lunes, 8 de mayo de 2017

¿A la Iglesia Católica aún le importa el latín? Aquí la respuesta

Imagen referencial / Pixabay (Dominio Público)

Pareciera que el latín, cuya existencia se remonta varios cientos de años antes de Cristo, es un objeto de estudio poco probable para nuevas investigaciones, pero la Iglesia ha respondido abriendo un concurso donde es requisito el uso de esta lengua.
La Santa Sede indicó que este año su concurso de temática humanista, el Premio de las Academias Pontificias, será todo sobre el latín. El ganador será elegido por el Papa Francisco y recibirá más de 21.400 dólares.
¿Por qué la Iglesia Católica se preocupa tanto por promover el latín? Por varias razones.
“En el Vaticano algunos de los documentos más importantes emitidos por el Papa y la Santa Sede están oficialmente escritos en latín”, dijo el secretario de la Pontificia Academia para el Latín, P. Roberto Spataro, en conversación con CNA –agencia en inglés del Grupo ACI–.
A lo anterior se suma que la versión estándar de la Biblia, llamada la Vulgata, también está escrita en latín.
Aparte de esta razón muy práctica, dijo el sacerdote, es a través del latín que se puede estar en contacto con la vasta herencia de la Iglesia a lo largo de los siglos y “descubrir que este mismo lenguaje ha sido durante mucho tiempo el medio del diálogo entre la fe y la razón”.
El Premio 2017 de las Pontificias Academias es auspiciado por el Pontificio Consejo para la Cultura y la Pontificia Academia para el Latín, fundada por el Papa Benedicto XVI en el 2012 a través del motu proprio Latina Lingua.
Ese motu proprio asegura la importancia del estudio y la preservación del latín, pero de ninguna manera el único.
“El Papa Benedicto quiso inspirar a la Iglesia universal para que no olvide que el latín es la llave de un inmenso tesoro de sabiduría y conocimiento”, dijo Spataro.
En 1962, San Juan XXIII emitió la constitución apostólica Veterum Sapientia, en la que “declaró solemnemente” que el latín tiene tres características distintivas que hacen de este antiguo lenguaje el “lenguaje legítimo para la Iglesia Católica Romana”, dijo Spataro.
Así como la Iglesia es por naturaleza “católica” o “universal”, la lengua latina es también internacional, no perteneciendo a un país o lugar; y como ya no es una lengua viva, también es inmutable.
Esto “lo hace perfecto para las evaluaciones dogmáticas y litúrgicas ya que tal actividad intelectual requiere un lenguaje lúcido que no deja ambigüedad en la expresión. Es hermoso y elegante, y la Iglesia siempre es amante de las artes y la cultura”, explicó el sacerdote.
Organizado anualmente por el Consejo Pontificio para la Cultura, el Premio 2017 de las Pontificias Academias se articula en torno a dos temas: las propuestas metodológicas para la enseñanza del latín contemporáneo y la recepción del antiguo latín cristiano entre las épocas medieval y moderna.

Cuando san Francisco explicó a un campesino por qué lloraba


"¿Qué sucedió, hermano, ¿por qué lloras?"

El campesino preguntó:
– ¿Qué sucedió, hermano, ¿por qué lloras?
El hermano – san Francisco – respondió:
– Hermano mío, mi Señor está en la Cruz y preguntas ¿por qué lloro? Quisiera ser en este momento el mayor océano de la tierra, para tener todas esas lágrimas. Quisiera que se abrieran al mismo tiempo todas las compuertas del mundo y se soltaran las cataratas y diluvios para que me prestaran más lágrimas.
Pero aunque juntemos todos los ríos y mares, no habrían lágrimas suficientes para llorar el dolor y el amor de mi Señor crucificado. Quisiera tener las alas invencibles de un águila para atravesar las cordilleras y gritar sobre las ciudades: ¡el Amor no es amado! ¡El Amor no es amado! ¿Cómo es que los hombres se pueden amar unos a otros si no aman el Amor?

________
Ignacio Larrañaga, en “Hermano de Asís”, una biografía del Poverello de Asís

Quinto Día de la Novena a la Virgen de Fátima.


Ofrecimiento para todos los días
¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.
Oración preparatoria
Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.
Oración de este día
¡Oh santísima Virgen María, salud de los enfermos y consoladora de los afligidos!, que movida por el ruego de los pastorcitos, obraste ya curaciones en vuestras apariciones en Fátima, y habéis convertido este lugar, santificado por vuestra presencia, en oficina de vuestras misericordias maternales en favor de todos los afligidos. A vuestro Corazón maternal acudimos llenos de filial confianza, mostrando las enfermedades de nuestras almas y las aflicciones y dolencias todas de nuestra vida. Echad sobre ellas una mirada de compasión y remediadlas con la ternura de vuestras manos, para que así podamos serviros y amaros con todo nuestro corazón y con todo nuestro ser.
Oración final
¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Lunes de la cuarta semana de Pascua


Libro de los Hechos de los Apóstoles 11,1-18. 

En aquellos días:
Los Apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los paganos habían recibido la Palabra de Dios. 
Y cuando Pedro regresó a Jerusalén, los creyentes de origen judío lo interpelaron, 
diciéndole: "¿Cómo entraste en la casa de gente no judía y comiste con ellos?". 
Pedro comenzó a contarles detalladamente lo que había sucedido: 
"Yo estaba orando en la ciudad de Jope, cuando caí en éxtasis y tuve una visión. Vi que bajaba del cielo algo parecido a un gran mantel, sostenido de sus cuatro puntas, que vino hasta mí. 
Lo miré atentamente y vi que había en él cuadrúpedos, animales salvajes, reptiles y aves. 
Y oí una voz que me dijo: 'Vamos, Pedro, mata y come'. 
'De ninguna manera, Señor, respondí, yo nunca he comido nada manchado ni impuro'. 
Por segunda voz, oí la voz del cielo que me dijo: "No consideres manchado lo que Dios purificó". 
Esto se repitió tres veces, y luego, todo fue llevado otra vez al cielo. 
En ese momento, se presentaron en la casa donde estábamos tres hombres que habían sido enviados desde Cesarea para buscarme. 
El Espíritu Santo me ordenó que fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron también los seis hermanos aquí presentes y llegamos a la casa de aquel hombre. 
Este nos contó en qué forma se le había aparecido un ángel, diciéndole: 'Envía a alguien a Jope, a buscar a Simón, llamado Pedro. 
El te anunciará un mensaje de salvación para ti y para toda tu familia'. 
Apenas comencé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, como lo hizo al principio sobre nosotros. 
Me acordé entonces de la palabra del Señor: 'Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo'. 
Por lo tanto, si Dios les dio a ellos la misma gracia que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿cómo podía yo oponerme a Dios?". 
Después de escuchar estas palabras se tranquilizaron y alabaron a Dios, diciendo: "También a los paganos Dios les ha concedido el don de la conversión que conduce a la Vida". 

Salmo 42(41),2-3.43(42),3.4. 
Como la cierva sedienta
busca las corrientes de agua,
así mi alma suspira
por ti, mi Dios.
Mi alma tiene sed de Dios,
del Dios viviente:
¿Cuándo iré a contemplar

el rostro de Dios?
Envíame tu luz y tu verdad:
que ellas me encaminen
y me guíen a tu santa Montaña,

hasta el lugar donde habitas.
Y llegaré al altar de Dios,
el Dios que es la alegría de mi vida;
y te daré gracias con la cítara,

Señor, Dios mío.



Evangelio según San Juan 10,11-18. 
Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.
El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa.
Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí
-como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.
Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre".