domingo, 4 de junio de 2017

7 datos fundamentales que debes saber si perteneces a un coro parroquial

Hace algunos años pertenecí a un coro, pero por algunas cuestiones lo tuve que dejar y dedicarme a otras cosas en el campo de la evangelización. Sin embargo, he seguido formándome y es por ello que me gustaría compartir contigo algunos puntos para reflexionar y brindar un mejor servicio al Señor. El coro en la Misa es muy importante, pero lo es también conocer el sentido de ésta y participar bien.
Debes saber que para estar en un coro no solo es importante cantar bonito, también es necesaria la formación litúrgica. La Misa tiene su forma y secuencia y la Iglesia, además de madre, también es sabia maestra pues tiene casi dos mil años guiándonos hacia el camino correcto para nuestra santificación. La Iglesia es quien enseña de qué forma se debe llevar a cabo un acto litúrgico. Te comparto aquí algunos puntos que a veces se nos pasan a quienes forman (o formamos en algún momento) parte de un coro parroquial.

1. La Misa lleva su propio tiempo, no el nuestro

La Instrucción General del Misal Romano nos dice en su número 37 que hay cantos que son en sí mismos ritos, como por ejemplo el “Gloria”, el salmo responsorial, el “Aleluya”, el “Santo” y algunos otros. También este mismo número explica que hay cantos que acompañan un rito, como lo son el canto de entrada, de la presentación de las ofrendas y el de comunión. El coro debe respetar estos tiempos y no extender los cantos más de lo necesario. El canto de entrada, por ejemplo, tiene la función de acompañar la procesión de entrada de los ministros (Cf. IGMR, 47). Entonces pues, debe extenderse lo que dura la procesión de los ministros y la incensación del altar (cuando la hay). Una vez terminado este rito, el canto de entrada debe concluir, evitando añadir estrofas innecesarias. Otro ejemplo es el canto de comunión: debe durar lo que dura la distribución de la comunión a los fieles, no debe prolongarse hasta la purificación de los vasos sagrados.

2. No todo canto es litúrgico


Hay cantos sumamente bonitos y que suenan muy «ad hoc» a la situación o incluso al Evangelio, sin embargo nuestra tarea como coro es la de investigar si lo que cantamos es apropiado para la liturgia. La Iglesia nos da una pauta para discernir esto en el documento titulado Musicam Sacram en el número 4 y dice:
«Se entiende por música sagrada aquella que, creada para la celebración del culto divino, posee las cualidades de santidad y de perfección de formas, de aquí podemos inferir que para que un canto sea apropiado para la Liturgia debe haber sido escrito en música y letra para la celebración» (MS, 4).
Entonces debemos evitar cantos que, aun siendo católicos, no hayan tenido esta finalidad e intención a la hora de ser creados. Mucho menos cantos de otras denominaciones del cristianismo. No te desanimes, hay infinidad de cantos al alcance de todos que pueden ir supliendo los no litúrgicos que tienes en tu repertorio.

3. El canto debe ser fiel al texto que presenta


No porque un canto diga “Gloria a Dios”, o “Aleluya”, o “Cordero de Dios” significa que se puede usar en la Santa Misa. El canto debe ser fiel al texto que presenta, por ejemplo:
«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso Señor, Hijo único, Jesucristo.  Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre, Amén».
Nosotros no podemos modificar oraciones antiquísimas de la Iglesia para que el canto suene mejor o más bonito (cfr. Sacrosanctum Concilium, 121). Repito: no te desanimes si algún canto en tu repertorio no es fiel al texto original de la oración, busca suplirlo con alguno que sí lo sea.

4. No existe canto para el rito de la paz


En agosto del 2014 la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos expidió un documento titulado «El Significado Correcto del Rito de la Paz» en donde se pide expresamente en el sexto punto: «De todos modos, será necesario que en el momento de darse la paz se eviten algunos abusos tales como: La introducción de un “canto para la paz”, inexistente en el Rito romano» porque el rito de la paz debe ser un momento breve que no distraiga a la asamblea de quien es importante y en ese momento se encuentra en el altar.

5. El «Cordero de Dios» comienza cuando el sacerdote fracciona el pan


Este canto no acompaña la paz, este canto acompaña la fracción del pan. La IGMR nos dice en el número 83: «La invocación acompaña la fracción del pan, por lo que puede repetirse cuantas veces sea necesario hasta cuando haya terminado el rito. La última vez se concluye con las palabras danos la paz».

6. No basta solo con que nuestro cuerpo esté presente

A veces a quienes pertenecemos a un ministerio de música o coro parroquial se nos olvida que también participamos en la Eucaristía, no por estar atrás del templo o al lado nos podemos distraer o hacer otras cosas, pues el milagro de amor más grande ocurre frente a nosotros. Además, si es domingo el precepto es «oír Misa entera todos los domingos», no solamente estar presente. Participa no solo cantando sino también oyendo a Dios en el Evangelio y la homilía, si ya has logrado esto ayuda a otros a que también lo hagan.

7. Somos servidores de la Iglesia, no estrellas

De seguro esto ya lo sabes, pero creo necesario y prudente mencionarlo. El servicio que presta el coro debe llevarse a cabo con humildad, pues no estamos ahí porque somos los mejores ni porque deseamos sobresalir. Recuerda, el centro en la Misa es Cristo, no nuestra voz. Debemos buscar servir, no sobresalir ni ser aplaudidos (mucho menos dentro de la Misa) pues los dones que tenemos son dados gratuitamente por Dios y debemos ponerlos al servicio del otro para gloria de Dios.

Con estos consejos no pretendo imponerte mi idea sino mostrarte qué es lo que enseña la Iglesia, quien es increíblemente sabia… ¡muchísimo más que nosotros! Tampoco pretendo motivar tu deserción del coro sino todo lo contrario: motivarte a crecer y brindar un mejor servicio. Te invito a leer los documentos aquí citados y a compartirlos con otros. No olvides que «en el trato que le demos a la liturgia se decide el destino de la fe y de la Iglesia», J. Ratzinger. Te mando un abrazo y mis oraciones. Por favor, no te olvides de rezar por mí.
Escrito por Bernardo Dueñas Moreno.

El significado de los 7 dones del Espíritu Santo


¡Católico, toma nota!

  1. Sabiduría: Es el don de entender lo que favorece y lo que perjudica el proyecto de Dios. Él nos fortalece nuestra caridad y nos prepara para una visión plena de Dios. El mismo Jesús nos dijo: “Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros” (Mt 10, 19-20). La verdadera sabiduría trae el gusto de Dios y su Palabra.
  1. Entendimiento: Es el don divino que nos ilumina para aceptar las verdades reveladas por Dios. Mediante este don, el Espíritu Santo nos permite escrutar las profundidades de Dios, comunicando a nuestro corazón una particular participación en el conocimiento divino, en los secretos del mundo y en la intimidad del mismo Dios. El Señor dijo: “Les daré corazón para conocerme, pues yo soy Yahveh” (Jer 24,7).
  1. Consejo: Es el don de saber discernir los caminos y las opciones, de saber orientar y escuchar. Es la luz que el Espíritu nos da para distinguir lo correcto e incorrecto, lo verdadero y falso. Sobre Jesús reposó el Espíritu Santo, y le dio en plenitud ese don, como había profetizado Isaías: “No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra” (Is 11, 3-4).
  1. Ciencia: Es el don de la ciencia de Dios y no la ciencia del mundo. Por este don el Espíritu Santo nos revela interiormente el pensamiento de Dios sobre nosotros, pues “nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1Co 2, 11).
  1. Piedad: Es el don que el Espíritu Santo nos da para estar siempre abiertos a la voluntad de Dios, buscando siempre actuar como Jesús actuaría. Si Dios vive su alianza con el hombre de manera tan envolvente, el hombre, a su vez, se siente también invitado a ser piadoso con todos. En la Primera Carta de San Pablo a los Corintios escribió: “En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que estéis en la ignorancia. Sabéis que cuando erais gentiles, os dejabais arrastrar ciegamente hacia los ídolos mudos. Por eso os hago saber que nadie, hablando con el Espíritu de Dios, puede decir: «¡Anatema es Jesús!»; y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo” (1Co 12, 1-3).
  1. Fortaleza: Este es el don que nos vuelve valientes para enfrentar las dificultades del día a día de la vida cristiana. Vuelve fuerte y heroica la fe. Recordemos el valor de los mártires. Nos da perseverancia y firmeza en las decisiones. Los que tienen ese don no se amedrentan frente a las amenazas y persecuciones, pues confían incondicionalmente en el Padre. El Apocalipsis dice: “No temas por lo que vas a sufrir: el Diablo va a meter a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis tentados, y sufriréis una tribulación de diez días. Manténte fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida” (Ap 2,10).
  1. Temor de Dios: Este don nos mantiene en el debido respeto frente a Dios y en la sumisión a su voluntad, apartándonos de todo lo que le pueda desagradar. Por eso, Jesús siempre tuvo cuidado en hacer en todo la voluntad del Padre, como Isaías había profetizado: “Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh” (Is 11,2).

Alerta con comunicarse con ángeles malos


Cartas, tarot, médiums, piedras,... abren puertas que difícilmente se pueden cerrar después

Es muy necesario que realmente conozcan quiénes son los ángeles y cuál es su verdadera misión para que no se dejen engañar por personas que gratis o bien a cambio de un donativo voluntario les dicen que les contactarán con ellos para recibir sus mensajes. Sí creo que les contacten, pero no precisamente con los ángeles buenos.
Créanme cuando les digo que hablar con su ángel custodio, el mismo que fue creado por Dios exclusivamente para cada uno de nosotros, es más sencillo de lo que creemos. Desarrollemos esa relación con él y hagámosle parte de nuestro diario vivir.
Últimamente se habla mucho de los ángeles como si fuera una cosa “in” o de moda. Lástima que su imagen y su principal misión estén tan mal entendidas hoy en día. Gracias al New Age y al esoterismo que tan en auge pone a estos seres espirituales tan especiales -llamados ángeles buenos o simplemente ángeles- los están confundiendo con los ángeles malos, mejor conocidos como demonios y les están dando unas capacidades y poderes peligrosos. 
¿O a poco no sabían que Lucifer y su legión son ángeles? ¡Claro! Son los ángeles caídos y su principal misión es que nuestra alma se pierda, que se vaya con ellos por medio de mentiras y engaños. 
Así es, es justo con ellos con los que se conectan todas esas personas -sean conscientes de ello o no- que traen tan de moda este rollo de comunicarse con sus ángeles por medio de cartas, tarot, médiums, piedras, etc. Si todas estas personitas de “buena voluntad” entendieran y confiaran en que es muy sencillo estar en contacto con su ángel custodio se darían cuenta de que no necesitan de todas estas aberraciones para estar en relación directa con él. 
¡Despierten! De verdad, lo crean o no, lo único que hacen es contactar con seres que no son precisamente de luz y que mucho menos buscan su bienestar ni su santidad. Aléjense de personas, programas o filosofías baratas que les ofrezcan hablar o contactar con su ángel porque eso no los va a acercar a Dios, ni a su plenitud como personas, todo lo contario, abrirán puertas que después difícilmente podrán cerrar 
¿Quieres contactar con tu ángel custodio, ese ser que fue creado solo para ti? ¡Simplemente, háblale! Así de sencillo es. Platica con él directamente. Es un mensajero maravilloso e infalible entre Dios y tú.
Desde la antigüedad -lo leemos en las Sagradas Escrituras- se habla de los ángeles de una manera muy natural. Vemos que las personas convivían con su ángel custodio y para estas era normal hacerlo. 
Un ángel es una creatura de Dios. Es un espíritu puro como lo es Dios, pero no es Dios, ni tampoco se le puede divinizar. Es un ser con inteligencia y voluntad sin cuerpo, sin dependencia alguna de la materia. Por su naturaleza, los ángeles son superiores a todas las demás creaturas, -incluso a los hombres- en intelecto y voluntad, pero no en dignidad. 
Entienden las cosas de manera distinta a nosotros y captan la verdad total y completa de un asunto, viendo su principio y todas las consecuencias y aspectos al mismo tiempo. No son omnipotentes como lo es Dios y su poder y conocimiento son limitados, pero sí mayores al de nosotros.
Al contrario de lo que muchos piensan, los ángeles no tienen el poder de leer nuestra mente porque esto implica la libertad. Tampoco conocen lo que haremos. Esto quiere decir que no saben lo que los humanos pensamos ni las decisiones que tomaremos en el futuro. 
Pero como son más inteligentes que nosotros, sí conocen cuál será nuestro actuar de acuerdo a nuestras tendencias porque al final del día las personas somos “animales racionales” de costumbres y hábitos. Por lo tanto,conocen nuestras inclinaciones y pueden predecir nuestro proceder haciendo conjeturas y deducciones de acuerdo a estas.
Es aquí donde las personas nos llegamos a confundir cuando creemos que los ángeles saben o tienen conocimiento de nuestro mañana. Los ángeles saben únicamente el futuro que no implica la libertad porque -repito- tienen mayor conocimiento que el de nosotros. 
Los ángeles son mediadores, custodios, protectores, y ministros de la justicia divina. La misión de nuestro ángel custodio es la de protegernos; luchar y vencer al mal. Por eso es tan importante que desde pequeños desarrollemos una relación personal con él. A diferencia de lo que se piensa, no es necesario ponerle nombre para llamarle.
También, los ángeles fueron creados con libertad, facultados de elegir o no el Bien (Dios). Los “ángeles caídos” no escogieron el Bien; se sintieron humillados cuando, a pesar de tener tanta perfección, no toleraron que una creatura inferior -el hombre, o sea, tú y yo- fuéramos elevados a imagen de Dios. 
Desde entonces, los ángeles caídos -Satanás y su ejército- han hecho todo por engañar a la creación más perfecta del universo, el ser humano, presentándole las cosas malas como si fueran buenas con la única intención de destruirle. 
Justo para protegernos de estas asechanzas es que Dios nos regaló a nuestro custodio, quien está de manera permanente a nuestro lado, para defendernos de las maldades y continuas tentaciones del enemigo. Te lo repito: el demonio también es un ángel.
Los ángeles fueron creados para Cristo. Es decir, Jesús es su centro como lo es el de todos nosotros, o por lo menos así debiera de ser. 
Hay distintas jerarquías de estos de acuerdo a su función o poder. Estas mismas están también en los ángeles caídos así que mucho cuidado con querer contactarles. Estas órdenes no son Dogma de fe; creer en los ángeles, sí. 
Hay 3 grupos de jerarquías, cada uno con distintas funciones: 
  • Serafines, los que arden con el amor y guardan la entrada al paraíso 
  • Querubines, la figuras a quienes Dios manda adornar el Arca (AT) y el templo de salomón
  • Tronos
Estos tres tienen la misión de estar en la presencia de Dios adorándole y alabándole. Estos no se comunican con nadie más, solo están en continua contemplación de Dios. Esta es su función principal.
  • Virtudes
  • Potestades 
  • Dominaciones
Estos tres están al servicio de Dios para gobernar en cosas generales con su providencia. Es decir, están contemplando a Dios al mismo tiempo que se encargan de cosas relacionadas con la naturaleza, con la creación.
Principados
  • Ángeles. Aquí entran los custodios. 
  • Arcángeles. La Iglesia únicamente reconoce a 3: Gabriel (su nombre quiere decir “Fortaleza de Dios”), Miguel (significa “Quién como Dios”. Infalible para alejar al enemigo y sus legiones) y Rafael (quiere decir “Medicina de Dios” (Dios sana). También a él podemos pedirle que nos acompañe en el camino a elegir un buen esposo).
Su función principal es la de ser mensajeros de Dios al hombre.
También hay ángeles de la guarda y hay un ángel asignado para cada país. Ellos guardan a los individuos y a comunidades enteras. Todos, absolutamente todos tenemos un custodio que será solo mío hasta que muera y hasta ese momento terminará su función de protector y mensajero. De hecho, se dice que cuando una mamá espera a su bebé, el ángel de la guarda de la mamá es quien cuida de los dos. Hasta que el bebé nace, cuando Dios le asigna su Custodio. Esta creencia tampoco es dogma de fe. 
¿Cómo se comunica nuestro Ángel custodio con nosotros? Nos daremos cuenta de sus inspiraciones en el silencio. Una persona que viva en el ruido constante difícilmente tendrá la capacidad de escucharle. 
Los ángeles de la guarda están constantemente a nuestro lado, no se separan de nosotros ni un momento, ni cuando estamos durmiendo. Nos ayudan no solo cuando los necesitamos, sino siempre. 
Para que nuestra relación con nuestro ángel sea más íntima debemos tratarlo, llamarle, hablar con él. Sobre todo, agradecer a Dios por este compañero y protector que es una manifestación de su Divina Providencia. Es importantísimo que desarrollemos una relación cercana con nuestro ángel. 
Repito, nuestro Ángel de la Guarda no tiene la facultad de saber lo que pensamos, pero como sí conoce nuestras inclinaciones puede intuir de qué manera podemos reaccionar ante tal situación o tentación. Invócale en todo momento. Es triste pensar cómo el ángel de muchas personas puede pasar tan desapercibido por sus vidas. 
Hazte amigo de tu ángel. Él es tu mejor aliado para con Dios. Pide su protección desde que amanece hasta que anochece. Pide que te proteja de no caer en tentaciones y que juntos resuelvan cualquier cosa que pase en el día. También hazte amigo del ángel custodio de tus hijos y de tu esposo. 
El día que Dios te llame a su presencia, tu ángel custodio será tu mejor aliado, tu testigo fiel, y segura estoy de que cuando rindas cuentas a nuestro Creador, si alguna obra buena se te olvida decirle a Dios, tu angelito te las estará recordando.
Estas son algunas ideas distorsionadas sobre los ángeles que crean confusiones.
  • Lo primero que Dios creó fue lo más perfecto y parecido a Él, fueron los ángeles. Por lo tanto, no podemos mezclarlos con el esoterismo. 
  • Se dice que cuando las personas se mueren, se les da la opción de quedarse en este mundo como el ángel de la guarda de alguien. ¡Eso no es verdad! Aparte de que sería absurdo pensar que el día que mueras y tu alma reconozca el cielo, opte por quedarse en la tierra en vez de elegir estar eternamente viviendo cara a cara a Dios. No tiene sentido…
  • Dios ya creó a todos los ángeles. Por lo tanto, ninguna persona se convierte en angelito cuando muere. Es muy lindo y hasta reconfortante cuando perdemos a un ser querido y escuchamos que nos dicen que ya tenemos un ángel para cuidarnos. Sí, es verdad, tenemos a alguien que nos cuida, pero no es precisamente un ángel. Es decir, ningún ser humano -vivo o muerto- se convierte en ángel. 
  • El ángel de la guarda no es ninguna chispa de luz que cada hombre lleva consigo para guiarle y es un ser diferente a la persona. Es decir, mi ángel y yo somos 2 seres distintos, yo con cuerpo y espíritu y él, espíritu puro.
  • Los ángeles tienen países bajo su protección, pero no tienen a su cargo cuidar los meses del año, días del mes, signos del Zodiaco, etc. Por ejemplo, dicen que a Uriel se le encarga el mes de septiembre, pero el ángel Uriel ni siquiera aparece en las Escrituras.
  • Nuestro ángel custodio siempre será el mismo. Por mucho que yo expanda mi conciencia ¡mi ángel no crecerá!
  • Todos tenemos la capacidad de comunicarnos con nuestro ángel. De hecho, el pretender que nuestro ángel nos habla por medio de los astros, o de cartas, cuarzos, etc. es contrario a la fe católica. 
  • Los ángeles nos protegen y son nuestros custodios, pero no atraen a la suerte, ni son la suerte. Son mensajeros y compañeros nuestros para que alcancemos la santidad.
  • Los ángeles no necesitan que te vistas de tal o cual color para hablarte y acompañarte o que los llames a tu presencia frotando cristales (o cuarzos) para que luego estos se llenen de “energía angelical”. Ellos derraman su amor en ti y no en piedritas. Tampoco te hablarán por medio de barajas ni de cosas por el estilo. Lo repito, el demonio también es un ángel y muy astuto que te confundirá si tú le das entrada por medio de estas prácticas.
  • Tu ángel no necesita de papel y pluma para hablarte. Con menos ruidos en la cabeza te será más sencillo escucharle porque el medio para que ellos se hagan escuchar es el silencio. Los ángeles caídos o demonios son ruidosos. Los ángeles, silenciosos.
Necesitamos abrir los ojos del alma y tener cuidado con los ángeles que eligieron, usando su libertad, no seguir a Dios. En las Sagradas escrituras, Timoteo escribió: “El espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, siguiendo a espíritus engañadores y enseñanzas que vienen de los enemigos de Dios”.  Si está en la Biblia es palabra de Dios. 
Por lo tanto, recorramos -en obediencia- el camino de la “Verdad”, de lo positivo y no le busquemos ruido al chicharrón porque podemos perder, el alma inclusive. 
En conclusión, los ángeles sí existen. Si tú necesitas consejos sobre algo en la vida, ¿por qué no te atreves a preguntar a tu ángel de la guarda directamente sin necesidad de un intermediario como médium, psíquicos, cartas, etc.? Después de todo, ¿quién te conoce mejor? Se supone que él sabe todo de ti y que es tu mejor amigo. 
No necesitas de ninguna otra herramienta para comunicarte con él más que “llamarle” así, directamente. Dios nos dio la capacidad de hacerlo y nuestro angelito está tan solo en espera de que lo hagamos. No necesitamos de ningún ritual para hacerlo y para que él nos dé su auxilio y protección, para que sintamos su presencia (visualizaciones, meditaciones, imaginación guiada, el ojo de la mente, etc.), así que tomemos ventaja de eso. Los ángeles hacen la VOLUNTAD DE DIOS y esta es que TODOS SE SALVEN…

... en el espíritu

Hay mucha gente que dice que se considera espiritual, y dice de sí mismo aquello de “yo soy una persona muy espiritual”. Eso no necesariamente significa religiosa, ni tan siquiera creyente. A veces con ello quiere aludir a que tiene vida interior, reflexiona, hace silencio, le gusta  abstraerse, meditar, tal vez ayudado por músicas tranquilas, aromas propios de una tienda natura y a la luz de velas –que el fuego parece que tiene ese magnetismo que centra las miradas y aquieta los ruidos de dentro–. Otras veces sí puede implicar que quien dice eso se siente de algún modo más unido a la naturaleza, a la vida, o a algo trascendente.
En cristiano, ser espiritual hace referencia al espíritu de Dios. Espirituales, de algún modo, somos todos, pero la clave para dejar que esa dimensión de la vida crezca está en dejar que, dentro de uno, el espíritu de Dios tenga espacio para moverse, resonar y suscitar inquietudes. No se trata de que, al habitarnos, el espíritu nos invada. Es más bien una convivencia que potencia lo mejor de uno mismo; que hace que la soledad sea sonora, y mantiene los sentidos mucho más alerta.
El espíritu resuena en la oración, en la actividad, al ver un telediario, al dar un abrazo, al leer un libro, en una canción, al mirar un cuadro, dando un paseo, escuchando a alguien que te habla de su vida. Resuena en la historia, y en la imaginación que nos invita a soñar un futuro mejor. Resuena en el encuentro humano. Y bajo su impulso maduran en cada uno de nosotros algunas actitudes que nos llevan a vivir con más plenitud: compasión, justicia, verdad, amor…
 Eso sí, el espíritu no se impone a nosotros. Si no le dejas hablar, se calla y espera, paciente. La cuestión es ¿cómo dejarle?

4 de junio, Pentecostés, Solemnidad del Espíritu Santo y nacimiento de la Iglesia

Hoy se celebra la Solemnidad de Pentecostés, que conmemora la Venida del Espíritu Santosobre María y los Apóstoles, cincuenta días después de la Resurrección de Jesucristo.
El capítulo dos del libro de los Hechos de los Apóstoles describe que “de repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo”.
San Juan Pablo II al reflexionar sobre este acontecimiento en su encíclica "Dominum et Vivificantem" señaló que “el Concilio Vaticano II habla del nacimiento de la Iglesia el día de Pentecostés. Tal acontecimiento constituye la manifestación definitiva de lo que se había realizado en el mismo Cenáculo el domingo de Pascua”.
“Cristo resucitado vino y ‘trajo’ a los apóstoles el Espíritu Santo. Se lo dio diciendo: ‘Recibid el Espíritu Santo’. Lo que había sucedido entonces en el interior del Cenáculo, ‘estando las puertas cerradas’, más tarde, el día de Pentecostés es manifestado también al exterior, ante los hombres”.
Posteriormente, el Papa de la familia cita el documento conciliar “Lumen Gentium”, en el que se resalta que “el Espíritu habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo (cf. 1 Co 3,16; 6,19), y en ellos ora y da testimonio de su adopción como hijos (cf. Ga 4,6; Rm 8,15-16 y 26). Guía la Iglesia a toda la verdad (cf. Jn 16, 13), la unifica en comunión y ministerio, la provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la embellece con sus frutos (cf. Ef 4,11-12; 1 Co 12,4; Ga5,22)”.
Más información:

Pentecostés es hoy

No fue sólo aquel día lejano en que un grupo de discípulos asustados se sintieron fuertes, unos hombres sencillos se supieron sabios y hablaron con palabras de Dios. Es hoy, en ti y en mí. No es paloma ni llama ardiente, y tal vez no nos lanza al medio de la multitud a dar gritos. Y, sin embargo, el espíritu de Dios sigue  lloviendo sobre nosotros, envolviéndonos en silencio,  seduciéndonos sin trampa, susurrándonos palabras de amor infinito y enseñándonos a mirar el mundo y la vida con ojos nuevos.

¿Ir a Misa mejora la salud?

Foto referencial. Crédito: Pixabay

Así es. Según un estudio publicado en la edición online de la revista Jama Internal Medicine asistir a oficios religiosos reduce el riesgo de muerte.
Según informa el diario español ABC, un grupo de investigadores de la Harvard Chan School of Public Health utilizaron los datos estadísticos de 74.534 mujeres que participaron entre 1992 y 2012 en un informe sobre la salud de las enfermeras.
Ellas contestaron cada dos años a cuestionarios sobre su dieta, estilo de vida y estado de salud y cada cuatro años sobre su asistencia a los servicios religiosos.
De todas las mujeres analizadas, 14.158 declararon que van a Misa más de una vez a la semana, 30.401 acudían al menos una vez a la semana y 17.872 no iban nunca.
Las mujeres que asistían regularmente a las celebraciones religiosas –la mayoría eran católicas o protestantes– sufrían menos síntomas de depresión y menos ataques de ansiedad.
Además, entre las enfermeras que asistían a Misa más de una vez a la semana tenían un 33 por ciento menos riesgo de morir comparado con el resto de las mujeres que no asistían nunca a oficios religiosos.
Un dato interesante también se refiere a las mujeres que asisten a la iglesia una vez por semana. Ellas tenían un 27 por ciento menos de riesgo de morir por enfermedad cardiovascular y un 21 por ciento menos de sufrir cáncer respecto a las demás.
Uno de los autores del estudio y profesor de epidemiología, Tyler J. VanderWeele, precisó que “los beneficios de asistir a los servicios religiosos parecen estar relacionados con un mayor apoyo social, menos consumo de tabaco y un menor riesgo de sufrir depresión, ya que estas personas tienen una perspectiva más optimista y esperanza de la vida”
Los autores precisan que la muestra de personas encuestadas incluía a mujeres de raza blanca, de nivel socioeconómico similar y todas enfermeras de profesión.