jueves, 25 de agosto de 2016

Oración para dar gracias a Dios ¡Venga esa mirada positiva sobre tu vida!

Una persona rezaba agradecida por su vida:
Gracias a Ti, Jesús, por ser y por estar. Por buscarme, por esperarme. Por tirar de mí, por empujarme cuando no puedo más. Por pensarme en un hogar, por hacerme hogar. Gracias por poder cuidar a otros. Por poner en mi camino risas y fidelidad. Gracias por regalarme una vida. Por la salud que pronto olvido. Por mis fuerzas, por mi pasión. Gracias, Jesús, por el mar y por el cielo. Por la noche y las estrellas. Por el campo y el sendero. Por el agua y por el pan. Gracias por las lágrimas y las cruces. Por la noche y por la luz. Por ponerme en un lugar, por mis raíces. Gracias porque te quedas conmigo, porque te puedo tocar”.
Si tuviera esa mirada sonreiría más. Si tuviera esa mirada querría decir que mi confianza es ya inmensa.
No quiero hacerlo todo bien, no puedo. Quiero vivir confiando en el amor de Dios, en su misericordia. Creyendo en todo lo que puede hacer conmigo, si le dejo. En circunstancias favorables y en circunstancias adversas.
Sería más alegre con esa varita mágica, con esa mirada positiva sobre mi vida. Tendría más paz. Tal vez sólo me falta una forma diferente de enfrentar la vida. Sólo eso. Nada más que eso. Todo eso.



Los profundos dones espirituales ocultos dentro de “El Principito” No importa en qué desierto metafórico nos encontremos en el transcurso de nuestra vida, siempre hay un pozo oculto que la riega y la hace florecer.


WEB-LITTLE PRINCE-Netflix



Cuando mi esposa me dio la excelente noticia de que esperábamos un bebé, nuestra primera hija, salí inmediatamente a la calle lleno de principiante entusiasmo paternal a comprar una edición de coleccionista de El Principito. Esta célebre obra de Antoine de Saint-Exupéry es uno de mis libros favoritos y estaba deseoso de empezar a leérselo a mi pequeña.
Aunque mi compra se produjo con bastantes años de antelación, en los años siguientes lo leímos al menos veinte veces de principio a fin. Así que podéis imaginar mi alegría cuando escuché que Netflix acaba de estrenar una muy esperada película de El Principito en versión animada; estoy contando los días hasta que nuestra familia pueda verla junta. Mientras tanto, el libro, con su profundo mensaje espiritual y sus fantásticas y originales ilustraciones, sigue despertando todas nuestras atenciones.

El Principito es un libro profundamente espiritual
El Principito es sin duda un libro infantil, pero trata algunos temas de adultos bastante serios. No hay nada edulcorado: un accidente aéreo, los peligros de la inanición en el desierto y una serpiente venenosa que (ATENCIÓN: SPOILER), al final, causa la muerte del Principito.
El mismo Principito destaca durante la historia que añora su hogar y que “es tan misterioso el país de las lágrimas” de este mundo. Cuando lo leí a mis hijos, anticipaba que ellos tendrían que esforzarse por entender algunos de los momentos más emotivos, en especial la muerte del Principito, pero me sorprendió ver que lo aceptaron con mucha calma.
No es que la televisión y los videojuegos los hayan desensibilizado ante la muerte y la violencia; de veras creo que se sentían tristes al final del libro, pero de una forma más contemplativa de lo que yo esperaba. Así que pasamos un rato hablando y reflexionando sobre eso juntos, y me di cuenta de que el libro en sí ofrece un antídoto para el dolor dentro del texto: escondido en el corazón de El Principito hay una profunda reflexión espiritual que les ayudó estar en paz con el final.
“No importa en qué desierto metafórico nos encontremos en el transcurso de nuestra vida, siempre hay un pozo oculto que la riega y la hace florecer”.
En la historia, el narrador hace un aterrizaje forzoso en el desierto con su aeroplano y al poco se encuentra con el Principito. Los dos hablan y tratan de arreglar el avión, pero el Principito parece poco preocupado sobre morir en el desierto. No es que sea un suicida; es que tiene un secreto: hasta en el desierto hay agua. “Lo que más embellece al desierto”, dice el Principito, “es el pozo que oculta en algún sitio…”.
No importa en qué desierto metafórico nos encontremos en el transcurso de nuestra vida, siempre hay un pozo oculto que la riega y la hace florecer. Para encontrarlo, debemos aprender a ver más allá de las cuestiones materiales y de nuestra situación inmediata e ir directamente al corazón de la vida.
 El Principito no ignora la realidad de que la vida puede ser menos que perfecta algunas veces. Los desiertos áridos son bien reales y hay ocasiones en las que tenemos que atravesarlos, a menudo de forma inesperada. Pero el autor recuerda a sus lectores que lo que vemos con nuestros ojos físicos no revela la imagen completa.
El Principito dice: “Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”. En otras palabras, siempre podemos extraer más de la vida si tan sólo nos tomamos el tiempo de mirar con nuestros corazones. Lo que se revela así es a menudo mucho más importante que las distracciones del mundo visible.
“Si te gusta una flor que habita en una estrella, es muy dulce mirar al cielo por la noche. Todas las estrellas han florecido”
Para el Principito, lo que ve con su corazón es su querida rosa (y para Saint-Exupéry, la flor representaba a su esposa en la vida real). No puede ver su rosa físicamente porque está muy lejos, creciendo en su planeta natal, perdido en la vastedad del cielo nocturno. Pero como sabe que su rosa está ahí fuera en algún lugar y debido a su inquebrantable amor por su rosa, todas las estrellas del cielo parecen sonreírle alegremente. Según él mismo explica: “Si te gusta una flor que habita en una estrella, es muy dulce mirar al cielo por la noche. Todas las estrellas han florecido”.
Yo, como padre, quiero proteger a mis hijos desesperadamente y ahorrarles cualquier peligro (ya sean serpientes o simplemente un día malo en el colegio). Pero llegará un momento en que crezcan. Quizás sus corazones se romperán después de un romance o se enfrentarán al reto de sus carreras o se encontrarán en el torbellino emocional de algún desastre imprevisto.
No puedo protegerles de todo y me duele mucho admitirlo. Pero lo que sí puedo hacer es ayudarles a ver que en todo desierto hay un pozo de agua, y que oculta en todo cielo ennegrecido hay una rosa, y que cuanto más nos amemos los unos a los otros más fuertes seremos, aunque el amor sea invisible al ojo humano.
El amor es el regalo más preciado que recibimos de Dios. Con amor, no hay adversidad, contratiempo ni dificultad que pueda arrebatarnos la belleza y la alegría de vivir, aunque en algunos momentos experimentemos la tristeza y sintamos que nos hemos estrellado en un desierto. Por encima de cualquier circunstancia, la vida es hermosa porque en el universo hay un amor tan poderoso que vencerá a todo mal.

Jueves de la vigésima primera semana del tiempo ordinario


Carta I de San Pablo a los Corintios 1,1-9. 

Pablo, llamado a ser Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes,
saludan a la Iglesia de Dios que reside en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos, junto con todos aquellos que en cualquier parte invocan el nombre de Jesucristo, nuestro Señor, Señor de ellos y nuestro.
Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
No dejo de dar gracias a Dios por ustedes, por la gracia que él les ha concedido en Cristo Jesús.
En efecto, ustedes han sido colmados en él con toda clase de riquezas, las de la palabra y las del conocimiento,
en la medida que el testimonio de Cristo se arraigó en ustedes.
Por eso, mientras esperan la Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia.
El los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la Venida de nuestro Señor Jesucristo.
Porque Dios es fiel, y él los llamó a vivir en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.



Salmo 145(144),2-3.4-5.6-7. 
Señor, día tras día te bendeciré,
y alabaré tu Nombre sin cesar.
¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza:
su grandeza es insondable!

Cada generación celebra tus acciones
y le anuncia a las otras tus portentos:
ellas hablan del esplendor de tu gloria,
y yo también cantaré tus maravillas.

Ellas publican tus tremendos prodigios
y narran tus grandes proezas;
divulgan el recuerdo de tu inmensa bondad
y cantan alegres por tu victoria.




Evangelio según San Mateo 24,42-51. 
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno?
Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo.
Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.
Pero si es un mal servidor, que piensa: 'Mi señor tardará',
y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos,
su señor llegará el día y la hora menos pensada,
y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.




Leer el comentario del Evangelio por : San Pascasio Radbert