miércoles, 21 de marzo de 2018

Entrevista a Monseñor Elías Yanes.

Entrevista en Cope La Palma y Cope Tenerife: sus recuerdos de infancia, su vocación, las personas que influyeron, sus inicios como sacerdote y su trabajo en la Diócesis, su amor a María en la advocación de la Virgen de las Nieves,etc.

Tres poderosos objetos religiosos que llevar en el automóvil




Estos sacramentales no sólo recuerdan a Dios, sino que invocan su protección

Viajar en auto puede ser a menudo una experiencia frustrante y arruinar el resto de la jornada. Nuestras emociones pueden verse fácilmente influenciadas por un mínimo cambio en el tráfico o en las condiciones meteorológicas.
La Iglesia durante los siglos ha proporcionado una serie de instrumentos para ayudarnos a hacer presente a Dios mientras manejamos o realizamos actividades cotidianas. Normalmente son objetos religiosos bendecidos por un sacerdote para invocar una gracia particular de Dios. Fueron instituidos por la Iglesia para ayudarnos a profundizar en nuestra relación con Cristo y se dirigen a santificar cada aspecto de nuestra vida. Los sacramentales son extensiones de los siete sacramentos y llevan la gracia de Dios a todo lo que hacemos.
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Otro beneficio de los sacramentales es la capacidad de invocar la mano protectora de Dios sobre nosotros. Aunque no necesariamente van a impedir que tengamos un accidente, son poderosos recordatorios de la necesidad de pedir la ayuda providencial de Dios. Muchas personas han atestiguado verdaderos hechos milagrosos relacionados con el uso correcto de los sacramentales, que han salvado sus vidas o las de sus seres queridos.
Estos son tres sacramentales que, si se usan correctamente, pueden ofrecer ayuda espiritual y protección divina cuando viajas.

Bendición del automóvil

Entre las muchas bendiciones, la Iglesia tiene una especial para los automóviles. Generalmente la hace un sacerdote o  un diácono, e invoca el cuidado especial de Dios sobre el vehículo. La bendición se realiza normalmente una sola vez y dura toda la vida del automóvil, aunque podría hacerse en más de una ocasión, sobre todo antes de un viaje largo. Esta es una poderosa oración que pide a Dios que nombre ángeles guardianes que nos cuiden:
Dios omnipotente, Creador del cielo y de la tierra, que en tu sabiduría multiforme has dado al hombre ingenio e imaginación para fabricar nuevos medios de transporte, haz que los conductores de estos autos, en los diversos itinerarios de trabajo o de ocio, operen siempre con pericia y prudencia para la seguridad e incolumidad de todos y adviertan junto a ellos tu continua presencia.

Escapulario marrón

Aunque normalmente se lleva bajo la ropa, el escapulario marrón de Nuestra Señora del Carmelo es un sacramental poderosos que implica muchas “promesas” para quien lo lleva con fe. Algunos no sólo lo llevan puesto, sino que lo cuelgan en el espejo retrovisor. Así no importa quien maneja el vehículo, siempre se invoca la protección de la Virgen.
Esto dijo Juan Pablo II sobre el poder del escapulario marrón:
Dos, por tanto, son las verdades evocadas en el signo del Escapulario: por una parte, la protección continua de la Virgen Santísima, no sólo a lo largo del camino de la vida, sino también en el momento del tránsito hacia la plenitud de la gloria eterna; por otra, la conciencia de que la devoción hacia Ella no puede limitarse a oraciones y obsequios en su honor en algunas circunstancias, sino que debe constituir un «hábito», es decir una actitud permanente de la propia conducta cristiana, entretejida de oración y de vida interior, mediante la frecuente práctica de los Sacramentos y el concreto ejercicio de las obras de misericordia espiritual y corporal. 
Medalla de San Cristóbal
Uno de los sacramentales más comunes usados en el automóvil es la famosa medalla de San Cristóbal. El santo es conocido como patrono de los que viajan, y su intercesión se invoca a menudo en los viajes por carretera. Esta es la “Oración del conductor” que rezan muchas personas antes de emprender un viaje:
¡Señor! Concédeme una mano firme y un ojo vigilante, para que no hiera a nadie a mi paso. Tu diste la vida y yo Te pido que ninguna de mis acciones vaya contra este don que viene de Ti. Enséñame a usa mi automóvil para las necesidades de los demás, a no despreciar, por amor a la velocidad, las bellezas del mundo que Tu has creado, para que pueda, con alegria y amabilidad, continuar mi camino. San Cristóbal, patrono de los viajantes, protégeme y condúceme sano y salvo a mi meta. Amén.

