martes, 3 de enero de 2017

Me gusta caminar en silencio y hablar con Dios. ¿Lo has intentado?

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Me gusta por las tardes caminar en silencio. Elevo mis pensamientos y mi alma a Dios, como si quisiera tocarlo, alcanzarlo,  decirle: “Mírame, aquí estoy”.
El silencio de las tardes, de esos pocos minutos, es mi compañero.
Al rato salen Vida, mi esposa y mis hijos y paseamos juntos.  Es una actividad que disfruto mucho.
De alguna forma, que aún no logro comprender del todo, esos breves instantes en que estuve cerca de Dios, han iluminado mi vida. Es como cuando llegas de noche a tu casa y enciendes la luz. Todo lo ves con claridad.
Sin el  silencio no podría, me cuesta tener esa dulce presencia de Dios, por eso lo valoro tanto, y lo busco.
Hoy por la tarde salieron de compras Vida, Ana Belén y Luis Felipe. Me quedé solo en casa. Pero nunca he estado solo. Dios me cuida.
Salí a caminar en silencio y elevé mis pensamientos a Dios. Quería agradecerle tanto amor. Pedirle por ti, mi familia, el mundo, en este año que empieza.
Sentí en mi interior una paz inimaginable, la certeza de saber que Dios va con nosotros.
“Nos ha cuidado bien”, me dije, “no veo motivos para pensar que en adelante no lo hará”.
Tengo necesidad de Dios. ¿Acaso crees que mi vida es sencilla? No. 
Cargo sobre mis espaldas las mismas dificultades que tú y muchos de los que leen estas líneas.
La adversidad me ha acercado al Padre.
Somos sus hijos, sus pequeños. Un niño cuando siente miedo corre a refugiarse en los brazos de sus padres. Yo corro a refugiarme en los brazos amorosos de Dios.
Recién he regresado de mi caminata. No demoran en regresar Vida, Ana Belén y Luis Felipe,  mi hijo pequeño. Aprovecho para contarte lo que ocurrió. Fue estupendo.
Es una caminata normal, como cualquier otra, sólo que mi corazón está con Dios,  en su presencia. Quien me ve no lo podrá notar. Saludo,  converso, sonrío.  Y sigo feliz con un gozo que se desborda en mi alma, que no se puede  medir.
Tener presencia de Dios lo cambia todo. Te ayuda a enfrentar los retos cotidianos, a superar la adversidad. Y te motiva a buscar su presencia viva en tu vida.
Es una experiencia difícil de explicar con las palabras.  Debes vivirla. Es tan simple. Sólo debes aprovechar unos momentos en que estés solo y elevas tus pensamientos a Dios.
Un simple “TE AMO DIOS” bastaría. No nos pide más.

3 de enero: Día del Santísimo Nombre de Jesús

3 de enero: Día del Santísimo Nombre de Jesús


Cada 3 de enero la Iglesia celebra el Día del Santísimo Nombre de Jesús. “Éste es aquel santísimo nombre anhelado por los patriarcas, esperado con ansiedad, demandado con gemidos, invocado con suspiros, requerido con lágrimas, donado al llegar la plenitud de la gracia”, decía San Bernardino de Siena.
La palabra Jesús es la forma latina del griego “Iesous”, que a su vez es la transliteración del hebreo “Jeshua” o “Joshua” o también “Jehoshua”, que significa “Yahveh es salvación”.
El Santísimo Nombre de Jesús comenzó a ser venerado en las celebraciones litúrgicas del siglo XIV. San Bernardino de Siena y sus discípulos propagaron el culto al Nombre de Jesús. En 1530 el Papa Clemente VII concedió por primera vez a la Orden Franciscana la celebración del Oficio del Santísimo Nombre de Jesús.
San Bernardino solía llevar una tablilla que mostraba la Eucaristía con rayos saliendo de ella y, en el medio, se veía el monograma “IHS”, abreviación del Nombre de Jesús en griego (ιησουσ).
Más adelante la tradición devocional le añade un significado a las siglas: "I", Iesus (Jesús), "H", Hominum (de los hombres), "S", Salvator" (Salvador). Juntos quieren decir “Jesús, Salvador de los hombres”.
San Ignacio de Loyola y los jesuitas hicieron de este monograma el emblema de la Compañía de Jesús.
El Nombre de Jesús, invocado con confianza:
  • Brinda ayuda en las necesidades corporales, según la promesa de Cristo: "En mi nombre agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien" (Mc. 16,17-18). En el Nombre de Jesús los Apóstoles dieron fuerza a los lisiados (Hch. 3,6; 9,34) y vida a los muertos (Hch. 9,40).
  • Da consuelo en las pruebas espirituales. El Nombre de Jesús le recuerda al pecador el "padre del hijo pródigo" y el buen samaritano; al justo le recuerda el sufrimiento y la muerte del inocente Cordero deDios.
  • Nos protege de Satanás y sus artimañas, ya que el diablo le teme al Nombre de Jesús, quien lo ha vencido en la Cruz.
  • En el nombre de Jesús obtenemos toda bendición y gracia en el tiempoy la eternidad, pues Cristo dijo: "lo que pidan al Padre se los dará en mi nombre." (Jn. 16,23). Por lo tanto, la Iglesia concluye todas susoraciones con las palabras: "Por Jesucristo Nuestro Señor", etc. Así se cumple la palabra de San Pablo: "Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos." (Flp. 2,10).

Feria de tiempo de Navidad (3 ene.)


Epístola I de San Juan 2,29.3,1-6. 

Hijos míos:
Si ustedes saben que él es justo,
sepan también que todo el que practica la justicia
ha nacido de él.
¡Miren cómo nos amó el Padre!
Quiso que nos llamáramos hijos de Dios,
y nosotros lo somos realmente.
Si el mundo no nos reconoce,
es porque no lo ha reconocido a Él.
Queridos míos,
desde ahora somos hijos de Dios,
y lo que seremos no se ha manifestado todavía.
Sabemos que cuando se manifieste,
seremos semejantes a Él,
porque lo veremos tal cual es.
El que tiene esta esperanza en Él,
se purifica, así como Él es puro.
El que comete el pecado comete también la iniquidad,
porque el pecado es la iniquidad.
Pero ustedes saben que Él se manifestó
para quitar los pecados,
y que Él no tiene pecado.
El que permanece en Él, no peca,
y el que peca no lo ha visto ni lo ha conocido.

Salmo 98(97),1.3cd-4.5-6. 
Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.

Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.

Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey.



Evangelio según San Juan 1,29-34. 
Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: "Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo.
Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel".
Y Juan dio este testimonio: "He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: 'Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo'.
Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios".