martes, 12 de diciembre de 2017

15 frases de San Francisco de Asís que estremecerán tu corazón


Un guía seguro hacia la unión con Dios

San Francisco de Asís no escribió ningún tratado sobre la oración. Tampoco se preocupó demasiado en enseñar a sus hermanos un método de oración. Pero esto no le impidió ser un guía seguro, al tiempo que un ejemplo viviente, en el camino de la unión con Dios. 
Lo esencial de su enseñanza, así como de su experiencia personal sobre la oración, se halla contenido en la siguiente frase de la Regla bulada:
“Aplíquense los hermanos a lo que por encima de todo deben anhelar: tener el espíritu del Señor y su santa operación” (2 R 10,8-9)
La vida de oración, según Francisco, es ante todo ese gran anhelo, esa búsqueda incesante del Espíritu del Señor y de su acción en nosotros. Somos incapaces, por nosotros mismos, de nombrar dignamente a Dios. No sabemos orar como es debido. ¿No consiste la oración, para el cristiano, en unirse a Jesús en su relación con el Padre? Orar es aprender a decir «Abba». Y eso sólo es posible gracias al Espíritu. El Espíritu del Señor es el gran iniciador en la vida de oración. Por eso debemos anhelarlo por encima de todo y dejarle actuar en nosotros. *

San Francisco se Asís, fue un humilde servidor de Dios que lo dejó todo para seguir al Señor

, se preocupó mucho por la Santidad de los demás y de todos los hermanos, realizaba muchos Sacrificios y ayunos. Sus escritos estan llenos de una santa humildad y obediencia a la Iglesia. Un Laico comprometido que Amó al Señor más allá de sus propios límites.

A continuación Frases de San Francisco de Asís que van directo al corazón:

1 “Si tú, siervo de Dios, estás preocupado por algo, inmediatamente debes recurrir a la oración y permanecer ante el Señor hasta que te devuelva la alegría de su Salvación”
2 “La verdadera enseñanza que trasmitimos es lo que vivimos; y somos buenos predicadores cuando ponemos en práctica lo que decimos.”
3 “Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible.”
4 “Recuerda que cuando abandones esta tierra, no podrás llevarte contigo nada de lo que has recibido, sólo lo que has dado.”
5 “El hombre debería temblar, el mundo debería vibrar, el Cielo entero debería conmoverse profundamente cuando el Hijo de Dios aparece sobre el altar en las manos del sacerdote”.
6 “Espíritus malignos y falsos, hagan en mi todo lo que quieran. Yo sé bien que no pueden hacer más de lo que les permita la mano del Señor. Por mi parte, estoy dispuesto a sufrir con mucho gusto todo lo que él les deje hacer en mí.”
7 “Es siervo fiel y prudente el que, por cada culpa que comete, se apresura a expiarlas: interiormente, por la contrición y exteriormente por la confesión y la satisfacción de obra”
8 “El demonio se alegra, sobre todo, cuando logra arrebatar la alegría del corazón del servidor de Dios. Llena de polvo las rendijas más pequeñas de la conciencia que puedan ensuciar el candor del espíritu y la pureza de la vida. Pero cuando la alegría espiritual llena los corazones, la serpiente derrama en vano su veneno mortal.”
9 “Cuando el servidor de Dios es visitado por el Señor en la oración con alguna nueva consolación, antes de terminarla debe levantar los ojos al cielo y, (juntas las manos), decir al Señor: “Señor, a mi, pecador e indigno, me has enviado del cielo esta consolación y dulzura; te las devuelvo a ti para que me las reserves, pues yo soy un ladrón de tu tesoro.” Y también: “Señor, arrebátame tu bien en este siglo y resérvamelo para el futuro.” Así debe ser, de modo que, cuando salga de la oración, se presente a los demás tan pobrecito y pecador como si no hubiera obtenida ninguna gracia nueva. Por una pequeña recompensa se pierde algo que es inestimable y se provoca fácilmente al Dador a no dar más.”
10 “Luchemos por alcanzar la serenidad de aceptar las cosas inevitables, el valor de cambias las cosas que podamos y la sabiduría para poder distinguir unas de otras.”
11 “Predica el evangelio en todo momento, y cuando sea necesario, utiliza las palabras.”
12 “Señor, hazme un instrumento de tu paz. Donde haya odio siembre yo amor; donde haya ofensa, perdón; donde hay duda, fe; donde hay desesperación, esperanza; donde haya tinieblas, luz; donde haya tristeza, alegría.”
13 “¡Terrible es la muerte!, pero ¡cuán apetecible es también la vida del otro mundo, a la que Dios nos llama!”
14 “No peleen entre sí y con los demás, sino traten de responder humildemente diciendo, “Soy un siervo inútil.”
15 “En la santa caridad que es Dios, ruego a todos los hermanos, tanto a los ministros como a los otros, que, removido todo impedimento y pospuesta toda preocupación y solicitud, como mejor puedan, sirvan, amen, honren y adoren al Señor Dios, y háganlo con limpio corazón y mente pura, que es lo que Él busca por encima de todo; y hagamos siempre en ellos habitación y morada a Aquel que es el Señor Dios omnipotente, Padre, e Hijo, y Espíritu Santo”
Qriswell J. Quero, PildorasdeFe.net con aportes de: Franciscanos.org

Martes de la segunda semana de adviento


Solemnidad nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América y Filipinas


Libro de Isaías 7,10-14.8,10. 
Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos:
«Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas».
Pero Ajaz respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor.»
Isaías dijo: «Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios?.
Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel.
Hagan un proyecto: ¡fracasará! Digan una palabra: ¡no se realizará! Porque Dios está con nosotros.

Salmo 67(66),2-3.5.7-8. 
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
haga brillar su rostro sobre nosotros,
para que en la tierra se reconozca su dominio,
y su victoria entre las naciones.

Que canten de alegría las naciones,
porque gobiernas a los pueblos con justicia
y guías a las naciones de la tierra.
La tierra ha dado su fruto:

el Señor, nuestro Dios, nos bendice.
Que Dios nos bendiga,
y lo teman todos los confines de la tierra.


Evangelio según San Lucas 1,39-48. 
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,
exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".