jueves, 24 de agosto de 2017

Oración a la Virgen María para luchar contra el aborto


Por todas las madres que tienen miedo de ser madres

La Iglesia Católica siempre ha condenado el aborto como un grave mal. En su encíclica Evangelium Vitae (“El Evangelio de la Vida”), San Juan Pablo II, sostiene que la Biblia prohíbe el aborto, así como prohíbe el asesinato.
En una entrevista con los medios católicos italianos TV2000 y Blu Radio, para conmemorar el fin de su jubileo Año Santo de la Misericordia, el Papa Francisco describió su angustia al encontrarse con una madre que perdió a uno de sus tres hijos, y llamó al aborto un “crimen horrendo” y “un pecado muy grave”.
A continuación, una oración compuesta por el Padre Frank Pavone, sacerdote y líder provida de Estados Unidos, Director Nacional de Sacerdotes por la Vida (Priests for Life)

Oración a la Virgen para luchar contra el aborto

Oh María, Madre de Jesús y Madre de todos nosotros, nos dirigimos a ti hoy como Aquella quien dijo “Sí” a la Vida.
“Tú concebirás y darás a luz un hijo”, te dijo el ángel. A pesar de la sorpresa y la incertidumbre acerca de cómo podría ser esto, dijiste que SÍ. “Hágase en mí según tu palabra”.
Oh María, oramos hoy por todas las madres que tienen miedo de ser madres. Oramos por aquellos que se sienten amenazados y abrumados por su embarazo.
Intercede por ellos, para que Dios les dé la gracia de decir que SÍ y el valor para continuar.
Que tengan la gracia de rechazar la falsa solución del aborto.
Que puedan ellos decir Contigo: “Hágase en mí según tu palabra”.
Que experimenten la ayuda del pueblo cristiano y conozcan la paz que viene de hacer la voluntad de Dios.
Amén
Qriswell J. Quero
Artículo originalmente publicado por pildorasdefe.net

“No temas”, te dice Jesús desde el sagrario, “Yo estoy aquí”. (Un testimonio bellísimo)



He descubierto un oasis espiritual que nos devuelve las fuerzas y la esperanza. Es el oratorio o la Iglesia donde se encuentra el Sagrario.
La verdad es que me emociono cuando escribo sobre la presencia verdadera de Jesús en el sagrario. Es un misterio tan grande que jamás podremos comprenderlo en toda su magnitud.
Es un don de Dios para toda la humanidad.
Jesús, el hijo del Altísimo “está Vivo” y se queda en un sagrario, esperando a sus amigos, que lo visiten.
Para mí ir a estos oratorios donde tienen los sagrarios es una alegría inmensa. Los veo como oasis de paz en medio de un mundo tan convulsionado.
Ayer que estuve un rato visitando a Jesús me acordé de ti y le dejé tus saludos.
Suelo recibir comentarios a mis escritos. Muchos me sorprenden por la profundidad de sus palabras, por el amor que demuestran amando tanto a Jesús en el sagrario.
Les comparto uno que me encantó.
“Si Jesús está en todas partes, ¿por qué visitarlo en un sagrario?”
Si bien es cierto Jesús está en todas partes porque es parte de la Santísima Trinidad,  Jesús instituyó la Eucaristía para que lo tengamos aquí presente con nosotros. ÉL nos dijo: “«Tomen; esto es mi cuerpo.» Tomó luego una copa, y después de dar gracias se la entregó; y todos bebieron de ella. Y les dijo: «Esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que será derramada por una muchedumbre.”  (Marcos 14, 22-24) El sagrario es el lugar donde se reservan o custodian las Hostias Consagradas que no son consumidas durante la misa…  Si tenemos joyas no las dejamos en cualquier sitio ¿verdad?  Así mismo ocurre con el Cuerpo de Cristo que se custodia en los sagrarios del mundo. Allí puedes preparar tu alma y poder luego ir al confesionario preparado para la reconciliación”.
Me gusta mucho rezar por las personas que encuentro en los oratorios y que visitan a Jesús. Rezo por ellos y por ti. Sé que tienen problemas, ¿quién no los tiene? y acuden a ver a Jesús pidiendo su consuelo. Y Jesús, (qué bueno eres) los escucha y atiende, les las gracias que necesitan para continuar sus vidas.
Muchas personas me escriben a mi correo preguntando sobre el sagrario. Les respondo.
“Debes ir. Anda. Ten la experiencia. Visita a Jesús y comprenderás”.
Los años me lo han demostrado. En medio de la tormenta puedes encontrar a Jesús en aquel sagrario que te dice: 
“No temas. Yo estoy aquí.”

Fiesta de san Bartolomé, apóstol


Apocalipsis 21,9b-14. 

Luego se acercó uno de los siete Angeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas, y me dijo: "Ven que te mostraré a la novia, a la esposa del Cordero".
Me llevó en espíritu a una montaña de enorme altura, y me mostró la Ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios.
La gloria de Dios estaba en ella y resplandecía como la más preciosa de las perlas, como una piedra de jaspe cristalino.
Estaba rodeada por una muralla de gran altura que tenía doce puertas: sobre ellas había doce ángeles y estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel.
Tres puertas miraban al este, otras tres al norte, tres al sur, y tres al oeste.
La muralla de la Ciudad se asentaba sobre doce cimientos, y cada uno de ellos tenía el nombre de uno de los doce Apóstoles del Cordero.

Salmo 145(144),10-11.12-13ab.17-18. 
Que todas tus obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino
y proclamen tu poder.

Así manifestarán a los hombres tu fuerza
y el glorioso esplendor de tu reino:
tu reino es un reino eterno,
y tu dominio permanece para siempre.

El Señor es justo en todos sus caminos
y bondadoso en todas sus acciones;
está cerca de aquellos que lo invocan,
de aquellos que lo invocan de verdad.


Evangelio según San Juan 1,45-51. 
Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret".
Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?". "Ven y verás", le dijo Felipe.
Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez".
"¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera".
Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel".
Jesús continuó: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees . Verás cosas más grandes todavía".
Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre."