sábado, 7 de mayo de 2016

Fin de semana (7 y 8 de mayo) Solemnidad de la Ascensión del Señor

Libro de los Hechos de los Apóstoles 1,1-11. 
En mi primer Libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que hizo y enseñó Jesús, desde el comienzo,
hasta el día en que subió al cielo, después de haber dado, por medio del Espíritu Santo, sus últimas instrucciones a los Apóstoles que había elegido.
Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante cuarenta días se les apareció y les habló del Reino de Dios.
En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: "La promesa, les dijo, que yo les he anunciado.
Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días".
Los que estaban reunidos le preguntaron: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?".
El les respondió: "No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad.
Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra".
Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos.
Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco,
que les dijeron: "Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir".



Salmo 47(46),2-3.6-9. 
Aplaudan, todos los pueblos,
aclamen al Señor con gritos de alegría;
porque el Señor, el Altísimo, es temible,
es el soberano de toda la tierra.

El Señor asciende entre aclamaciones,
asciende al sonido de trompetas.
Canten, canten a nuestro Dios, canten,
canten a nuestro Rey.

El Señor es el Rey de toda la tierra,
cántenle un hermoso himno.
El Señor reina sobre las naciones
el Señor se sienta en su trono sagrado.




Carta a los Hebreos 9,24-28.10,19-23. 
Cristo, en efecto, no entró en un Santuario erigido por manos humanas -simple figura del auténtico Santuario- sino en el cielo, para presentarse delante de Dios en favor nuestro.
Y no entró para ofrecerse así mismo muchas veces, como lo hace el Sumo Sacerdote que penetra cada año en el Santuario con una sangre que no es la suya.
Porque en ese caso, hubiera tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. En cambio, ahora él se ha manifestado una sola vez, en la consumación de los tiempos, para abolir el pecado por medio de su Sacrificio.
Y así como el destino de los hombres es morir una sola vez, después de lo cual viene el Juicio,
así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multitud, aparecerá por segunda vez, ya no en relación con el pecado, sino para salvar a los que lo esperan.
Por lo tanto, hermanos, tenemos plena seguridad de que podemos entrar en el Santuario por la sangre de Jesús,
siguiendo el camino nuevo y viviente que él nos abrió a través del velo del Templo, que es su carne.
También tenemos un Sumo Sacerdote insigne al frente de la casa de Dios.
Acerquémonos, entonces, con un corazón sincero y llenos de fe, purificados interiormente de toda mala conciencia y con el cuerpo lavado por el agua pura.
Mantengamos firmemente la confesión de nuestra esperanza, porque aquel que ha hecho la promesa es fiel.



Evangelio según San Lucas 24,46-53. 
Y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día,
y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados.
Ustedes son testigos de todo esto."
Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto".
Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo.
Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.
Los discípulos, que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría,
y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios.



Leer el comentario del Evangelio por : San Cirilo de Alejandría  
Cristo nos abre el camino

Papa a Adolescentes: No os contentéis con la mediocridad

Unos 70 mil adolescentes asistieron a la Misa del Papa en la plaza de San Pedro, para ganar el Jubileo. Participaron muy activamente en la Misa. Incluso uno de ellos se atrevió a cantar el salmo. 

En su desafiante homilía, el Papa les trazó la vía de la felicidad. Les dijo que consiste en aprender a amar. Les explicó que Jesús les enseñará a hacerlo, porque es un amigo que se fía siempre de las personas. 

FRANCISCO
"El verdadero amigo de Jesús se distingue esencialmente por el amor concreto; no el amor "en las nubes”, no, el amor concreto que brilla en su vida. El amor es siempre concreto. Quien no es concreto y habla de amor está haciendo una telenovela, una telecomedia. ¿Queréis vivir este amor que Él nos entrega? ¿Queréis o no queréis?”

El Papa les pidió que hagan gestos concretos de amistad y de bondad, como entregar el propio tiempo y las propias capacidades. Les explicó que la auténtica libertad no es hacer lo que nos apetece, sino aprender a decir que no. 

FRANCISCO
"Sólo con decisiones valientes y fuertes se realizan los sueños más grandes, esos por los que vale la pena dar la vida. Decisiones valientes y fuertes. No os contentéis con la mediocridad, con "ir tirando”, estando cómodos y sentados; no confiéis en quien os distrae de la verdadera riqueza, que sois vosotros, cuando os digan que la vida es bonita sólo si se tienen muchas cosas; desconfiad de quien os quiera hacer creer que sois valiosos cuando os hacéis pasar por fuertes, como los héroes de las películas, o cuando lleváis vestidos a la última moda”. 

También un grupo de adolescentes llevó al Papa parte de las limosnas que habían recaudado durante estos días del Jubileo. 

Cuando terminó la Misa, el Papa regaló a algunos de ellos un crucifijo para que no tengan miedo a hablar de Dios a sus amigos y a hacer obras de misericordia. Antes de irse, algunos pudieron saludarlo personalmente. Varios chicos se atrevieron a pedirle un selfie. Pero no fueron los únicos. También estos sacerdotes regresaron a casa con una foto del Papa en su smartphone. 


8 datos poco conocidos sobre San José, patrono de los trabajadores

8 datos poco conocidos sobre San José, patrono de los trabajadores


REDACCIÓN CENTRAL, (ACI).- El 1 de mayo es el Día Mundial de Trabajo que coincide con la fiesta de San José Obrero, patrono de los trabajadores y padre adoptivo de nuestro Señor Jesucristo. En la siguiente lista se presentan 8 datos que quizá no conozca acerca de San José: 
1) No hay palabras suyas en las Sagradas Escrituras
¡Él protegió a la Inmaculada Madre de Dios y ayudó a criar al Señor del Universo! Sin embargo, no hay ninguna cita de él en los Evangelios. Más bien, fue un silencioso y humilde servidor de Dios que desempeñó su rol cabalmente.
2) Fue muy poco mencionado en el Nuevo Testamento
San José se menciona en Mateo, Lucas, una vez en Juan (alguien llama a Jesús "el hijo de José") y eso es todo. Él no es mencionado en Marcos o en el resto del Nuevo Testamento.
3) Su salida de la historia de los Evangelios no es explicada en la Biblia
Es una figura importante en los relatos de la Natividad del Señor en Mateo y Lucas, y es incluido en los pasajes que relatan el momento en que Jesús se perdió a los 12 años y fue encontrado en el templo. Pero eso es lo último que oímos de él.
María aparece varias veces durante el ministerio de Jesús, pero José se fue sin dejar rastro. Entonces, ¿qué le pasó? Varias tradiciones explican esta diferencia diciendo que José murió alrededor del cumpleaños número 20 de Jesús.
4) ¿Viudo y anciano?
La Escritura no nos dice la edad de San José cuando se casó con María o sobre su vida anterior. Sin embargo, por mucho tiempo se le representó como un hombre de edad avanzada, aparentemente basándose en un texto del llamado protoevangelio de Santiago, un evangelio apócrifo del que se desprende que San José habría estado casado anteriormente, tuvo hijos de ese matrimonio y quedó viudo.
Según esa tradición San José sabía que María había hecho voto de virginidad y fue elegido para casarse con ella para protegerla, en parte porque era viejo y no estaría interesado en tener una nueva familia. Esta idea fue rebatida a lo largo de la historia por grandes santos como San Agustín.
5) Su veneración se remonta al menos al siglo IX
Uno de los primeros títulos que utilizaron para honrarlo fue “nutritor Domini”, que significa "guardián del Señor".
6) Tiene dos celebraciones
La solemnidad de San José es el 19 de marzo y la fiesta de San José obrero (Día Internacional del trabajo) es el 1 de mayo. También está incluido en la Fiesta de la Sagrada Familia (30 de diciembre) y sin duda forma parte de la historia de la Navidad.
7) Tiene múltiples “patronazgos”
Es el patrón de la Iglesia Universal, la buena muerte, las familias, los padres, las mujeres embarazadas, viajeros, inmigrantes, artesanos, ingenieros y trabajadores. Es también el patrón de las Américas, Canadá, China, Croacia, México, Corea, Austria, Bélgica, Perú, Filipinas y Vietnam.
8) La ‘Josefología’
Entre las subdisciplinas de la teología, son conocidas la cristología y mariología. Pero, ¿sabías que también existe la Josefología?
San José ha sido una figura de interés teológico durante siglos. Sin embargo, a partir del siglo XX algunas personas empezaron a recoger opiniones de la Iglesia acerca de él y lo convirtieron en una subdisciplina.
En la década de 1950, se abrieron tres centros dedicados al estudio de San José: en España, Italia y Canadá.
Traducido por Diego López Marina. Publicado originalmente en ChurchPOP.

12 enseñanzas de los santos doctores sobre la misericordia Frases que nos ayudan a vivir el Jubileo

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  1. Nadie se sienta seguro en esta vida, que es una continua tentación. No suceda que quien logró ser mejor se vuelva peor. Mi única esperanza, mi única confianza, mi única firmeza es la misericordia de Dios. (San Agustín).
  2. Agrada sumamente a Dios, nuestra confianza en su misericordia, porque así honramos y exaltamos aquella infinita bondad suya que Él quiso manifestar al mundo creándonos. (San Alfonso María de Ligorio).
  3. La oración constante obtiene la misericordia de Dios, incluso para los que no son sus amigos. (San Alfonso).
  4. El desprecio voluntario a Mi Misericordia constituye el pecado más grave que todos los anteriores. Es el pecado que no será perdonado ni aquí ni en el más allá. (Dios a Santa Catalina, Diálogos).
  5. Por falta de confianza en Mi Misericordia, se corre el riesto de caer en la desesperación, uno de los engaños a los que el demonio puede conducir a mis servidores. (Santa Catalina, Diálogos).
  6. Conservad el corazón abierto a mi inconmensurable perdón. (Santa Catalina, Diálogos).
  7. Nunca dejes de pedir mi ayuda. No bajes la voz al suplicar Mi Misericordia para el mundo. (Santa Catalina, Diálogos).
  8. El pecado de la desesperación me desagrada y perjudica a los hombres más que todos los otros males. (Santa Catalina, Diálogos).
  9. Quien desespera, desprecia Mi Misericordia y juzga que su pecado es mayor que mi bondad. (Santa Catalina, Diálogos).
  10. El pecado de la desesperación conduce al hombre al infierno. (Santa Catalina, Diálogos).
  11. Mi Misericordia es infinitamente mayor que todos los pecados que el hombre pueda cometer. Me entristece el hecho que alguien considere sus faltas mayor que mi perdón. Ese es el pecado que no será perdonado en este siglo, ni en otro (Mt 12,32). (Santa Catalina, Diálogos).
  12. Cuánto más nos sentimos miserables, más debemos confiar en la misericordia de Dios. Porque, entre la misericordia y la miseria, hay una relación tan grande que una no puede hacerse sin la otra. (San Francisco de Sales).

CAMPAÑA DE LA RENTA 2016




Con el lema “Porque detrás de cada X hay una historia”, el Programa Xtantos anima a marcar la X a favor de la Iglesia en la Declaración de la Renta 2016.  Personas que se entregan por los demás; aquellos que están necesitados de tantas cosas, de consuelo y esperanza. Por tantos que necesitan tanto.

Porque detrás de cada X hay una historia
Mayo de 2016



¿Los sacerdotes son felices? Responde un psicólogo


¿Es necesario gastarse tanto dinero en una Primera Comunión? ¿No estamos desfigurando lo que es principal y prioritario?


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Es el tiempo de las primeras comuniones, en las que tantos miles y miles de niños de todo el mundo se acercan a recibir por vez primera a Jesús en la Eucaristía, presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
Estos niños y niñas, con sus almas sencillas y tiernas se preparan para recibir al mismo Dios por ese milagro permanente que es la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, que padeció y murió por nosotros en la Cruz y después resucitó.
Es el mismo Jesús hijo de María, quien, en unión con el Padre y el Espíritu Santo, está escondido en la Sagrada Hostia.
Los niños, cuando se les ha explicado, entienden muy bien la presencia real de Cristo en la Eucaristía, porque tienen el alma entera abierta al Creador, y porque la Virgen María, Madre de Dios y de la Iglesia, cuida a estos niños con un mimo especial, con ternura.
Sin embargo, en algunos lugares, o mejor dicho en algunas familias, confunden esta realidad espiritual de los niños con unas fiestas que deshacen la necesaria austeridad y recogimiento del niño o de la niña que recibe por vez primera el Cuerpo de Jesús.
Y esta realidad espiritual la perciben muchos mejor los niños cuando esta revestida de una austeridad material en todo el entorno del acto de la Primera Comunión.
Hace unos días un amigo me comentó que se quedó un poco sorprendido cuando un pariente suyo le invitó a la primera comunión de su hija Isabel.
Según su testimonio, la familia de la niña –los padres—habían invitado a unas 70 personas entre parientes y amigos.
Tras la Comunión debía celebrarse un banquete en un conocido restaurante, con tanto de entremeses, primer plano, segundo, postre, tarta y regalitos, que venía a costar unos 70 euros el cubierto.
O sea 5.000 euros solo la comida. Luego había copas y baile. O sea como un banquete de bodas.
Pero esto no era todo. Querían vestir a la niña de blanco, con velo y vestido largo de tul, casi como si fuera una novia. Un peinado especial –que dijo que le favorecía porque tenía el cabello largo—unos zapatos blancos de diseño y varios complementos. Era prácticamente una novia de 11 años.
Mi amigo estaba preocupado, tanto que quiso hablar en serio con su pariente y decirle que aquello era un disparate.
La niña Isabel, dijo mi amigo, estaba más pendiente de la fiesta, de los regalos que recibía, del peinado, del vestido, del maquillaje, que de lo que era realmente importante: recibir por vez primera a Jesús en el Sacramento de la Eucaristía.
Al padre de la niña le sorprendió el comentario de su pariente, pues era su única hija y no le importaba “tirar la casa por la ventana”. Además, dijo el padre de Isabel, todo está reservado, hemos dado paga y señal y no hay vuelta atrás.
Mi amigo se puso triste y no sabía si aceptar la invitación a la primera comunión de Isabel o ir tras mantener una conversación con la madre y la propia hija sobre el significado de la fiesta.
Esta situación me hizo pensar que hoy todavía hay padres que confunden una Primera Comunión con un fiestón por todo lo alto, desdibujando de este modo la necesaria austeridad de una fiesta que tiene que ser muy íntima, al tiempo que festiva, para el niño o niña que hace la primera comunión y para sus padres y, si es el caso, los hermanos.
Y pensé: ¿vale la pena gastarse tanto dinero en una primera comunión? ¿No estamos desfigurando lo que es principal y prioritario? No faltan quienes incluso quieren transformar en un acto social de “prestigio” la primera comunión de su hijo.
En el caso de las niñas no faltan críticas de quienes ven en ello un despilfarro, o de padres que quieren emular el standing de otros.
O lo que empieza a circular hoy: los padres no creyentes o de otra religión, empujados por sus hijos o por el ambiente, quieren celebrar “comuniones civiles”, poniendo a la niña de largo y organizando una fiesta parecida sin pasar por la parroquia.
Todo ello lleva a diluir el sentido religioso profundo de la fiesta de la primera comunión.
No faltarán tampoco problemas a la hora de quiénes son los padres del niño o de la niña, o por qué no puede comulgar el padre divorciado casado con otra mujer, o el padre recién llegado que es pareja (conviven juntos) con la madre.
Estos problemas no ocurren solo en las comuniones, sino en las bodas y en todos los encuentros familiares.
¿Qué dice el papa Francisco en estos casos? Hay que discernir, informar bien, comprender, pero sin ceder en lo que es esencial en el Sacramento de la Eucaristía y sobre quién lo puede recibir.
Cuando se da toda la información con la caridadnecesaria, y cuando hay comprensión, los problemas de desvanecen.
Hoy se comenta poco, pero conviene insistir en que para comulgar los fieles deben cumplir ciertas condiciones, como estar en gracia y haberse confesado de sus pecados. Y cogidos uno en uno con caridad todo se soluciona.

