son iguales a un acto de abandono; nunca olvides esto. No hay mejor novena que esta: oh Jesús, me abandono a ti. Jesús, asume el control.”
Muchas personas han atestiguado curaciones y gracias después de seguir los consejos de Dolindo sobre la constante realización del acto de abandono a la Divina Providencia. La oración de rendición también puede ser hecha en su totalidad o en nueve segmentos más cortos, como una novena diaria.
Yo hice la novena sugerida por fray Duolindo hce casi un año, y creo que no sólo es un recuerdo de la importancia de traer mis necesidades y preocupaciones al Señor, sino también una fuente de gran consuelo y aliento.
Dolindo Ruotolo es actualmente Siervo de Dios; su causa de beatificación está abierta.

Acto de abandono a la Divina Providencia

“Mi Dios, no sé lo que va a pasar en este día. Sé, sin embargo que todo lo que me suceda Tu lo has dispuesto, previsto para mi mayor bien. Me basta saberlo, oh mi Dios, para sosiego y tranquilidad de mi corazón.
Sé que todo estará conforme con tu voluntad, y que el Amor infinito que me consagras con el Padre, el más amable y amigo, el más fiel. Soy como un niño frágil, que nada puedo ni en el orden de la naturaleza, ni de la gracia, y ni siquiera puedo tener un buen pensamiento en Ti.
Me entrego totalmente a tu amor paternal, sabiendo que, así como la madre lleva sólo para el bien al hijo que tiene en brazos, así Tu y mejor que ella, sólo puedes darme lo mejor para mi felicidad, santificación y salvación. Me abandono enteramente a tus santos, impenetrables y eternos designios, y a ellos me someto de todo corazón.
Quiero todo, acepto todo, te ofrezco todo uniéndome al sacrificio de Tu querido Hijo Unigénito y mi Salvador. En nombre de Jesucristo, por su Santísimo Corazón y por sus merecimientos infinitos, te pido la paciencia en el sufrimiento y la perfecta conformidad con Tu voluntad por todo lo que Tu quieras y permitas.
Amém”.

Oración de san Patricio contra males físicos y espirituales

"Cristo, sé mi escudo hoy"

Me levanto hoy por medio de la poderosa fuerza, la invocación de la Santísima Trinidad, por medio de la fe en sus tres personas, por medio de la confesión de la unidad del Creador del universo.
Me levanto hoy, por medio de la fuerza del nacimiento de Cristo y su bautismo, por medio de la fuerza de su crucifixión y de su sepulcro, por medio de la fuerza de su resurrección y su asunción, por medio de la fuerza de su descenso para juzgar el mal.
Me levanto hoy por medio de la fuerza del amor de querubines, en obediencia de los ángeles, en servicio de arcángeles, en la esperanza que la resurrección encuentra recompensa, en las oraciones de los patriarcas, en las palabras de los profetas, en las prédicas de los apóstoles, en la inocencia de las santas vírgenes, en las obras de todos los hombres de bien.
Me levanto hoy por medio del poder del cielo: luz del sol, esplendor del fuego, rapidez del rayo, ligereza del viento, profundidad de los mares, estabilidad de la tierra, firmeza de la roca.
Me levanto hoy por medio de la fuerza de Dios que me conduce: poder de Dios que me sostiene, sabiduría de Dios que me guía, mirada de Dios que me vigila, oído de Dios que me escucha, Palabra de Dios que habla por mí, mano de Dios que me guarda, sendero de Dios tendido frente a mí, escudo de Dios que me protege, legiones de Dios para salvarme de trampas del demonio, de tentaciones de vicios, de cualquiera que me desee mal, lejanos y cercanos, solos o en multitud.
Yo invoco este día a todos estos poderes entre mí y el maligno, contra despiadados poderes que se opongan a mi cuerpo y alma, contra conjuros de falsos profetas, contra las leyes negras de los paganos, contra las falsas leyes de los herejes, contra las obras y astucia de la idolatría, contra los encantamientos de brujas, forjas y hechiceros, contra cualquier conocimiento corruptor del cuerpo y del alma.
Cristo, sé mi escudo hoy, contra venenos, contra quemaduras, contra sofocación, contra heridas, de tal forma que pueda yo recibir recompensa en abundancia.
Cristo conmigo, Cristo delante mí, Cristo detrás de mí, Cristo dentro de mí, Cristo debajo mí, Cristo sobre mí, Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda, Cristo cuando me acuesto, Cristo cuando me siento, Cristo cuando me levanto, Cristo en la anchura, Cristo en la longitud, Cristo en la altura, Cristo en el corazón de todo hombre que piensa en mí, Cristo en la boca de todo hombre que hable de mí, Cristo en los ojos de todos los que me ven, Cristo en los oídos de todos los que me escuchan.
Me levanto hoy por medio de la poderosa fuerza, la invocación de la Santísima Trinidad, por medio de la fe en sus tres personas, por medio de la confesión de la unidad del creador del universo. Amén

Jueves de la cuarta semana de Pascua


Libro de los Hechos de los Apóstoles 13,13-25. 

Desde Pafos, donde se embarcaron, Pablo y sus compañeros llegaron a Perge de Panfilia. Juan se separó y volvió a Jerusalén,
pero ellos continuaron su viaje, y de Perge fueron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron.
Después de la lectura de la Ley y de los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: "Hermanos, si tienen que dirigir al pueblo alguna exhortación, pueden hablar".
Entonces Pablo se levantó y, pidiendo silencio con un gesto, dijo: "Escúchenme, israelitas y todos los que temen a Dios.
El Dios de este Pueblo, el Dios de Israel, eligió a nuestros padres y los convirtió en un gran Pueblo, cuando todavía vivían como extranjeros en Egipto. Luego, con el poder de su brazo, los hizo salir de allí
y los cuidó durante cuarenta años en el desierto.
Después, en el país de Canaán, destruyó a siete naciones y les dio en posesión sus tierras,
al cabo de unos cuatrocientos cincuenta años. A continuación, les dio Jueces hasta el profeta Samuel.
Pero ellos pidieron un rey y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, por espacio de cuarenta años.
Y cuando Dios desechó a Saúl, les suscitó como rey a David, de quien dio este testimonio: He encontrado en David, el hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón que cumplirá siempre mi voluntad.
De la descendencia de David, como lo había prometido, Dios hizo surgir para Israel un Salvador, que es Jesús.
Como preparación a su venida, Juan había predicado un bautismo de penitencia a todo el pueblo de Israel.
Y al final de su carrera, Juan decía: 'Yo no soy el que ustedes creen, pero sepan que después de mí viene aquel a quien yo no soy digno de desatar las sandalias'.

Salmo 89(88),2-3.21-22.25.27. 
Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.
Porque tú has dicho:
«Mi amor se mantendrá eternamente,

mi fidelidad está afianzada en el cielo.»
«Encontré a David, mi servidor,
y lo ungí con el óleo sagrado,
para que mi mano esté siempre con él

y mi brazo lo haga poderoso.»
Mi fidelidad y mi amor lo acompañarán,
su poder crecerá a causa de mi Nombre:
El me dirá: «Tú eres mi padre,

mi Dios, mi Roca salvadora.»

Evangelio según San Juan 13,16-20. 
Después de haber lavado los pies a los discípulos, Jesús les dijo:
"Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía.
Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican.
No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: El que comparte mi pan se volvió contra mí.
Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy.
Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió".