jueves, 13 de abril de 2017

¿Sabía que puede obtener indulgencia plenaria en Semana Santa? Conozca cómo

Durante la Semana Santa se puede obtener para uno mismo o para los difuntos el don de la indulgencia plenaria si se realiza una de las siguientes obras establecidas por la Santa Sede.
Una indulgencia plenaria es una gracia que concede la Iglesia, por los méritos de Jesucristo, de María y todos los santos, para borrar la pena temporal que queda como consecuencia del pecado. La indulgencia aplica a pecados ya perdonados.
1. Si durante la solemne reserva del Santísimo Sacramento, que sigue a la Misa de la Cena del Señor, se recita o canta el himno eucarístico del “Tantum Ergo” (“Adorad Postrados”).
2. Si se visita por espacio de media hora el Santísimo Sacramento reservado en el Monumento para adorarlo.
Si el Viernes Santo se asiste piadosamente a la adoración de la Cruz en la solemne celebración de la Pasión del Señor.
Sábado Santo
El rezo de dos o más personas del Santo Rosario.
Si se asiste a la celebración de la Vigilia Pascual (Sábado Santo por la noche) y en ella se renuevan las promesas del Santo Bautismo.
Condiciones:
Para ganar la indulgencia plenaria además de haber realizado la obra enriquecida se requiere el cumplimiento de las siguientes condiciones:
a. Exclusión de todo afecto hacia cualquier pecado, incluso venial.
b. Confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa. Estas tres condiciones pueden cumplirse unos días antes o después de la ejecución de la obra para ganar la indulgencia; pero conviene que la comunión y la oración se realicen el mismo día en que se cumple la obra.
Es oportuno señalar que con una sola confesión sacramental pueden ganarse varias indulgencias.
Conviene, no obstante, que se reciba frecuentemente la gracia del sacramento de la Penitencia, para ahondar en la conversión y en la pureza de corazón. En cambio, con una sola comunión eucarística y una sola oración por las intenciones del Santo Padre solo se gana una Indulgencia Plenaria.
La condición de orar por las intenciones del Sumo Pontífice se cumple si se reza a su intención un solo Padrenuestro y Avemaría; pero se concede a cada fiel cristiano la facultad de rezar cualquier otra fórmula, según su piedad y devoción.

¿Qué es el ayuno y por qué es importante esta práctica en Semana Santa?

Imagen referencial / Foto: Dominio público

ACI Prensa conversó con el P. Donato Jiménez de la Orden de los Agustinos Recoletos sobre las prácticas propias de Semana Santa y explicó el sentido del Triduo Pascual. En los videos que acompañan a esta nota el sacerdote explica diversos aspectos de este importante tiempo litúrgico.

En el cristianismo el ayuno consiste en ingerir únicamente una comida fuerte en el día. Es una forma de penitencia y de oración; y además, le da al hombre no sólo el equilibrio necesario, sino también el desprendimiento del consumo.
El P. Donato explica que Cristo practicó el ayuno en los momentos importantes de su vida y que la Iglesia lo hace desde el siglo IV de manera regular.
Asimismo añade que es una forma de purificar nuestro cuerpo y nos ayuda a realizar oraciones más profundas. Al liberarnos del apetito, tenemos una mayor predisposición para escuchar la voz de Dios.
¿Cómo se ayuna?
Se quita la comida principal del día (el almuerzo) y se la reemplaza por pan y agua. Si no es posible, por motivos de salud o rango de edad, conviene que las comidas sean sobrias.
¿Quién debe ayunar?
La ley de ayuno es obligatorio para todos los mayores de edad hasta que hayan cumplido 59 años. El ayuno se rompe si se come entre comidas o se toma algún líquido que es considerado comida (batidos, pero no leche).
¿Quiénes no ayunan?
Aparte de los excluidos por la edad, aquellos con problemas mentales, enfermos, mujeres en gestación o que dan de lactar, obreros de acuerdo a su necesidad, invitados a comidas que no pueden excusarse sin ofender gravemente u otras situaciones morales o imposibilidad física de mantener el ayuno.
¿Cuándo se ayuna?
La Iglesia nos pide hacer ayuno durante los tiempos de Cuaresma y de Adviento. Durante la Cuaresma, se puede ayunar todos los viernes. También se debe practicar en el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

¿De Lunes a Miércoles Santo es también Semana Santa?


Una guía para vivir estos días de preparación al Triduo

Cuando se habla de Semana Santa por lo general se piensa en Jueves, Viernes y Sábado santos, pero la llamada Semana Mayor también abarca al Lunes, Martes y Miércoles. Estos tres días nos dan la oportunidad de disponer nuestro espíritu para vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo con verdadera fe y recogimiento. ¿Qué debemos hacer en estos días?
1. El silencio
Es necesario disponer nuestro espíritu y abrir el corazón para escuchar la Palabra de Dios. Para ello es indispensable apartarnos del ruido que nos envuelve y nos agobia, principalmente con la idea de las vacaciones, del descanso y de estar horas y horas frente a un televisor.
2. La reflexión
Son días propicios para reflexionar sobre la vida que nos ha regalado Dios. La meditación nos debe ayudar a entender dónde nos encontramos y hacia dónde debemos caminar, según la voluntad del Señor. Esta reflexión la podemos realizar en un lugar apartado o en grupo. También podemos participar en las diversas actividades que organiza nuestra parroquia con motivo de este tiempo: pláticas, retiros y otros actos piadosos dirigidos a niños, jóvenes y adultos.
3. La reconciliación
Podemos también aprovechar estos días para acercarnos al Sacramento de la Reconciliación, donde se experimenta el gran amor misericordioso del Padre bueno y compasivo que nos espera para darnos el perdón de nuestros pecados.
Guía para realizar una buena confesión
Si has decidido utilizar estos días para confesarte con un sacerdote, te recomendamos hacer un pequeño examen de conciencia. Para ello puedes basarte en la siguiente guía:
Con Dios
En primer lugar debemos revisar nuestra relación con Dios. ¿Cómo va mi relación con Él? ¿Realmente ocupa el primer lugar en mi vida? ¿Es el motor de mi existencia? ¿Le doy el lugar que le corresponde? ¿Voy a Misa todos los domingos? ¿Tengo presente a Dios al despertarme y al concluir cada jornada? Si sigo como estoy, ¿me acerco cada día más a Dios, o me estoy alejando de Él?
Con el prójimo
En segundo lugar debemos valorar nuestra relación con el prójimo. ¿Cómo estamos con nuestros padres? ¿Cómo vamos con nuestra pareja? ¿Cómo nos llevamos con nuestros familiares? ¿Somos justos con todos? ¿Cómo es nuestra relación con los compañeros de escuela o de trabajo? ¿Nos llevamos bien con nuestros vecinos? ¿Somos caritativos con los más necesitados, con los enfermos y con los abandonados?
Con nosotros mismos
Finalmente debemos revisar cómo estamos con nosotros mismos. ¿Somos egoístas, orgullosos, crueles, envidiosos, ambiciosos, lujuriosos, hedonistas, perezosos. etc.?
Vive estos tres días con mucha fe, piedad y paciencia y tendrás una Semana Santa diferente, transformadora, que te llenará de felicidad con Dios y con todos los que te rodean.
 Artículo publicado por el semanario Desde la Fe

¿Qué es la misa crismal?


La celebración presidida por el obispo y concelebrada con los presbíteros de la diócesis en la que se consagra el santo crisma y los restantes óleos

La misa crismal, presidida por el obispo y concelebrada con los presbíteros de la diócesis, es la celebración en la que se consagra el Santo Crisma (de aquí el nombre de misa crismal) y bendice además los restantes óleos o aceites (para los enfermos y lo que se van a bautizar).
La palabra crisma proviene de latín chrisma, que significa unción. El crisma es la materia sacramental con la cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes, entre otras funciones.
La consagración del crisma y la bendición de los otros dos aceites ha de ser considerada como una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del obispo.
Ordinariamente esta misa se celebra, en la catedral de cada diócesis el Jueves Santo; pero, por razones de conveniencia pastoral, se puede adelantar a uno de los días de la Semana Santa.
Haberla fijado el Jueves Santo no se debe al hecho de que ese sea el día de la institución de la eucaristía, sino sobre todo, a una razón práctica: poder disponer de los santos óleos, sobre todo del óleo de los catecúmenos y del Santo Crisma, para la celebración de los sacramentos de la iniciación cristiana durante la Vigilia Pascual.
Así pues el Santo Crisma, es decir, el óleo perfumado que representa al mismo Espíritu Santo, nos es dado junto con sus carismas el día de nuestro bautizo y de nuestra confirmación y en la ordenación de los sacerdotes y obispos.
La materia apta para el sacramento debe ser aceite de oliva. El crisma se hace con óleo y aromas o materia olorosa.
Es conveniente recordar que no es lo mismo el Santo Crisma que el óleo de los catecúmenos y de los enfermos (que sólo son bendecidos, como se ha dicho más arriba, y pueden hacerlo otros ministros en algunos casos).
El rito de esta misa, de la misa crismal, incluye la renovación de las promesas sacerdotales. Tras la homilía, el obispo invita a sus sacerdotes a renovar su consagración y dedicación a Cristo y a la Iglesia. Juntos prometen solemnemente unirse más de cerca a Cristo, ser sus fieles ministros, enseñar y ofrecer el santo sacrificio en su nombre y conducir a otros a él.

Lee también: ¿Qué significado tiene la Misa Crismal?


Por tanto otro tema importante de la misa crismal es el sacerdocio. Al entregar el misterio de la eucaristía a la Iglesia, Cristo instituyó también el sacerdocio.
Los textos de la misa presentan un conjunto catequético no solamente acerca del sacerdocio ministerial, sino también relativo al sacerdocio general de los fieles: en la antífona de entrada, la asamblea aclama: “Jesucristo nos ha convertido en un reino, y hecho sacerdotes de Dios, su Padre”.
En esta misa crismal no se dice el Credo. Tras la renovación de las promesas sacerdotales se llevan en procesión los óleos al altar donde el obispo los puede preparar, si no lo están ya. En último lugar se lleva el Santo Crisma, portado por un diácono o un presbítero. Tras ellos se acercan al altar los portadores del pan, el vino y el agua para la eucaristía.
Después del Sanctus se bendicen el óleo de los enfermos y tras la oración después de la comunión se bendice el óleo de los catecúmenos y se consagra el Santo Crisma.

Vivamos la Reconciliación y Penitencia en esta Semana Santa

Pintura del Hijo Pródigo / Autor: Bartolomé Esteban Murillo (Dominio Público)

 Esta Semana Santa es una ocasión especial para reconciliarnos con Dios, sin embargo, es posible que tengamos algunos temores, dudas o cuestionamientos sobre la confesión.
En entrevista con ACI Prensa, el P. Donato Jimenez explicó que debido a que los seres humanos frecuentemente ofendemos al Creador, debemos pedir perdón.
En este sacramento nos liberamos del pecado y somos confortados en la debilidad corporal y espiritual. Además, es una oportunidad para convertirnos cada vez más y para acogernos a la misericordia de Dios. Él siempre nos espera con los brazos abiertos y está dispuesto a aceptarnos de vuelta.

La diferencia entre la penitencia y la reconciliación es que la primera es un acto de reparación por las faltas cometidas. Y la reconciliación es la actitud de restaurar la relación de unión que teníamos con Dios, quien en su infinita misericordia está presto a recibirnos de nuevo, como al Hijo Pródigo.
Pero, no sólo es importante reconciliarnos con Dios, sino también con los demás. Según la Palabra de Dios, no podemos llevar nuestra ofrenda hacia el altar si no hemos perdonado a nuestro prójimo. Cuando lo hacemos, nuestra oración será más pura.
No te pierdas nuestro especial de Semana Santa.

Ingrese aquí al especial de Semana Santa 2017

Ingrese aquí al especial de Semana Santa elaborado por ACI Prensa

Al comenzar la Semana Santa, ACI Prensa pone a disposición de todos sus usuarios un completo especial para conocer, reflexionar y vivir intensamente el Santo Triduo Pascual, en el que se actualiza la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Entre los textos se puede encontrar reflexiones de importantes autores como Santo Tomás de Aquino, el sacerdote Jesuita Bertrand de Margerie; Dom Columba Marmion; etcétera.
Aquí algunos recursos de nuestro especial de Semana Santa:

Horarios de celebraciones de Semana Santa por el Papa Francisco

El 09 de abril comenzarán las celebraciones de Semana Santa con el Domingo de Ramos. Ese día la bendición de ramos en la Plaza de San Pedro y procesión tendrán lugar a las 10a.m., para luego continuar con la Santa Misa.
El 13 de abril, Jueves Santo, el Papa presidirá la Misa del Crisma a las 9:30 a.m. en la Basílica de San Pedro.
El 14 de abril, Viernes Santo, la celebración de la Pasión del Señor será a las 5 p.m. en la Basílica Vaticana. El Vía Crucis se realizará a las 9:15 p.m. en el Coliseo.
El Sábado Santo, 15 de abril, la Vigilia Pascual será a las 8:30 p.m. en la Basílica de San Pedro.
El 16 de abril, Domingo de Pascua, el Papa Francisco presidirá la Misa en la Plaza de San Pedro a las 10 a.m., y al mediodía será la Bendición "Urbi et Orbi".
( Recuerda que en las islas Canarias es una hora menos, está con el horario local.)

El Santo Sepulcro como nunca lo has visto


Un video te muestra la evolución de uno de los grandes templos de la cristiandad

Ofrecemos un video con la evolución del Templo del Santo Sepulcro, desde hoy hasta llegar a la cueva de piedra que vio la sepultura y la resurrección de Jesucristo. Se trata de un vídeo realizado por Raffaella Zardoni para la Asociación Pro Terra Sancta, en colaboración con el padre Eugenio Alliata, ofm, del Studium Biblicum Franciscanum.
Con una reconstrucción en tres dimensiones podemos ver las vicisitudes vividas por el templo, el lugar exacto de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús y cómo el templo ha ido evolucionando hasta convertirse en el lugar que conocemos hoy.


Jueves Santo en la Cena del Señor


Libro del Exodo 12,1-8.11-14. 

El Señor dijo a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto:
«Este mes será para ustedes el mes inicial, el primero de los meses del año.
Digan a toda la comunidad de Israel: "El diez de este mes, consíganse cada uno un animal del ganado menor, uno para cada familia.
Si la familia es demasiado reducida para consumir un animal entero, se unirá con la del vecino que viva más cerca de su casa. En la elección del animal tengan en cuenta, además del número de comensales, lo que cada uno come habitualmente.
Elijan un animal sin ningún defecto, macho y de un año; podrá ser cordero o cabrito.
Deberán guardarlo hasta el catorce de este mes, y a la hora del crepúsculo, lo inmolará toda la asamblea de la comunidad de Israel.
Después tomarán un poco de su sangre, y marcarán con ella los dos postes y el dintel de la puerta de las casas donde lo coman.
Y esa misma noche comerán la carne asada al fuego, con panes sin levadura y verduras amargas.
Deberán comerlo así: ceñidos con un cinturón, calzados con sandalias y con el bastón en la mano. Y lo comerán rápidamente: es la Pascua del Señor.
Esa noche yo pasaré por el país de Egipto para exterminar a todos sus primogénitos, tanto hombres como animales, y daré un justo escarmiento a los dioses de Egipto. Yo soy el Señor.
La sangre les servirá de señal para indicar las casas donde ustedes estén. Al verla, yo pasaré de largo, y así ustedes se librarán del golpe del Exterminador, cuando yo castigue al país de Egipto.
Este será para ustedes un día memorable y deberán solemnizarlo con una fiesta en honor del Señor. Lo celebrarán a lo largo de las generaciones como una institución perpetua."»

Salmo 116(115),12-13.15-16bc.17-18. 
¿Con qué pagaré al Señor
todo el bien que me hizo? 
Alzaré la copa de la salvación
e invocaré el nombre del Señor. 

¡Qué penosa es para el Señor
la muerte de sus amigos! 
tu servidor, lo mismo que mi madre:
por eso rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
e invocaré el nombre del Señor. 
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo.


Carta I de San Pablo a los Corintios 11,23-26. 
Hermanos:
Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo siguiente:
El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan,
dio gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía".
De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: "Esta copa es la Nueva Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que la beban, háganlo en memora mía".
Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa, proclamarán la muerte del Señor hasta que él vuelva.

Evangelio según San Juan 13,1-15. 
Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin.
Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo,
sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios,
se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura.
Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.
Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: "¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?".
Jesús le respondió: "No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás".
"No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!". Jesús le respondió: "Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte".
"Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!".
Jesús le dijo: "El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos".
El sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: "No todos ustedes están limpios".
Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: "¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?
Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy.
Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.
Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes."