martes, 24 de enero de 2017

Oración de la embarazada La escribió san Francisco de Sales


Oración de la embarazada






Oh Dios eterno, Padre de bondad infinita que instituiste el matrimonio para propagar el género humano y poblar el cielo y destinaste principalmente nuestro sexo para esa tarea, queriendo que nuestra fecundidad fuese una de las marcas de vuestra bendición sobre nosotros, yo me postro suplicante, frente a Vuestra Majestad, que yo adoro.
Yo te doy gracias por el niño que traigo, a quien le diste el ser. Señor, extiende Vuestra mano y completa la obra que tú comenzaste.
Que Vuestra Providencia traiga conmigo, por medio de una continua asistencia, la frágil criatura que Tú me confiaste, hasta la hora de su llegada al mundo. En este momento, Oh Dios de mi vida, asísteme y sustenta mi debilidad con vuestra mano poderosa. Recibe entonces, Tú mismo a mi hijo y guárdalo hasta que él haya entrado por el bautizo en el seno de la Iglesia, vuestra Esposa, a fin de que él te pertenezca por el doble título de la creación y de la redención.
Oh, Salvador de mi alma, que durante vuestra vida mortal tanto amaste a los niños y tantas veces las tomaste en los brazos, tomad también al mío, a fin de que teniéndote a ti como Padre y habiéndote llamado Padre, santifique vuestro nombre y participe de vuestro Reino. Yo lo consagro con todo mi corazón, Oh mi Salvador, y lo entrego a vuestro amor.
Vuestra justicia sometió a Eva y a todas las mujeres que nacen de ella con grandes dolores, yo acepto Señor, todos los sufrimientos que me destinas en esta ocasión y te suplico humildemente, por la santa y feliz concepción de Vuestra Madre Inmaculada, que me seas benigno en el momento de dar a luz a mi hijo, bendiciéndome a mí y a ese niño que me darás, así como concediéndome Vuestro amor y una confianza entera en Vuestra Bondad.
Y vos, bienaventurada Virgen, Santísima Madre de Nuestro Salvador, honra y gloria de nuestro sexo, interceded junto a Vuestro Divino Hijo a fin de que atienda, en su misericordia, mi humilde oración.
Te lo pido, oh criatura más amable, por el amor virginal que tuviste por José, vuestro santo esposo y por los méritos infinitos del nacimiento de vuestro Divino Hijo.
Oh santos ángeles encargados de velar por mí y por mi hijo, protéjannos y condúzcannos a fin de que por su asistencia podamos un día llegar a la gloria de la cual ustedes ya gozan y alabar junto con ustedes a nuestro Señor común, que vive y reina por todos los siglos de los siglos.
Amén
Por San Francisco de Sales

Primeras declaraciones del prelado del Opus Dei: “Estoy muy agradecido al Papa”

Fernando Ocáriz es el tercer sucesor de San Josemaría. Hace pocas horas el Papa lo nombró prelado del Opus Dei. Y estas son sus primeras declaraciones. 

MONS. FERNANDO OCÁRIZ
Prelado del Opus Dei
"Agradecimiento a Dios, porque en el fondo es quien tiene todo en su mano en la historia de las personas y de las instituciones. Agradecimiento al Papa, al Papa Francisco, que es quien me ha nombrado, confirmando la elección que habían hecho los electores en el congreso”. 

Fernando Ocáriz nació hace 72 años en París, donde estaban exiliados sus padres tras la guerra civil española. Vivió en España, donde estudió Física. Estudió Teología en Roma, y allí vivió junto al fundador del Opus Dei. 

MONS. FERNANDO OCÁRIZ
Prelado del Opus Dei
"A mí la verdad es que lo que más me impresiona es la capacidad que tenía de querer a la gente. Cómo de verdad se interesaba de verdad, no era una cuestión de educación, incluso con personas que acababa de conocer, etcétera, sino que se veía que quería a la gente”.

Este apasionado del tenis es también un teólogo prestigioso, consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Pero piensa que lo han elegido por todo lo que aprendió cerca del anterior prelado, Javier Echevarría. 

MONS. FERNANDO OCÁRIZ
Prelado del Opus Dei
"Pues no lo sé, es posible que porque he estado 22 años al lado del anterior prelado, simplemente. Pero vamos... Eso ya... Cada uno elige como le parece, libremente”. 
"¿Ha podido dormir esta noche?”
"Sí, no ocho horas pero sí seis”. 

El nuevo prelado, que tiene a su cargo a los 92 mil fieles del Opus Dei, asegura que su programa es seguir el programa del Papa Francisco: una movilización de todos los católicos para proponer el mensaje cristiano contagiando alegría a todo tipo de personas. 




Francisco nombra prelado del Opus Dei a Mons. Fernando Ocáriz El Santo Padre ha confirmado la elección realizada por el tercer congreso electivo de la prelatura este lunes

Mons. Fernando Ocáriz, prelador del Opus Dei - © Flickr Opus Dei

A última hora de la tarde del lunes, 23 de enero, el Papa Francisco ha nombrado prelado del Opus Dei a Mons. Fernando Ocáriz Braña. El Santo Padre ha confirmado la elección realizada por el tercer congreso electivo de la prelatura en ese mismo día.
Con este nombramiento, Mons. Fernando Ocáriz, que hasta el momento era vicario auxiliar del Opus Dei, se convierte en el tercer sucesor de san Josemaría al frente de la prelatura, tras el fallecimiento de Mons. Javier Echevarría, el pasado 12 de diciembre.
Mons. Fernando Ocáriz nació en París, el 27 de octubre de 1944, hijo de una familia española exiliada en Francia por la Guerra Civil (1936-1939). Es el más joven de ocho hermanos. Es licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Barcelona (1966) y en Teología por la Pontificia Universidad Lateranense (1969). Obtuvo el doctorado en Teología, en 1971, en la Universidad de Navarra. Ese mismo año fue ordenado sacerdote. En sus primeros años como presbítero se dedicó especialmente a la pastoral juvenil y universitaria.
Es consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe desde 1986 y de otros dos organismos de la Curia romana: Congregación para el Clero (2003) y Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización (2011). En 1989 ingresó en la Pontificia Academia Teológica. En la década de los ochenta, fue uno de los profesores que iniciaron la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma), donde fue profesor ordinario (ahora emérito) de Teología Fundamental.
Entre sus publicaciones teológicas destacan libros sobre cristología, como The mystery of Jesus Christ: a Christology and Soteriology textbookHijos de Dios en Cristo. Introducción a una teología de la participación sobrenatural. Otros volúmenes tratan temas de índole teológica y filosófica como Amar con obras: a Dios y a los hombres; Naturaleza, gracia y gloria, con prefacio del cardenal Ratzinger. En 2013 se publicó un libro entrevista de Rafael Serrano bajo el título Sobre Dios, la Iglesia y el mundo. Entres sus obras hay dos estudios de filosofía: El marxismo: teoría y práctica de una revolución; Voltaire: Tratado sobre la tolerancia. Además, es coautor de numerosas monografías, y autor de numerosos artículos teológicos y filosóficos.
Desde 1994 es vicario general del Opus Dei y en 2014 fue nombrado vicario auxiliar de la prelatura. Durante los últimos 22 años ha acompañado al anterior prelado, Mons. Javier Echevarría, en sus visitas pastorales a más de 70 naciones. En los años 60, siendo estudiante de Teología, convivió en Roma con san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. Desde joven es aficionado al tenis, deporte que sigue practicando.
En los próximos días, el nuevo prelado propondrá a los congresistas los nombres de sus vicarios, así como el de los demás nuevos miembros de los consejos que le asistirán durante los próximos 8 años.

(Comunicado de la oficina de prensa del Opus Dei)



Francisco en Santa Marta: Hay un pecado imperdonable. El de no querer ser perdonado




En su homilía en Casa Santa Marta, el Papa Francisco explicó las tres etapas del sacerdocio de Cristo: pasado, presente y futuro. El Papa dijo que Jesús se ofreció a sí mismo en la Cruz para el perdón y la salvación, que hoy intercede y reza por nosotros y que, finalmente, regresará para llevar a las personas al Cielo.

PAPA FRANCISCO
"Existe esta gran maravilla, este sacerdocio de Jesús en tres etapas. Aquella en la que perdona los pecados, una vez para siempre, aquella en la que intercede ahora por nosotros y aquella que sucederá cuando vuelva. Pero también está lo contrario, ‘la imperdonable blasfemia’. Es duro escuchar decir a Jesús estas cosas, pero Él lo dice y si Él lo dice es verdad. En verdad les digo: todo será perdonado a los hijos de los hombres... Y nosotros sabemos que el Señor perdona todo si nosotros abrimos un poco el corazón. ¡Todo!”.

El Papa dijo que Cristo puede perdonarlo todo menos a los que blasfeman contra el amor de Dios. Éstos están cerrados y no permiten ser perdonados.

EXTRACTOS DE LA HOMILÍA DEL PAPA EN ESPAÑOL
(Fuente: Radio Vaticana)

"Existe esta gran maravilla, este sacerdocio de Jesús en tres etapas – aquella en la que perdona los pecados, una vez para siempre; aquella en la que intercede ahora por nosotros; y aquella que sucederá cuando Él volverá – pero también está lo contrario, ‘la imperdonable blasfemia’. Es duro escuchar decir a Jesús estas cosas, pero Él lo dice y si Él lo dice es verdad. ‘En verdad les digo: todo será perdonado a los hijos de los hombres – y nosotros sabemos que el Señor perdona todos si nosotros abrimos un poco el corazón. ¡Todo! – los pecados y también todas las blasfemias que dirán  – ¡también las blasfemias serán perdonadas! – pero quien habrá blasfemado contra el Espíritu Santo no será perdonado eternamente’”.

