viernes, 26 de mayo de 2017

Rumbo a Pentecostés: Hoy comienza la Novena al Espíritu Santo

¡Ven Espíritu Santo!

El próximo domingo 4 de junio la Iglesia celebrará al Espíritu Santo y por eso durante nueve días los fieles se preparan para Pentecostés, la gran Solemnidad en honor a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad.
A continuación una novena por la Unción del Espíritu Santo:

Juan José Omella: un cardenal «al servicio del pueblo»



En sociedades crecientemente plurales como la de Barcelona –dice el neocardenal Juan José Omella– la Iglesia está llamada a «crear lazos de unión y fraternidad»
«Enhorabuena, cardenal». Juan José Omella (Cretas –Teruel–, 1946) pensó que se trataba de una broma de su amigo el arzobispo de Pamplona y Tudela, monseñor Francisco Pérez, que desde la plaza de San Pedro acababa de escuchar el sorpresivo anuncio del consistorio cardenalicio del 28 de junio. El arzobispo de Barcelona se encontraba bendiciendo un local de Cáritas en una parroquia de L’Hospitalet de Llobregat. Por la tarde le esperaban en la prisión de Can Brians I. Hasta las nueve de la noche no volvió a su casa.
El neocardenal está decidido a no alterar su agenda para desesperación de sus colaboradores, obligados a despachar con él entre acto y acto los asuntos relacionados con el nombramiento. En uno de esos huecos atiende a Alfa y Omega, presentando de entrada la decisión del Papa como una distinción a la diócesis de Barcelona. Cuando se le hace notar que, más que la sede, el perfil de los cinco elegidos sugiere que Francisco ha tenido en cuenta el estilo pastoral, Omella responde despejando balones: «Pues es posible, pero yo hago también otra lectura: de alguna manera el Papa está haciendo una mirada hacia las periferias, al nombrar al obispo auxiliar de San Salvador, al de Bamako en Malí… ¿Y Barcelona es periferia? Pues un poco sí, en el sentido (hay que vivir en Barcelona para verlo) de que aquí confluyen muchas culturas, muchas religiones… Yo hago esa lectura de las periferias que existen dentro de algunas grandes ciudades».
Espíritu de concordia
En esa ciudad plural, donde «ha ido creciendo la presencia de otras culturas y religiones», monseñor Omella afirma que la Iglesia debe «crear lazos de unión y fraternidad. Es lo que nos está enseñando el Papa. Con sus viajes a lugares como El Cairo o la República Centroafricana, nos está diciendo: “Vivan en fraternidad, tienen distinta manera de pensar, pero convivan, y hagan una ciudad diversa pero fraterna”».
Ese espíritu de concordia va unido en monseñor Omella a una marcada sensibilidad social, a una aguda inteligencia política y a un carácter siempre cercano y afable, rasgos que explican por qué el Papa le consideró la persona idónea en 2015 para regir la archidiócesis de Barcelona, capital de una Cataluña en plena efervescencia política. El prelado insiste en la «necesidad de diálogo», de «escucharse los unos a los otros», y superar «la confrontación», consciente de que «entre nosotros hay muchas sensibilidades».
Cercanía al Papa Francisco
El arzobispo de Barcelona es considerado uno de los obispos españoles más cercanos al Papa Francisco, con quien comparte un mismo talante pastoral. Siendo todavía obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, Francisco le nombró en noviembre de 2014 miembro de la Congregación para los Obispos, el dicasterio encargado de proponer al Papa los nombramientos episcopales.
Eso le permite hacerse cierta idea de lo que le depara un futuro en el que habrá seguramente muchos más viajes a Roma. «No sé lo que me pedirá concretamente el Papa como cardenal», dice. «De lo que sí puedo hablar es del trabajo en la Congregación que me encargó ya hace dos años. Todos los que formamos parte de ese equipo somos muy conscientes de nuestra gran responsabilidad y trabajamos muy a gusto y en comunión, respetando la libertad y las opiniones de los demás. El Papa contribuye a crear esa sintonía y esos lazos de comunión a su alrededor», asegura.
La misma fraternidad –dice– se respira también dentro de la Conferencia Episcopal Española. «Cada uno tiene su matiz, somos distintos, pero tenemos una cosa común que nos identifica y nos hace trabajar en comunión: una misma fe. Somos todos obispos al servicio del pueblo y compartimos un deseo enorme de servir al bien común de la sociedad».
En la Conferencia Episcopal, el arzobispo de Barcelona es en la actualidad miembro del Comité Ejecutivo y, entre otros cargos, ha sido presidente de la Comisión de Pastoral Social y consiliario de Manos Unidas. Fue el principal artífice de la instrucción pastoral Iglesia, servidora de los pobres, aprobada en 2015.
Cuatro españoles con derecho a voto
El nombramiento de Juan José Omella se produce menos de un mes después de que su predecesor, el arzobispo emérito Lluís Martínez Sistach, cumpliera 80 años y perdiera, por tanto, su condición de cardenal elector. Con monseñor Omella volverá a haber cuatro españoles electores en un eventual cónclave, junto al arzobispo de Valencia (Antonio Cañizares) y los de Valladolid (Ricardo Blázquez) y Madrid (Carlos Osoro).
En lo que respecta a la archidiócesis de Barcelona, Omella adelantó el lunes que será necesaria una restructuración. A la espera de confirmarse si su auxiliar, Sebastià Taltavull, será nombrado definitivamente obispo de Mallorca (en la actualidad, es administrador apostólico), el arzobispo ha solicitado al Papa dos obispos auxiliares.

El Papa propone un “mapa de la vida cristiana” en su homilía en Santa Marta


En su homilía en Casa Santa Marta, el Papa destacó tres palabras de la Biblia que describen el itinerario cristiano: memoria, oración y misión.

FRANCISCO
"Un cristiano debe moverse en estas tres dimensiones y pedir la gracia de la memoria. Decir al Señor: ‘Que no me olvide del momento en el que Tú me has elegido, que no me olvide de los momentos en que nos hemos encontrado’. Después, rezar, mirar hacia el Cielo porque Él está para interceder, allí. Él intercede por nosotros. Y después ir de misión, que no quiere decir que todos deben ir al extranjero; salir de misión es vivir y dar testimonio del Evangelio, es hacer saber a la gente cómo es Jesús”. 

El Papa recordó que estos tres elementos son la "topografía de la vida cristiana”, y que permiten caminar en la vida con una alegría que nadie puede quitar.

TEXTO DE LA HOMILÍA EN ESPAÑOL
(Fuente: Radio Vaticano)

El Papa observó que las Escrituras indican tres palabras, tres lugares de referencia del camino cristiano. La primera palabra es memoria. El Señor resucitado dice a sus discípulos que lo precedan en Galilea: aquí se produjo el primer encuentro con el Maestro. Y "cada uno de nosotros tiene su propia Galilea”, allí donde Jesús se ha manifestado por primera vez, lo hemos conocido y "hemos tenido esta alegría, este entusiasmo para seguirlo”. El Papa recordó que "para ser un buen cristiano es necesario tener siempre la memoria del primer encuentro con Jesús y de los encuentros sucesivos”. Es "la gracia de la memoria” que "en el momento de la prueba me da certidumbre”.

El segundo punto de referencia es la oración. Cuando Jesús asciende al Cielo no se separa de nosotros: "Físicamente sí, pero está siempre unido a nosotros para interceder por nosotros. Le hace ver al Padre las llagas, el precio que ha pagado por nosotros, por nuestra salvación”. Por lo tanto, "debemos pedir la gracia de contemplar el Cielo, la gracia de la oración, la relación con Jesús en la oración que en este momento nos escucha y está con nosotros”:

"Después hay un tercer punto: el mundo. Jesús antes de irse – lo hemos escuchado ayer en el Evangelio de la Ascensión – dice a los discípulos: ‘Vayan al mundo y hagan discípulos’. Vayan: el lugar del cristiano es el mundo, para anunciarle la Palabra de Jesús, para decirle que hemos sido salvados, que Él ha venido para darnos la gracia, para llevarnos a todos con Él ante el Padre”.