Las etapas de la vida mística según santa Teresa de Ávila La decisión de buscar a Dios en nosotros, apoyándonos en Él es la puerta de entrada a la vida espiritual


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1. Al final de su viaje espiritual, Teresa de Jesús escribió el libro de Las moradas, donde compara nuestra alma –el hogar de Dios– con un castillo.
Las primeras moradas corresponden a la entrada en la vida espiritual y son el fundamento de todo lo posterior.
Teresa de Ávila se apoya en particular en cuatro citas bíblicas:
· “En la casa de mi Padre hay muchas moradas” (Juan 14:2), que evoca, según la santa, a este “castillo interior”.
· “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él” (Juan 14:23), que es como un resumen del itinerario espiritual que ella explica.
· “Mis delicias son con los hijos de los hombres”, (Proverbios 8:31), que muestra que nosotros somos el paraíso de Dios.
· Y “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”, (Génesis 1:26), que es la prueba de que fuimos creados para amar como Dios ama, porque Dios es amor. La voluntad de Dios es que nos amemos como él nos ama.
2. Las primeras moradas son el pórtico de entrada en la vida espiritual. Lo franqueamos con la decisión de buscar a Dios en nosotros, apoyándonos en Él, puesto que la peor de las miserias para santa Teresa de Jesús es la de vivir sin Dios, incluso la de imaginar que podemos hacer el bien sin Dios.
Los cuatro frutos de las primeras moradas, que madurarán a lo largo de nuestro camino espiritual, son la libertad, la humildad, desasimiento y, sobre todo, la caridad, que es el fin y la culminación.
Las segundas, terceras y cuartas moradas permitirán profundizar en la vida espiritual entendida como un camino hacia Dios, una búsqueda de Dios entendido como una participación progresiva en la vida divina.
Este don es gratuito, pero debemos estar determinados a recibirlo, para hacer de este recibimiento el centro de nuestras vidas y, así, purificar el lugar de nosotros donde habita Dios.
Es Dios quien nos hace pasar de una morada a otra, cuando quiere y de la forma que quiere.
3. Las segundas moradas conciernen a la purificación de nuestra relación con el mundo. El arma utilizada para triunfar aquí es la fe en Cristo y la confianza en que vendrá a liberarnos (cf. Gálatas 5:1).
4. Las terceras moradas son las relacionadas con la clarificación de la relación con uno mismo. Corremos el riesgo de ser como aquel joven rico que tuvo un buen comienzo, pero que termina finalmente todo triste.
El reto de esta tercera morada es el de reconocerse como un “siervo cualquiera” que lo recibe todo de Dios.
5. Las moradas cuartas son las relativas a ahondar en nuestra relación con Dios. Se instaura progresivamente una gran paz en las profundidades de nuestra alma. La confianza, la humildad y la gratitud son realidades que se van viviendo cada vez más profundamente.
6. La entrada en las quintas moradas marca una transición: no pasamos de las cuartas a las quintas moradas de la misma forma que pasamos de las segundas a las terceras o de las terceras a las cuartas.
Consideramos nuestra vida no tanto como un camino hacia Dios, sino que experimentamos a Dios viviendo en nosotros, como explica la frase de san Pablo: “¡ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí!” (Gálatas 2 :20).
El deseo de amar es más intenso; al recibir una vida nueva, perdemos nuestros puntos de referencia antiguos y nuestras seguridades habituales.
7. Las moradas sextas consisten en “compromisos espirituales”: hay una alternancia de sufrimientos ligados al sentimiento de ausencia de Dios y experiencias muy profundas de la presencia de Cristo. Aquí interviene una dilatación aún más profunda del corazón y del deseo de Dios.
El arma utilizada a través de este trance es siempre la vuelta a la santa humanidad de Cristo: Jesús se une a nosotros en nuestra debilidad humana para transformarla, para revitalizar nuestro deseo de amar en comunión con él.
8. Las séptimas moradas, al fin, son el punto de culminación definido por la unión con Dios en el “matrimonio espiritual”. Este matrimonio espiritual le fue concedido a santa Teresa de Jesús el 18 de noviembre de 1572.
La unión con Dios es una participación profunda del deseo de Dios de salvar a todas las personas.
A través del matrimonio espiritual todo queda transformado y se recibe un renovado deseo de vivir asumiendo nuestra condición y nuestros compromisos terrenales de manera aún más concreta y sin huir de la realidad.