"También Jesús, como Sumo Sacerdote recibió esta unción. ¿Y cuál fue la primera unción? La carne de María con la obra del Espíritu Santo. Y aquel que blasfema sobre esto, blasfema sobre el fundamento del amor de Dios, que es la redención, la re-creación; blasfema sobre el sacerdocio de Cristo. ‘Pero ¡qué malo!, ¿el Señor no perdona?’ – ‘¡No! ¡El Señor perdona todo! Pero al que dice estas cosas se le cierra el perdón. ¡No quiere ser perdonado! ¡No se deja perdonar!’. Esto es lo feo de la blasfemia contra el Espíritu Santo: no dejarse perdonar, porque reniega la unción sacerdotal de Jesús, que hizo el Espíritu Santo”.

"Hoy nos hará bien, durante la Misa, pensar que aquí, en el altar, se hace memoria viva del primer sacerdocio de Jesús, porque Él estará presente aquí, cuando ofrece su vida por nosotros; también está la memoria viva del segundo sacerdocio, porque Él rezará aquí; y también, en esta Misa – lo diremos después en el Padrenuestro – está el tercer sacerdocio de Jesús, cuando Él volverá, nuestra esperanza de la gloria. En esta Misa pensemos en estas cosas bellas. Y pidamos al Señor la gracia de que nuestro corazón no se cierre jamás, ¡no se cierre jamás! – pensemos en esta maravilla, en esta gran gratuidad”.


Mensaje completo del Papa por la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

«No temas, que yo estoy contigo» (Is 43,5).
Comunicar esperanza y confianza en nuestros tiempos

Gracias al desarrollo tecnológico, el acceso a los medios de comunicación es tal que muchísimos individuos tienen la posibilidad de compartir inmediatamente noticias y de difundirlas de manera capilar. Estas noticias pueden ser bonitas o feas, verdaderas o falsas. Nuestros padres en la fe ya hablaban de la mente humana como de una piedra de molino que, movida por el agua, no se puede detener. Sin embargo, quien se encarga del molino tiene la posibilidad de decidir si moler trigo o cizaña. La mente del hombre está siempre en acción y no puede dejar de «moler» lo que recibe, pero está en nosotros decidir qué material le ofrecemos. (cf. Casiano el Romano, Carta a Leoncio Igumeno).

Me gustaría con este mensaje llegar y animar a todos los que, tanto en el ámbito profesional como en el de las relaciones personales, «muelen» cada día mucha información para ofrecer un pan tierno y bueno a todos los que se alimentan de los frutos de su comunicación. Quisiera exhortar a todos a una comunicación constructiva que, rechazando los prejuicios contra los demás, fomente una cultura del encuentro que ayude a mirar la realidad con auténtica confianza.

Creo que es necesario romper el círculo vicioso de la angustia y frenar la espiral del miedo, fruto de esa costumbre de centrarse en las «malas noticias» (guerras, terrorismo, escándalos y cualquier tipo de frustración en el acontecer humano). Ciertamente, no se trata de favorecer una desinformación en la que se ignore el drama del sufrimiento, ni de caer en un optimismo ingenuo que no se deja afectar por el escándalo del mal. Quisiera, por el contrario, que todos tratemos de superar ese sentimiento de disgusto y de resignación que con frecuencia se apodera de nosotros, arrojándonos en la apatía, generando miedos o dándonos la impresión de que no se puede frenar el mal. Además, en un sistema comunicativo donde reina la lógica según la cual para que una noticia
sea buena ha de causar un impacto, y donde fácilmente se hace espectáculo del drama del dolor y del misterio del mal, se puede caer en la tentación de adormecer la propia conciencia o de caer en la desesperación.

Por lo tanto, quisiera contribuir a la búsqueda de un estilo comunicativo abierto y creativo, que no dé todo el protagonismo al mal, sino que trate de mostrar las posibles soluciones, favoreciendo una actitud activa y responsable en las personas a las cuales va dirigida la noticia. Invito a todos a ofrecer a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo narraciones marcadas por la lógica de la «buena noticia».

La buena noticia

La vida del hombre no es sólo una crónica aséptica de acontecimientos, sino que es historia, una historia que espera ser narrada mediante la elección de una clave interpretativa que sepa seleccionar y recoger los datos más importantes. La realidad, en sí misma, no tiene un significado unívoco. Todo depende de la mirada con la cual es percibida, del «cristal» con el que decidimos
mirarla: cambiando las lentes, también la realidad se nos presenta distinta. Entonces, ¿qué hacer para leer la realidad con «las lentes» adecuadas?

Para los cristianos, las lentes que nos permiten descifrar la realidad no pueden ser otras que las de la buena noticia, partiendo de la «Buena Nueva» por excelencia: el «Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios» (Mc 1,1). Con estas palabras comienza el evangelista Marcos su narración, anunciando la «buena noticia» que se refiere a Jesús, pero más que una información sobre Jesús, se
trata de la buena noticia que es Jesús mismo. En efecto, leyendo las páginas del Evangelio se descubre que el título de la obra corresponde a su contenido y, sobre todo, que ese contenido es la persona misma de Jesús.

Esta buena noticia, que es Jesús mismo, no es buena porque esté exenta de sufrimiento, sino porque contempla el sufrimiento en una perspectiva más amplia, como parte integrante de su amor por el Padre y por la humanidad. En Cristo, Dios se ha hecho solidario con cualquier situación humana, revelándonos que no estamos solos, porque tenemos un Padre que nunca olvida a sus hijos. «No temas, que yo estoy contigo» (Is 43,5): es la palabra consoladora de un Dios que se implica desde siempre en la historia de su pueblo. Con esta promesa: «estoy contigo», Dios asume, en su Hijo amado, toda nuestra debilidad hasta morir como nosotros. En Él también las tinieblas y la muerte se hacen lugar de comunión con la Luz y la Vida. Precisamente aquí, en el lugar donde la vida experimenta la amargura del fracaso, nace una esperanza al alcance de todos. Se trata de una esperanza que no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones (cf. Rm 5,5) y que hace que la vida nueva brote como la planta que crece de la semilla enterrada. Bajo esta luz, cada nuevo drama que sucede en la historia del mundo se convierte también en el escenario para una posible buena noticia, desde el momento en que el amor logra encontrar siempre el camino de la proximidad y suscita corazones capaces de conmoverse, rostros capaces de no desmoronarse, manos listas para construir.

La confianza en la semilla del Reino

Para iniciar a sus discípulos y a la multitud en esta mentalidad evangélica, y entregarles «las gafas» adecuadas con las que acercarse a la lógica del amor que muere y resucita, Jesús recurría a las parábolas, en las que el Reino de Dios se compara, a menudo, con la semilla que desata su fuerza vital justo cuando muere en la tierra (cf. Mc 4,1-34). Recurrir a imágenes y metáforas para comunicar la humilde potencia del Reino, no es un manera de restarle importancia y urgencia, sino una forma misericordiosa para dejar a quien escucha el «espacio» de libertad para acogerla y referirla incluso a sí mismo. Además, es el camino privilegiado para expresar la inmensa dignidad del misterio pascual, dejando que sean las imágenes más que los conceptos las que
comuniquen la paradójica belleza de la vida nueva en Cristo, donde las hostilidades y la cruz no impiden, sino que cumplen la salvación de Dios, donde la debilidad es más fuerte que toda potencia humana, donde el fracaso puede ser el preludio del cumplimiento más grande de todas las cosas en el amor. En efecto, así es como madura y se profundiza la esperanza del Reino de Dios: «Como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y
crece» (Mc 4,26-27).

El Reino de Dios está ya entre nosotros, como una semilla oculta a una mirada superficial y cuyo crecimiento tiene lugar en el silencio. Quien tiene los ojos límpidos por la gracia del Espíritu Santo lo ve brotar y no deja que la cizaña, que siempre está presente, le robe la alegría del Reino.

Los horizontes del Espíritu

La esperanza fundada sobre la buena noticia que es Jesús nos hace elevar la mirada y nos impulsa a contemplarlo en el marco litúrgico de la fiesta de la Ascensión. Aunque parece que el Señor se aleja de nosotros, en realidad, se ensanchan los horizontes de la esperanza. En efecto, en Cristo, que eleva nuestra humanidad hasta el Cielo, cada hombre y cada mujer puede tener la plena libertad de «entrar en el santuario en virtud de la sangre de Jesús, por este camino nuevo y vivo, inaugurado por él para nosotros, a través del velo, es decir, de su propia carne» (Hb 10,19-20). Por medio de «la fuerza del Espíritu Santo» podemos ser «testigos» y comunicadores de una humanidad nueva, redimida, «hasta los confines de la tierra» (cf. Hb 1,7-8).

La confianza en la semilla del Reino de Dios y en la lógica de la Pascua configura también nuestra manera de comunicar. Esa confianza nos hace capaces de trabajar en las múltiples formas en que se lleva a cabo hoy la comunicación con la convicción de que es posible descubrir e iluminar la buena noticia presente en la realidad de cada historia y en el rostro de cada persona.

Quien se deja guiar con fe por el Espíritu Santo es capaz de discernir en cada acontecimiento lo que ocurre entre Dios y la humanidad, reconociendo cómo él mismo, en el escenario dramático de este mundo, está tejiendo la trama de una historia de salvación. El hilo con el que se teje esta historia sacra es la esperanza y su tejedor no es otro que el Espíritu Consolador. La esperanza es la más humilde de las virtudes, porque permanece escondida en los pliegues de la vida, pero es similar a la levadura que hace fermentar toda la masa. Nosotros la alimentamos leyendo de nuevo la Buena Nueva, ese Evangelio que ha sido muchas veces «reeditado» en las vidas de los santos, hombres y mujeres convertidos en iconos del amor de Dios. También hoy el Espíritu siembra en nosotros el deseo del Reino, a través de muchos «canales» vivientes, a través de las personas que se dejan conducir por la Buena Nueva en medio del drama de la historia, y son como faros en la oscuridad de este mundo, que iluminan el camino y abren nuevos senderos de confianza y esperanza.

Vaticano, 24 de enero de 2017

FRANCISCUS

¡Ay, muchacha! Si supieras cuánto te ama Dios, no aceptarías cualquier cosa No mendigarías atención, afecto y amor de quien dice amar, pero no actúa como si amara


¡Ay, muchacha! Si supieras cuánto te ama Dios, no aceptarías cualquier cosa



Muchacha, si supieras cuánto te ama Dios, no mendigarías atención, afecto y amor de quien dice amar pero no actúa como si amara. Eres preciosa y a pesar de que aún no te has dado cuenta de eso, esa verdad no cambiará.
Eres única, amada y muy cuidada. Eres hija de Aquel que creó cada estrella y llama a cada una por su nombre. Tal vez aún no has entendido lo que eso significa. Muchacha, eres hija del Creador del universo, ¿eso no hace sentir diferente tu corazón? No eres un error, mucho menos un accidente, eres la más linda de la creación.
Puede ser que te estés preguntando: “Si soy hija, ¿dónde estaba mi Padre cuando más lo necesité?” Yo te digo: Él estaba a tu lado. Cuando llorabas a escondidas, Él estaba ahí. Cuando aquel chico lastimó tu corazón, Él estaba ahí. Cuando te sentiste sola, Él también estaba ahí.
Y tal vez te preguntes también: “Si Él estaba ahí, ¿por qué no impidió mi dolor?”. Te digo nuevamente, Él no lo impidió porque tu dolor fue el resultado de tus propias opciones precipitadas.
Necesitas entender y sentir que no puedes aceptar cualquier cosa, porque Él no tiene cualquier cosa para ti, sino algo valioso y especial. Te puedes haber equivocado, pero Él siempre perdona y acoge un corazón arrepentido.
Tú eres hija, y como hija serás corregida por tu Padre, pero corregida con amor. Tú no estás sola, no has sido abandonada. ¿Tu herida? Él te la cura. ¿Tu pasado? Él lo deja en el pasado.
Tú eres hija amada del Padre, eres la niña de sus ojos. Aunque seas imperfecta y no lo merezcas, su amor por ti no va y viene, sino que es permanente. Se queda para siempre.

PRESENTADAS LAS IV JORNADAS NUEVA EVANGELIZACIÓN

En el marco de la formación permanente para el clero de este miércoles 18 de enero, se presentaron las IV Jornadas Nueva Evangelización que, bajo el lema "Involucrarse", tendrán lugar en el seminario, del 28 al 30 de abril de 2017. Eduardo Rodríguez, delegado de Nueva Evangelización fue el encargado de exponer los pormenores de esta importante cita diocesana. Asimismo, al finalizar la presentación, el Obispo realizó el simbólico gesto de activar la página web www.canariasevangeliza.es donde se encuentra toda la información relacionada con estas cuartas jornadas.
Las Jornadas Nueva Evangelización son una propuesta a todos los agentes de pastoral de cualquier edad, para ayudarles a responder a la invitación que nos hace la Iglesia a vivir y realizar mejor el mandato misionero de Jesús y consisten, en un encuentro anual en el que se ofrece la posibilidad de crecer en la fe, en la formación y en la capacitación pastoral, en clima de comunidad y compartiendo inquietudes con otras personas, dando prioridad a la parte experiencial.
La Misión Diocesana en marcha, así como el objetivo pastoral de este curso, cuyos destinatarios preferentes son aquellas personas  que ya forman parte más activa de la Iglesia en estas islas, son la brújula que está guiando tanto la preparación de esta cita pastoral como su desarrollo.
El vicario general, Antonio Pérez, en su carta para invitar a los diocesanos a esta cita, señala la importancia de hacer todo lo posible por ser buenos “proponedores” de estas jornadas. “Oremos desde ya. Empeñémonos, en el fondo y en la forma, para invitar personalmente. Que dos agentes de pastoral de cada una de las parroquias de la diócesis pueda aprovechar íntegramente de estas jornadas. Que los presbíteros, los miembros de la vida consagrada, así como de cualquier realidad eclesial dispongamos todo para participar, activa y gozosamente, en esta experiencia comunitaria y de encuentro personal con Jesucristo”.
Cabe señalar que  este año, del sábado al domingo y con un ritmo distinto, se celebrará un encuentro paralelo dirigido a jóvenes a partir de 18 años que se impliquen en la Misión y puedan animar a otros jóvenes. (La información e inscripción se encuentra en la web).
En cuanto al precio de la matrícula, éste será de 80€. Para los que participan en las JNE edición joven, será de 25€. Incluye el acceso a las Jornadas, los materiales y las comidas (almuerzos y cena) así como el alojamiento que tiene plazas limitadas. Además, se hará un fondo de solidaridad para ayudar a cubrir los pasajes de los participantes que vienen de las islas y una parte de la matrícula de los jóvenes.
Además, para esta edición se esperan incorporar varias novedades. En este sentido, se mantendrán las ponencias que girarán en torno al discipulado. Pero, los talleres ahora se denominarán “Herramientas para la Misión” y pasarán de poder elegirse varios, a solo poder elegir uno. La razón fundamental es que se pretende que los participantes se formen bien en conocer algunas herramientas evangelizadoras que luego puedan ser útiles de cara a la celebración de la Misión.
Otra de las novedades será la presencia como ponente del jesuita y sociólogo, José María Rodríguez Olaizola. Entre sus múltiples proyectos, Olaizola trabaja en el Grupo de Comunicación Loyola en Valladolid, y es coordinador del proyecto de evangelización digital "Rezandovoy" y de la web "pastoralsj". Desde hace años ha hecho de la comunicación un aspecto muy importante de su misión, a través de conferencias y libros (entre ellos "El corazón del árbol solitario", "La alegría, también de noche", "Contemplaciones de papel" y "Los forjadores de historias"). También está muy activo en las redes sociales como una forma de poner en diálogo la actualidad, la fe y la cultura contemporánea.
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Hoy es la fiesta de San Francisco de Sales, patrono de la prensa católica

VIDEO: Hoy es la fiesta de San Francisco de Sales, patrono de la prensa católica

“El amor es la perfección del espíritu y la caridad es la perfección del amor”, decía San Francisco de Sales. Conocido como el santo de la amabilidad, luchó varios años de su vida para dominar su ira y logró la conversión de muchos. La fiesta de este Doctor de la Iglesia y patrono de la prensa católica es cada 24 de enero.
San Francisco de Sales nació en el castillo de Sales, en Saboya, en 1567. De niño era muy inquieto y juguetón. Tanto así que su madre y su nodriza tenían que estar constantemente viendo qué era lo que hacía.
Su lucha contra la ira fue constante. Cierto día un calvinista visitó el castillo, el pequeño Francisco se enteró, tomó un palo y se fue a corretear a las gallinas gritando: “Fuera los herejes, no queremos herejes”.
Su padre le puso como profesor al P. Deage, un sacerdote muy exigente. Este preceptor le haría pasar ratos amargos, pero le ayudaría mucho en su formación.
A los 10 años hace su primera comunión y confirmación y desde ese día se propuso frecuentar la visita al Santísimo. Más adelante consiguió que su padre lo enviase al Colegio de Clermont, dirigido por los jesuitas y conocido por la piedad y el amor a la ciencia.
Acompañado por el P. Deage, Francisco se confesaba y comulgaba cada semana, era entregado en el estudio y dedicaba un par de horas diarias a ejercicios de equitación, esgrima y baile. Todo esto le permitió ser el invitado preferido en la reuniones de gente de la alta sociedad porque era sencillo y “la cultura personificada”.
No obstante, muchas veces la sangre se le subía a la cara por las burlas y humillaciones. Pero se lograba contener de tal manera que muchos ni se imaginaban de su mal genio. Pero el enemigo le hizo sentir que se iba a condenar al infierno para siempre. Este pensamiento lo atormentaba hasta el punto que perdió el apetito y ya no dormía.
Entonces le dijo a Dios: “No me interesa que me mandes todos los suplicios que quieras, con tal de que me permitas seguirte amando siempre”. Luego, en la Iglesia de San Esteban en París, arrodillado ante la imagen de la Virgen pronunció la famosa oración de San Bernardo: “Acuérdate Oh piadosísima Virgen María…” De esta manera recuperó la paz.
Esta prueba le ayudó mucho a curarse del orgullo y a saber comprender a las personas en crisis para así tratarlas con bondad. Obedeciendo a su padre va a estudiar abogacía a Padua, tiempo que aprovechó para estudiar también teología por su gran deseo de ser sacerdote.
A los 24 años obtuvo su doctorado en leyes y luego, junto a su familia, mantuvo una vida ordinaria de joven de la nobleza. Su padre deseaba que se casara y que obtuviera puestos importantes, pero Francisco se mantenía en reserva por su inquietud de consagrarse al servicio de Dios.
A la muerte del deán del Capítulo de Ginebra, su primo, el canónico Luis de Sales, con unos conocidos hicieron que el Papa le otorgara este cargo. El joven santo por otro lado empezó a dialogar con su padre sobre su inquietud vocacional y poco a poco lo convenció.
Vistió la sotana el día que obtuvo la aprobación de su papá y recibió el orden del sacerdocio seis meses después. Ejercía los ministerios entre los más necesitados con mucho cariño y sus predilectos eran los de cuna humilde.
Entre los habitantes de Chablais, los protestantes habían hecho difícil la vida de los católicos y Francisco se ofreció para ir a allá con permiso del Obispo. El camino era muy peligroso. Una noche Francisco fue atacado por lobos y tuvo que subirse a un árbol para salvar la vida.
En la mañana unos campesinos protestantes lo encontraron y lo llevaron a su casa para darle de comer. Ellos eran calvinistas y con el tiempo se convirtieron al catolicismo.
Con el fin de tocar los corazones de la población, el santo empezó a escribir panfletos en los que exponía la doctrina de la Iglesia y refutaba a los calvinistas. Estos escritos más tarde formarían el volumen de las “Controversias”.
Lo que la gente más admiraba era la paciencia con que el santo vivía las dificultades y persecuciones. Alrededor de tres a cuatro años después el Obispo fue a visitar la misión, muchos católicos salieron a recibirlo y pudo administrar muchas confirmaciones.
Francisco cae en una grave enfermedad y al recuperar la salud va a Roma donde el Papa. Ahí teólogos y sabios, que habían oído de sus cualidades, le hacen preguntas difíciles de teología. Todos se quedaron maravillados por la sencillez, modestia y ciencia de sus respuestas.

El Pontífice lo confirmó como coadjutor de Ginebra y el santo regresó a su diócesis a trabajar con más empeño. Cuando muere el Obispo, Francisco le sucedió en el gobierno y fijó su residencia en Annecy.  
Tuvo como discípula a Santa Juana de Chantal y del encuentro de estos dos santos surge la fundación de la Congregación de la Visitación en 1610. De las notas con que instruía a la santa surge el libro “Introducción a la vida devota”. Más adelante San Francisco de Sales lo publica  y fue traducido en muchos idiomas.
En 1622, el duque de Saboya invitó al santo a reunirse en Aviñón. El santo Obispo acepta, por la parte francesa de su diócesis, pero arriesgando mucho su salud debido al largo viaje en pleno invierno.
Dejó todo en orden, como si supiera que no volvería. Cuando llegó a Aviñón las multitudes se apiñaban para verlo y las congregaciones querían que les predicara.
De regreso, San Francisco se detuvo en Lyon y se hospedó en la casita del Jardinero del Convento de la Visitación. Atendió un mes entero a las religiosas y cuando una de ellas le pidió una virtud para practicar, el santo escribió “humildad”.
En el crudo invierno prosiguió su viaje predicando y administrando los sacramentos, pero su salud iba empeorando hasta que le tocó partir a la Casa del Padre. Su última palabra fue el nombre de “Jesús”. San Francisco de Sales expiró a los 56 años un 28 de diciembre de 1622, siendo Obispo por 21 años.
Al día siguiente la ciudad entera de Lyon desfiló por la humilde casa donde falleció. En 1632 abrieron su cajón para saber cómo estaba. Parecía que se encontraba en apacible sueño.
Santa Juana de Chantal fue a ver el cuerpo del santo junto a sus religiosas y cuando le dijeron que podía acercársele, la santa se arrodilló le tomó la mano y se la puso sobre la cabeza como para pedirle bendición.
En eso, todas las hermanas vieron cómo la mano del santo parecía recobrar vida y, moviendo los dedos, acariciaba la humilde cabeza de su discípula. Hoy, en Annecy, las hermanas de la Visitación conservan el velo que ese día llevaba la santa.
San Francisco de Sales fue canonizado en 1665. En 1878 el Papa Pío IX lo declaró Doctor de la Iglesia. San Juan Bosco tomaría al “santo de la amabilidad” como patrono de su congregación y como modelo para el servicio que los salesianos deben brindar a los jóvenes.
Más información:



