lunes, 6 de noviembre de 2017

El Rosario da color a nuestras vidas


Según los misterios que meditamos, el Rosario da a nuestros días un cierto “color” espiritual de alegría, de esperanza, de tristeza, de agradecimiento, etc.

San Juan Pablo II, en su Carta apostólica del 16 de Octubre del ano 2002, dijo sobre el Santo Rosario:
“Esta oración ha tenido un puesto importante en mi vida espiritual desde mis años jóvenes. El Rosario me ha acompañado en los momentos de alegría y en los de tribulación. A él he confiado tantas preocupaciones y en él siempre he encontrado Consuelo.”
El Papa, el día de su 24 aniversario como Sumo Pontífice, 16 de Octubre, 2002, nos presenta su maravillosa carta apostólica sobre el rosario en la que agrega 5 misterios, llamados “luminosos”. Es la primera reforma al rosario desde que Santo Domingo lo introdujo. Hace hincapié sobre la actualidad e importancia de rezar el rosario.
Los nuevos misterios luminosos de la vida pública de Jesucristo:
1- Su bautismo en el Jordán, (cf. Mt 3, 17 par)
2- Su autorevelación en las bodas de Caná, (cf. Jn 2, 1-12)
3- Su Anuncio del Reino de Dios, invitando a la conversión, (cf. Lc9,35)
4- Su Transfiguración, (cf. Mc 1, 15)
5- Institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual. (cf. Mc 2. 3-13; Lc 47-48)

Todo el misterio de Cristo es luz. Él es «la luz del mundo» (Jn 8, 12). El Papa nos ofrece la meditación de la vida de Jesucristo para que con El brillemos en este mundo tan necesitado de Su luz.
Según los misterios que meditamos, el Rosario da a nuestros días un cierto “color” espiritual de alegría, de esperanza, de tristeza, de agradecimiento, etc. Hay que dejarse mecer por la contemplación de los diferentes momentos de la vida de María ligada a la vida de Jesús. Ese método de oración basado en la repetición sirve a favorecer su asimilación. Los enamorados no se cansan de repetirse las palabras de amor, que parecen siempre nuevas según los sentimientos que las inspiran.
La meditación del Rosario contiene unas características propias que responden a las exigencias específicas de la vida cristiana. Aún si el Rosario debe ser en sí una contemplación, no debemos olvidar su meta verdadera que es de introducirnos de manera natural en la vida de Cristo, y de hacernos “respirar” sus sentimientos, como lo ha hecho María.

Papa Francisco: La vanidad es la osteoporosis del alma

El Papa Francisco advirtió esta mañana, en la Misa en la capilla de la Casa Santa Marta, que la vanidad “es como una osteoporosis del alma”, pues intenta enmascarar el exterior para ocultar el vacío interior.
“La vanidad es como una osteoporosis del alma: los huesos desde afuera parecen buenos, pero dentro están todos corroídos”, señaló.
El Santo Padre subrayó que “la vanidad nos lleva al engaño”, y “la vanidad es enmascarar la propia vida. Y esto enferma el alma, porque enmascara la propia vida para aparentar, para fingir”.
En el alma, advirtió, pueden producirse dos inquietudes. Una de estas, indicó, es “buena, que es la inquietud que nos da el Espíritu Santo y hace que el alma esté inquieta para hacer cosas buenas”.
Sin embargo, existe también “la mala inquietud, esa que nace de una conciencia sucia”.
Este es el caso, señaló, de “esta gente que ha hecho tanto mal, que hace el mal y tiene la conciencia sucia y no puede vivir en paz, porque vive con una irritación continua, en una urticaria que no lo deja en paz”.
Francisco recordó que “el mal tiene siempre la misma raíz, cualquier mal: la codicia, la vanidad y el orgullo”.
“Y los tres no te dejan la conciencia en paz; estos tres no dejan entrar la sana inquietud del Espíritu Santo, sino te llevan a vivir así: inquietos, con miedo. Codicia, vanidad y orgullo son las raíces de todos los males”.
El Papa indicó que la vanidad “nos infla” y “no tiene larga vida, porque es como una burbuja de jabón”.
“¿Qué ganancia obtiene el hombre por toda la fatiga con la cual se abruma? Se preocupa por aparentar, por fingir, por parecer. Esta es la vanidad”, señaló.
Francisco recordó que al morir “serás alimento de los gusanos. Y todo este enmascarar la vida es una mentira, porque te comerán los gusanos y no serás nada”.
El Santo Padre lamentó que muchas personas que conocemos vive aparentando. “¡Pero qué buena persona! Va a Misa todos los domingos. Da grandes ofrendas a la Iglesia. Esto es lo que se ve, pero la osteoporosis es la corrupción que tienen dentro”.
“La vanidad es esto: te hace parecer con un rostro de ‘estampita’ y luego tu verdad es otra”, lamentó.
“¿Dónde está nuestra fuerza y la seguridad, nuestro refugio?”, cuestionó, para señalar a continuación que el Señor es “el camino, la verdad y la vida”.
“Esta es la verdad, no la máscara de la vanidad”, dijo.
Al finalizar su homilía, el Santo Padre pidió “que el Señor nos libere de estas tres raíces de todos los males: la codicia, la vanidad y el orgullo. Pero sobre todo de la vanidad, que nos hace mucho mal”.

Lunes de la trigésima primera semana del tiempo ordinario


Carta de San Pablo a los Romanos 11,29-36. 

Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables.
En efecto, ustedes antes desobedecieron a Dios, pero ahora, a causa de la desobediencia de ellos, han alcanzado misericordia.
De la misma manera, ahora que ustedes han alcanzado misericordia, ellos se niegan a obedecer a Dios. Pero esto es para que ellos también alcancen misericordia.
Porque Dios sometió a todos a la desobediencia, para tener misericordia de todos.
¡Qué profunda y llena de riqueza es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus designios y qué incomprensibles sus caminos!
¿Quién penetró en el pensamiento del Señor? ¿Quién fue su consejero?
¿Quién le dio algo, para que tenga derecho a ser retribuido?
Porque todo viene de él, ha sido hecho por él, y es para él. ¡A él sea la gloria eternamente! Amén.

Salmo 69(68),30-31.33-34.36-37. 
Yo soy un pobre desdichado, Dios mío,
que tu ayuda me proteja:
Así alabaré con cantos el nombre de Dios,
y proclamaré su grandeza dando gracias;

que lo vean los humildes y se alegren,
que vivan los que buscan al Señor:
porque el Señor escucha a los pobres
y no desprecia a sus cautivos.

porque el Señor salvará a Sión
y volverá a edificar las ciudades de Judá:
el linaje de sus servidores la tendrá como herencia,
y los que aman su nombre morarán en ella.


Evangelio según San Lucas 14,12-14. 
Jesús dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.
¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!".