miércoles, 31 de octubre de 2018

¿Por qué los católicos veneran reliquias?

Reliquias por la canonización de Santa Teresa de Calcuta / Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)
Una de las tradiciones más fascinantes y, tal vez, de las que más interrogantes genera en la Iglesia Católica, es por qué los católicos veneran las reliquias.
Para explicar la importancia de esta práctica, CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– entrevistó al P. Carlos Martins, un custodio de reliquias y director del ministerio Tesoros de la Iglesia, que lleva los restos de varios santos a Estados Unidos para su veneración.
El sacerdote definió así las reliquias: “Son objetos físicos que tienen una asociación directa con los santos o con nuestro Señor”.
El P. Martins precisó que la palabra reliquia significa “fragmento” o “remanente de una cosa que fue, pero que ahora ya no es”.
Asimismo, explicó que las reliquias pueden ser de tres clases:
Las de “primera clase” o también llamadas de primer grado, son “el cuerpo o los fragmentos del cuerpo de un santo, como carne o un hueso”.

Hueso de Santa Rosa / Foto: Martha Calderón (ACI Prensa)

Cabellos de San Maximiliano Kolbe / Foto: Martha Calderón (ACI Prensa)
2. Las reliquias de “segunda clase” son “algo que le perteneció al santo como una camisa o un libro (o los fragmentos de esos objetos)”.

Vestiduras de San Francisco y Santa Clara / Foto: Martha Calderón (ACI Prensa)

Sotana San Maximiliano Kolbe / Foto: Martha Calderón (ACI Prensa)
3. Las de “tercera clase” que son “los objetos que el santo tocó o que han sido tocados por una reliquia de primera, segunda u otra de tercera clase”.

Reliquia tercer grado sobre hueso de Santo Tomás de Aquino / Foto: Ximena Rondón (ACI Prensa)
El presbítero aclaró que “cualquier parte del cuerpo del santo es sagrada y puede ser colocada en un relicario”. También los huesos, la carne, los cabellos y la sangre son considerados como reliquias.
Respecto a los orígenes de la veneración de las reliquias, el P. Martins indicó que se remonta al siglo II cuando los cristianos recuperaban los restos de los mártires, quienes habían sido discípulos fieles de Cristo.
El presbítero comentó que durante los primeros siglos también “era tradición construir un templo sobre la tumba de un santo”. Dio de ejemplo la basílica de San Pedro y la de San Pablo de Extramuros, en el Vaticano, donde la tumba de los santos está debajo del altar.
En ese sentido, destacó que con esta evidencia arquitectónica se puede confirmar la autenticidad de una reliquia, lo cual es “críticamente importante”.
Sobre el valor de las reliquias, indicó que la Biblia “enseña que Dios actúa a través de ellas, especialmente en los términos de sanación”. Indicó que algunos de estos sucesos se encuentran narrados en 2 Re 13, 20-21; Mt 9, 20-22; Hch 5, 15; Hch 5, 15; y Hch 19, 11-12.
Asimismo, aclaró que “las reliquias no son mágicas. No contienen un poder propio, un poder separado de Dios” y dijo que el Señor las utiliza como un medio para hacer sus milagros porque “quiere dirigir nuestra atención a los santos como ‘modelos e intercesores’”.
En cuanto a la forma en la que deben ser conservadas, el presbítero manifestó que “el mayor honor que puede concederle la Iglesia a una reliquia es colocarla dentro de un altar, donde se pueda celebrar la Misa”.
“Esta práctica data desde los primeros siglos de la Iglesia. De hecho, los sepulcros de los mártires eran los altares más valiosos para la liturgia. Otra alternativa es colocarlas en un nicho devocional donde la gente pueda venerarlas. Tales santuarios son importantes porque proporcionan a la gente una experiencia más profunda de la intimidad con el santo”, agregó.
Por otro lado, indicó que “la Iglesia no prohíbe que los laicos posean reliquias. Ellos pueden tenerlas en sus casas”.
Sin embargo, dijo que debido a los numerosos abusos perpetrados contra las reliquias –como la venta o el descuido– “la Iglesia ya no emitirá reliquias a los individuos, ni siquiera al clero”.
En cuanto a la devoción a las reliquias que se presentan en las ceremonias de beatificación y canonización, el P. Martins explicó que antes de que la persona sea beatificada, “la tumba es exhumada y los restos mortales son recuperados”. Estos pueden ser trasladados a una iglesia, capilla u oratorio.
Tras la beatificación, la Iglesia Católica “solo permite la devoción local. Es decir, la devoción en el país en que el individuo vivió y murió”.
“Cuando la Madre Teresa de Calcuta fue beatificada, solo en la India y en Albania, donde nació, se permitió su devoción. Por ejemplo, no se podía celebrar una Misa en su honor en Estados Unidos ni colocar sus reliquias en los altares de ese país”, destacó.
Luego de la canonización, la Iglesia ya permite “una devoción universal”.

Cómo obtener misericordia y gracia: mira las oraciones de santa Faustina



"Abro el cáliz de mi corazón ante Ti, como un capullo de rosa se abre al frescor del rocío..."

De un diálogo continuo con Jesús, santa Faustina Kowalska recibió sugerencias e indicaciones muy precisas sobre la Divina Misericordia:
Cristo misericordioso
A partir de la célebre imagen del Cristo misericordioso, representación iconográfica de la visión que tuvo santa Faustina el 22 de febrero de 1931, en que Cristo ordena que se le pinte así como se revela, cuenta la mística:
“En la noche cuando estaba en mi celda, vi al Señor Jesús vestido de blanco. Una mano estaba levantada en ademán de bendecir y, con la otra mano, se tocaba el vestido, que aparecía un poco abierto en el pecho, brillaban dos rayos largos: uno era rojo y, el otro blanco.(…)
Después de un rato, Jesús me dijo: 
Pinta una imagen Mía, según la visión que ves, con la Inscripción : “¡Jesús, yo confío en Ti!” Yo deseo que esta Imagen sea venerada, primero en tu capilla y después en el mundo entero”.

La salvación de las almas
En las visiones Jesús le indicó muchas veces el deseo de salvar a todas las almas, como informa santa Faustina, al transcribir en su Diario las palabras el Mesías:
“De todas Mis llagas, como de arroyos, fluye la misericordia para las almas, pero la herida de Mi Corazón es la Fuente de la Misericordia sin límites, de esta fuente brotan todas las gracias para las almas. Las llamas de la compasión me devoran, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres, háblale a todo el mundo de mi Misericordia”.
Las palabras de Jesús han inspirado a santa Faustina en la redacción de algunas oraciones, referidas en Gesù, confido in te (edizioni Messaggero Padova) – (Jesús, yo confío en ti), que te proponemos a continuación.
Oración. Un himno de alabanza:
“Oh dulcísimo Maestro mío, oh buen Jesús. Te doy mi corazón y Tú modélalo, fórmalo según Tu agrado. Oh Amor inconcebible, abro el cáliz de mi corazón ante Ti, como un capullo de rosa se abre al frescor del rocío; el perfume de la  flor de mi corazón es conocido sólo por Ti. Oh Esposo mío, que la fragancia de mi sacrificio Te sea agradable, oh Dios inmortal, mi eterna delicia. Tú eres mi cielo ya aquí en la tierra, que cada latido de mi corazón sea un nuevo himno de adoración a Ti, oh Santísima Trinidad. Si tuviera tantos corazones cuantas gotas de agua hay en el océano, cuantos granos de arena en toda la tierra, Te los ofrecería todos, oh Amor mío, Tesoro de mi corazón. Con cuantos me encuentre en la vida, deseo atraerlos todos a amarte, oh Jesús mío, mi Belleza, mi Sosiego, mi único Maestro, Juez, Salvador y Esposo a la vez; sé que un título atenúa el otro, he puesto todo en Tu misericordia”.
“Oh Jesús, tendido sobre la cruz, Te ruego, concédeme la gracia de cumplir fielmente con la santísima voluntad de Tu Padre, en todo, siempre y en cualquier lugar. Y cuando esta voluntad de Dios me parezca pesada y difícil de cumplir, es entonces que Te ruego, Jesús, que de Tus heridas hagan fluir sobre mí fuerza y fortaleza y que mis labios repitan: Hágase Tu voluntad, Señor.
Oh Jesús mío, sosténme cuando vengan los días difíciles y nublados, los días de las experiencias, los días de las pruebas, cuando el sufrimiento y el cansancio empiecen a oprimir mi cuerpo y mi alma. Sosténme, oh Jesús, dame fuerza para soportar los sufrimientos. Pon un centinela a mis labios para que no salga ni una sola palabra de queja ante las criaturas. Toda mi esperanza es Tu Corazón misericordiosísimo, no tengo nada en mi defensa, sólo tu misericordia, en ella toda mi confianza.
Oración para obtener la Misericordia de Dios para el mundo entero.
“Oh Dios de gran misericordia, Bondad infinita, hoy toda la humanidad clama desde el abismo de su miseria a Tu misericordia, a Tu compasión, oh Dios, y grita con la potente voz de la miseria.
Oh Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra. Oh Señor, Bondad inconcebible que conoces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti, te imploramos anticípanos tu gracia y multiplica incesantemente Tu misericordia en nosotros, para que cumplamos fielmente Tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y en la hora de la muerte.
Que la omnipotencia de Tu misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación para que con confianza, como Tus hijos, esperemos Tu última venida, ese día que conoces solo Tú. Y a pesar de toda nuestra miseria, esperamos recibir todo lo que Jesús nos ha prometido, porque Jesús es nuestra esperanza: a través de Su Corazón misericordioso, como a través de una puerta abierta, entramos al cielo.”
Oración para obtener la gracia (por intercesión de santa Faustina)
“Oh Jesús, que hiciste de santa Faustina una gran devota de Tu infinita misericordia, concédeme por su intercesión, si fuera esto conforme a Tu santísima voluntad, la gracia de (pedir gracia) que te pido. Yo, pecador, no soy digno de Tu misericordia pero dígnate mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo a las súplicas que a través de ella te presento confiando en Ti”.
Padre nuestro – Ave María – Gloria