Papa Francisco: Conocer a Cristo nos cambia el corazón, la mente y renueva por dentro

El Papa en la Misa. Foto: L'Osservatore Romano

El Papa Francisco reflexionó sobre el cambio de mentalidad y de corazón que se dan cuando uno conoce a Cristo, e invitó a rechazar la mundanidad y las “estupideces del mundo” y recordó que cuando Dios perdona siempre “olvida”.
En la homilía en la Misa en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco afirmó: “El sello de esta alianza de esta fidelidad, ser fiel a este trabajo que el Señor nos hace para cambiarnos de mentalidad, para cambiarnos el corazón. Los profetas decían: ‘Pero el Señor cambiará tu corazón de piedra en corazón de carne’. Cambiar el corazón, cambiar la vida, no pecar más y no hacer recordar al Señor lo que ha olvidado con nuestros pecados de hoy, y cambiar la pertenencia: nunca pertenecer a la mundanidad, al espíritu del mundo, a las estupideces del mundo, solo al Señor”.
El Pontífice comentó en esta ocasión la primera lectura de la liturgia del día en la se habla de la recreación de Dios en Jesucristo. “Esta alianza nueva tiene sus características”, sostuvo. “La ley del Señor no es un modo de actuar exterior” sino que “nos cambia la mentalidad, hay un cambio de corazón, un cambio de sentir, de modo de actuar”, un “modo diverso de ver las cosas”, explicó.
“Pensemos en los doctores de la ley que perseguían a Jesús. Estos hacían todo, todo lo que estaba prescrito por la ley, tenían el derecho en la mano, todo, todo, todo. Pero su mentalidad era una mentalidad alejada de Dios. Era una mentalidad egoísta, centrada en ellos mismos: su corazón era un corazón que condenaba, siempre condenando. La Nueva Alianza nos cambia el corazón y nos cambia la mente. Hay un cambio de mentalidad”.
Francisco recordó que Dios no se acuerda de los pecados del hombre una vez que este se arrepiente. “Hay veces que me gusta pensar, un poco bromeando con el Señor: ‘¡Tú no tienes buena memoria!’.
“Él olvida, porque perdona. Ante un corazón arrepentido, perdona y olvida: ‘Lo olvidaré, no recordaré sus pecados’. Pero también esto es una invitación a no hacer recordar al Señor los pecados, es decir, a no pecar más: ‘Tú me has perdonas, tú has olvidado, pero yo tengo que...’. Un cambio de vida, la Nueva Alianza me renueva y me hace cambiar la vida, no solo la mentalidad y el corazón, sino la vida. Vivir así: sin pecado, alejado del pecado. Esta es la recreación. Así el Señor nos recrea a todos nosotros”.
El Santo Padre recordó que para el cristiano “los otros dioses no existen”, “son estupideces”. “Cambio de mentalidad, cambio de corazón, cambio de vida y cambio de pertenencia”, añadió. Esta es “la recreación que el Señor hace más maravillosamente que la primera creación”. 


Martes de la tercera semana del tiempo ordinario


Carta a los Hebreos 10,1-10. 

Hermanos:
La Ley, en efecto -al no tener más que la sombra de los bienes futuros y no la misma realidad de las cosas- con los sacrificios repetidos año tras año en forma ininterrumpida, es incapaz de perfeccionar a aquellos que se acercan a Dios.
De lo contrario, no se hubieran ofrecido más esos sacrificios, porque los que participan de ellos, al quedar purificados una vez para siempre, ya no tendrían conciencia de ningún pecado.
En cambio, estos sacrificios renuevan cada año el recuerdo del pecado,
porque es imposible que la sangre de toros y chivos quite los pecados.
Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo:
"Tú no has querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo.
No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios.
Entonces dije:
Aquí estoy, yo vengo -como está escrito de mí en el libro de la Ley- para hacer, Dios, tu voluntad."
El comienza diciendo: Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios, a pesar de que están prescritos por la Ley.
Y luego añade: Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad. Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo.
Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.

Salmo 40(39),2.4ab.7-8a.10.11. 
Esperé confiadamente en el Señor:
él se inclinó hacia mí
y escuchó mi clamor.
Puso en mi boca un canto nuevo,

un himno a nuestro Dios.
Tú no quisiste víctima ni oblación;
pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,

entonces dije: “Aquí estoy.
Proclamé gozosamente tu justicia
en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,

Tú lo sabes, Señor.
No escondí tu justicia dentro de mí,
proclamé tu fidelidad y tu salvación,
y no oculté a la gran asamblea

tu amor y tu fidelidad.

Evangelio según San Marcos 3,31-35. 
Entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar.
La multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: "Tu madre y tus hermanos te buscan ahí afuera".
El les respondió: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?".
Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: "Estos son mi madre y mis hermanos.
Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".