Existe una deuda histórica con el Sucesor de Pedro
Son muchos los candidatos propuestos al Premio Nobel de la Paz. Mucha gente merece un galardón (la canciller alemana, Angela Merkel, el sacerdote eritreo Mussie Zerai o el ginecólogo congolés Denis Mukwege) que es el gran reconocimiento social a la labor de diplomacia y de trabajo por los que más sufren.
Sin ninguna duda uno de los que más merece este galardón es el Papa Francisco. Aquí, tres argumento sólidos para que sea premiado con este galardón:
1. Mediador en conflictos
Papa Francisco y la diplomacia vaticana se encuentra inmiscuido en los grandes procesos de paz que existen en la actualidad. Ha influido positivamente en las relaciones bilaterales entre CUBA y EEUU; ha propiciado el acuerdo de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC; ha pedido por la resolución del conflicto entre Chile y Bolivia y ha intentado en numerosas ocasiones influir en la paz de Ucrania.
Mención aparte merece su histórico viajee a Tierra Santa, donde destacó una foto junto a un líder religioso judío y un musulmán:”Respetémonos y amémonos los unos a los otros como hermanos y hermanas, aprendamos a comprender el dolor del otro”, afirmaba el Papa, pidiendo “que nadie instrumentalice el nombre de Dios para la violencia”.
2. Llamamientos por la paz y la acogida de refugiados
El Papa Francisco se puso en la vanguardia de la acogida a refugiados en Europa, en un momento de grave crisis en distintos países. También su visita a Lampedusa y su calificativo de “verguenza” sirvieron para poner el foco en una situación que estaba siendo obviada y olvidada por los europeos.
En Estados Unidos el Papa ha pedido que se respete a la inmigración latina y pidió en la ONU tanto por los refugiados de África y Medio Oriente como por los 11 millones de inmigrantes sin papeles que viven en Estados Unidos: “No se desanimen por las dificultades que tengan que afrontar. Les pido que no olviden que al igual que los que llegaron aquí antes, ustedes traen muchos dones a esta nación”.
Entre sus llamamientos destaca su condena al negocio de la guerra, el que existe detrás de las armas y en el cual hay un silencio cómplice de las grandes potencias. La persecución contra los cristianos en Siria e Irak es otro de sus grandes temas en cada Ángelus.
3. La paz y la naturaleza
La Encíclica “Laudato Sí” centrada en el cuidado de la naturaleza es un firme alegato por la paz en el mundo. Las agresiones al medio ambiente también suponen un grito contra la paz y el Papa Francisco lo constata.
“Cualquier daño al ambiente es un daño a la humanidad” afirmaba en su discurso en la ONU y al comienzo de la Encíclica destacaba: “Esta hermana (la tierra) clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres viviente”.
A estos tres argumentos hay que sumar la gran labor que realiza la Iglesia en la solución de los conflictos de Paz. El Premio Nobel de la Paz tiene una gran deuda con la Iglesia. San Juan Pablo II merecía ganar este premio y fue el gran olvidado. Papa Francisco puede cobrar esa deuda. Lo que se premia es la persona, pero al fin y al cabo San Juan Pablo II y Papa Francisco representan los mismo: son los sucesores de Pedro.
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