Miércoles de la quinta semana de Cuaresma


Libro de Daniel 3,14-20.91-92.95. 

Nabucodonosor tomó la palabra y les dijo: "¿Es verdad Sadrac, Mesac y Abed Negó, que ustedes no sirven a mis dioses y no adoran la estatua de oro que yo erigí?
¿Están dispuestos ahora, apenas oigan el sonido de la trompeta, el pífano, la cítara, la sambuca, el laúd, la cornamusa y de toda clase de instrumentos, a postrarse y adorar la estatua que yo hice? Porque si ustedes no la adoran, serán arrojados inmediatamente dentro de un horno de fuego ardiente. ¿Y qué Dios podrá salvarlos de mi mano?".
Sadrac, Mesac y Abed Negó respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: "No tenemos necesidad de darte una respuesta acerca de este asunto.
Nuestro Dios, a quien servimos, puede salvarnos del horno de fuego ardiente y nos librará de tus manos.
Y aunque no lo haga, ten por sabido, rey, que nosotros no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que tú has erigido".
Nabucodonosor se llenó de furor y la expresión de su rostro se alteró frente a Sadrac, Mesac y Abed Negó. El rey tomó la palabra y ordenó activar el horno siete veces más de lo habitual.
Luego ordenó a los hombres más fuertes de su ejército que ataran a Sadrac, Mesac y Abed Negó, para arrojarlos en el horno de fuego ardiente.
Entonces el rey Nabucodonosor, estupefacto, se levantó a toda prisa y preguntó a sus consejeros: «¿No hemos echado nosotros al fuego a estos tres hombres atados?» Respondieron ellos: «Indudablemente, oh rey.»
Dijo el rey: «Pero yo estoy viendo cuatro hombres que se pasean libremente por el fuego sin sufrir daño alguno, y el cuarto tiene el aspecto de un hijo de los dioses.»
Nabucodonosor exclamó: «Bendito sea el Dios de Sadrak, Mesak y Abed Negó, que ha enviado a su ángel a librar a sus siervos que, confiando en él, quebrantaron la orden del rey y entregaron su cuerpo antes que servir y adorar a ningún otro fuera de su Dios.

Libro de Daniel 3,52.53.54.55.56. 
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres.
Bendito sea tu santo y glorioso Nombre.
Alabado y exaltado eternamente.
Bendito seas en el Templo de tu santa gloria.

Aclamado y glorificado eternamente por encima de todo.
Bendito seas en el trono de tu reino.
Aclamado por encima de todo y exaltado eternamente.
Bendito seas Tú, que sondeas los abismos

y te sientas sobre los querubines.
Alabado y exaltado eternamente por encima de todo.
Bendito seas en el firmamento del cielo.
Aclamado y glorificado eternamente.


Evangelio según San Juan 8,31-42. 
Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: "Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos:
conocerán la verdad y la verdad los hará libres".
Ellos le respondieron: "Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: 'Ustedes serán libres'?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado.
El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre.
Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres.
Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes.
Yo digo lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre".
Ellos le replicaron: "Nuestro padre es Abraham". Y Jesús les dijo: "Si ustedes fueran hijos de Abraham obrarían como él.
Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso.
Pero ustedes obran como su padre". Ellos le dijeron: "Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios". Jesús prosiguió:
"Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió.