viernes, 19 de febrero de 2016

Blasfemia, ¿derecho o delito? Se puede hacer arte, transgresión y denuncia sin insultar ni ridiculizar lo que para otro es sagrado


FRANCE, Paris : A member of Ukrainian feminist group Femen stands at the altar of the Madeleine church in Paris in a protest against the Catholic Church's stance on abortion on December 20, 2013.
AFP PHOTO/THOMAS SAMSON


La portavoz del ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, ha tenido que enfrentarse a un juicio por asaltar una capilla hace 5 años. Una reivindicación realizada por jóvenes estudiantes y en la que participó la ahora concejal del Ayuntamiento.
Muchos fueron los que realizaron esta protesta pero el que un representante político se encuentre inmiscuido en este proceso ha hecho que la noticia esté en boca de todos.
Algunos lo consideran una blasfemia, un atentado contra la libertad religiosa, un intento de destruir lo religioso en la esfera pública y el comienzo de una futura persecución en España, otros lo consideran una vulneración de la libertad de expresión, un tribunal de la inquisición e incluso se ha llegado a afirmar que se trata del juicio a toda una generación de jóvenes que no se consideran religiosos.
Está en discusión algo muy importante. Dos derechos frente a frente. La libertad religiosa frente a la libertad de expresión. ¿Dónde está el limite a las expresiones? ¿Es la blasfemia un escarnio y delito o es una libre expresión de ideas antireligiosas?
Vayamos a los hechos. En la ocupación de la capilla de la Universidad Complutense los jóvenes entraron en el recinto, según el fiscal, con intención de ofender los ánimos de las allí presentes.
Se quitaron las camisetas, mostraron su torso desnudo y entre otros cánticos se corearon afirmaciones como “Vamos a quemar la Conferencia Episcopal”, “el Papa no nos deja comernos las almejas”, “menos rosarios y más bolas chinas”, “contra el Vaticano poder clitoriano”, “arderéis como en el 36” y “sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios”.
Cinco años después y aunque el arzobispo de Madrid haya aceptado las disculpas, Rita Maestre debe cumplir con la justicia. La fiscalía solicita un año de prisión por un delito contra los sentimientos religiosos.
“Madrenuestra” en Barcelona
Compañera de partido, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, también ha sido denunciada por delitos contra los sentimientos religiosos.
En la entrega de los Premios Ciudad de Barcelona la poetisa Dolors Miguel leyó públicamente un poema en el que “versionaba” el Padrenuetro para escarnio y mofa de los cristianos.
“Santificado sea vuestro coño, la epidural y la comadrona”, “hágase vuestra voluntad en nuestro útero” y “no permitáis que los hijos de puta aborten el amor y hagan la guerra”, fueron algunos de los versos que leyó la poetisa en el certamen que estaba siendo presidido por la alcaldesa de Barcelona.
Las denuncias interpuestas son por atentar contra los sentimientos religiosos (autora) y no perseguir el delito (alcaldesa).
Profanación de 242 formas consagradas
Hace semanas, en Pamplona un “artista alternativo” decidía asistir a 242 eucaristías, robar las formas consagradas y con ellas realizar una performance en la que con ellas componía la palabra “pederastia”.
En su defensa, el artista explicó que lo que quería era crear una reacción: “Siempre hago mis piezas para que creen una reacción, y qué mejor reacción que mostrar todo este radicalismo”, afirmaba. Como no podía ser de otra manera ha sido denunciado.
No es la primera vez que sucede. En el año 2011 el “artista” decidió en una obra de “videoarte” comerse páginas del Corán como crítica al fundamentalismo religioso.
Recibió numerosas críticas y amenazas manifestando que tras esta obra “estaba en el camino correcto”.
El arte contra lo religioso
Los límites de la libertad de expresión, la polémica sobre el arte y la religión, la defensa de las libertades religiosas han sido fruto de mucho debate en España. No es la primera vez que sucede.
En 2012 Javier Krahe fue juzgado por cocinar un crucifijo (fue absuelto) y en el año 2000 un joven de Valladolid fue condenado a un año de cárcel por escupir la hostia tras ir a comulgar y encenderse un cigarro con total parsimonia.
Se han hecho obras donde se ridiculizaba al Papa e incluso se ha puesto nombres irreverentes y blasfemos a obras de teatro, como la de Íñigo Ramírez de Haro.
El código penal español afirma claramente, en su artículo 525: “Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican”. Además añaden que tendrán las mismas penas quienes lo hagan hacia “quienes no profesan religión o creencia alguna”.
La eterna discusión sobre la libertad de expresión y su responsabilidad jurídica ha abierto una nueva batalla en España. Unos hablarán de arte, otros de insulto. Unos hablarán de blasfemia y otros de transgresión.
Se comenzarán a abanderar banderas como la libertad de expresión y algunos pretenderán que caiga todo el rigor de la legislación (sin ningún tipo de misericordia) en aras del cuidado y respeto a los demás.
Sea como fuere, se olvida una de las grandes normas de la convivencia: no hagas lo que no te gustaría que te hicieran. Sólo hay que poner un poco de sentido común, ponerse en los zapatos del otro y ver qué es lo que puede molestarle y ofenderle. Seas o no religioso.
¿Acaso no se pueden hacer reivindicaciones, arte, transgresión y denuncia sin tocar el hecho religioso, sin insultar al otro, sin ridiculizar lo que para otro es sagrado?

La historia y el sentido de la Cuaresma y la Pascua que celebran actualmente los católicos Cómo nacieron y han cambiado a lo largo de los siglos hasta hoy

Las excursiones realizadas a pie por diferentes lugares es lo que hoy llamamos senderismo. Son caminatas que se realizan principalmente por senderos y caminos, cuyo grado de dificultad varía de acuerdo con el lugar y la época del año en que se hagan.
Es una mezcla de actividad deportiva y turística, desarrollada  principalmente en entornos naturales.
Es una manera fácil de practicar deporte en contacto con la naturaleza. No es un deporte competitivo, sino más bien una actividad asociada con un estilo de vida saludable, que se puede realizar en solitario, acompañado de la familia o con amigos.
Actualmente la mayoría de los países tienen compañías que brindan este servicio a través de guías especializados y caminos señalizados con diferentes distancias y grados de dificultad para satisfacer todos los gustos.
Pensando en esta popular modalidad que millones de hombres y mujeres de todas las edades practican alrededor del mundo, he pensado escribir algunos artículos presentando diferentes elementos relacionados con el tiempo fuerte de la liturgia en el que nos encontramos, la Cuaresma.
Una invitación a practicar “senderismo espiritual” recorriendo los senderos del alma que nos llevan a Dios, ayudados por la sabiduría y riqueza de la espiritualidad cristiana católica.
Punto de partida: otra vez la Cuaresma
No se trata sólo de un tiempo litúrgico. Es una parte esencial de la vida misma, el camino hacia la Pascua.
Desde que Abraham dejó su tierra en busca de la tierra prometida atravesando el desierto, la vida humana es una llamada de Dios hacia una meta en cuyo camino, todo lo que sucede, puede y debe conducirnos hacia a ella,  si aprendemos de cada experiencia y  nos dejamos guiar por el Espíritu Santo.
La fiesta de la Pascua, cima del año litúrgico, está precedida de una preparación de 40 días (Cuaresma) y una prolongación de 50 días (la cincuentena pascual).
Tres factores intervienen en el desarrollo de la Cuaresma como tiempo de preparación a la pascua:
  1. La preparación de los catecúmenos al Bautismo en la Vigilia Pascual,
  2. la reconciliación de los penitentes públicos para vivir con la comunidad el triduo pascual y
  3. la preparación de toda la comunidad a la gran fiesta de la Pascua.
A mediados del siglo II se fijó un domingo como aniversario de la pasión de Cristo y aunque se relacionó con la Pascua judía, no coincidió en el mismo día porque el Papa Víctor (189-198), tras una fuerte controversia, fijó la pascua cristiana el domingo siguiente al 14 de Nisán, fiesta de la pascua judía.
El evangelista san Juan es quien da el sentido de la pascua cristiana (Juan 13,1). La comunidad pasa con Cristo de este mundo al Padre, de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida.
Desarrollo de este tiempo litúrgico
Comenzó con un ayuno comunitario de dos días (viernes y sábado) que unidos al domingo dio lugar al “triduo pascual”.
A mediados del siglo III se extiende el ayuno a las tres semanas precedentes durante las cuales se preparaban los catecúmenos para el bautismo en la noche pascual.
Durante este tiempo se realizaban los escrutinios de estos candidatos al sacramento del bautismo y las catequesis para el catecumenado basadas en el evangelio de Juan, orientadas a la apertura de los sentidos cristianos: samaritana (hambre y sed), ciego de nacimiento (vista), Lázaro (tacto) y  la curación del sordo mudo (oído y boca).
A finales del siglo IV el triduo se extiende al jueves, el día para la reconciliación de los penitentes al que más tarde se le agrega la celebración eucarística.
Debido a esta celebración en el Jueves Santo, para tener los cuarenta días de ayuno antes de la Pascua (ya que el domingo por ser el día del Señor no se ayunaba), se comenzó la Cuaresma el Miércoles de ceniza.
Desde finales del siglo XI con la desaparición del catecumenado, el bautismo de adultos y también la penitencia pública, comienza a extenderse en la Iglesia la costumbre de imponer la ceniza como señal de penitencia.
La Cuaresma pasa por un largo período en el que se aparta de su espíritu sacramental y comunitario y el acento se pone en el ayuno y la abstinencia.
Con el Concilio Vaticano II y la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la liturgia se da una reforma litúrgica de la Cuaresma (Cf. SC 109-110) que hace resaltar el sentido bautismal y penitencial de este tiempo.
Hoy debemos vivir  estos cuarenta días como un tiempo de retiro y renovación personal y comunitaria. Durante este tiempo los cristianos reflexionamos profundamente sobre la necesidad de una vida cada vez más coherente con el mensaje evangélico.
Algunas coordenadas para vivir este tiempo de gracia. 
– Incrementar nuestro conocimiento sobre el Misterio Pascual y los sacramentos.
– Fomentar un mayor contacto con la Palabra de Dios.  Aprender y practicar la Lectio Divina con los textos cuaresmales.
– Participar con más frecuencia en la Eucaristía, en las celebraciones penitenciales y, sobre todo, en la recepción del sacramento de la penitencia. “Dios no se cansa de perdonar, somos nosotros quienes nos cansamos de pedir perdón”, dice Francisco.
– Practicar las obras de  misericordia corporales y espirituales como lo sugiere la Bula del Papa para el Jubileo extraordinario de la Misericordia.
– Asistir a retiros espirituales y  peregrinaciones.  Rezar el Viacrucis y el Rosario con la familia y la comunidad.
– Recordar la práctica del ayuno, la limosna y las obras de caridad así como las misiones para evangelizar especialmente en las “periferias existenciales” como lo pide siempre el Papa.
Finalmente, tengamos presente estas palabras del Papa Francisco: “Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida. Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón. Ante el mal cometido, incluso crímenes graves, es el momento de escuchar el llanto de todas las personas inocentes depredadas de los bienes, la dignidad, los afectos, la vida misma. (…) Dios no se cansa de tender la mano. Está dispuesto a escuchar, y también yo lo estoy, al igual que mis hermanos obispos y sacerdotes. Basta solamente que acojáis la llamada a la conversión y os sometáis a la justicia mientras la Iglesia os ofrece misericordia” (Misericodiae Vultus No. 19).

Viernes de la primera semana de Cuaresma


Libro de Ezequiel 18,21-28. 
Así habla el Señor Dios:
Si el malvado se convierte de todos los pecados que ha cometido, observa todos mis preceptos y practica el derecho y la justicia, seguramente vivirá, y no morirá.
Ninguna de las ofensas que haya cometido le será recordada: a causa de la justicia que ha practicado, vivirá.
¿Acaso deseo yo la muerte del pecador -oráculo del Señor- y no que se convierta de su mala conducta y viva?
Pero si el justo se aparta de su justicia y comete el mal, imitando todas las abominaciones que comete el malvado, ¿acaso vivirá? Ninguna de las obras justas que haya hecho será recordada: a causa de la infidelidad y del pecado que ha cometido, morirá.
Ustedes dirán: "El proceder del Señor no es correcto". Escucha, casa de Israel: ¿Acaso no es el proceder de ustedes, y no el mío, el que no es correcto?
Cuando el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere, muere por el mal que ha cometido.
Y cuando el malvado se aparta del mal que ha cometido, para practicar el derecho y la justicia, él mismo preserva su vida.
El ha abierto los ojos y se ha convertido de todas las ofensas que había cometido: por eso, seguramente vivirá, y no morirá.



Salmo 130(129),1-2.3-4ab.4c-6.7-8. 
Desde lo más profundo te invoco, Señor.
¡Señor, oye mi voz!
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor,
¿quién podrá subsistir?

Pero en ti se encuentra el perdón,
para que seas temido.

Mi alma espera en el Señor,
y yo confío en su palabra.
Mi alma espera al Señor,

más que el centinela la aurora.
Como el centinela espera la aurora,
espere Israel al Señor,
porque en él se encuentra la misericordia
y la redención en abundancia:
Él redimirá a Israel

de todos sus pecados.



Evangelio según San Mateo 5,20-26. 
Jesús dijo a sus discípulos:
Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal.
Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti,
deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.

Beato Conrado Confalonieri de Piacenza – 19 de febrero

«Un atentado contra el medio ambiente le condujo a la santidad. Al ver que un inocente acusado del grave delito ecológico iba a ser ajusticiado en su lugar, confesó su culpa dando un giro radical a su vida y a la de su esposa»
La iglesia de San Antonio en Piacenza
La Iglesia De San Antonio En Piacenza (Foto: Wikipedia)
Los caminos de Dios son inescrutables. En este caso, y no debiera nunca servir como precedente, una gravísima e irresponsable actuación fue el detonante de una conversión y el camino hacia la santidad. Y es que, sin bien es cierto que las pasiones tiranizan no lo es menos que la gracia de Dios nos libera de sus cadenas. A este beato le costó entender que las tendencias obsesivas, «el ansia de las cosas y la arrogancia» pertenecen al mundo y son incompatibles con Él (1 Jn 2, 15-17). Imbuído en sus afanes no midió las consecuencias que podría acarrear el afán irrefenable por obtener lo que quería. Y un hecho que humanamente le condujo al precipicio, la intervención divina –la única influencia posible que cabía en la dramática situación creada por él– lo trocó en fuente de bendiciones. Es otra prueba de la infinita misericordia de Dios y de la tutela que ejerce sobre sus hijos. Analizar lo que fue de la vida de Conrado después de lo que hizo es también un canto a la esperanza ya que pone de manifiesto cómo nos rescata el amor del Padre, a pesar de las debilidades que nos atenacen.
En efecto. El noble Confalonieri nacido en Piacenza, Italia, hacia 1290 estaba obsesionado con la cinegética, al punto de que obnubilado por ella, actuó de forma temeraria. Saliendo de cacería en una ocasión, no se le ocurrió otra cosa que dar orden a sus sirvientes de que prendieran fuego a una zona boscosa donde se refugiaban unas codiciadas piezas de caza con objeto de tenerlas a tiro sin mayores problemas. Pero las llamas devoraron todo lo que hallaron a su paso, incluidas propiedades ajenas edificadas en el bosque. No contando con testigos del suceso, abandonaron cobardemente el lugar, resueltos a convertirse en una tumba, ocultando su autoría.
Ante el desastre ecológico y las denuncias de los afectados por él, se abrió una investigación que no dio el resultado apetecido, hasta que las autoridades determinaron condenar a muerte a un pobre infeliz que cayó en sus manos. Le culpaban del voraz incendio, del que reconoció ser autor mediante tortura, aunque su único pecado era haberse hallado en el monte en el funesto instante en el que ardió. Al no contar con medios económicos para resarcir los daños causados, debía pagarlos con su vida. El impulsivo Confalonieri, sabedor de la grave decisión, se entregó al vicario imperial Galeazzo Visconti. Confesó su culpa en un momento convulso políticamente para el mandatario, por los conflictos existentes entre güelfos y gibelinos, lo cual también tuvo que ver en el rápido e injusto proceso seguido contra el ciudadano inocente.
El reconocimiento de su error supuso para Conrado la pérdida de sus bienes y los de su esposa, Eufrosina de Lodi, de ascendencia nobiliaria como él. Viéndose en la ruina, comenzó a mendigar. Pero el hecho, lejos de hundir a los esposos, les hizo ver que detrás se hallaba una providencia. El arrepentimiento de Conrado, aunque estuviera envuelto en graves consecuencias para su acontecer, ya que habían quedado en la más completa miseria, atraía nuevas y desconocidas bendiciones para ambos. Sopesaron la situación llevándola a la oración y, de común acuerdo, optaron por separarse y tomar un camino que, si bien discurría por vías distintas, les iba a conducir al mismo destino: su consagración. Eufrosina ingresó con las clarisas de Piacenza. Y Conrado, con el ánimo de purgar sus culpas en oración y penitencia como ermitaño, se hizo terciario franciscano en Calendasco el año 1315. Luego peregrinó por varios lugares pasando por Roma y Malta, para recalar en Sicilia. Eligió un lugar de Noto Antica y allí permaneció aproximadamente hasta 1335.
Durante un tiempo colaboró asistiendo a los enfermos del hospital de San Martín, todo ello sin descuidar sus mortificaciones y penitencias. Su fama comenzó a atraer a numerosas personas y él veía peligrar su anhelo de soledad para dedicarse plenamente a Dios. De modo que se afincó en Pizzoni, una zona cercana a Noto, y en una gruta llevó la vida que había soñado entregado a severas penitencias, ofrendando su vida por la conversión de los pecadores. Allí le visitó el prelado de Siracusa cuando se hallaba en la recta final de su existencia. Murió el 19 de febrero de 1351 mientras oraba. Fue agraciado con el don de milagros. En 1515 León X lo declaró «Beato no canonizado» y Urbano VIII aprobó su culto el 12 de septiembre de 1625. Sepultado en la iglesia de San Nicolás de Noto, es junto a san Nicolás de Bari, patrono de aquella ciudad.