El Papa observó que "ésta es la topografía del espíritu cristiano”, los tres lugares de referencia de nuestra vida: la memoria, la oración y la misión. Mientras las tres palabras para nuestro camino son: Galilea, el Cielo y el mundo:

"Un cristiano debe moverse en estas tres dimensiones y pedir la gracia de la memoria. Decir al Señor: ‘Que no me olvide del momento en que Tú me has elegido, que no me olvide de los momentos en que nos hemos encontrado’. Después rezar, mirar hacia el Cielo porque Él está para interceder, allí. Él intercede por nosotros. Y después ir a la misión, lo que no quiere decir que todos deben ir al extranjero; salir en misión es vivir y dar testimonio del Evangelio, es hacer saber a la gente cómo es Jesús. Y esto, con el testimonio y con la Palabra porque si yo digo como es Jesús, como es la vida cristiana y vivo como un pagano, aquello no sirve. La misión no va”.

Si en cambio vivimos en la memoria, en la oración y en la misión la vida cristiana será bella y también será alegre: "Y ésta es la última frase que Jesús nos dice hoy en el Evangelio: ‘Aquel día, el día en el que ustedes vivirán la vida cristiana así, sabrán todo y nadie podrá quitarles su alegría’. Nadie. Porque yo tengo la memoria del encuentro con Jesús, tengo la certeza de que Jesús está en el Cielo en este momento e intercede por mí, está conmigo, y yo rezo y tengo el coraje de decir, de salir de mí y decir a los demás, y dar testimonio con mi vida, de que el Señor ha resucitado, está vivo. Memoria, oración, misión. Que el Señor nos dé la gracia de entender esta topografía de la vida cristiana e ir adelante con alegría, con esa alegría que nadie podrá quitarnos”.

¿Por qué valoro tanto la Misa? (Un bello testimonio)


Cuando empecé a ir a la misa diaria, conocía muy poco de Dios. Venía de un mundo que me había absorbido y vivía con deseos de triunfar, tener bienes, ser conocido.
La palabra humildad era desconocida para mí.
De alguna forma Dios me fue moldeando nuevamente y con una paciencia infinita, más allá de mi pobre comprensión. 
No podía comprender tanto amor. Conociendo mi vida… ¿Cómo era capaz de amarme tanto?
Me di cuenta que Dios como padre, es celoso de nuestro amor. Quiere ser conocido y amado por sus hijos con libre albedrío.  A medida que lo iba conociendo sentía en mi interior como una urgencia de vivir en su cercanía. Anhelaba vivir en la presencia de Dios.  Me dolía ofenderlo.
Empecé a rezar con los salmos. Cada uno me mostraba un rostro diferente de Dios: Misericordioso. Bondadoso. Poderoso.
“Grande es el Señor, muy digno de alabanza, y no puede medirse su grandeza. De generación en generación se celebran tus obras, se cuentan tus proezas. El esplendor, la gloria de tu Nombre, tus maravillas, los repetiré. 
De tu poder formidable se hablará, y tus grandezas yo las contaré. Nos harán recordar tu gran bondad y se proclamará tu justicia. 
El Señor es ternura y compasión, paciente y lleno de amor. El Señor es bondad para con todos, sus ternuras están en todas sus obras.”  (Salmo 145)
Tomé aquella Biblia olvidada en una esquina la abrí y empecé a leerla.
Estas palabras empezaron a cobrar vida y significado ante mis ojos:
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3, 16)
Esto fue lo primero que me impresionó al redescubrir a Dios: “Su amor”.
No me lo creía de lo maravilloso que era.
Se despertó en mí tal hambre de Dios. Quería conocerlo más. Saber de Él.
Necesitaba alguien que me hablara de Dios y esto lo encontré en las homilías de los  sacerdotes. Así llegué a valorar sus palabras y escucharles con atención.
Los sacerdotes me alimentaban con la Palabra de Dios. Y yo tenía mucha hambre.
La Misa diaria se volvió parte de mi vida. Me mostró una realidad que desconocía.
Descubrí algo impresionante:
“Esas abuelitas que siempre veía sentadas en primera fila, en silencio y oración, tenían razón”.
Ellas se llevaban la mejor parte.
Han pasado veinte años desde aquellos días en que empecé a escalar la montaña de Dios. He caído cientos de veces. Me levanto y vuelvo a empezar.
Me basta ir a Misa para que Dios encienda una hoguera en mi alma y se disipe la oscuridad que me rodea.
Me basta ir a Misa para recuperar la paz.
Me basta ir a Misa para llenarme de esperanza, sabiendo que soy especial para Dios y que me ama infinitamente.

¿Confías en la Virgen María? Háblale con esta oración



"Gracias por ser esa madre que no me va a dejar nunca..."

Una persona le rezaba a María: Querida Madre te entrego lo que soy y lo que tengo. Estoy llamado a darte la vida. No importa que esté roto. No importa que esté herido. Mi herida se convierte en la grieta que me abre. No quiero cerrar la herida. No quiero cerrar la grieta. Gracias, Madre, por quererme. Gracias por estar conmigo. Gracias por caminar a mi lado en las huellas del camino. Gracias por ser esa madre que no me va a dejar nunca en medio de la dificultad. Gracias por ser tú mi Madre
Puedo entregarlo todo cuando sé que unos brazos estarán dispuestos a sostenerme.
Decía el padre José Kentenich: “Para fortalecer mi confianza de niño tomaré conciencia en todo momento de que el Padre del cielo es omnipotente, bondadoso y fiel. Nuestra preocupación más grande debe ser vivir cada segundo infinitamente despreocupados. Esta despreocupación no brota de una actitud de negligencia, sino de confianza en Dios. No estamos despreocupados porque nos desinteresamos de lo que ocurre en la tierra; no, nos preocuparemos mesuradamente de lo terrenal, pero detrás de nuestro obrar estará siempre la confianza inconmovible que se expresa en las palabras: – Mater habebit curam– La Madre se ocupará”[1].
Lo sé. Ella se preocupará de mi vida. Y yo quiero aprender a abandonarme, a soltar la cuerda, a dejar lo que me pesa y ata. Esa actitud confiada. Esa mirada puesta en aquella que me sostiene en medio de mi camino.
Quiero aprender a vivir así, totalmente despreocupado, totalmente confiado en los planes de Dios. 
Quiero vivir creyendo, confiando, sabiendo que Dios camina a mi lado. Necesito pedirle a Jesús: “Auméntame la fe”. Seré feliz si creo. Seré más feliz, si confío. Como María, que creyó contra toda esperanza. Que creyó y fue feliz.
Miro a María la que ha creído. La que se mantuvo fiel postrada ante su Dios. Y creyó, y abrazó el querer de Dios con lágrimas en el alma. “Feliz la que ha creído”. Y su vida se llenó de esperanza.

ORACIÓN A SAN FELIPE NERI

San Felipe Neri, santo de la alegría,
otórganos lo que te imploramos
no dejes que nuestras dificultades
se queden sin solución
libéranos de nuestras tristezas y miserias,
danos trabajo, beneficios en los negocios,
y lo necesario para nuestro bienestar,
acrecienta nuestros bienes
para que podamos gozar de prosperidad,
haz que nuestros corazones
se inflamen con el fuego del amor familiar
y que la unión, la armonía y la felicidad
se acomoden para siempre en nuestro hogar.

Amén.


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Las anécdotas de la visita de Trump al Vaticano


El presidente de Estados Unidos, llegó en su fortaleza con ruedas, el coche presidencial a prueba de explosiones, y con una "pequeña” escolta compuesta por unos 60 vehículos. 

Lo recibió el arzobispo Georg Gänswein, quien le acompañó hasta el estrecho ascensor que los llevaría al piso donde los esperaba el Papa.

"Este ascensor no es como el de la Trump Tower de Nueva York”.

Después llegó el momento del saludo al Papa.

"Sea bienvenido”.

"Muchas gracias. Es un gran honor”.

No hubo intérprete de la Casa Blanca pero sí del Vaticano. El encuentro privado entre los dos líderes duró 30 minutos.

Mientras tanto su esposa Melania, su hija Ivanka y su yerno Jared esperaban en un salón. Ambas vestían traje negro largo y mantilla, como prevé el protocolo.

Francisco bromeó con Melania sobre el dulce típico de Eslovenia, pero el traductor no comprendió bien la pregunta. 

"¿La señora le da de comer "potiza”?”

"What do you give him [Trump] to eat?" 

"Potiza”.

Luego, el Papa le bendijo un rosario. 

En cuanto a los regalos, Trump llevó al Papa la primera edición de las obras de Martin Luther King.

"Son libros y algunas cartas de Martin Luther King”.

"Se lo agradezco mucho. Gracias”.

El Papa le entregó regalos muy simbólicos, como un medallón símbolo de la paz.

"Este es un medallón hecho por un artista romano con el árbol del olivo, como símbolo de paz. Tiene dos ramas. Porque está la división de la guerra y el olivo... lentamente hacia la paz”.

"Lo vamos a usar. Necesitamos la paz”.

"Con mis mejores deseos para que usted pueda ser un árbol de olivo para hacer la paz”.

"Y este es el 'Mensaje de paz', lo he firmado personalmente para usted. Es el Mensaje de paz de este año”.

"Es precioso. Muchas gracias”.

"Y estos libros, cartas que envié a todos los católicos sobre la familia, la Alegría del Evangelio y el cuidado del medio ambiente”.

"Los leeré”.

La emoción traicionó a la primera dama quien se despidió del Papa en francés y con un "au revoir”.

"Muchas gracias. Gracias por la visita”.

"Gracias por visitarnos. Gracias por estar con nosotros. Au revoir. Muchas gracias”.

Donald Trump y Francisco se estrecharon la mano por última vez. Y estas fueron las últimas palabras de su encuentro.

"Gracias. Gracias. No olvidaré lo que usted dijo. Gracias”.

La actitud del cristiano es la dulzura y el respeto, no estar amargados, dice el Papa

El Papa durante la homilía. Foto: Captura Youtube

El Papa Francisco visitó en la tarde del domingo en Roma la parroquia San Pier Damiani, situada en un barrio cuyos vecinos son mayoritariamente comunistas, y explicó que la actitud de todo cristiano es la dulzura y el respeto y criticó que algunos que se dicen cristianos están todo el día amargados.
El Pontífice habló del Espíritu Santo y recordó que es como un “abogado” que “defiende del maligno”. “El Espíritu Santo está en cada uno de nosotros, y lo hemos recibido en el Bautismo, lo hemos recibido de Jesús”, recordó.
El Papa, como San Pablo en la lectura, invitó a no contristar al Espíritu Santo porque “tenemos a Dios mismo dentro, es Dios que nos acompaña, que te dice lo que debes hacer y cómo lo debes hacer, es el que te ayuda a no equivocarte, que te ayuda a no caer en la tentación, es el abogado, el que te defiende del maligno”.
Y, “¿cómo adorar a Cristo?”, se preguntó. “Con la oración de adoración y dejando sentir la inspiración del Espíritu Santo. Es él el que nos dice 'esto es bueno, esto no es bueno, este es el camino equivocado, este es el camino bueno'. Nos lleva adelante. Y cuando la gente nos pide explicaciones de por qué nosotros los cristianos somos así, San Pedro dice que hay que estar preparados para responder a cualquiera que pregunte”.
“Que esto sea hecho con dulzura y respeto”, pidió recordando las palabras del apóstol. “El lenguaje de los cristianos que cuidan el Espíritu Santo que se nos ha dado como don, es un lenguaje especial, no deben hablar en latín, es otro lenguaje. Es el lenguaje de la dulzura y del respeto. Y esto puede ayudarnos a pensar cómo es nuestra actitud de cristianos”.
“¿Es una actitud de dulzura o de ira? ¿o de amargura? Es muy feo ver a personas que se dicen cristianas pero están llenas de amargura. La Iglesiallama al Espíritu ‘dulce huésped del alma’. Y de respeto. Siempre respeta a los demás. Nos enseña a respetar a los otros”.
“El diablo, que sabe cómo debilitarnos, hará todo lo posible para que nuestro lenguaje no sea respetuoso y dulce, incluso dentro de las comunidades cristianas”.
A continuación, Francisco denunció que mucha gente “se acerca a las parroquias buscando paz y respeto y sin embargo encuentra lucha internas entre los fieles. En lugar de la dulzura encuentra murmuraciones, maledicencias, competencia… ¿Y esa gente que encuentra ese ambiente no de incienso sino de charlatanería qué dice? “Prefiero ser pagano’, y se va desilusionado. Con este lenguaje de ambición y de celos alejamos a la gente y no dejamos trabajar al Espíritu”.
“Tenemos que cuidar al Espíritu Santo y no hablar como el diablo nos enseña. Perdonad si vuelvo siempre sobre este tema, pero es el enemigo que destruye a nuestras comunidades: las murmuraciones”.
“La Virgen –continuó– ha cuidado al Espíritu Santo y la ha hecho madre del Hijo de Dios. No nos tiremos piedras a nosotros mismos, porque el diablo se divierte: pidamos esta gracia, cuidar al Espíritu Santo que está en nosotros. No le entristezcamos, y que nuestra actitud sea de dulzura y de respeto”.
Como ha hecho ya en otras ocasiones, el Papa se reunió con las personas que desarrollan distintas labores pastorales y se sometió a las preguntas de algunos niños de catequesis. También saludó calorosamente a numerosos jóvenes, enfermos, familias con niños bautizados, así como con miembros del Camino Neocatecumenal que le esperaban con emoción. Además, confesó a cuatro fieles y después celebró la Santa Misa.
Esta ha sido la 15ª visita a una parroquia de la diócesis de Roma que realiza el Papa y es el tercer Pontífice que la visita. El primero fue Pablo VI el 27 de febrero y el segundo San Juan Pablo II el 13 de marzo de 1988.

La historia de un milagro poco conocido de Don Bosco y María Auxiliadora

Don Bosco y María Auxiliadora. Imágenes dominio público

La presencia de Don Bosco en la ciudad italiana de Génova está ligada a muchas anécdotas, historias y también algunos milagros como el que relata el sacerdote salesiano P. Mauricio Verlezza.
El P. Verlezza, responsable de la Obra de Don Bosco en Sampierdarena (Génova), desde donde salieron las primeras expediciones misioneras hacia Argentina, contó a ACI Prensa que el santo sacerdote celebró una Misa en 1872 en la que participaba una gran cantidad de benefactores.  
Al final, y luego de escuchar su catequesis, todos pasaron por la sacristía de la Catedral de San Siro para recibir la bendición del fundador de los salesianos. A cada uno le obsequiaba una medallita de María Auxiliadora.
“Las medallitas que tenía en una pequeña bolsa eran muy pocas y el milagro fue que todos pudieron recibirla, pese a que la bolsita que el secretario le dio a Don Bosco realmente tenía poquísimas”.
Aquí, explicó también el sacerdote, “San Juan Bosco miraba sus sueños misioneros con un mapamundi que se conserva en el pequeño cuarto en el que reposaba durante su permanencia en Sampierdarena”.
“Uno solo es mi deseo: que sean felices en el tiempo y en la eternidad”, dejó escrito a sus jóvenes Don Bosco, que San Juan Pablo II declaró “padre y maestro de la juventud”.
San Juan Bosco partió a la Casa del Padre un 31 de enero de 1888, después de haber hecho vida aquella frase que le dijo a su alumno Santo Domingo Savio: “aquí hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres”.

Hoy se celebra a San Felipe Neri, patrono de educadores y humoristas

Hoy se celebra a San Felipe Neri, patrono de educadores y humoristas

“Quien quiera algo que no sea Cristo, no sabe lo que quiere; quien pida algo que no sea Cristo, no sabe lo que pide; quien no trabaje por Cristo, no sabe lo que hace”, decía San Felipe Neri, patrono de educadores y humoristas, así como fundador del Oratorio en Roma.
San Felipe Neri nació en Florencia (Italia) en 1515. Muy pronto quedó huérfano de madre, pero la segunda esposa de su padre fue para él y sus hermanos una verdadera mamá.
A los 17 años fue enviado a San Germano para que aprendiera de negocios y tuvo una experiencia mística que el Santo llamaría su “conversión”. Se fue a Roma sin dinero y sin proyecto alguno confiando en la Divina Providencia.
Obtuvo trabajo educando a los hijos de un aduanero florentino, quienes se portaban muy bien con la dirección de Felipe. En sus ratos libres se dedicaba a la oración. Más adelante realizó estudios de filosofía y teología, pero cuando se le abría una brillante carrera, abandonó los estudios y se entregó al apostolado.
En la Víspera de Pentecostés de 1544 pedía en oración los dones del Espíritu Santo cuando del cielo bajó un globo de fuego que se dilató en su pecho. San Felipe cayó al suelo pidiendo al Señor que se detenga, pero cuando recuperó plenamente la conciencia, tenía un bulto en el pecho del tamaño de un puño, que jamás le causó dolor.
Más adelante fundó la Cofradía de la Santísima Trinidad, conocida como la cofradía de los pobres. Fue ordenado sacerdote y ejerció el apostolado del confesionario varias horas al día. Con frecuencia caía en éxtasis en Misa y algunos llegaron a verlo levitando.
Organizó las conversaciones espirituales que solía terminar con la visita al Santísimo. El pueblo los llamaba los “oratorianos” porque se tocaba la campana para llamar a los fieles a rezar en su oratorio. Como quería irse de misionero a la India, San Juan Evangelista se le apareció y le dijo que su misión estaba en Roma.
Posteriormente inició la Congregación del Oratorio. La Virgen se le apareció y lo curó de una enfermedad de la vesícula. El Santo además tenía el don de la curación, de leer los pensamientos y de la profecía.
Al final de su vida, el 25 de mayo de 1595, día del Corpus Christi, San Felipe Neri estaba desbordante de alegría y no se le había visto tan bien en los últimos años. Confesó durante todo el día y recibió a los visitantes. Hacia la medianoche sufrió un ataque agudo y partió a la Casa del Padre.
San Felipe decía: “¿Oh Señor que eres tan adorable y me has mandado a amarte, por qué me diste tan solo un corazón y este tan pequeño?” Tras la autopsia, se reveló que el Santo tenía dos costillas rotas y que estaban arqueadas para dejar más sitio al corazón. Sus restos reposan en la Iglesia de Santa María en Vallicela.
Más información en el especial de San felipe Neri

Viernes de la sexta semana de Pascua


Libro de los Hechos de los Apóstoles 18,9-18. 

Una noche, el Señor dijo a Pablo en una visión: "No temas. Sigue predicando y no te calles.
Yo estoy contigo. Nadie pondrá la mano sobre ti para dañarte, porque en esta ciudad hay un pueblo numeroso que me está reservado".
Pablo se radicó allí un año y medio, enseñando la Palabra de Dios.
Durante el gobierno del procónsul Galión en Acaya, los judíos se confabularon contra Pablo y lo condujeron ante el tribunal,
diciendo: "Este hombre induce a la gente a que adore a Dios de una manera contraria a la Ley".
Pablo estaba por hablar, cuando Galión dijo a los judíos: "Si se tratara de algún crimen o de algún delito grave, sería razonable que los atendiera.
Pero tratándose de discusiones sobre palabras y nombres, y sobre la Ley judía, el asunto les concierne a ustedes; yo no quiero ser juez en estas cosas".
Y los hizo salir del tribunal.
Entonces todos se apoderaron de Sóstenes, el jefe de la sinagoga, y lo golpearon ante el tribunal. Pero a Galión todo esto lo tuvo sin cuidado.
Pablo permaneció todavía un cierto tiempo en Corinto. Después se despidió de sus hermanos y se embarcó hacia Siria en compañía de Priscila y de Aquila. En Cencreas, a raíz de un voto que había hecho, se hizo cortar el cabello.

Salmo 47(46),2-3.4-5.6-7. 
Aplaudan, todos los pueblos,
aclamen al Señor con gritos de alegría;
porque el Señor, el Altísimo, es temible,
es el soberano de toda la tierra.

El puso a los pueblos bajo nuestro yugo,
y a las naciones bajo nuestros pies;
él eligió para nosotros una herencia,
que es el orgullo de Jacob, su predilecto.

El Señor asciende entre aclamaciones,
asciende al sonido de trompetas.
Canten, canten a nuestro Dios, canten,
canten a nuestro Rey.


Evangelio según San Juan 16,20-23a. 
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo."
La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo.
También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar.
Aquél día no me harán más preguntas."