lunes, 28 de noviembre de 2016

Hoy inicia la Novena a San Nicolás, patrono de los niños, marineros y viajeros


Hoy inicia la Novena a San Nicolás, patrono de los niños, marineros y viajeros




El próximo 6 de diciembre la Iglesia celebrará la fiesta del Obispo San Nicolás de Bari, patrono de los niños, marineros y viajeros. Por ello, cercanos a esta gran festividad, aquí una novena para pedir su intercesión.
Todos los días se repiten las mismas oraciones:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Himno
Desde este mar tormentoso, oh Padre San Nicolás, conduce al puerto seguro desde la patria celestial. De las luchas de la vida y mortales tempestades sálvanos por tu favor y virtudes singulares. Siempre acudes en socorro de cuantos tu auxilio imploran. Enfermos y navegantes, pobres o ricos te invocan. Por tu santidad eximia e intercesión poderosa, haz que elegidos seamos a la eternidad dichosa. A los fieles que devotos tu culto propagamos, haznos merecer la gloria amando a nuestros hermanos. Amén.
Oración de petición
¡Oh glorioso San Nicolás! Desde aquella morada de luz, en que gozas de la presencia divina, vuelve piadoso tus ojos hacia mí, y alcánzame del Señor aquellas gracias y auxilios convenientes a mis presentes necesidades, tanto espirituales como corporales, y en particular la gracia (mencionar aquí la intención de la novena), si es que conviene para mi eterna salvación.
Protege también, oh Santo Obispo, a nuestro Sumo Pontífice, a la Iglesia y a todo el pueblo cristiano. Conduce al camino recto de la salvación a los que viven sumidos en el pecado, o envueltos en las tinieblas de la ignorancia, del error y de la herejía.
Consuela a los afligidos, socorre a los necesitados, conforta a los pusilánimes, defiende a los oprimidos, asiste a los enfermos; y haz que todos experimenten los efectos de tu intercesión ante el Señor, quien es el dispensador de todos los bienes. Amén.
Súplica
¡Oh bienaventurado San Nicolás de Bari! Al que acuden las familias, los pobres, los enfermos, los comerciantes, los empleados, los presos, los niños, las doncellas en peligro;
Yo, humildemente te pido me alcances la gracia que de ti espero, confiado en tu valiosísima protección, la que nunca niegas a tus devotos, para que favorecidos por tus bondades, cantemos una vez más las misericordias del Señor, y las maravillas de sus santos. ¡Providentísimo San Nicolás! no me abandones.
Oración final
Imploramos, Señor, suplicantes, tu misericordia, y por intercesión de San Nicolás, Obispo, guárdanos de todos los peligros para que se nos muestre expedito el camino de salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Empieza a trabajar la comisión sobre si las mujeres pueden ser diaconisas, querida por el Papa Tras "intensas oraciones y una reflexión madura", Francisco decidió instituir la Comisión de estudio en el Vaticano

Empieza a trabajar la comisión sobre si las mujeres pueden ser diaconisas, querida por el Papa

Diaconisas en la Iglesia católica es una posibilidad en estudio a partir de hoy en el Vaticano. Es una idea acogida por el papa Francisco, quien ha manifestado en varias ocasiones la importancia del papel de la mujer en la Iglesia y en la sociedad.
Este viernes 25 de noviembre será recordado como el inicio de la primera reunión de la Comisión de Estudio sobre el Diaconado de las mujeres, instituida por el papa Francisco el pasado 2 de agosto para hacer un estudio objetivo sobre la situación en los primeros tiempos de la Iglesia, informó la Oficina de Información de la Santa Sede.
La génesis de esta iniciativa se encuentra en la respuesta concreta del Papa a 900 religiosas pertenecientes a la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) que lo interpelaron en una audiencia el pasado jueves 12 de mayo en el aula Pablo VI del Vaticano.
Ahora, la comisión presidida por el secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el jesuita Luis Francisco Ferrer, tiene la tarea de responder a la cuestión planteada por las religiosas: ¿Por qué la Iglesia excluye a las mujeres del servicio como diaconisas?
De hecho, actualmente diáconos permanentes -hombres- casados celebran sacramentos como el bautismo. En las parroquias es cada vez más común que diáconos hombres ayuden al párroco en varios oficios.
El Papa está de acuerdo en promover un estudio sobre el papel de las diaconisas, investigando el modelo de las primeras comunidades cristianas.
El precedente de la Comisión
El Obispo de Roma aceptó, en mayo, en diálogo con las religiosas de la UISG, que aún no le queda claro qué papel específico tenían estas mujeres de las primeras comunidades cristianas.
“¿Qué fueron estas mujeres diaconisas? ¿Tenían la ordenación o no?”. “Fue un poco oscuro”, dijo. “¿Cuál fue el papel del diácono en ese momento?”.
“¿Establecer una comisión oficial que estudie la cuestión?”, el Obispo de Roma se cuestionó. “Creo que sí. Sería bueno para la Iglesia para aclarar este punto. Estoy de acuerdo. Voy a hablar de hacer algo por el estilo”. “Acepto”, dijo el papa Francisco más tarde. “Me parece útil contar con una comisión que aclare bien”.
La restauración del diaconado permanente de los hombres se enmarca en el trabajo del Vaticano II.
Como indica el vaticanista Andrea Tornielli, el tema no es nuevo. Después del neto pronunciamiento de Juan Pablo II sobre el sacerdocio de las mujeres (1994) y la negación categórica de esa posibilidad, el cardenal Carlo Maria Martini presentó también la posibilidad de la diaconisa mujer. Esta posibilidad bajo estudio no contradice Ordinatio sacerdotalis, documento en que Juan Pablo II no niega esta posibilidad, o mejor dicho, tampoco la menciona.
Miembros de la comisión
El inicio de los trabajos de la Comisión, que contará con la presencia de la rectora de la Universidad Pontificia Antonianum, la hermana Mary Melone, coincide con la fecha en que se celebra en el mundo el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
La misión tiene el aporte de la profesora de Teología Espiritual en la Universidad de Viena y miembro de la Comisión Teológica Internacional, Marianne Schlosser; la profesora de Teología Fundamental en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma Michelina Tenace; la profesora en la ‘Hofstra University’ Hempstead (Nueva York) , Phyllis ZaganoNuria Calduch-Benages, miembro de la Comisión Pontificia Bíblica; y la profesora en la Univesidad de La Sapienza y en el Instituto Patrístico Augustinianum de Roma, Francesca Cocchini.
Los otros seis miembros son hombres, entre ellos, el presidente del Instituto Patrístico Augustinianum, Robert Dodaro; el profesor emérito de Teología de la Universidad de Bonn, Karl-Heinz Menke; el profesor de Eclesiología de la Universidad Pontificia Salesiana de Roma, Aimable Musoni; y el profesor del Instituto de Estudios Teológicos de Bruselas Bernard Pottier.

También otro español, el profesor de la Universidad Pontificia de Comillas Santiago Madrigal Terrazas y el presidente del Instituto Universitario Sophia, el italiano Piero Coda.


Hoy es la Fiesta de la Virgen de la Medalla Milagrosa

Hoy es la Fiesta de la Virgen de la Medalla Milagrosa
"Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán más abundantes para los que la lleven con confianza", dijo la Virgen María a Santa Catalina Labouré un 27 de noviembre de 1830.
En la aparición, la Madre de Dios estaba con una túnica blanca y un velo del mismo color que cubría su cabeza hasta los pies. Su rostro era bellísimo. Los pies se posaban sobre un globo blanco y aplastaban una serpiente.
Sus manos, a la altura del corazón, portaban un globo pequeño de oro, coronado con una crucecita. En los dedos aparecieron anillos con piedras preciosas que brillaban y alumbraban en toda dirección.
La Virgen miró a Santa Catalina y le dijo: “este globo que ves (a los pies) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden”.
El globo de oro que tenía la Virgen entre manos se desvaneció y sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz continuaban cayendo sobre el globo blanco de los pies.
De pronto apareció una forma ovalada en torno a la Virgen con una inscripción en el borde interior que decía: "María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que acudimos a ti".
Las palabras formaban un semicírculo que iniciaba a la altura de la mano derecha, pasaba por arriba de la cabeza de María y terminaba a la altura de la mano izquierda. Es aquí donde la Virgen le pide a Catalina que acuñe una medalla según lo que está viendo.
La aparición dio media vuelta y en el reverso estaba una “M” con la cruzsobre una barra, la cual atravesaba la letra. Debajo estaban el corazón de Jesús, circuncidado con una corona de espinas, y el corazón de la Virgen María, traspasado por una espada. Alrededor había doce estrellas.
La manifestación se repitió hacia fines de diciembre de 1830 y a principios de enero de 1831. En un principio la medalla era llamada “de la Inmaculada Concepción”, pero cuando se expandió la devoción y se produjeron muchos milagros, se le llamó “La Medalla Milagrosa”, como es conocida hasta nuestros días.
Más información:
La Virgen de la Medalla Milagrosa, cuya fiesta es el 27 de noviembre, le pidió a Santa Catalina Labouré que realizara una Medalla de acuerdo a lo que veía en el momento de la aparición. Así se hizo y  Dios obró muchos milagros. Pero, ¿qué indican los símbolos que aparecen en la Medalla y cuál es su mensaje espiritual?
1. Triunfo sobre Satanás
En el anverso de la Medalla Milagrosa aparece la Virgen sobre el mundo y aplastando con los pies la cabeza de la serpiente. Lo que indica que la Inmaculada tiene poder, en virtud de su gracia, para triunfar sobre Satanás.
2. Evoca el Apocalipsis
Las doce estrellas sobre la cabeza de María y el color de su vestuario muestran a la mujer vestida de sol del libro del Apocalipsis.
3. Rayos de gracias
Las manos extendidas con los rayos son señal de la misión que tiene la Virgen María como Madre y mediadora de las gracias, que derrama sobre el mundo y a quienes las pidan.
4. Signo de la Inmaculada
La famosa inscripción “Oh María” afirma la Inmaculada Concepción de la Virgen, manifestada a Santa Catalina en esta aparición del 27 de noviembre de 1830, mucho antes que se proclamara el dogma en 1854. Asimismo, indica la misión de intercesión de la Madre de Dios, a quien podemos recurrir con confianza.
5. La realeza de María
El globo, que representa a la tierra, se encuentra bajo los pies de la Virgen porque Ella es reina del cielo y de la tierra.
6. Madre del crucificado
Al reverso de la Medalla está la “M”, símbolo de María y de su espiritual maternidad. La cruz es el misterio de la redención y la barra que la sostiene es la letra del alfabeto griego “Yota” o “I”, que es monograma del nombre “Jesús”. Todo esto simboliza a la Madre de Cristo crucificado.
7. La Iglesia con los Sagrados Corazones
Las doce estrellas son símbolo de la Iglesia que Cristo funda sobre los Apóstoles. Mientras que los Sagrados Corazones de Jesús y María hacen referencia a la devoción que los cristianos debemos tener a ambos Corazones.

Francisco invita a dejar paso a la “fantasía de la misericordia” y dar vida a “iniciativas nuevas” El Santo Padre propone, en la carta apostólica Misericordia et misera, esforzarse “en concretar la caridad” y “en iluminar con inteligencia la práctica de las obras de misericordia”

Logo of Jubilee of Mercy

La misericordia no puede ser un paréntesis en la vida de la Iglesia, sino que constituye su misma existencia, que manifiesta y hace tangible la verdad profunda del Evangelio. Todo se revela en la misericordia; todo se resuelve en el amor misericordioso del Padre. Lo dice el papa Francisco en su carta apostólica Misericordia et misera, que ha escrito el finalizar el Año Santo de la Misericordia. 
De este modo, además de dar una serie de indicaciones precisas para que lo vivido este Jubileo se “prolongue” en el tiempo, el Santo Padre reflexiona una vez más sobre este don de Dios. 
Así, el Pontífice recuerda que el perdón es el signo más visible del amor del Padre, que Jesús ha querido revelar a lo largo de toda su vida. “No existe página del Evangelio que pueda ser sustraída a este imperativo del amor que llega hasta el perdón”, asegura. De este modo, señala que nada de cuanto un pecador arrepentido coloca delante de la misericordia de Dios “queda sin el abrazo de su perdón”. Por este motivo, explica el Papa, “ninguno de nosotros puede poner condiciones a la misericordia; ella será siempre un acto de gratuidad del Padre celeste, un amor incondicionado e inmerecido”.
El Santo Padre precisa que se necesitan testigos “de la esperanza” y “de la verdadera alegría para “deshacer las quimeras que prometen una felicidad fácil con paraísos artificiales”. El vacío profundo de muchos –alienta Francisco– puede ser colmado por la esperanza que llevamos en el corazón y por la alegría que brota de ella. 
En esta misma línea, el Santo Padre explica que hemos celebrado un Año intenso, “en el que la gracia de la misericordia se nos ha dado en abundancia”. Como un viento impetuoso y saludable, “la bondad y la misericordia se han esparcido por el mundo entero”, asegura el Papa. 
Ahora, concluido este Jubileo, “es tiempo de mirar hacia adelante y de comprender cómo seguir viviendo con fidelidad, alegría y entusiasmo, la riqueza de la misericordia divina”, alienta.  Por esta razón, el Papa pide que “no limitemos su acción; no hagamos entristecer al Espíritu, que siempre indica nuevos senderos para recorrer y llevar a todos el Evangelio que salva”. Además, recuerda que “estamos llamados a celebrar la misericordia”. 
Por otro lado, el Pontífice pide abrir “el corazón a la confianza de ser amados por Dios”. Su amor –añade– nos precede siempre, nos acompaña y permanece junto a nosotros a pesar de nuestro pecado. 
Respecto a la escucha de la Palabra de Dios el Santo Padre recomiendo mucho “la preparación de la homilía y el cuidado de la predicación”. Así, reconoce que será tanto más fructuosa, “cuanto más haya experimentado el sacerdote en sí mismo la bondad misericordiosa del Señor”. 
Tal y como explica el Papa en este documento, la Biblia es la gran historia que narra las maravillas de la misericordia de Dios. Cada una de sus páginas está impregnada del amor del Padre que desde la creación ha querido imprimir en el universo los signos de su amor. Por eso el Santo Padre manifiesta su vivaz deseo de que la Palabra de Dios se celebre, se conozca y se difunda cada vez más, “para que nos ayude a comprender mejor el misterio del amor que brota de esta fuente de misericordia”. 
A los sacerdotes, renueva la invitación a prepararse con mucho esmero para el ministerio de la Confesión, que es una verdadera misión sacerdotal. Y les pide que sean acogedores con todos; testigos de la ternura paterna, solícitos en ayudar a reflexionar sobre el mal cometido, claros a la hora de presentar los principios morales, disponibles para acompañar a los fieles en el camino penitencial, siguiendo el paso de cada uno con paciencia, prudentes en el discernimiento de cada caso concreto y generosos en el momento de dispensar el perdón de Dios. Asimismo, les recuerda que “nosotros hemos sido los primeros en ser perdonados” y “hemos sido testigos en primera persona de la universalidad del perdón”. No existe ley ni precepto –asegura el Pontífice– que pueda impedir a Dios volver a abrazar al hijo que regresa a él reconociendo que se ha equivocado, pero decidido a recomenzar desde el principio. 
Todos, reconoce el Papa, tenemos necesidad de consuelo, porque ninguno es inmune al sufrimiento, al dolor y a la incomprensión. 
Por otro lado, también señala que en un momento particular como el nuestro, caracterizado por la crisis de la familia es importante que llegue una palabra de gran consuelo a nuestras familias. “El don del matrimonio es una gran vocación a la que, con la gracia de Cristo, hay que corresponder con al amor generoso, fiel y paciente”, reconoce el papa Francisco. 
La gracia del Sacramento del Matrimonio — indica el Santo Padre– no sólo fortalece a la familia para que sea un lugar privilegiado en el que se viva la misericordia, sino que compromete a la comunidad cristiana, y con ella a toda la acción pastoral, para que se resalte el gran valor propositivo de la familia. 
En la carta apostólica, el Pontífice subraya que “termina el Jubileo y se cierra la Puerta Santa”  pero “la puerta de la misericordia de nuestro corazón permanece siempre abierta, de par en par”. Al respecto, reconoce que durante el Año Santo, especialmente en los «viernes de la misericordia», ha podido darse cuenta de cuánto bien hay en el mundo. Existen personas –reconoce el Papa– que encarnan realmente la caridad y que no llevan continuamente la solidaridad a los más pobres e infelices.
Es el momento de dejar paso a la fantasía de la misericordia para dar vida a tantas iniciativas nuevas, fruto de la gracia. Ya que todavía hay poblaciones enteras que sufren hoy el hambre y la sed, grandes masas de personas siguen emigrando, la enfermedad es una causa permanente de sufrimiento, las cárceles son lugares en los que las condiciones de vida inhumana causan sufrimientos, el analfabetismo está todavía muy extendido, la cultura del individualismo exasperado hace que se pierda el sentido de la solidaridad y la responsabilidad hacia los demás. Por eso, el Papa precisa que “las obras de misericordia corporales y espirituales constituyen hasta nuestros días una prueba de la incidencia importante y positiva de la misericordia como valor social”
Por todo ello, el Papa pide que nos esforcemos “en concretar la caridad” y “en iluminar con inteligencia la práctica de las obras de misericordia”. Estamos llamados –asegura– a hacer que crezca una cultura de la misericordia, basada en el redescubrimiento del encuentro con los demás. Asimismo, concluye asegurado que “este es el tiempo de la misericordia”. Cada día de nuestra vida está marcado por la presencia de Dios, que guía nuestros pasos con el poder de la gracia que el Espíritu infunde en el corazón para plasmarlo y hacerlo capaz de amar.  


Lunes de la primera semana de Adviento


Libro de Isaías 2,1-5. 

Palabra que Isaías, hijo de Amós, recibió en una visión, acerca de Judá y de Jerusalén:
Sucederá al fin de los tiempos, que la montaña de la Casa del Señor será afianzada sobre la cumbre de las montañas y se elevará por encima de las colinas. Todas las naciones afluirán hacia ella
y acudirán pueblos numerosos, que dirán; ¡Vengan, subamos a la montaña del Señor, a la Casa del Dios de Jacob! El nos instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas". Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén, la palabra del Señor.
El será juez entre las naciones y árbitro de pueblos numerosos. Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra.
¡Ven, casa de Jacob, y caminemos a la luz del Señor!

Salmo 122(121),1-2.3-4a.4b-5.6-7.8-9. 
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la Casa del Señor!»
Nuestros pies ya están pisando
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén, que fuiste construida
como ciudad bien compacta y armoniosa.

Allí suben las tribus,
las tribus del Señor.
Porque allí está el trono de la justicia,
el trono de la casa de David.
Auguren la paz a Jerusalén:
“¡Vivan seguros los que te aman!

¡Haya paz en tus muros
y seguridad en tus palacios!”.
Por amor a mis hermanos y amigos,
diré: “La paz esté contigo”.
Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios,
buscaré tu felicidad.


Evangelio según San Mateo 8,5-11. 
Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole":
"Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente".
Jesús le dijo: "Yo mismo iré a curarlo".
Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.
Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: 'Ve', él va, y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: 'Tienes que hacer esto', él lo hace".
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe.
Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos".