miércoles, 21 de noviembre de 2018

¿Quieres una familia unida y saludable? Estas 13 tradiciones católicas pueden ayudar


Imagen referencial. Foto: Pixabay / Dominio Público.

El Arzobispo de Nueva York (Estados Unidos), Cardenal Timothy Dolan, alentó a recuperar una serie de “ricas tradiciones” muchas veces olvidadas por los católicos, y que considera “poderosamente providenciales para mantener a las familias unidas, fuertes, saludables y santas”.
En una publicación en su blog, titulada “Nuestras bellas tradiciones católicas”, el Cardenal Dolan dijo que “nosotros en la Iglesia tenemos un tesoro de actos de oración y devoción, simples, caseros, probados que mantienen fuertes a los matrimonios y las familias, enamorados y cerca de Dios”.
El problema, advirtió, es que hemos olvidado y no ponemos en práctica muchas de estas tradiciones.
“Necesitamos toda la ayuda posible en estos días de tensión, confusión y desafío en la vida matrimonial y en la familia”, señaló.
Estas son las 13 tradiciones que recomienda recuperar el Arzobispo de Nueva York, aunque aseguró que “pueden ciertamente añadir (más) a la lista”:
1. Celebraciones alegres pero sencillas de bautismos, primeras comuniones, confirmaciones, matrimonios y aniversarios de matrimonio.
2. Adorar a Dios fielmente juntos como una familia en la Misa dominical, y preservar los regalos de tiempo de calidad y una comida juntos, al menos en el Día del Señor, si no se puede más a menudo durante la semana.
3. Tener agua bendita, crucifijo, Biblia e imágenes de Jesús, María y los santos en nuestras casas.
4. Una verdadera celebración del Adviento, mientras nos preparamos a celebrar el nacimiento de Jesús.
5. Una atención especial a la preparación del pesebre de Navidad en la casa.
6. El cumplimiento en familia de la Cuaresma, especialmente a través de prácticas penitenciales comunes, mayor compasión por los pobres, enfermos y necesitados, y acercamiento como familia al sacramento de la reconciliación.
7. Dar a los niños nombres bíblicos y cristianos.
8. Tomar con mucha seriedad los deberes de los padrinos en el bautismo y la confirmación.
9. Pedir a un sacerdote que bendiga un nuevo hogar.
10. Peregrinaciones familiares.
11. Reunirse en torno a familiares que están enfermos y moribundos, y unirse en la fe en el momento de la muerte y el entierro.
12. Recordar a los padres y a los miembros de la familia en la Misa, en el aniversario de su muerte.
13. Pedir la bendición de los padres expectantes y la intercesión especial para parejas que luchan por concebir un bebé.

Miércoles de la trigésima tercera semana del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 19,11-28.

Jesús dijo una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y la gente pensaba que el Reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro.
El les dijo: "Un hombre de familia noble fue a un país lejano para recibir la investidura real y regresar en seguida.
Llamó a diez de sus servidores y les entregó cien monedas de plata a cada uno, diciéndoles: 'Háganlas producir hasta que yo vuelva'.
Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron detrás de él una embajada encargada de decir: 'No queremos que este sea nuestro rey'.
Al regresar, investido de la dignidad real, hizo llamar a los servidores a quienes había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno.
El primero se presentó y le dijo: 'Señor, tus cien monedas de plata han producido diez veces más'.
'Está bien, buen servidor, le respondió, ya que has sido fiel en tan poca cosa, recibe el gobierno de diez ciudades'.
Llegó el segundo y le dijo: 'Señor, tus cien monedas de plata han producido cinco veces más'.
A él también le dijo: 'Tú estarás al frente de cinco ciudades'.
Llegó el otro y le dijo: 'Señor, aquí tienes tus cien monedas de plata, que guardé envueltas en un pañuelo.
Porque tuve miedo de ti, que eres un hombre exigente, que quieres percibir lo que no has depositado y cosechar lo que no has sembrado'.
El le respondió: 'Yo te juzgo por tus propias palabras, mal servidor. Si sabías que soy un hombre exigentes, que quiero percibir lo que no deposité y cosechar lo que no sembré,
¿por qué no entregaste mi dinero en préstamo? A mi regreso yo lo hubiera recuperado con intereses'.
Y dijo a los que estaban allí: 'Quítenle las cien monedas y dénselas al que tiene diez veces más'.
'¡Pero, señor, le respondieron, ya tiene mil!'.
Les aseguro que al que tiene, se le dará; pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene.
En cuanto a mis enemigos, que no me han querido por rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia".
Después de haber dicho esto, Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén.