jueves, 5 de marzo de 2020

Adoratio, ¿qué contiene este manual de adoración y cómo conseguirlo?

Imagen referencial Crédito: Pixabay.



Luego de la gran acogida que tuvo el lanzamiento de “Adoratio”, manual para la adoración al Santísimo, el P. Edgar Esteve, delegado diocesano de Liturgia de la Archidiócesis de Valencia (España) explicó cómo nació esta iniciativa y de qué manera las personas interesadas pueden adquirirlo.

En conversación con ACI Prensa, el P. Esteve dijo que la idea de publicar “Adoratio” nació de una carta del Arzobispo de Valencia, Cardenal Antonio Cañizares, “en la que pedía que la adoración fuera el corazón de la Archidiócesis”.

“A partir de ahí la delegación de liturgia pensó en elaborar un material para facilitar que los fieles en las parroquias y comunidades cristianas celebraran la adoración Eucarística”, precisó.

“Adoratio” está dividido en varios apartados que recogen “textos del ritual del culto eucarístico fuera de la Misa y se explica lo esencial de la adoración. También se comenta algún punto del ritual, porque es bastante desconocido y nos parecía interesante también hacer un pequeño comentario sobre el lugar de la adoración eucarística en la vida de la Iglesia”.

El P. Esteve señaló que el manual también explica cómo se realiza la exposición del santísimo, “ya que es un ritual distinto si el que lo expone es un ‘ministro ordenado’, un sacerdote; o un ministro extraordinario, es decir, un laico, ya que en algunas parroquias no hay Misa todos los días y un laico expone el Santísimo para un rato de oración. Ahí se precisa cómo se debe hacer, se aclaran algunos puntos en los que puede haber duda”.

“Adoratio” también incluye la oración de las Vísperas para rezar ante el Santísimo de todo el año. “Nosotros hemos tomado las Vísperas de los jueves, pero se pueden rezar cualquier día si se expone el Santísimo en otro momento y no tienen facilidad de encontrar las que corresponden”, precisó el P. Esteve.

Además cuenta con una serie de propuestas para quienes rezan solos en una capilla de adoración o ante el sagrario. “Quizás no saben qué hacer y aquí, con un lenguaje sencillo, se les propone una serie de oraciones o modos de hacer, para que quienes nunca han rezado ante el Señor, puedan hacerlo”, asegura.

El manual recoge una selección de textos bíblicos para la oración y que provienen de la tradición de la Iglesia, así como diversos himnos y oraciones.

“Pensando en la oración comunitaria incluimos también cuatro propuestas de oraciones para la Hora Santa, con textos, oraciones y cantos, para celebrar de modo comunitario si se reza por los enfermos, por las vocaciones; por la evangelización y para la el Jueves Santo por la noche ante el monumento, aunque también se puede utilizar en otros momentos en los que se medita la Pasión”; afirmó el delegado diocesano de Liturgia.

También cuenta con una explicación sobre el Rosario, “ya que en muchas parroquias se reza durante la exposición del Santísimo. Y esto puede hacerse porque el rezo del Rosario es la meditación de la vida del Señor con la Virgen María”.

Por el momento no hay versión online de este libro, por lo que quienes deseen adquirirlo pueden ponerse en contacto a través del mail  liturgia@archivalencia.es indicando el número de ejemplares y la dirección de envío, cuyo costo varía de acuerdo al destino, dentro o fuera de España.

¿Sabes cómo sacar lo mejor de cada persona?

2 WOMAN TALKING

Educar es un arte individualizado que necesita clima agradable, escucha, cercanía, tiempo, respeto