Día de los muertos: Con estas oraciones puedes pedirle a Dios por tus difuntos

Foto referencial: Flickr - Bartheird (CC BY-NC-ND 2.0)

"Una flor sobre su tumba se marchita, una lágrima sobre su recuerdo se evapora. Una oración por su alma, la recibe Dios", decía San Agustín. Cada 2 de noviembre la Iglesia recuerda con mucho cariño a los fieles difuntos y por ello te recomendamos estas oraciones por las almas de tus familiares que ya partieron a la Casa del Padre.
Por un niño
Señor, tú que conoces nuestra profunda tristeza por la muerte del (de la) niño(a) N., concede a quienes acatamos con dolor tu voluntad de llevártelo(a), el consuelo de creer que vive eternamente contigo en la gloria. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por un joven
Concede, Señor, la felicidad de la gloria eterna a tu siervo(a) N. a quien has llamado de este mundo cuando el vigor de la juventud embellecía su vidacorporal; muestra para con él (ella) tu misericordia y acógelo(a) entre tus santos en el canto eterno de tu alabanza. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Por los padres y abuelos
¡Oh Dios! Nos mandaste honrar padre y madre. Por tu misericordia, ten piedad de mi padre (madre) y no recuerdes sus pecados. Que yo pueda verlo (la) de nuevo en el gozo de eterno fulgor. Te lo pido por Cristo nuestro Señor. Amén.
En caso de accidente o suicidio
Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo unidas a las lágrimas de dolor que sentimos por la muerte inesperada de nuestro(a) hermano(a) N., y haz que alcance tu misericordia y goce para siempre de la luz de aquella patria en que no hay más sufrimiento ni muerte. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Oración en el cementerio el día de los fieles difuntos
La costumbre de visitar los cementerios el día de difuntos es una buena oportunidad para orar por ellos y afirmar nuestra fe en la resurrección. Proponemos para esta ocasión la siguiente celebración.
A/. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. T/. Amén.
A/. Bendigamos al Señor que, por la resurrección de su Hijo, nos ha hecho nacer a una esperanza viva. T/. Bendito seas por siempre, Señor.
A/. Hermanos: Todos tenemos familiares y amigos que han muerto. Hoy los recordamos a ellos y a todos los que han fallecido y los encomendamos a la misericordia de Dios. En este cementerio nos unimos para afirmar nuestra fe en Cristo que ha vencido la muerte y nuestra esperanza de que él vencerá también nuestra muerte y nos reunirá con nuestros seres queridos en su reino de gloria. Que esta celebración nos anime a ser fieles al Señor y a seguir los buenos ejemplos que nuestros familiares nos dejaron en su vida. Comencemos reconociendo nuestros pecados ante el Señor (momentos de silencio).
  • Tú que resucitaste a Lázaro del sepulcro, SEÑOR, TEN PIEDAD.
  • Tú que has vencido la muerte y has resucitado, CRISTO, TEN PIEDAD.
  • Tú que nos has prometido una vida eterna contigo, SEÑOR, TEN PIEDAD.
A/. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. T/: Amén.
L/. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (6, 3-4. 8-9).
“Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo, fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva... Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él”. Palabra de Dios. T/. Te alabamos, Señor.
A/. Hermanos: Invoquemos con fe a Dios Padre todopoderoso que resucitó de entre los muertos a su Hijo Jesucristo para la salvación de todos.
  • Para que afiance al pueblo cristiano en la fe, la 28 esperanza y el amor, roguemos al Señor. Todos: TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
  • Para que libere al mundo entero de todas sus injusticias, violencias y signos de muerte, roguemos al Señor.
  • Para que acoja e ilumine con la claridad de su rostro a todos los que han muerto en la esperanza de la resurrección, roguemos al Señor.
  • Para que reciba en su reino a N. y N. (se pueden decir nombres) y a todos los difuntos de nuestras familias, roguemos al Señor.
  • Para que nuestra visita y nuestras ofrendas de flores, velas y comida sean signos de nuestra fe en la vida más allá de la muerte, roguemos al Señor.
  • Para que la fe en Cristo mueva nuestros corazones para dar frutos de solidaridad y de justicia, roguemos al Señor.
A/. Oremos, hermanos, como Jesús mismo nos enseñó.
T/. Padre nuestro... Dios te salve María... Gloria al Padre...
A/. El Dios de todo consuelo, que con amor inefable creó al hombre y en la resurrección de su Hijo ha dado a los creyentes la esperanza de resucitar, derrame sobre nosotros su bendición. T/. Amén.
A/. Él nos conceda el perdón de nuestras culpas a los que vivimos en este mundo y otorgue a los que han muerto el lugar de la luz y de la paz. T/. Amén.
A/. Y a todos nos conceda vivir eternamente felices con Cristo, al que proclamamos resucitado de entre los muertos. T/. Amén.
A/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre. T/. Amén.
A/. Dales, Señor, el descanso eterno T/. Y brille para ellos la luz perpetua.
A/. Que las almas de todos los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. T/. Amén.

Miércoles de la trigésima semana del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 13,22-30.

Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén.
Una persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?". El respondió:
"Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán.
En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Y él les responderá: 'No sé de dónde son ustedes'.
Entonces comenzarán a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas'.
Pero él les dirá: 'No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!'.
Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera.
Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.
Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos".

martes, 30 de octubre de 2018

Papa Francisco merece el Premio Nobel de la Paz

Existe una deuda histórica con el Sucesor de Pedro

Son muchos los candidatos propuestos al Premio Nobel de la Paz. Mucha gente merece un galardón (la canciller alemana, Angela Merkel, el sacerdote eritreo Mussie Zerai o el ginecólogo congolés Denis Mukwege) que es el gran reconocimiento social a la labor de diplomacia y de trabajo por los que más sufren.
Sin ninguna duda uno de los que más merece este galardón es el Papa Francisco. Aquí, tres argumento sólidos para que sea premiado con este galardón:
1. Mediador en conflictos
Papa Francisco y la diplomacia vaticana se encuentra inmiscuido en los grandes procesos de paz que existen en la actualidad. Ha influido positivamente en las relaciones bilaterales entre CUBA y EEUU; ha propiciado el acuerdo de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC; ha pedido por la resolución del conflicto entre Chile y Bolivia y ha intentado en numerosas ocasiones influir en la paz de Ucrania.
Mención aparte merece su histórico viajee a Tierra Santa, donde destacó una foto junto a un líder religioso judío y un musulmán:”Respetémonos y amémonos los unos a los otros como hermanos y hermanas, aprendamos a comprender el dolor del otro”, afirmaba el Papa, pidiendo “que nadie instrumentalice el nombre de Dios para la violencia”.
2. Llamamientos por la paz y la acogida de refugiados
El Papa Francisco se puso en la vanguardia de la acogida a refugiados en Europa, en un momento de grave crisis en distintos países. También su visita a Lampedusa y su calificativo de “verguenza” sirvieron para poner el foco en una situación que estaba siendo obviada y olvidada por los europeos.
En Estados Unidos el Papa ha pedido que se respete a la inmigración latina y pidió en la ONU tanto por los refugiados de África y Medio Oriente como por los 11 millones de inmigrantes sin papeles que viven en Estados Unidos: “No se desanimen por las dificultades que tengan que afrontar. Les pido que no olviden que al igual que los que llegaron aquí antes, ustedes traen muchos dones a esta nación”.
Entre sus llamamientos destaca su condena al negocio de la guerra, el que existe detrás de las armas y en el cual hay un silencio cómplice de las grandes potencias. La persecución contra los cristianos en Siria e Irak es otro de sus grandes temas en cada Ángelus.
3. La paz y la naturaleza
La Encíclica “Laudato Sí” centrada en el cuidado de la naturaleza es un firme alegato por la paz en el mundo. Las agresiones al medio ambiente también suponen un grito contra la paz y el Papa Francisco lo constata.
“Cualquier daño al ambiente es un daño a la humanidad” afirmaba en su discurso en la ONU y al comienzo de la Encíclica destacaba: “Esta hermana (la tierra) clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres viviente”.
A estos tres argumentos hay que sumar la gran labor que realiza la Iglesia en la solución de los conflictos de Paz. El Premio Nobel de la Paz tiene una gran deuda con la Iglesia. San Juan Pablo II merecía ganar este premio y fue el gran olvidado. Papa Francisco puede cobrar esa deuda. Lo que se premia es la persona, pero al fin y al cabo San Juan Pablo II y Papa Francisco representan los mismo: son los sucesores de Pedro.

Martes de la trigésima semana del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 13,18-21.

Jesús dijo entonces: "¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo?
Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas".
Dijo también: "¿Con qué podré comparar el Reino de Dios?
Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa".

lunes, 29 de octubre de 2018

3 Consejos de Santa Faustina para salir victorioso en el Combate Espiritual

 
hombre besando crucifijo de metal foto color sepia

Santa Faustina fue una gran guerrera espiritual y nos anima hoy a prepararnos para la batalla espiritual que amenaza nuestra alma

 

Fortalécete para la lucha: Palabras de Jesús a Santa Faustina Kowalska (Diario 1,145)
Santa Faustina Kowalska fue ciertamente un alma muy talentosa y llena de dones. Ella tuvo una gran sabiduría en cuanto a la vida espiritual y lo recibió todo de la mano de Dios.
San Juan Pablo II tuvo una gran devoción hacia ella y usó toda su influencia para promover la cause de su canonización. Él sabía que sus escritos y su ejemplo serían un faro de esperanza en un mundo nublado y oscuro.
En particular, 
 

Santa Faustina Kowalska fue una gran guerrera espiritual y nos anima hoy a prepararnos para la batalla espiritual que amenaza nuestra alma

 
. Ella nos da tres consejos que nos ayudarán grandemente para ganar la guerra: confiar, preparar y orar.

1.- Confiar

"[Cuando el alma recibió mucha luz y muchas inspiraciones]… ella sabe que, para ser fiel, tendrá que exponerse a distintas dificultades más de una vez, pero ella confía en Dios y gracias a esta confianza llega allí a donde Dios la llama. Las dificultades no la espantan… como al soldado que continuamente está en el combate, no le espanta el tronar de los cañones. [Está] lejos de asustarse, pero agudiza los oídos, de qué lado ataca el enemigo, para vencerlo." (Diario, Cuaderno 1, 145, énfasis añadido)
Santa Faustina Kowalska nos anima a confiar en Dios, especialmente en las numerosas pruebas y dificultades de la vida.
Si confiamos en Él, no temeremos a las batallas que enfrentemos, sino que en cambio seremos fortalecidos y estaremos listos a enfrentar todo lo que se nos venga.
No es una coincidencia que Jesús tiene la inscripción debajo de la imagen de la Divina Misericordia "Jezu, ufam Tobie" – "Jesús, en Ti confío".

2.- Preparar

"Durante el tiempo de la paz el alma hace esfuerzos al igual que en el tiempo de la lucha. Tiene que ejercitarse mucho, porque de lo contrario ni hablar de la victoria. El tiempo de la paz lo considero como el tiempo de preparación para la victoria. Tiene que vigilar continuamente, vigilancia y, una vez más, vigilancia." (Diario, Cuaderno 1, 145, énfasis añadido)
Santa Faustina nos anima a continuar preparándonos para la batalla espiritual, especialmente en los momentos de paz y de gracia. Puede que seamos tentados (durante un período en el cual las tentaciones son pocas) a bajar nuestra guarda y a quedarnos donde estamos.
Un buen guerrero nunca detiene su entrenamiento y un atleta exitoso nunca cesa de practicar. Si un buen guerrero detuviese su entrenamiento durante el tiempo de paz, sus músculos no estarían preparados para el momento de la batalla cuando ésta comenzara. De igual forma sucede en la vida espiritual.

3.- Orar

"Oración – A través de la oración el alma se arma para enfrentar cualquier batalla. En cualquier condición en que se encuentre un alma, debe orar. Tiene que rezar el alma pura y bella, porque de lo contrario perdería su belleza; tiene que implorar el alma que tiende a la pureza, porque de lo contrario no la alcanzaría; tiene que suplicar el alma recién convertida, porque de lo contrario caería nuevamente; tiene que orar el alma pecadora, sumergida en los pecados, para poder levantarse. Y no hay alma que no tenga el deber de orar, porque toda gracia fluye por medio de la oración." (Diario, Cuaderno 1, 146, énfasis añadido)
Santa Faustina Kowalska nos invita a todos a orar sin importar el estado de nuestras vidas. Tanto santos como pecadores deben orar, ya que Dios nos da la fuerza necesaria para soportar cada prueba. Sin una vida de oración, somos como peces fuera del agua.
Sigamos el ejemplo de Santa Faustina y confiemos, preparémonos y oremos. Sólo así estaremos más cerca de la victoria final.

Lunes de la trigésima semana del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 13,10-17.

Un sábado, Jesús enseñaba en una sinagoga.
Había allí una mujer poseída de un espíritu, que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera.
Jesús, al verla, la llamó y le dijo: "Mujer, estás curada de tu enfermedad",
y le impuso las manos. Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: "Los días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse curar, y no el sábado".
El Señor le respondió: "¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a su buey o a su asno para llevarlo a beber?
Y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?".
Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía.

domingo, 28 de octubre de 2018

¿Comulgar sin confesarse? ¡Ten mucho cuidado!

 
sagrada hostia sostenida en las manos de sacerdotes para comunion

No es exagerado afirmar que muchos de los que se acercan a comulgar no reúnen las condiciones necesarias, sea por ignorancia o falta de fe
Cualquier observador atento de las celebraciones litúrgicas habrá constatado un fenómeno generalizado que se está convirtiendo en algo normal. A saber:
  • Ha disminuido alarmantemente, el número de fieles que acceden al sacramento del perdón.

  • Ha aumentado considerablemente, el número de fieles que se acercan a comulgar.

  • Bastantes celebraciones sacramentales (bautizos, bodas, funerales... ), para muchos asistentes, son meros actos sociales.
La enseñanza de la Iglesia, basada en la Palabra de Dios, ha sido constante a lo largo de los siglos. Siempre ha enseñado que para comulgar, se precisa estar en gracia de Dios -sin pecado grave en la conciencia- y guardar el ayuno pertinente.
En la preciosa encíclica del Papa San Juan Pablo II sobre la Iglesia y la Eucaristía en su nº 36c, el Papa ha dejado clara la enseñanza oficial de la Iglesia expuesta en el Catecismo, en el Código de Derecho canónico y la vigencia de la norma del Concilio de Trento concretando la severa exhortación del apóstol San Pablo, al afirmar que, para recibir dignamente la Eucaristía, "debe preceder la confesión de los pecados, cuando uno es consciente de pecado mortal".

No trivializar la Comunión

No es exagerado afirmar que muchos de los que se acercan a comulgar no reúnen las condiciones necesarias para ello; sea por ignorancia, por falta de fe, por rutina o mimetismo (¿dónde va Vicente?..) o por estar en pecado grave, incluso años sin confesarse etc...
Esta praxis está llevando a una trivialización del sacramento principal de la Iglesia y a un falseamiento de la conciencia de muchos bautizados.
Los responsables directos de cada celebración eucarística (abusos, sacrilegios, etc...) son los ministros ordenados, obispos y sacerdotes, que presiden las mismas.
A falta de una catequesis adecuada y previa ¿No cabría una advertencia hecha con todo respeto a los presentes, antes de dar la comunión?. Verbi gratia. No hay obligación de acercarse a comulgar... Los que vayan a hacerlo, examinen su conciencia ante Dios y vean si están en su santa gracia.
El tomar conciencia de este fenómeno es urgente, muy grave y de la máxima responsabilidad.
Actúese en consecuencia

Trigésimo Domingo del tiempo ordinario

Evangelio según San Marcos 10,46-52.

Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino.
Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!".
Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten piedad de mí!".
Jesús se detuvo y dijo: "Llámenlo". Entonces llamaron al ciego y le dijeron: "¡Animo, levántate! El te llama".
Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él.
Jesús le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". El le respondió: "Maestro, que yo pueda ver".
Jesús le dijo: "Vete, tu fe te ha salvado". En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.

sábado, 27 de octubre de 2018

Sábado de la vigésima novena semana del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 13,1-9.

En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios.
El les respondió: "¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás?
Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera.
¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén?
Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera".
Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró.
Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?'.
Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré.
Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'".

viernes, 26 de octubre de 2018

Viernes de la vigésima novena semana del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 12,54-59.

jesús dijo a la multitud: 
"Cuando ven que una nube se levanta en occidente, ustedes dicen en seguida que va a llover, y así sucede.
Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede.
¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo entonces no saben discernir el tiempo presente?
¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo?
Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y este te ponga en la cárcel.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo."

jueves, 25 de octubre de 2018

Oración para pedir la fe, del papa Pablo VI


Una bonita oración del pontífice, compuesta en 1968

Señor, yo creo, yo quiero creer en Ti
Señor, haz que mi fe sea pura, sin reservas, y que penetre en mi pensamiento, en mi modo de juzgar las cosas divinas y las cosas humanas.
Señor, haz que mi fe sea libre, es decir, que cuente con la aportación personal de mi opción, que acepte las renuncias y los riesgos que comporta y que exprese el culmen decisivo de mi personalidad: creo en Ti, Señor.
Señor, haz que mi fe sea cierta: cierta por una congruencia exterior de pruebas y por un testimonio interior del Espíritu Santo, cierta por su luz confortadora, por su conclusión pacificadora, por su connaturalidad sosegante.
Señor, haz que mi fe sea fuerte, que no tema las contrariedades de los múltiples problemas que llena nuestra vida crepuscular, que no tema las adversidades de quien la discute, la impugna, la rechaza, la niega, sino que se robustezca en la prueba íntima de tu Verdad, se entrene en el roce de la crítica, se corrobore en la afirmación continua superando las dificultades dialécticas y espirituales entre las cuales se desenvuelve nuestra existencia temporal.
Señor, haz que mi fe sea gozosa y dé paz y alegría a mi espíritu, y lo capacite para la oración con Dios y para la conversación con los hombres, de manera que irradie en el coloquio sagrado y profano la bienaventuranza original de su afortunada posesión.
Señor, haz que mi fe sea activa y dé a la caridad las razones de su expansión moral de modo que sea verdadera amistad contigo y sea tuya en las obras, en los sufrimientos, en la espera de la revelación final, que sea una continua búsqueda, un testimonio continuo, una continua esperanza.
Señor, haz que mi fe sea humilde y no presuma de fundarse sobre la experiencia de mi pensamiento y de mi sentimiento, sino que se rinda al testimonio del Espíritu Santo, y no tenga otra garantía mejor que la docilidad a la autoridad del Magisterio de la Santa Iglesia. Amén.
(Pronunciada en la Audiencia general del 30 de octubre de 1968)
Fuente: L’Osservatore Romano, Edición en Lengua Española, 2 de agosto de 1981, p-3.

Jueves de la vigésima novena semana del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 12,49-53.

Jesús dijo a sus discípulos: 
"Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!
Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!
¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división.
De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres:
el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra".

miércoles, 24 de octubre de 2018

Papa Francisco: ¿Hablas con tu ángel? ¿Sabes de qué tres peligros te protege?

GUARDIAN,ANGEL,WING

Homilía hoy en Casa Santa Marta

“He aquí que mando a un ángel por delante de ti para guardarte en tu camino y para que te conduzca al lugar que he preparado para ti”. Estas palabras de la liturgia de hoy guían la reflexión del Papa Francisco en Santa Marta, en el día de la fiesta de los Ángeles Custodios. Son ellos – dice Francisco – “la ayuda especial” que el “Señor promete a su pueblo y a nosotros que caminamos en el camino de la vida”.
Eso es precisamente la vida, un camino en el que debemos ser ayudados por “compañeros”, por “protectores”, por una “brújula humana, o una brújula que se asemeje a lo humano y que nos ayude a ver adónde tenemos que ir”. En la vida hay tres posibles peligros, según el Papa.
Está el peligro de no caminar. Y cuanta gente se asienta y no camina, y toda la vida está parada, sin moverse, sin hacer nada… Es un peligro. Como ese hombre del evangelio que tenía miedo de invertir el talento. Lo enterró, y: “Yo estoy en paz, estoy tranquilo. No me equivocaré, así no me arriesgo”. Y mucha gente no sabe cómo caminar o tiene miedo de arriesgar, y se para. Pero nosotros sabemos que quien se para en la vida, acaba por corromperse. Como el agua: cuando el agua está quieta, vienen los mosquitos, ponen los huevos, y todo se corrompe. Todo. El ángel nos ayuda, nos empuja a caminar.

El peligro de equivocarse de camino o de dar vueltas en un laberinto 

Pero hay dos peligros más en la vida, prosigue el Papa: el “peligro de equivocar el camino”, que solo “al principio es fácil de corregir”; y el peligro de dejar el camino para perderse en una plaza, yendo “de una parte a otra como en un laberinto” que “atrapa” y que “nunca tiene final”.  “El ángel”, afirma Francisco, “está para ayudarnos a no equivocar el camino y caminar por el”, pero hace falta nuestra oración, que pidamos ayuda.
Y dice el Señor: “Respeta su presencia”. El ángel tiene autoridad para decirnos las cosas. Hay que escucharle. “Escucha su voz y no te rebeles contra él”. Escucha las inspiraciones, que son siempre del Espíritu Santo, pero es el ángel quien nos las pone delante. Yo quisiera hacerles una pregunta: ¿hablan con su ángel? ¿Saben el nombre de su ángel? ¿escuchan a su ángel? ¿se dejan llevar de la mano en el camino o empujar para moverse?

El ángel muestra el camino hacia el Padre

La presencia y el papel de los ángeles en la vida es aún más importante, porque, según el Papa, no sólo nos ayudan a caminar bien, sino que nos muestran también “adónde tenemos que ir”. Está escrito en el evangelio de Mateo: “No desprecies a los niños”, dice el Señor, porque “sus ángeles en el cielo ven siempre el rostro de mi Padre en el cielo”. En el “misterio de la custodia del ángel” está también la “contemplación de Dios Padre” que el Señor nos debe dar la gracia de comprender.
Nuestro ángel no sólo está con nosotros, sino que ve a Dios Padre. Está en relación con Él. Es el puente diario, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, que nos acompaña y que está en relación con el Padre y con nosotros. El ángel es la puerta diaria a la trascendencia, al encuentro con el Padre: el ángel me ayuda en el camino porque mira al Padre y sabe cual es el camino. 

10 consejos para crecer en la vida de oración

manos en oración

San Alfonso afirmó que no hay ni personas fuertes ni débiles en el mundo, solo personas que saben cómo orar y otras que no lo hacen

La oración es clave para la salvación. San Agustín dice que el que reza bien vive bien; el que vive bien muere bien; y para el que muere bien todo está bien.
San Alfonso reitera el mismo principio: “El que ora mucho, será salvado; el que no reza será condenado; el que ora poco pone en peligro su salvación eterna”.
El mismo santo afirmó que no hay ni personas fuertes ni débiles en el mundo, solo personas que saben cómo orar y otras que no lo hacen. En otras palabras, la oración es nuestra fuerza en todo tiempo y lugar.
Nos gustaría ofrecer diez palabras de aliento para ayudar en el camino hacia el cielo a través del esfuerzo de crecer en nuestra vida de oración

1. Tener convicción y determinación

No hay ninguna persona de éxito en este mundo en cualquier empresa que no estuviese animado por una firme determinación para lograr su objetivo.
Súper atletas, músicos consumados, profesores expertos y escritores famosos no llegaron a la perfección por desearlo y pensarlo, sino por una firme y tenaz determinación para alcanzar sus metas contra viento y marea.
Por esa razón, la doctora de la oración, santa Teresa de Ávila, declaró: “Debemos tener una determinación decidida a nunca darnos por vencidos con la oración”.
Si realmente creemos en lo más profundo de nuestro corazón los tesoros de valor incalculable que se derivan de la oración, haríamos un objetivo importante en nuestra vida crecer constantemente en la oración.

2. Tener al Espíritu Santo como Maestro

San Pablo nos dice que en realidad no sabemos pedir como conviene, sino que es el Espíritu Santo quien intercede por nosotros y nos enseña a decir “Abba” Padre. El Espíritu Santo es nuestro Maestro Interior.
Con María, los Apóstoles pasaron nueve días y noches orando y ayunando y fueron empapados con el poder que viene de lo alto, del Espíritu Santo.
Antes de comenzar cualquier período de oración formal, por qué no invocar la Persona del Espíritu Santo para ayudarte en tu debilidad.
Durante el curso de su período de oración por qué no pedir la presencia del Espíritu Santo que ilumine tu mente y encienda tu corazón.
Él está más cerca de ti de lo que eres consciente. Si estás en estado de gracia, Él reside en tu corazón.

3. Dedicar tiempo, espacio, buena voluntad y silencio

Como cualquier arte se aprende con la práctica, esto también aplica a la oración. Para aprender a orar, debemos tener un tiempo determinado, un buen lugar, buena voluntad de nuestra parte y silencio.
El sabio refrán de que “la práctica hace al maestro”, aplica tanto en el deporte como en la oración.

