viernes, 30 de noviembre de 2018

La Corona de Adviento: primer anuncio de la navidad ¿Cómo hacerla?

 
corona de adviento  velas todo color rojo rojizo

La corona de Adviento es el primer anuncio de Navidad. Adviento significa Venida, los cristianos nos preparamos para recibir a Jesús

 

La corona de Adviento es el primer anuncio de Navidad.Es una costumbre popular nacida en Europa, que se ha venido extendiendo y haciéndose popular entre todos nosotros.
Debemos tener en claro que la corona de adviento no es un rito litúrgico, es una tradición. Ha sido, desde sus inicios, una manera práctica de marcar el paso de las semanas de Adviento para poder vivirlas más plenamente.
La palabra Adviento es de origen latín y quiere decir venida. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo. El tiempo de adviento abarca cuatro semanas antes de Navidad.

Historia de la Corona de Adviento

La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pre-cristianas de los germanos (Alemania). que consistía en recolectar coronas de ramas verdes y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera.
Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres para enseñarles la fe Católica.
Ya para el siglo XVI, tanto católicos como protestantes alemanes utilizaban este símbolo para celebrar el adviento:
Aquellas costumbres primitivas contenían una semilla de verdad que ahora podía expresar la verdad suprema: Jesús es la luz que ha venido, que está con nosotros y que vendrá con gloria.
  • Las velas tienen un significado muy especial, pues anticipan la venida de la luz en la Navidad: Jesucristo.
  • Las ramas recuerdan que Jesús es la luz eterna. En los países fríos se escogen ramas de los árboles que no pierden sus hojas en el invierno, para simbolizar que Dios no cambia.
  • El círculo nos recuerda que Dios no tiene principio ni fin, es eterno.

¿Cómo se hace una corona de Adviento?

La corona de Adviento se hace con follaje verde, sobre el cual, se insertan cuatro velas.
El primer domingo de Adviento encendemos la primera vela y cada domingo de Adviento encendemos una vela más hasta llegar a la Navidad.
Mientras se encienden las velas se hace una oración, utilizando algún pasaje de la Biblia y se entonan cantos.
Esto lo hacemos en las misas de Adviento y también es recomendable hacerlo en casa, por ejemplo antes o después de la cena, toda la familia reunida.



Los colores de las velas pueden variar según la tradición: en algunos casos se usan 3 velas violetas y la última rosada, en otros casos 4 colores distintos: morado, rojo, verde y blanco.Otros las usan todas rojas o todas blancas.
Si no hay velas de esos colores igualmente se puede hacer la corona ya que lo más importante es el significado de encender una vela cada semana: la luz que aumenta con la proximidad del nacimiento de Jesús quien es la Luz del Mundo.

La corona también puede ser llevada a la parroquia para que esta sea bendecida por el sacerdote.
La corona de adviento es una indicación de que pronto viene la Navidad. La luz indica el camino, aleja el miedo y favorece la comunión. La luz brillando es un símbolo de Cristo, luz del mundo.
Encender domingo tras domingo los cuatro velas muestra la gradual subida hacia la plenitud de la luz en Navidad.
La corona de Adviente es un signo de la esperanza, que la luz y la vida de Dios triunfan sobre las tinieblas y la muerte. Porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre por nosotros y por nuestra salvación. Amén.

¿Qué es el Adviento y cuándo empieza? Redacción ACI Prensa

¿Qué es el Adviento y cuándo empieza?

El Adviento es el tiempo de preparación para celebrar la Navidad y comienza cuatro domingos antes de esta fiesta. Además marca el inicio del Nuevo Año Litúrgico católico y este 2018 empezará el domingo 2 de diciembre.
Adviento viene del latín “ad-venio”, que quiere decir “venir, llegar”. Comienza el domingo más cercano a la fiesta de San Andrés Apóstol (30 de noviembre) y dura cuatro semanas.
El Adviento está dividido en dos partes: las primeras dos semanas sirven para meditar sobre la venida final del Señor, cuando ocurra el fin del mundo; mientras que las dos siguientes sirven para reflexionar concretamente sobre el nacimiento de Jesús y su irrupción en la historia del hombre en Navidad.
En los templos y casas se colocan las coronas de Adviento y se va encendiendo una vela por cada domingo. Asimismo, los ornamentos del sacerdote y los manteles del altar se tornan de color morado como símbolo de preparación y penitencia.
Muchos católicos conocen del Adviento, pero tal vez las preocupaciones en el trabajo, los exámenes en la escuela, los ensayos con el coro o el teatro de Navidad, el armado del nacimiento o pesebre y la compra de regalos, hacen que se olvide el verdadero sentido de este tiempo.
Por ello, se ha preparado una sección especial con diversos recursos para vivir el Adviento, entre los que está cómo armar la corona y bendecirla, la liturgia familiar para cada domingo, videos, oraciones, imágenes, el Rosario de Adviento, reflexiones de San Juan Pablo II, etc.
Más información:

6 recomendaciones de la Iglesia para vivir el Adviento

Corona de Adviento / Foto: Pixabay (Dominio Público)


El Adviento es un tiempo de preparación para recibir la Navidad, donde celebramos el nacimiento de Jesucristo; y para vivirlo correctamente, es que el Vaticano ha elaborado una serie de recomendaciones.
Las recomendaciones que presentamos a continuación figuran en el Capítulo IV del Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, elaborado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede y publicado en el año 2002.
1.- Meditar sobre la fe y humildad de María
El Vaticano recordó que durante el Adviento “la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María”, especialmente en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, que se celebra el 8 de diciembre.
Por ello invita a reflexionar sobre “la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvífico de Dios”. La Santa Sede recomendó rezar la Novena a la Inmaculada Concepción. Esta inició el 29 de noviembre y puede encontrarla AQUÍ.
2.- No caer en el consumismo
La Santa Sede advirtió que en la actualidad los valores del Adviento se ven “amenazados por la costumbre de convertir la preparación a la Navidad en una ‘operación comercial’, llena de propuestas vacías, procedentes de una sociedad consumista”.
Por ello, recomendaron orar y meditar para no olvidar el sentido del Adviento y celebrar el nacimiento de Jesús “en un clima de sobriedad y de sencillez alegre, y con una actitud de solidaridad para con los pobres y marginados”.
3.- Que toda la familia arme el pesebre de Belén
La Santa Sede recomendó que toda la familia participe en el armado del pesebre porque es una oportunidad para que “entren en contacto con el misterio de la Navidad”.
Invitaron a que “se recojan en un momento de oración o de lectura de las páginas bíblicas referidas al episodio del nacimiento de Jesús”.
4.- Rezar la Novena de Navidad
El Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia indica que la Novena de Navidad es un ejercicio de piedad valioso que ayuda a preparar el corazón en los días previos a la celebración del nacimiento del Niño Jesús.
Destacaron que es una práctica antigua que “nació para comunicar a los fieles las riquezas de una Liturgia a la cual no tenían fácil acceso”.
La Novena de Navidad inicia el 16 de diciembre y termina el 24 de diciembre. Puede encontrarla AQUÍ.
La Santa Sede advirtió que en la actualidad los valores del Adviento se ven “amenazados por la costumbre de convertir la preparación a la Navidad en una ‘operación comercial’, llena de propuestas vacías, procedentes de una sociedad consumista”.
Por ello, recomendaron orar y meditar para no olvidar el sentido del Adviento y celebrar el nacimiento de Jesús “en un clima de sobriedad y de sencillez alegre, y con una actitud de solidaridad para con los pobres y marginados”.
3.- Que toda la familia arme el pesebre de Belén
La Santa Sede recomendó que toda la familia participe en el armado del pesebre porque es una oportunidad para que “entren en contacto con el misterio de la Navidad”.
Invitaron a que “se recojan en un momento de oración o de lectura de las páginas bíblicas referidas al episodio del nacimiento de Jesús”.
4.- Rezar la Novena de Navidad
El Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia indica que la Novena de Navidad es un ejercicio de piedad valioso que ayuda a preparar el corazón en los días previos a la celebración del nacimiento del Niño Jesús.
Destacaron que es una práctica antigua que “nació para comunicar a los fieles las riquezas de una Liturgia a la cual no tenían fácil acceso”.
La Novena de Navidad inicia el 16 de diciembre y termina el 24 de diciembre. Puede encontrarla AQUÍ.




5.- Profundizar en las lecturas bíblicas que invitan a la conversión
La Santa Sede recomendó profundizar en los pasajes bíblicos que se leerán durante el Adviento porque invitan a la conversión “mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista”.
Recordaron que “Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la venida del Mesías” y que “está sólidamente enraizada en el pueblo cristiano la conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador”.
6.- Participar en el rezo de la Corona de Adviento y las Posadas 
El Vaticano indicó que el rezo de la corona y el encendido de sus cuatro velas se ha “convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos”.
Destacaron que en el encendido de cada vela, correspondiente a los cuatro domingos de Adviento, se recuerdan “las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo”.  
También invitaron a participar en la celebración de las “Posadas”, una “tradición española y latinoamericana” que representa “el camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesús”.

Fiesta de san Andrés, apóstol

Evangelio según San Mateo 4,18-22.

Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.
Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres".
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

jueves, 29 de noviembre de 2018

7 medios espirituales para aprovechar al máximo el Adviento

Adviento / Flickr de Iglesia en Valladolid (CC BY-SA 2.0)

El sacerdote, escritor y funcionario de la Secretaría de Estado del Vaticano, Mons. Florian Kolfhaus, comparte 7 medios espirituales para todos los católicos que deseen prepararse de una forma especial para recibir a Cristo en la Navidad.
Aquí los 7 medios descritos en su columna publicada originalmente en CNA Deutsche:
1. Ayunar en Adviento   
Si bien las cuatro semanas previas a la Navidad tienen un carácter “más alegre” que la penitencia previa a la Pascua, nosotros debemos esperar hasta el cumpleaños de Jesús para celebrar en la cena navideña.
Este sacrificio, además de tener un valor espiritual, genera más gusto y expectativa en la Navidad.
2. Levantarse 10 minutos más temprano
No es fácil levantarse temprano por las mañanas, pero un poco más de tiempo cada día nos da la oportunidad de empezar bien la jornada con Dios: una oración personal por la mañana, una breve lectura de las Escrituras, el rezo del Rosario, etc.
San Josemaría Escrivá dice que el momento de levantarse es el "minuto heroico", el cual decide sobre todo el día.
La Biblia nos dice que San José solía levantarse rápidamente de un sueño y, sin duda, es una gran ayuda para quienes les cuesta dejar de lado la comodidad.
3. Obsequiar presentes desde el corazón
Todos los días se puede obsequiar un pequeño regalo, carta o imagen. Siempre me pregunto ¿por qué no dar una alegría a alguien por cada día de Adviento?
Es bueno tener un plan previo: obsequiar quizás una fotografía en blanco y negro a un familiar, juguetes de mis hijos para un sobrino, las chaquetas de invierno para un hogar de niños huérfanos o hacer galletas para una casa de ancianos.
4. Tener un tiempo de silencio cada día
Todos los días de Adviento debemos contar con una hora de silencio. Ni radio, ni teléfono, ni televisión, ni música de fondo, sino utilizar el tiempo para momentos de oración y reflexión. Y si sentimos inquietud o preocupaciones, debemos enderezarlas para dejar que el Mesías entre en el corazón. La paz externa y silencio interior limpia casi automáticamente el alma.
5. Visitar a Jesús
La Navidad no es de “Santa Claus”, sino del pequeño niño en el pesebre. Aquí es el Hijo de Dios quien nos alimenta verdaderamente, tan pequeño y, que sin pretensiones, está presente en todos los tabernáculos.
La Navidad es la celebración del "pan vivo" que ha llegado del cielo como nuestro alimento. Belén significa "casa del pan".
Todos los días se puede visitar la iglesia aunque sea solo unos minutos. Asistir a Misa es una forma de devoción.
6. Confesarse
Jesús nace en un establo, en pobreza y modestia, lejos del bullicio de los albergues. Sin embargo, ciertamente San José tuvo que remover las telarañas y la suciedad alrededor, mientras que Nuestra Señora desempaquetó ropa de cama limpia para preparar un buen lugar al recién nacido. Por encima de todo, tenían un corazón lleno de amor puro.
Sin confesión no hay una buena Navidad para los católicos. La paja vieja o podrida debe ser barrida del corazón. Otras veces limpiar el polvo es suficiente, pero Jesús siempre quiere encontrar una morada donde pueda reposar.
7. Devoción a María
Sin María no existiría Jesús. Sin María no podríamos celebrar la Navidad porque el Hijo de Dios no se habría convertido en hombre. Por lo tanto, el camino a Belén es el de la Madre de Jesús, que es nuestra también.
Todos los días se debe rezar el Rosario. Debemos orar a la Virgen María todos los días de Adviento para recibir a Jesús y no solo en la víspera de Navidad.
También debemos orar por la maternidad de todas las mujeres que esperan o han perdido un hijo en esos días.
Es menester dirigirnos a nuestra Madre, a quien le pedimos su intercesión en nuestras necesidades, para darle gracias por su 'sí' en Nazareth, por el cuidado y la crianza de Jesús, por su ayuda maternal a Él y a nosotros, por su lealtad en la Cruz.
Podemos obsequiarle flores, una oración especial o una pequeña peregrinación a una iglesia. También podemos darle todos los días una nueva alegría, quizá reconciliándonos con antiguos enemigos, renunciado a malos hábitos u ofreciendo nuestro trabajo por más difícil que sea.
¿Por qué todo esto? Solo para hacerla feliz. Para darle algo a cambio del mejor regalo de todos: ¡Jesús!

Jueves de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 21,20-28.

Jesús dijo a sus discípulos: 
"Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima.
Los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no vuelvan a ella.
Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse.
¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo.
Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento.
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.
Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.
Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación".

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Conoce a las grandes figuras femeninas de la Biblia


Sara, Rebeca, Raquel, Miriam, Débora, Rahab, Jocabed,… aquí te presentamos sólo algunas

Hablando de mujeres extraordinarias, parece de justicia rendir homenaje a las primeras mujeres que hicieron historia porque intervinieron en los planes de Dios para la humanidad.
Podemos hacer un breve recordatorio de algunas de las  mujeres destacadas de la Biblia, siguiendo el orden cronológico y haciendo una obligada selección entre las muchas que están presentes en la Biblia.
Mujeres todas ellas de origen humilde pero que llegaron a ser extraordinarias porque fueron perfeccionadas por la acción y voluntad de Dios.
El Dios de Abraham, Isaac y Jacob, es también el Dios de Sara, Rebeca y Raquel.
El lector puede comprender que me resista a guardar el orden cronológico para recordar en primer lugar a María, la Madre de Dios.
María, hija de Joaquín y Ana, esposa de José, Esposa de Dios, Madre de Jesús, Madre de Dios, es junto con Jesucristo, figura central de la historia bíblica y de la humanidad.
La única mujer que ha merecido una ciencia e investigación específica llamada “mariología”, con miles de libros dedicados a conocerla, y la mujer con más seguidores, devotos y admiradores de la humanidad.
María, bendita entre todas las mujeres.

Antiguo Testamento

1. Eva, madre de todos los vivientes. “Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes”.  Gen 3.20.
Eva fue el punto y final de la creación de Dios. Su presencia señalaba la conclusión de toda la creación. Fue la encarnación viviente de la gloria de la humanidad (1 Corintios 11.7).
En su estado original, incontaminada por ningún mal, libre de cualquier enfermedad o defecto, preservada de toda imperfección, Eva era el arquetipo perfecto de excelencia femenina. Era magnífica en todo sentido
2. Sara, fue la esposa de Abraham y madre de Isaac. Según el libro de Génesis, su nombre original era Sarai pero Dios lo cambió a “Sara” antes de concederle el milagro de tener un hijo a la edad de 90 años. Sara era un nombre para mujeres distinguidas y Sarai significa princesa.
Sara, siendo anciana y estéril y deseando que se cumpliese la voluntad de Dios respecto a la descendencia de Abraham, le incitó  a tener un hijo con su esclava Agar pero más tarde, después del nacimiento milagroso de su propio hijo Isaac, expulsó a la mujer y a su hijo Ismael.
Sara es la única mujer en la Biblia a la que Dios habla directamente. Abraham admiraba su don de profecía y su inteligencia, escuchando todos sus consejos.
3. Ruth.  El Libro de Ruth narra la historia de Elimelec, un hombre de Belén de Judá  quien emigró con su familia al país de Moab. Su esposa era Noemí y sus hijos Quilión y Majlón. Al morir Elimelec sus dos hijos se casaron con Orfá y con Rut respectivamente, ambas de Moab.
Años más tarde murieron Quilión y Majlón, y Noemí decidió regresar a Belén de Judá acompañada por sus dos nueras. Pero Rut decidió quedarse con Noemí, por lealtad hacia ella,  a pesar de que ésta pidió a ambas que regresaran con sus familias a Moab.
Debido a la pobreza en que vivían Noemí y Rut en Belén, ésta se puso a trabajar en el campo de Booz recogiendo los granos sobrantes de la cosecha.
Booz era uno de los goeles (descendientes de un antepasado común, quienes se hacían responsables de la familia, si ésta no tenía descendencia) de la familia de Elimelec y, como otro goel no estuvo dispuesto a casarse con Rut ni a hacerse responsable de la pésima situación en que se encontraban Noemí y Rut, ese deber lo aceptó Booz, quien ya se había sentido atraído por la moabita. De ese matrimonio nació un hijo, Obed, quien más tarde fue el abuelo del rey David.
Así Rut ingresa por sus propios méritos y virtudes en la religión judía, a pesar de su ascendencia moabita y de adorar a un diferente dios.
4. Ana. Penina siempre molestaba a Ana y la hacía sentir mal porque el Señor no le permitía tener hijos.
Un día, después de comer, Ana se levantó calladamente y se fue a orar al santuario. El sacerdote Elí estaba allí.
Ana estaba muy triste y lloraba mucho mientras oraba al Señor Le hizo una promesa a Dios: “Señor, Todopoderoso, mira lo triste que estoy. ¡Acuérdate de mí! No me olvides. Si me concedes un hijo, te lo entregaré a ti. Será un nazareo: no beberá vino ni bebidas embriagantes, y nunca se cortará el cabello”.
Elcaná tuvo relaciones sexuales con su esposa Ana, y el Señor se acordó de Ana. Ella concibió y para esas fechas al año siguiente, dio a luz un hijo.
Ana le puso por nombre Samuel, pues dijo: “Su nombre es Samuel porque se lo pedí al Señor”.  Ese año Elcaná fue a Siló con su familia para ofrecer sacrificios y cumplir las promesas que le había hecho al Señor. Pero Ana no lo acompañó, sino que le dijo:
—No iré a Siló hasta que el niño tenga la edad suficiente para comer alimento sólido. Entonces se lo entregaré al Señor, será un nazareo y se quedará en Siló.
Luego Ana entregó el niño al sacerdote Elí,  y le dijo:
—Perdón, señor, yo soy la misma mujer que usted vio orar al Señor. Le aseguro que lo que digo es cierto.  Oré por este hijo, y el Señor contestó mi oración, dándomelo. Ahora se lo entrego al Señor, y él le servirá  toda su vida. Entonces Ana dejó ahí al niño y adoró al Señor.

Y, en el Nuevo Testamento

5. La profetisa Ana. Lucas, en su Evangelio, cita y recoge el testimonio de los pocos testigos que consiguieron ver al Mesías en el infante recién nacido: sus padres, María y José, los ángeles, los pastores, los magos, Simeón y Ana, de la que dice Luas. 2,36-38 :
“Estaba también allí, Ana, profetisa, hija de Fanuel,  de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, había vivido con su marido siete años desde su virginidad y era viuda hacía ochenta y cuatro años. Y no se apartaba del Templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén”.
6. María Magdalena, de la que el Señor expulsó siete demonios y luego, atraída por la misericordia de Jesucristo, se convirtió en una de las mujeres valientes que asistían  a Jesús. La primera persona a la que Cristo habló después de su resurrección. Conforme Cristo anunció, allá donde se predica el Evangelio se habla de esta mujer que, con un gran corazón, supo hacer una conversión radical de su vida.
7. La Mujer samaritana, cuyo nombre no conocemos, aunque era muy conocida en su ciudad y, después de su mala vida pasada,  se convirtió en evangelizadora al conocer ¨las fuentes de agua viva¨  que Cristo le descubre.
8. Las hermanas Marta y María, de la familia de Lázaro en Betania, donde Cristo encontraba un hogar de amigos en los que podía confiar y un lugar donde encontrar reposo. Cristo las puso de modelo de cómo se hace compatible el trabajo y la oración.
9. Lidia: con un corazón hospitalario facilitó la entrada del cristianismo en la Europa de entonces, al acoger y proteger en su hogar a los discípulos que necesitaban donde refugiarse. En Hechos 16,13 se narra su conversión. Lidia era vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira. Se convirtió y albergó a Pablo en su hogar en ese día y posteriormente cuando Pablo salió de la cárcel. Luc 16,40
La Biblia enaltece y exalta a las mujeres. Por eso, donde quiera que se difunda el Evangelio, la consideración legal, social y espiritual de la mujer se eleva.