Me gustaría conservar la vida que hay en mí y en los demás. No destruir con mis descuidos, omisiones y acciones la vida que se me confía. Lograr que la planta que hay en el corazón de aquel que se pone en mis manos crezca en una atmósfera de amor y confianza.
Puedo hacerlo si soy sal. Si en torno a mí logro que los demás puedan estar en paz, sin sentirse violentos o agredidos por mis palabras y silencios.
Es un arte saber educar la vida que se me confía y permitir que la semilla muera y dé fruto. Y la planta deje que el tallo y las hojas se yergan por encima de la tierra. Esa tierra buena que es Dios. El clima agradable que facilita la vida. El agua suficiente para acabar con la sed. Y la suficiente luz para que brote la vida.
Quiero ser sal para conservar la vida y dejar que crezca a mi alrededor. Quiero educar a los que tengo junto a mí como hijos. Esa educación exige una actitud de escucha y cercanía muy importante. Comenta José Kentenich:
“Existe también otro modo de educar: educar sólo en general, hablar en general, sin atender a la índole y a la necesidad de cada persona. Tal modalidad no corresponde a la de Jesús. Si desconozco la individualidad de cada uno, sus necesidades particulares, no puedo adentrarme en su corazón, no puedo ayudar a la vida[1]
Mi misión de ser sal en este mundo pasa por acoger la vida original del que se presenta ante mí en toda su belleza y debilidad. Me detengo ante cada uno. No hablo en general.
Hablo en concreto de las necesidades de las personas que conozco. Les hablo al corazón. Y sé cuáles son sus necesidades personales, sus sueños, sus anhelos. Comenta el Padre Kentenich:
“Yo acogía profundamente en mí la vida del alma de los que me estaban confiados; revisaba en qué medida actuaba Dios en ella; apoyaba lo que consideraba auténtico y conducía lentamente todo lo valioso al interior de la comunidad. Al parecer este trabajo era lo más insignificante posible, no se notaba casi nada hacia fuera. Pero fue el taller del que había surgido todo. Hay que tomar muy en serio todo lo que brota en las almas y educar lentamente“.
Eso es lo que tiene que hacer el que quiere ser sal en el mundo. Conservar la vida con delicadeza, con ternura, sin forzar nada. Se trata de no matar las iniciativas que no comparto y ser capaz de escucharlo todo sin caer en los juicios.
Necesito aprender a aceptar las desviaciones que alejan del ideal sin escandalizarme. Quiero aconsejar sin imponer nada. Aceptar lo que no está bien sin rechazar a toda la persona que ha cometido alguna mala acción.
Cuidar la vida que brota como un pequeño tallo y débiles raíces. No quiero apagar la llama vacilante. Ni partir la caña frágil mecida por el viento.
No quiero dejar que caiga en la putrefacción lo que está bien en el alma que se me abre. Ser sal en medio del mundo tiene esa misión de cuidar la vida, amarla, respetarla, y permitir que crezca a su ritmo. Cada uno a su propio ritmo, no al ritmo que yo tengo.
No juzgo, no rechazo, acojo y valoro siempre.
Al mismo tiempo que la sal conserva la vida, también logra sacar el mejor sabor de los alimentos. Mucha sal le quita el sabor a lo que como. Y demasiada poca hace que la comida no sepa a nada.
La sal es la ayuda para sacar lo mejor que hay en cada alma. Como educador tengo la misión de sacar la mejor versión de las personasque se me confían. Su mejor color. Su mejor sabor. Sus mejores sueños. Sus fuerzas más propias.
Yo desaparezco detrás de la vida que surge. No quiero ser yo el protagonista cuando educo. Soy como la sal que desaparece una vez cumplida su misión.
Es invisible mi entrega. No recibo halagos por ser sal. Simplemente actúo ylogro que la vida de las personas sea más agradable, más plena, más bella. Todo lo demás es innecesario. No soy el protagonista.
Me gusta esa misión humilde y pobre. La sal sola no sabe a nada. Nadie come sal sin alimentos. De la misma forma el educador, el padre, no se concibe sin sus hijos. Sin ellos no es nadie. Y en ellos permanece oculto.
La sal escondida en los alimentos los mejora. La sal tirada al suelo tampoco sirve para mucho. Otros la pisarán. Pero la sal bien utilizada cumple perfectamente su misión.
Me gusta ser sal y estar activo en el silencio de la escucha. Allí soy más plenamente yo sin querer asumir ningún protagonismo. Puedo ser sal y no perder mi esencia si permanezco conectado a Dios. Sólo así puedo lograr lo que deseo, cumplir la misión de mi vida, vivir para que los otros vivan.
[1] Rafael Fernández de Andraca, José Kentenich, Manual del Dirigente

Lecturas del Jueves de la 1ª semana de Cuaresma

Primera lectura

Lectura del libro de Ester (14,1.3-5.12-14):

EN aquellos días, la reina Ester, presa de un temor mortal, se refugió en el Señor.
Y se postró en tierra con sus doncellas desde la mañana a la tarde, diciendo:
«¡Bendito seas, Dios de Abrahán, Dios de Isaac y Dios de Jacob! Ven en mi ayuda, que estoy sola y no tengo otro socorro fuera de ti, Señor, porque me acecha un gran peligro.
Yo he escuchado en los libros de mis antepasados, Señor, que tú libras siempre a los que cumplen tu voluntad. Ahora, Señor, Dios mío, ayúdame, que estoy sola y no tengo a nadie fuera de ti. Ahora, ven en mi ayuda, pues estoy huérfana, y pon en mis labios una palabra oportuna delante del león, y hazme grata a sus ojos. Cambia su corazón para que aborrezca al que nos ataca, para su ruina y la de cuantos están de acuerdo con él.
Líbranos de la mano de nuestros enemigos, cambia nuestro luto en gozo y nuestros sufrimientos en salvación».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 137,1-2a.2bc.3.7c-8

R/.
 Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor

V/. Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R/.

V/. Daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera tu fama.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.

V/. Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,7-12):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas».

Palabra del Señor