4. Hacer penitencia

Puede que nuestra oración se haya vuelto insípida, aburrida, sin vida, anémica y estancada por muchas razones. Una posible razón podría ser una vida de sensualidad, permisividad, gula, o simplemente vivir más según la carne que según el espíritu.
Como nos recuerda san Pablo, la carne y el espíritu están en oposición mutua. Jesús pasó cuarenta días y noches orando y ayunando. Los Apóstoles pasaron nueve días y noches orando y ayunando.
No podemos avanzar en una vida mística seria dirigida por el espíritu si no hemos pasado por la vida ascética de sacrificio, mortificación y penitencia.
Un pájaro necesita dos alas para volar; lo mismo ocurre con un seguidor de Cristo. Para volar alto en la vida mística las dos alas son la oración y la penitencia.
Si no tienes formación en la vida penitencial, consulta a un buen director espiritual y comienza con pequeños actos de penitencia para acumular fuerza de voluntad con el fin de realizar actos más heroicos de penitencia.
Si nunca has corrido, empieza con una cuadra y luego alcanza una milla.

5. Buscar dirección espiritual

Los atletas necesitan entrenadores; los estudiantes necesitan profesores; los profesores necesitan mentores para aprender el arte. Igualmente importante, los guerreros de la oración deben tener algún tipo de orientación y esto se llama dirección espiritual.
 
San Ignacio de Loyola insistió en la vida espiritual como un camino de acompañamiento. Santa Teresa de Ávila tuvo varios santos dirigiéndola en su largo y doloroso camino hacia la perfección: san Juan de la Cruz, san Pedro de Alcántara y san Francisco de Borja.
Hay muchos obstáculos en el camino espiritual, sobre todo cuando uno persigue una vida profunda de oración.
Por eso tener un director espiritual capacitado que conoce las trampas del demonio, los obstáculos y peligros que siempre están presentes, puede ayudarnos a crecer de manera constante en santidad a través de una vida de oración más profunda y auténtica.

6. Acompañar la oración con la acción

Santa Teresa de Ávila señala que el crecimiento auténtico en la oración se demuestra por el crecimiento en la santidad y que éste significa la práctica de la virtud. 
Jesús dijo que conocemos el árbol por los frutos. Del mismo modo una auténtica vida de oración alcanza su plenitud progresiva en la práctica de las virtudes: fe, esperanza, caridad, pureza, bondad, servicio, humildad y un amor constante por el prójimo y la salvación de su alma inmortal.
La Virgen es modelo en todo momento, pero sobre todo en la íntima conexión entre la contemplación en la acción.
En la Anunciación admiramos a María absorta en la oración; a continuación, en el siguiente misterio (en la Visitación) vemos cómo sigue la inspiración del Espíritu Santo para ir a servir a su prima en una misión de amor.
En verdad podemos llamar a María una verdadera “contemplativa en acción”. Como María, estamos llamados a ser “contemplativos en acción”

7. Estudiar y leer acerca de la oración

Santa Teresa de Ávila no permitía en el convento de las Carmelitas a las mujeres que no sabían leer. ¿Por qué? La razón simple es que ella sabía lo mucho que podían aprender sobre muchos temas, pero sobre todo de la oración, a través de una lectura espiritual sólida.
¡Encuentra buena literatura sobre la oración y léela! Cuántas ideas útiles vienen a través de una buena lectura espiritual.
Una sugerencia: lee la parte 4 del Catecismo de la Iglesia Católica. Esta es una obra maestra espiritual sobre la oración.

8. Participar en retiros

Una manera muy apropiada para ir realmente profundo en la oración es apartar un tiempo para un período prolongado de oración; esto lo llamamos un retiro espiritual.
Uno de los estilos más eficaces de retiros son los retiros ignacianos. Podría durar un mes entero, u ocho días, o incluso un retiro de fin de semana puede resultar muy valioso.
Jesús, al ver los Apóstoles abrumados con el trabajo, los exhortó: “Vengan aparte por un tiempo y descansen…”.
Este descanso que Jesús mencionó clásicamente se ha interpretado como un llamado al retiro espiritual. Mira tu calendario del año y aparta algún tiempo. Períodos más largos de tiempo para la oración permiten una mayor profundidad en la oración.

9. Acudir a la confesión

A veces la oración resulta extremadamente difícil debido a que tenemos la conciencia sucia por el pecado. Jesús dijo: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque verán a Dios” (Mt 5,8).
 
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Después de una buena confesión, en la que la Preciosa Sangre de Jesús lava nuestra alma y limpia nuestra conciencia, los ojos del alma puede ver y contemplar el rostro de Dios con mayor claridad.

10. Contar con el apoyo de la Virgen María

Así como hemos mencionado la importancia de que el Espíritu Santo esté con nosotros como nuestro Maestro Interior, así también constantemente debemos pedir a María que ruegue por nosotros e invitarla a orar con nosotros cada vez que dedicamos tiempo y esfuerzo a la oración. Ella nunca nos fallará.
 
De la misma manera en Jesús convirtió el agua en vino en Caná por intercesión de María, ella puede ayudarnos a convertir nuestra oración insípida y sin sabor en el vino dulce de la devoción.
¡María nunca te fallará! Acude a ella.